Cuando algo nos ha salido mal decimos que “se ha ido al garete”, pero también podemos usar esta expresión para indicarle a alguien que nos deje de molestar, diciéndole que se vaya al “garete”.
Al parecer y según el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, la palabra “garete” viene de la construcción francesa “être
égaré”, cuyo significado es “andar extraviado”.
Su uso comenzó siendo marinero, usándose para indicar que
una embarcación andaba a la deriva, sin rumbo ni gobierno, y a merced de los
vientos y corrientes marinas; evolucionando hasta el uso actual de tal
expresión.
Al garete también puede utilizarse en locuciones verbales.
En este sentido, irse algo al garete significa que ha fracasado
o se ha estropeado. Por ejemplo: “El país se fue al garete”.
Andar al garete, por su parte, se refiere a llevar
una vida desordenada, disipada, sin rumbo. Por ejemplo: “Desde que a Luis la
esposa lo dejó, anda al garete”.
Estar al garete, asimismo, se usa para significar
estar a la deriva, desorientado, sin propósito definido. Por ejemplo: “Cuando
llegamos a la ciudad, el primer día sentimos que estábamos al garete”.
Por otro lado, quedar al
garete se refiere a
quedarse una embarcación a la deriva en el mar por algún desperfecto inesperado
(haber perdido las anclas, tener una avería en las máquinas, etc.), de modo que
queda a la voluntad de las corrientes o los vientos.
Por ejemplo: “El capitán
se dio cuenta de que se habían quedado al garete”.
Un sinónimo de la expresión al garete
es a la deriva.
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