Todos los problemas y condiciones pueden ser resueltos por
la voluntad-al-bien. La buena voluntad nutre el espíritu de comprensión y
fomenta la manifestación del principio de cooperación. El espíritu cooperativo
es el secreto de todas las relaciones humanas y el enemigo de la competencia.
Hay una consanguinidad entre los hombres que, cuando es
reconocida, disuelve todas las barreras y pone fin al espíritu de separatividad
y de odio. La paz y la felicidad de cada uno, por lo tanto, conciernen a todos.
Esto desarrolla el principio de responsabilidad y sienta las bases para la
correcta acción cooperativa.
Estas creencias son básicas para los hombres y mujeres de
buena voluntad y proporcionan el incentivo para todo servicio y acción. Estas
tres verdades enunciadas, prácticas y científicas, incorporan estos hechos
básicos y la aceptación inicial de todos los servidores del mundo. No son
contrarias a ninguna posición mundial, ni subversivas para ningún gobierno o
actitud religiosa, siendo innatas en la conciencia de los hombres, evocando una
inmediata respuesta.
Cuando sean aceptadas, sanarán todas las heridas
internacionales.
Estamos viviendo uno de los principales períodos de
transición de la experiencia humana, transición tan general que involucra
cambios en todos los sectores de los asuntos y pensamiento humanos, produciendo
modificaciones fundamentales en las actitudes de los pueblos hacia la vida
misma.
No sólo estamos cambiando el mundo físico, sino también trasmutando y
alterando lentamente la cualidad de nuestros deseos y profundamente nuestras
ideas sobre la ciencia, la educación, la religión y el gobierno, así como
también nuestras formas de mejoramiento y seguridad sociales.
Todo período de transición es inevitablemente un período de
lucha y dificultad y también de gran oportunidad, puesto que la actual
transición afecta a la totalidad de la familia humana en todas las partes del
mundo y constituye básicamente el día de la oportunidad para cada uno de
nosotros. El sufrimiento y la dificultad son universales, pero el progreso y la
realización humana se están logrando en todos los sentidos.
La historia humana ha registrado mayormente la codicia y la
agresión, el egoísmo y la ambición, y ninguna raza, nación o grupo están
exentos de tal acusación. Actualmente, a medida que el hombre se aproxima a la
madurez, se agudiza, por un lado, el conflicto entre valores, actitudes y modos
de vida egoístas, fomentando el odio, las diferencias y la separación, y por
otro lado, los mejores métodos de la buena voluntad, la comprensión, la
colaboración y la participación.
La lucha es larga y dura, y aún no se divisa
el fin de la misma. Pero hay muchos y poderosos indicios de que el bien
triunfará.
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