miércoles, 4 de julio de 2018

Saber Y Aprender

Aprender es lo que ocurre fuera del aula, cuando experimentas la vida. Al sistema educativo le importa lo que sabes, al mundo lo que haces con lo que sabes. Aprender no consiste en poseer un montón de datos sino en demostrar alguna capacidad. Se reconoce lo que sabes por la forma en que lo usas. 

No puedes formar pilotos sin aviones y menos evaluarlos con un test.
La respuesta a esa pregunta tan simple tiene 3 alternativas posibles:

1. Que me digas “Sé perfectamente lo que aprendí”. Estadísticamente, como explica este artículo reciente, solo entre un 10% y un 15% de personas responderían eso. En efecto, para aprender es imprescindible hacer consciente lo que te pasa.
2. Que contestes “No aprendí nada”. Esta es la respuesta más peligrosa de todas porque significa que te estancaste, desperdiciaste el año y no lograste progreso alguno. Espero que no sea tu caso. Claude Bernard decía que “es lo que creemos que ya sabemos lo que a menudo nos impide aprender”.
3. Que reconozcas “No sé lo que aprendí, seguro que varias cosas, pero como no me lo he preguntado, no tengo una respuesta concreta”. Esta es la alternativa que la mayoría de las personas responden y tiene una explicación razonable, pero demuestra una ceguera preocupante.
¿Por qué es lógico que no sepamos lo que aprendimos? Porque el aprendizaje es un proceso inconsciente. Estamos hablando de un intangible que tiende a esconderse de su propio dueño. Nadie se levanta por la mañana pensando en lo que va a aprender ese día sino dispuesto a hacer cosas, lograr objetivos, cumplir planes. Aprender es un medio, el recurso del que echamos mano, sin darnos cuenta, para cumplir nuestros propósitos. 
El aprendizaje ocurre mientras tratamos de hacer cosas y dado que nuestra atención está puesta en esas cosas que nos importan, el acto de aprender pasa desapercibido.

¿Y por qué resulta alarmante nuestra falta de consciencia respecto de lo que aprendemos? Porque es nuestra vida la que está en juego. 
Cada vez que pregunto por la cualidad más importante del ser humano, la respuesta es unánime: La facultad de aprender. En columnas anteriores, hemos sostenido que tu vida depende de tu capacidad de aprender al punto de que cuando dejas de aprender, dejas de vivir. Incluso, aprender es más importante que saber. No hay nada más importante que aprender: 
Está científicamente comprobado que, si no comes, te mueres y si no duermes, tarde o temprano te mueres. Pero si no aprendes, también te mueres ya sea por comer un hongo venenoso, saltarte un semáforo en rojo o caerte en una piscina cuando no sabes nadar. 
Vivimos en la sociedad del aprendizaje y no en la de conocimiento porque el proceso que produce conocimiento se llama aprender. Por eso, si aprendes más despacio que tu entorno, desapareces mientras que, si aprendes más rápido, entonces innovas y te conviertes en referente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario