Cuando el mundo es más importante que el propio Ser, se
encuentra uno en la etapa de “pertenencia”.
Cuando el propio Ser es más importante que el mundo, se
encuentra uno en la etapa del “éxtasis”.
En la primera etapa todo lo dicho es precedido por el “MI”,
a todo lo hecho lo antecede el “YO” y todo impulso es generado por el deseo.
En la segunda etapa el silencio es más importante que las
palabras, todo hecho es a demanda de la Conciencia y todo impulso es eliminado.
En una lucha desenfrenada contra el tiempo nos vamos
vistiendo día a día con los tristes ropajes de la confusión. Somos como
caminantes dormidos cuando el perfume de la duda nos impregna con su aroma.
¿Hacia dónde te diriges, tú, qué buscas desesperadamente sin encontrar?
En la actualidad es más importante hacerse acreedor de
éxitos y logros a cambio de reconocimiento, que disfrutar de los beneficios de
la atención consciente, a pesar de que este último resulta el único medio
válido para recibir el regalo del
presente. El ser humano utiliza medios abreviados para acceder a
satisfacciones temporarias que, a pesar de su obstinada imagen contraria, no
representan más que un oasis de felicidad en el desierto de la imaginación.
Apelemos a ser responsables de nosotros mismos, en pos de
una auténtica comprensión en términos reales. ¿No es acaso un propósito digno
de esta existencia el de colmarnos de comprensión para evolucionar en
conciencia?
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