Es una pregunta muy directa y posiblemente, si te la
preguntan sin contexto, empezarías una larga lista con todas las cosas que
disfrutas, que te apasionan y que te gusta hacer.
El problema viene cuando le damos un contexto, cuando el
sentido de la pregunta cambia: ¿qué te gusta hacer en la vida? ¿A qué te
gustaría dedicarte? ¿Cómo te gustaría ganarte la vida?
Por culpa de ese contexto viene el cortocircuito, el bloqueo
mental.
Normalmente no asociamos el trabajo a algo que nos guste o a
una pasión. A decir verdad, pocas personas lo hacen. No contemplamos disfrutar
de nuestro trabajo como si de un hobby se
tratase…
No es que no queramos, es que simplemente ni nos lo llegamos
a plantear. ¿Un trabajo tiene que ser divertido?
Nos hemos acostumbrado a que el trabajo sea una obligación y
da igual si lo disfrutamos o no.
Ese pensamiento, obviamente, no viene de nosotros, nos viene
impuesto. Ningún niño pequeño piensa así, todo el que quiere ser policía,
bombero o astronauta piensa que es el
mejor trabajo del mundo.
¿Por qué hay que conformarse con
eso?
¿Y si te dedicaras a aquello que te gusta hacer? ¿Cambiaría
en algo tu vida?
“Si vives cada día como si fuera el último, algún día
tendrás razón”
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