Entre las formas de sociabilidad humana podemos distinguir
dos tipos: las comunidades y
las sociedades. Las comunidades
son agrupaciones humanas naturales; es decir, se unen en base a ciertos rasgos
que tienden a agrupar a las personas por afinidad, siendo el nexo algún rasgo
común predominante. Un ejemplo de ello son los grupos étnicos.
Las sociedades, en cambio, tienen su fundamento en una
decisión racional y en el empleo de la voluntad humana, donde un grupo de
personas se une por una causa común, cuya meta es desarrollar una tarea y
alcanzar una finalidad. Ejemplo de lo anterior es un club deportivo o una junta
de vecinos.
Esto que acabamos de definir se aplica a una sociedad en
particular, pero cuando este mismo concepto engloba a un espectro más amplio de
personas pasa a denominarse sociedad política, que se puede definir como un
sistema social institucionalizado, dotado de supremacía sobre toda otra forma
de organización social.
A través de la historia han surgido diferentes formas de
sociedad política, como los imperios orientales, la polis o ciudad griega, el
imperio romano y la sociedad feudal, entre otras.
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