domingo, 26 de agosto de 2018

La Capacidad De Aprender

Para comprender a fondo nuestro ‘funcionamiento’ y resolver así nuestros conflictos, tenemos que aprender a descubrir, a entender, a investigar sobre nosotros mismos y sobre la realidad que nos rodea. Para ello necesitamos recobrar la curiosidad y la capacidad de aprender, si las hubiéramos perdido.

La verdadera capacidad de aprender no surge de memorizar, relacionar o teorizar, ni por seguir un método estricto o copiar a un experto. Aprender supone comprender, captar, darse cuenta o entender algo nuevo, algo que no comprendíamos previamente.

Para que esto ocurra, tenemos que permitir a nuestra mente que adopte un estado de no saber, sin ideas previas o dirección trazada, sin conclusiones preestablecidas, tampoco imitar o dejarse influenciar. Debemos actuar como un niño ante una novedad, no piensa, observa, con ánimo de entender.

Sin embargo, se suele tener miedo a no saber, temor al juicio de los demás, a que nos vean torpes, o a sentirnos nosotros mismos ignorantes. En ese caso, se pueden encontrar dificultades para permitir este estado de la mente. 

Esta dificultad para situarse en un estado de no saber, puede tomarse también como objeto de investigación. Por ejemplo, uno puede descubrir que le cuesta reconocer que no sabe algo o que no comprende algo, a sí mismo y/o a los demás, y tratar de explorar ese temor; o que ponerse en situación de no saber le atemoriza o incomoda, o se siente vulnerable. 

Esa emoción de temor, incomodidad, inseguridad… va a ser un obstáculo en su aprendizaje y, por tanto, debe explorarse de la misma manera que cualquier otro conflicto. Sobre cómo explorar las emociones hablaremos más adelante.

Recapitulando, aprender no es algo limitado a la infancia o juventud, ni a las aulas o academias. Aprender es vivir, vivir es aprender. 

Y para aprender algo nuevo, primero hay que partir de no saber, como quien viaja al extranjero por primera vez, con curiosidad y ojos nuevos.
Uno puede comenzar por preguntarse cómo va a hacer y por dónde comenzar su investigación de la realidad, que incluye a uno mismo, a todo lo que le rodea y, muy especialmente, la relación de uno mismo con lo que le rodea. Nuestra sugerencia es comenzar por lo más acuciante, por aquellas cosas que producen malestar. O bien por observar la vida cotidiana tal y cómo es, sin intervenir ni cambiar nada, observar cómo se relaciona uno con lo que le rodea, como actúa y como ocupa su tiempo. Sin obsesionarse, como quien da un paseo.



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