viernes, 6 de julio de 2018

Paradigmas


Probablemente desde pequeños hemos tenido algunas personas o personajes en mente al momento de pensar en aquellos referentes que admiramos o quienes poseen cualidades que nos encantaría poder desarrollar hasta el más alto de los niveles. El lugar en que fijemos nuestro propósito nos marcará el trayecto que iremos recorriendo y el estándar al cual queremos llegar para sentirnos satisfechos y realizados con nosotros mismos en las más variadas áreas de nuestra vida.

Cuando uno lee las entrevistas o biografías de grandes personajes de la historia de la humanidad que cambiaron el mundo en muchos de ellos podemos encontrar un factor en común: se rodeaban con personas que sabían más o eran dignos de admiración para ellos.  Pero si me rodeo con personas que siento que son más competentes, inteligentes o experimentados que yo ¿cómo voy a trabajar mi amor propio?

Muchas personas optan por llevar sus vidas por entornos poco desafiantes y rodearse de personas que los adulen o consideren incluso más allá de sus atributos reales de manera de alimentar su ego y desde allí construirse a sí mismos tal como desean. Sin embargo, al ir a otros entornos con personas que cuentan con mayores atributos en sus respectivas disciplinas o quehaceres comienzan a salir los comentarios que buscan minimizar y cuestionar al otro, para así poder resguardar el amor propio que está basado en la ilusión de un estándar que se desarrolla en una categoría inferior.

Les doy un ejemplo para ser más claro. Si mis conductas fueran medianamente éticas en todo orden de cosas, pero me relaciono tan sólo con delincuentes, probablemente sería el tuerto en el mundo de los ciegos, lo que sería muy cómodo y conveniente. Pero si me rodeara de quienes resultan intachables mi estándar personal quedaría rápidamente develado y me vería en la situación de hacerme cargo de aquello para poder ser mejor.

Si deseas ser escritor tal vez sería conveniente medirte con los más grandes escritores, pues ello te llevará desafiantemente a ser mejor. Si trabajas en el área de la salud, quizás aspirar a un gran referente en la disciplina sea mucho mejor que rodearse de personas que te “respetan” tan sólo por usar un delantal blanco.

Muchas veces las personas desarrollamos una estrategia que nos permite cuidar nuestra auto-imagen y aquello que pensamos de nosotros mismos, yendo a contextos que validan y sostienen aquello que somos en la actualidad, sin generar ningún desafío para continuar creciendo. Recuerdo en una ocasión una alumna del programa de coaching quien me señaló frente a un ejercicio que debía realizar: “no puedo hacerlo porque no tengo ningún tema que tratar… ya tengo todo resuelto en mi vida”… que tema más interesante de conversar en una sesión, pensé.


Sentirnos en el nirvana nos niega la posibilidad de llegar más lejos. Rodearnos de quienes sólo nos adulan nos ciega frente aquello que podría ser mejor en nosotros mismos. Aspirar llegar a la luna seguramente nos permitirá sentarnos en la montaña más alta que encontremos y disfrutar un paisaje externo e interno que no me cabe duda será más estimulante, desafiante y satisfactorio.

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