viernes, 10 de agosto de 2018

Sentirnos Útiles


Pocas sensaciones son tan satisfactorias como la que sentimos cuando hemos hecho algo por los demás. De hecho, es muy fácil observar el gesto de alegría que inunda la cara del que ayuda a otro. Cuando nos sentimos útiles se despiertan en nosotros emociones positivas que repercuten en nuestro bienestar general.

Estoy segura de que sabes a qué me refiero cuando digo que sentirse útil es algo muy agradable. La sensación de poder hacer algo de utilidad es profundamente motivadora para el ser humano. Esta sensación nos aparta, durante un tiempo, de la vorágine egoísta y autocomplaciente en la que estamos inmersos.

Vivimos en un momento de la historia en el que cada vez estamos menos conectados unos con otros. Le llamamos la era de la comunicación pero nos comunicamos muy poco y, además, estamos cada día, más separados. Ya no es costumbre, como lo era antes, lo de ayudar a los miembros de tu comunidad como algo natural. 

Actualmente, los niños son educados más en la competitividad que en la cooperación. Sin embargo, por mucho que la sociedad se caracterice por la falta de empatía y el individualismo, dentro de los seres humanos siguen existiendo la necesidad de sentirse útiles y de hacer algo por los demás.

Así mismo, en muchas ocasiones aunque la ganas de hacer algo útil estén presentes, es probable que dudemos si tenemos la capacidad para hacerlo. Tampoco somos educados para encontrar aquello que nos haga brillar y disfrutar haciéndolo y ofreciéndolo a los demás.

La educación se orienta más a que todo el mundo sea exactamente igual, sofocando de esta manera, la originalidad y los talentos innatos de cada persona.


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