Responsable es el que cumple con su obligación sin presiones
inmediatas.
Responsable es un hombre libre que sabe usar su capacidad de
elegir; no es responsabilidad la del que cumple su deber, obligado por alguien
con autoridad.
El responsable es consciente y está convencido; más aún, cumple
movido por un noble sentimiento de interés por sí mismo o por su prójimo.
El que cumple obligado es como un animalito amaestrado,
domado por el miedo o por el interés de un beneficio inmediato. En cambio, el
que cumple por convencimiento es libre, es humano.
Cumplir obligado causa fatiga, fastidio y abandono de la
labor tan pronto como cesa la vigilancia del que obliga.
Cumplir responsablemente, causa satisfacción y plenitud y va
ligado con la perseverancia necesaria hasta ver la labor cumplida.
La responsabilidad es un hábito que se forma no sólo por la
repetición mecánica de acciones, sino por el crecimiento en la toma de
conciencia del propio bienestar y de la felicidad de los seres amados.
Hemos visto cómo los hermanos mayores, normalmente, son
educados en la responsabilidad. ¿Y los demás? Tener hermanos es una lección
continua de amor y, por lo tanto, de responsabilidad. La familia misma es la
escuela en la que se aprende a ser responsable, pero algunos alumnos hacen
trampa y se escapan de esas clases aprendiendo a ser egoístas. Cuando el papá o la mamá no son buenos maestros, echan a perder al
hijo y lo hacen irresponsable.
Cada vez vemos más hombres que no sostienen a su familia con
el pretexto de que la esposa trabaja y cada vez vemos más esposas que mantienen
hasta al marido.
Hay empleados que se esfuerzan no en ser más productivos,
sino en ver la forma de trabajar menos y de ganar más, y lo que es más triste,
muchos dejan de ser responsables por un beneficio egoísta.
Descuidar nuestras obligaciones, no cumplir con nuestro
trabajo, no asistir a clases o no hacer tareas, nos hace responsables, pero de
la infelicidad propia y de la de nuestros seres queridos.
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