Hoy mi mente puede estar agitada, puedo estar triste o enfadada, pero sé que debajo está la plenitud del ser, y siempre estuvo ahí pero no le prestaba atención. Prestaba atención a las cosas que iban mal.
Sí. Cuando paras de buscar, sea en el camino espiritual o en el material, te das cuenta de que lo que estás buscando ya está en ti. La detención de los pensamientos no es una práctica, simplemente es la oportunidad de ver que existe la opción de no seguirlos.
Cualquier cosa que pienses de ti mismo, simplemente detén ese pensamiento. Debajo de ese pensamiento hay una emoción. Si es un pensamiento negativo, la emoción es dolor. No importa, experimenta esa emoción. En ese estar dispuesto a no luchar contra ese dolor se descubre algo.
La tendencia es escapar, pero si te mantienes ahí, te abres, acabas descubriendo tu naturaleza, que es plenitud. Es duro, pero es muy simple y tiene que ver con reconocer la resistencia, porque resistiéndonos al dolor le añadimos sufrimiento.
El cotidiano ya es bastante duro como para añadirle un buceo en el dolor.
Si eres fiel a la verdad, puedes soportar cualquier cosa. Para mí decirme la verdad fue decirme "¿Qué es lo que soy". Durante años me resistí, creí que una buena esposa, una buena carrera, una familia... me darían la felicidad.
Hay una felicidad más profunda que no depende del exterior. Yo tuve que dejar de decirme a mí mismo qué es lo que me hacía infeliz para descubrirla.
Tú te dices "estoy vacío y triste", ¿y sigues con tu vida?
No se trata de lo que te dices a ti mismo, sino de estar dispuesto por un momento a dejar de decirte cosas sobre ti mismo y descubrir qué es lo que hay que no necesita definición.
Decimos cosas sobre cosas para controlarlas. Lo que yo propongo es abrir la mente dispuesto a descubrir lo que hay.
Sí, estar dispuesto es una actitud de inocencia adulta: ¿qué quiero realmente?... Yo te propongo un minuto al día de parar de luchar, de pretender alcanzar algo, de esconderte, y de una manera natural se da el descubrimiento, no lleva tiempo porque ya está aquí, en tu naturaleza, en tu interior, si estás dispuesto a no culpar a nadie más, ni siquiera a ti mismo.
No es que la gente no vaya a traicionarte. No es que no vayan a romperte el corazón una y otra vez. Abrirse a lo que está presente puede ser desgarrador. Pero deja que se te rompa el corazón porque, cuando así ocurre, el corazón sólo revela un núcleo de amor irrompible.
Abrir tu corazón significa detener el esfuerzo de cerrarlo.
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