Hay voces que sacuden las conciencias y evidencian nuestra ignorancia.
Hay voces silenciosas,
sigilosas, pero constantes, que cambian con el paso del tiempo las costumbres
más arraigadas. Hay voces que educan, apaciguan y dan sosiego, ese que sucede a
la tormenta, la negación y la huida.
Estos días coinciden en León
dos acontecimientos que dan voz a los testimonios que nos abren una ventana a
la vida. Las jornadas afro europeas que organiza la Facultad de Filosofía y
Letras, que comenzaron el día 6 y se prolongarán hasta el día 10, son una
muestra de lo que las personas que conviven con nosotros,
aunque procedan de otros
países, otras costumbres y con otras lenguas, comparten experiencias similares,
«un intercambio óseo», como me comentó una vez un inmigrante argentino.
Las
vivencias de estas personas son un argumento sólido para compartir y aceptar
sin prejuicios. Sólo hay que abrir ojos y oídos para que, de pronto, todo el
círculo se cierre con un significado rotundo.
También hay otras voces que
quieren hacerse oír. Mañana, la Asociación Leonesa de Esclerosis Múltiple
presenta un libro testimonial «Luz en la sombra», ese rayo luminoso que ayuda a
las personas que padecen una enfermedad que incapacita a mil leoneses a
sobrellevar su enfermedad que, como en muchas ocasiones, carecen de recursos
públicos para su rehabilitación.
El intercambio de
experiencias aumenta la sabiduría. Y la concienciación. «Todo lo que por ti vi
-la estrella sobre el aprisco, el carro estival del heno y el alba del alhelí-,
si me miras, para ti», escribió Rafael Alberti. No se puede decir más con
menos.
No desaprovechemos la ocasión
de ser más sabios, sólo hay que escuchar a las voces que gritan en esta orilla.
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