martes, 14 de agosto de 2018

Razón Y Sentimientos


El ser humano se determina como una síntesis entre la razón y los sentimientos que lo conforman.

El tema de discusión reside en qué es lo que tiene mayor importancia, qué factor tiene más influencia en nosotros en nuestro día a día y a la hora de tomar decisiones, qué es lo que verdaderamente predomina en el ser humano, y en qué proporción.

En primer lugar, debemos tener en cuenta que lo que nos hace característicos entre estos dos factores comos seres humanos es la capacidad de razonar. Así lo definió Aristóteles, dándole a la razón una determinación más compleja llamada lógos, que se subdivide en varias dimensiones. 

Poseer lógos significa tener capacidad de decidir de forma inteligible, usar un lenguaje complejo para referirse a la realidad, en una dimensión argumentativa de la razón. Tambíen se divide en una dimensión intersubjetiva de la racionalidad humana, que significa vivir en sociedad, así como una dimensión moral que consiste en llevar a cabo un pensamiento y reflexión razonables.

La razón (lógos) en sus diversos usos hace que podamos utilizarla para alcanzar la verdad, para lograr la felicidad, para tener conciencia, llegar a acuerdos comunes y poder convivir en sociedad. La razón es por tanto un elemento constitutivo de la vida, de manera que ésta no se puede entender sin razón, que predomina en la mayoría de nuestras decisiones.

En segundo lugar, y en contraposición a la razón como nuestra parte fundamental, debemos recalcar el valor primordial de los sentimientos, concibiéndolos como el móvil de nuestras vidas, que se encauza por el factor secundario identificado como la razón.

Si identificamos los buenos sentimientos, seremos capaces de comprenderlos, y poder guiar nuestras acciones en el camino correcto simplemente dejándonos llevar por las pasiones que hacen que actuemos de manera coherente en busca de lo mejor, según lo que sintamos.

Se concibe la razón como un factor incapaz de motivar la conducta humana, que se guía por las pasiones que mueven a las personas a actuar.

Así la razón no adquiere importancia, e incluso los juicios morales y la justicia son en su mayoría la consecuencia de afectos y sentimientos, no solo de argumentaciones racionales, puesto que rechazaremos la injusticia, y predominará la compasión o la indignación hacia el sufrimiento de otras personas.

Basándonos en estas argumentaciones podemos construir una opinión propia:
Lo que nos distingue de los animales es nuestro lógos, y para comportarnos como personas racionales la razón es el factor que debe predominar en nosotros, perfectamente capaz de mover a la voluntad para actuar guiados por pasiones o sentimientos, que sin reflexión pueden inducirnos a actuar de manera errónea, puesto que la razón simboliza la objetividad, el acuerdo, la coherencia y los pensamientos profundos y adecuados, perfectamente argumentados que nos llevarán con certeza a lo correcto, mientras que los sentimientos, que también forman parte de nosotros, y en cierta medida estamos sometidos a ellos, constituyen la parte subjetiva del ser humano, por lo que deben de ser guiados por la razón en todo momento.



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