martes, 17 de julio de 2018

La Dignidad Del Trabajo


El filósofo y economista Karl Marx ya lo anunció en el siglo XIX: “el trabajo dignifica al hombre”. Una frase que no puede tener más vigencia. Aunque quizás, eso sí, “el trabajo dignifica a las personas”, suene mejor en la actual coyuntura.

A día de hoy el trabajo se ha convertido en el principal factor de inclusión social y debe estar al alcance de TODOS, sin ningún tipo de discriminación por razón de sexo, edad, discapacidad… Sobran los motivos para argumentarlo y quizás pueden parecer obvios, pero conviene recordarlos brevemente.

Por qué el empleo dignifica a las personas

1)-  Porque nos diferencia de otros seres vivos. El desempeño de una labor cotidiana y remunerada es patrimonio exclusivo de la humanidad. A diferencia de otros seres vivos, las personas podemos modificar nuestra esencia, nuestra rutina y/o nuestra conducta con la realización de una actividad libre y constante. Cuando trabajamos, por tanto, nos sentimos parte activa de la sociedad de la que formamos parte.

2).-Porque es fuente de motivación y las personas no funcionamos sin ella. El trabajo no es sólo el entorno donde pasamos un tercio de nuestro día, sino que es motor de motivación; una motivación que todos necesitamos para ser felices. Sin motivación no hay acción y sin acción nos sentimos inertes.

3)- Porque nos brinda los mayores momentos de autoestima.  Es en el trabajo donde alcanzamos los mayores picos de realización personal. Comprobamos que, gracias a nuestros conocimientos o experiencia, podemos realizar una labor útil y remunerada. Esta remuneración nos permite, a su vez,  mejorar nuestra calidad de vida y la de nuestros seres queridos. Todo ello hace que nos sintamos socialmente reconocidos y valorados. Autoestima, en definitiva.

4)- Porque previene patologías mentales. Trabajar exige una rutina, una planificación y una constancia. Mantener la mente ocupada con los quehaceres del trabajo permite que aparquemos, aunque sea momentáneamente,  preocupaciones y quebraderos de cabeza. Así, focalizando nuestra atención en las tareas rutinarias (o no) del trabajo, mantenemos una equilibrada salud emocional y prevenimos trastornos como la depresión.
También previene de circunstancias indeseables como la violencia de género.

5).-Porque normaliza y combate la exclusión, equiparando a las personas, más allá de cualquier diferencia. Cuando atravesamos una situación difícil, discriminatoria o de especial vulnerabilidad, el empleo aporta  equilibrio para normalizar nuestra vida, consiguiendo que esas aparentes desventajas o limitaciones queden sepultadas bajo el desempeño de una actividad productiva y remunerada, que nos equipara a cualquier otra persona y demuestra nuestro talento, por encima de cualquier circunstancia que pueda estigmatizarnos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario