lunes, 23 de julio de 2018

Integridad Y Coherencia


La integridad supone un valor vital para poder prosperar en el camino de la vida. Es el compromiso factico entre pensamiento y acción. Nada de verdadero valor y crecimiento puede ser obtenido sin la aplicación constante y decidida de un propósito integro, es decir, aquel que está en consonancia con nuestros más profundos pensamientos.

La realidad circundante nos muestra un modelo fluctuante de la existencia. Los parámetros de valor oscilan como si de estaciones se tratase. Nada tiene un valor imperecedero, genuino e inherentemente positivo. El comportamiento integro queda suplantado por patrones de “conveniencia”. 

Nuestras actitudes se amoldan a lo que la circunstancia demanda o requiere, produciendo así maneras de ser camaleónicas, poco integras y consistentes. ¿Y qué es lo que genera esta pobre actitud en los demás y en ti mismo? Una enorme desconfianza.

Por otro lado, abunda una manera de ser generalizada en las personas, las cuales, pregonan una serie de actitudes y pensamientos, pero modelan otros absolutamente distintos. Podríamos llamarlo el síndrome de la inconsistencia y la deshonestidad.

Establecen una serie de parámetros o códigos sobre los cuales cimientan su existencia, pero las distintas personalidades que “tienen” que adoptar según las circunstancias y los ambientes, modifican claramente su visión. Dejamos de ser nosotros mismos, para vivir una vida sin protagonismo, dejamos de ser coherentes con nuestra más profunda visión para satisfacer las demandas de otros. 

Dejamos de ser íntegros y verdaderos en cada una de nuestras intenciones para ser personas que se muevan en la frontera de lo políticamente correcto.

Puede ser que esta actitud nos ahorre algunos disgustos y nos permita contentar a la gran mayoría de personas, pero en el fondo de nuestro ser sabemos que no estamos actuando conforme a los dictados de nuestro corazón.

Se produce un grave desajuste de nuestra integridad. Cuanto mayor sea la diferencia entre nuestras acciones y nuestros valores, peor funcionará nuestra vida y menos felicidad obtendremos de ella. ¿Cuál es la razón de esto? La razón es que tus palabras no van acompasadas por tus actos.

Se produce un potente conflicto interno, ya que no podemos eludir el mensaje de nuestra conciencia, la cual nos insta a seguir nuestro particular camino hacia la realización. Puedes ignorar o no tener en cuenta aquello que sabes que debe hacerse, pero jamás puedes mitigar la voz de tu conciencia.

Es en la reflexión interna de este pensamiento cuando la integridad entra en juego. Tomas conciencia de que no puede haber felicidad, crecimiento y contribución, si tu manera de ser no se ajusta a tus valores y visiones más profundos. 

Es aquí́ cuando se produce el cambio necesario hacia la verdadera realización. Te conviertes en aquel que actúa según lo que piensa, que lidera con el ejemplo de la acción.


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