domingo, 8 de julio de 2018

Visionarios


Visionario es un adjetivo que suele emplearse para calificar a la persona que, gracias a su creatividad, su imaginación o sus conocimientos, logra prever qué ocurrirá en el futuro. El concepto, de este modo, se asocia a una cierta visión de los acontecimientos que están por venir.

Por ejemplo: “Julio Verne era un visionario: en sus novelas anticipó la creación del submarino y de las naves espaciales”, “Muchos consideran que Steve Jobs fue un visionario que supo enfocar su negocio al nuevo mercado tecnológico”, “No soy un visionario, simplemente analizo la situación actual y saco conclusiones de cara al futuro”.

Por lo general se llama visionario a todo aquel que, de alguna forma, se adelanta a su tiempo. Tomemos el caso del dueño de una estación de radio que, mientras todos sus competidores invertían en antenas, él decidió volcarse a la transmisión vía Internet. Así, su radio fue la primera estación de su ciudad que, a mediados de la década de 1990, empezó a transmitir su programación a través de la Red.

Teniendo en cuenta el desarrollo del sector y que más tarde el resto de las estaciones se sumaron a la tendencia, puede decirse que dicho hombre fue un visionario.

No existe una fórmula mágica para convertirse en visionario, así como tampoco es posible obtener un talento por medio de la voluntad: se trata de algo con lo que se nace, y de hecho muy pocas personas lo tienen. Por otro lado, no basta con tener una determinada habilidad, sino que es necesario trabajar para desarrollarla y poder hacer uso de ella con mayor precisión y efectividad.

Retomando uno de los ejemplos anteriores, Julio Verne es considerado uno de los grandes visionarios de la historia, además de un escritor excepcional, pero los fenómenos y las creaciones que anticipó a través de su arte no surgieron como meros comentarios mientras sorbía su taza de café, sino que reflejan el resultado de su trabajo y su dedicación, de su acercamiento a aquellos temas que lo apasionaban para saber más y volar más allá de lo que había sido inventado hasta su época.

De Steve Jobs también podemos decir que los mejores proyectos en los que colaboró no se produjeron de un día para el otro, sino que surgieron de una mágica combinación de la observación del mercado y de ideas innovadoras para ofrecerle algo que aún no hubiera en circulación.

La visión de algo que no tiene precedentes no siempre conduce a un cambio profundo en la sociedad, pero tampoco es correcto decir que si no lo consigue entonces no se trata de algo verdaderamente valioso.

A lo largo de la historia algunas personas se apresuraron a presentar sus ideas innovadoras al resto de la gente, o bien lo hicieron de la manera equivocada, y esto generó que no triunfaran, e incluso que fueran criticadas con severidad o que se pusiera en duda su talento. Sin embargo, en ciertos casos no hizo falta más que tiempo para que la situación se revirtiese, y esas ideas finalmente encontraran su lugar en el plano de las grandes creaciones.

De esto podemos inferir que los grandes visionarios no solo han tenido ideas brillantes y adelantadas a su época, sino que también han sabido mostrarlas, aunque les haya tomado varios intentos. Como parte de la visión debe existir el contexto social e histórico, el conocimiento de las herramientas que necesita el entorno para comprenderla y aceptarla.

Las personas que se atribuyen poderes adivinatorios, como tarotistas, profetas o adivinos, también pueden llamarse visionarios. Lo mismo ocurre con los artistas que se convierten en precursores de estilos, géneros o movimientos: “Un visionario japonés asegura que el fin del mundo tendrá lugar en 2065”, “Miles Davis fue un músico visionario que revolucionó el jazz”.




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