domingo, 22 de julio de 2018
Las Buenas Personas
¿Cansado del trepa, del que espera que tropieces para hacerse con tu puesto, del que sabes que te pone buena cara y al girarte te está poniendo verde, del que solo piensa en él mismo y carece de empatía? Esto es la selva. La experiencia nos dice que hay deshonestos, desleales, corruptos, imbéciles, desagradecidos, oportunistas, imitadores y un sinfín de especímenes que a veces no sabes ni cómo clasificar.
Pero tú no eres así, por eso estás leyendo este artículo. Tiendes a replantearte tu forma de ser y actuar porque cada vez que te comportas conforme a tu escala de valores y eres benevolente, alguna de esas fieras te hace dudar.
Mucha gente te dirá: "Tú es que eres tonto, de bueno eres tonto de remate, así no llegarás a ningún sitio porque siempre habrá uno que te quiera hacer daño. Espabila que este mundo es para los listos".
Pues queridos, yo me he llevado en la vida un palo detrás de otro, y los que me quedan por recibir. Pero me niego a sucumbir al poder de los insensibles, a los que practican la crítica despiadada porque es la única herramienta que tienen para hacerse valer. No serían nada si no desacreditaran a quien bien intenta ganarse la vida. Son unos amargados, que necesitan contagiar su ira y avinagramiento al resto de la humanidad. Porque cuando los demás comparten y son generosos, la rabia les mata por dentro. Y si pudieran, desaparecerían del mapa y se desintegrarían con tal de perderse tu victoria.
¡No desistas! Ni se te ocurra, no te cambies de bando. ¿Y sabes por qué? Porque hay cambios que en lugar de enriquecerte, te empobrecen y te convierten en tan mediocre como los buitres. Lo bueno de ser bueno, es que en algún momento tiene su recompensa, y el que es como tú, te descubre, se pega a ti y generas sinergias. Yo he conocido a gente maravillosa, con ganas de compartir, de sumar, de ofrecerse. Y solo por esto, vale la pena cualquiera de las puñaladas recibidas.
Si buscas que tus actos tengan un efecto bidireccional, igual equivocas el objetivo. Aquí no se trata de recibir, sino de comportarte de forma honesta y coherente con tu escala de valores. Nada más. No busques recoger, solo sembrar. Tarde o temprano, algo vuelve a ti. Porque la buena gente se siente cómoda con los de su misma escala de valores y poco a poco se irán encontrando.
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