domingo, 12 de agosto de 2018

Entusiasmo



Soplo interior de Dios. Este es el significado original de entusiasmo, un término procedente del griego y que sentimos en nuestra piel cuando algo bueno se aproxima

El mayor ejemplo gráfico de entusiasmo lo encontramos en el brillo de los ojos de un niño durante la tarde del 5 de enero, a solo unas horas de que lleguen los Reyes Magos cargados de regalos. Por lo tanto, el entusiasmo es una motivación extra que va un paso más allá de lo que generalmente nos mueve.

Del mismo modo que al hablar sobre las particularidades del miedo señalaremos que este se produce con el fin de tomar consciencia de la necesidad de trabajar algo para lograr tus objetivos, con el entusiasmo sucede de forma similar. La diferencia reside en que en vez de sentir una sensación de fracaso si no preparas algo, una fuerza interior te transmite las buenas vibraciones para moverte hacia aquello que quieres lograr.

Por ejemplo, entusiasmo es ver las ganas con las que tu hijo saca los libros de su mochila para estudiar si le has prometido que tendrá un premio en el próximo examen en el que obtenga una buena nota. La sonrisa no desaparecerá de su cara porque está anticipando la vibración que sentirá cuando consiga su éxito.

Cuando trabajamos duro para alcanzar un objetivo, además de sentir una fuerza inusual, eres capaz de percibir la sensación de haber hecho bien las cosas al poner todo de tu parte en la consecución del logro. Ni tú ni nadie te reprochará que no hicieras todo lo que podías o exploraste únicamente una parte del conjunto de posibilidades.


Así, el mejor beneficio se centra en sentir paz, sosiego y tranquilidad contigo misma por haber tenido la mejor actitud posible. Aunque existe la posibilidad de que los resultados no sean los esperados, tendrás la garantía de que exprimiste al máximo cada una de las opciones posibles.

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