viernes, 27 de julio de 2018

El Pensamiento Paradigmático


¿De qué forma organiza nuestra mente la información?
Jerome Bruner distingue dos formas de conocer en los seres humanos, dos formas de funcionamiento cognitivo con su particular forma de construir la realidad: el pensamiento paradigmático y el pensamiento narrativo

Si bien existe cierto solapamiento entre ellas, estas dos formas de pensamiento no se pueden reducir la una a la otra, podríamos decir que son autónomas,  tanto en sus principios de funcionamiento como en sus criterios de verificación.

El pensamiento paradigmático corresponde al pensamiento lógico-matemático siendo la computadora la metáfora de esta forma de pensar. Con este tipo de pensamiento resolvemos una gran cantidad de problemas prácticos. La forma de conocer paradigmática se caracteriza por ser una forma de pensar abstracta, basada en la aplicación de la lógica formal y el análisis riguroso, e interesada más por los aspectos conceptuales más universales, por encontrar la “verdad” y establecer leyes o principios generales.  

Esta forma de pensar se corresponde con el pensamiento científico y racional; tiene como propósito fundamental mostrar las causas generales que determinan los fenómenos de un mundo que se supone objetivo.  Para ello utiliza procedimientos que permiten verificar la verdad empírica de estas explicaciones científicas.

Cuando utilizamos esta forma de pensar, tratamos de dar una explicación simple y objetiva respecto a unos hechos. Lo importante aquí son los hechos y sus enlaces causales o circunstanciales. Utilizamos la categorización, un lenguaje regulado por requisitos de coherencia y no contradicción, conexiones formales y referencias verificables.

En este tipo de discurso no se tiene en cuenta el punto de vista de los actores sobre los hechos. El tipo de proposiciones que se generan se mantiene al margen del sistema emocional. Es como cuando hacemos un informe. 

El único escenario es el de los hechos.  Aquí hacemos enunciados del tipo “si X entonces Y”.  Este es el discurso de las ciencias. 

Se construye así una representación de un mundo “objetivo” que se supone invariable y no influenciado por las intenciones o conflictos humanos. De esta forma, el discurso científico cumple funciones transaccionales (informativas) y no inter racionales, ya que al presentar la información elimina todo elemento o expresión que  permita establecer  alguna forma de relación con el interlocutor. 

El producto final que aparece es un discurso conceptualmente complejo al presentar muchos conceptos y relaciones en secuencias de enunciados relativamente breves.

Pero es evidente que en nuestro día a día no nos solemos comunicar mediante discursos científicos o académicos. Para ello, utilizamos otra forma de pensamiento.

A diferencia del pensamiento lógico científico que busca verdades universales e inmanentes, el pensamiento narrativo se ocupa de las particularidades de la experiencia, de las intenciones, emociones y acciones humanas.

Los relatos o narraciones tratan de sucesos, estados mentales o acontecimientos en los que los seres humanos participan como personajes que actúan dentro de una trama que sigue una secuencia temporal claramente identificable.  

En la modalidad de pensamiento narrativo el sentimiento es imprescindible para comprender al actor, para establecer los vínculos entre los protagonistas de las historias y hasta para formular en entramado causal de la historia narrada.

En esta forma de pensamiento las causas no vienen dadas por leyes universales formuladas mediante el lenguaje matemático, sino que provienen de las intenciones únicas e irrepetibles presentes en la vida interior de las personas. 

Aquí las causas son las intenciones, las emociones que nos son reveladas ya sea de forma directa mediante el propio relato o insinuadas por medio de sus actos. 

Aquí a diferencia del pensamiento paradigmático, lo que interesa por encima de cualquier otra cosa es la persona y su circunstancia.


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