El ser humano se determina como una síntesis entre la razón y los sentimientos que lo conforman.
El tema de discusión reside en qué es lo que tiene mayor importancia, qué
factor tiene más influencia en nosotros en nuestro día a día y a la hora de
tomar decisiones, qué es lo que verdaderamente predomina en el ser humano, y en
qué proporción.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que lo que nos hace
característicos entre estos dos factores comos seres humanos es la capacidad de
razonar. Así lo definió Aristóteles, dándole a la razón una determinación más
compleja llamada lógos, que
se subdivide en varias dimensiones.
Poseer lógos significa tener capacidad de
decidir de forma inteligible, usar un lenguaje complejo para referirse a la
realidad, en una dimensión argumentativa de la razón. Tambíen se divide en una
dimensión intersubjetiva de la racionalidad humana, que significa vivir en
sociedad, así como una dimensión moral que consiste en llevar a cabo un
pensamiento y reflexión razonables.
La razón (lógos) en sus diversos usos hace que podamos
utilizarla para alcanzar la verdad, para lograr la felicidad, para tener
conciencia, llegar a acuerdos comunes y poder convivir en sociedad. La razón es
por tanto un elemento constitutivo de la vida, de manera que ésta no se puede
entender sin razón, que predomina en la mayoría de nuestras decisiones.
En segundo lugar, y en contraposición a la razón como
nuestra parte fundamental, debemos recalcar el valor primordial de los
sentimientos, concibiéndolos como el móvil de nuestras vidas, que se encauza
por el factor secundario identificado como la razón.
Si identificamos los buenos sentimientos, seremos capaces de comprenderlos, y poder guiar nuestras acciones en el camino correcto simplemente dejándonos llevar por las pasiones que hacen que actuemos de manera coherente en busca de lo mejor, según lo que sintamos.
Se concibe la razón como un factor incapaz de motivar la conducta humana, que se guía por las pasiones que mueven a las personas a actuar.
Así la razón no adquiere importancia, e incluso los juicios morales y la justicia son en su mayoría la consecuencia de afectos y sentimientos, no solo de argumentaciones racionales, puesto que rechazaremos la injusticia, y predominará la compasión o la indignación hacia el sufrimiento de otras personas.
Basándonos en estas argumentaciones podemos construir una
opinión propia:
Lo que nos distingue de los animales es nuestro lógos, y para comportarnos como personas racionales la razón es el factor que debe predominar en nosotros, perfectamente capaz de mover a la voluntad para actuar guiados por pasiones o sentimientos, que sin reflexión pueden inducirnos a actuar de manera errónea, puesto que la razón simboliza la objetividad, el acuerdo, la coherencia y los pensamientos profundos y adecuados, perfectamente argumentados que nos llevarán con certeza a lo correcto, mientras que los sentimientos, que también forman parte de nosotros, y en cierta medida estamos sometidos a ellos, constituyen la parte subjetiva del ser humano, por lo que deben de ser guiados por la razón en todo momento.
Lo que nos distingue de los animales es nuestro lógos, y para comportarnos como personas racionales la razón es el factor que debe predominar en nosotros, perfectamente capaz de mover a la voluntad para actuar guiados por pasiones o sentimientos, que sin reflexión pueden inducirnos a actuar de manera errónea, puesto que la razón simboliza la objetividad, el acuerdo, la coherencia y los pensamientos profundos y adecuados, perfectamente argumentados que nos llevarán con certeza a lo correcto, mientras que los sentimientos, que también forman parte de nosotros, y en cierta medida estamos sometidos a ellos, constituyen la parte subjetiva del ser humano, por lo que deben de ser guiados por la razón en todo momento.
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