Probablemente desde
pequeños hemos tenido algunas personas o personajes en mente al momento de
pensar en aquellos referentes que admiramos o quienes poseen cualidades que nos
encantaría poder desarrollar hasta el más alto de los niveles. El lugar en que
fijemos nuestro propósito nos marcará el trayecto que iremos recorriendo y el
estándar al cual queremos llegar para sentirnos satisfechos y realizados con
nosotros mismos en las más variadas áreas de nuestra vida.
Cuando uno lee las
entrevistas o biografías de grandes personajes de la historia de la humanidad
que cambiaron el mundo en muchos de ellos podemos encontrar un factor en común:
se rodeaban con personas que sabían más o eran dignos de admiración para
ellos. Pero si me rodeo con personas que siento que son más competentes,
inteligentes o experimentados que yo ¿cómo voy a trabajar mi amor propio?
Muchas personas
optan por llevar sus vidas por entornos poco desafiantes y rodearse de personas
que los adulen o consideren incluso más allá de sus atributos reales de manera
de alimentar su ego y desde allí construirse a sí mismos tal como desean. Sin
embargo, al ir a otros entornos con personas que cuentan con mayores atributos
en sus respectivas disciplinas o quehaceres comienzan a salir los comentarios
que buscan minimizar y cuestionar al otro, para así poder resguardar el amor
propio que está basado en la ilusión de un estándar que se desarrolla en una
categoría inferior.
Les doy un ejemplo
para ser más claro. Si mis conductas fueran medianamente éticas en todo orden
de cosas, pero me relaciono tan sólo con delincuentes, probablemente sería el
tuerto en el mundo de los ciegos, lo que sería muy cómodo y conveniente. Pero
si me rodeara de quienes resultan intachables mi estándar personal quedaría
rápidamente develado y me vería en la situación de hacerme cargo de aquello
para poder ser mejor.
Si deseas ser
escritor tal vez sería conveniente medirte con los más grandes escritores, pues
ello te llevará desafiantemente a ser mejor. Si trabajas en el área de la
salud, quizás aspirar a un gran referente en la disciplina sea mucho mejor que
rodearse de personas que te “respetan” tan sólo por usar un delantal blanco.
Muchas veces las
personas desarrollamos una estrategia que nos permite cuidar nuestra
auto-imagen y aquello que pensamos de nosotros mismos, yendo a contextos que
validan y sostienen aquello que somos en la actualidad, sin generar ningún
desafío para continuar creciendo. Recuerdo en una ocasión una alumna del
programa de coaching quien me señaló frente a un ejercicio que debía realizar: “no
puedo hacerlo porque no tengo ningún tema que tratar… ya tengo todo resuelto en
mi vida”… que tema más interesante de conversar en una sesión, pensé.
Sentirnos en el
nirvana nos niega la posibilidad de llegar más lejos. Rodearnos de quienes sólo
nos adulan nos ciega frente aquello que podría ser mejor en nosotros mismos.
Aspirar llegar a la luna seguramente nos permitirá sentarnos en la montaña más
alta que encontremos y disfrutar un paisaje externo e interno que no me cabe
duda será más estimulante, desafiante y satisfactorio.
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