sábado, 2 de noviembre de 2019

Diálogo Íntimo


Cuando las carencias en nuestro interior nos impiden juzgar sanamente a los demás, aparece lo que se denomina la proyección negativa. Una serie de mecanismos de defensa que atribuyen a otras personas nuestros propios defectos, e incluso nuestras propias carencias. 

En situaciones de conflicto emocional, atribuimos a otras personas los sentimientos o pensamientos propios que resultan inaceptables para nosotros.

La proyección negativa maniobra en situaciones de conflicto emocional de origen interno, atribuyendo a otras personas los sentimientos o pensamientos propios que resultan inaceptables para nosotros. Se proyectan los sentimientos o pensamientos que no terminan de aceptarse como propios porque generan angustia o ansiedad, dirigiéndolos hacia alguien y atribuyéndolos totalmente como si fueran de otra persona.

Gran parte del trabajo que se realiza en el desarrollo personal consiste en librarse de estas proyecciones estableciendo una frontera definida entre la descripción que hacemos de lo que sucede y lo que sucede realmente. De esta manera evitamos la distorsión de los hechos superando el conflicto que en realidad solo existe en nuestro interior.

“No vemos a los demás como son, sino como somos nosotros mismos”
-Emmanuel Kant-

La defensa del yo en las carencias personales
La proyección externa de las propias carencias personales que nos producen ansiedad o angustia se realiza para mantener un buen concepto personal. La autoestima y los mecanismos de defensa juegan un papel fundamental en la defensa del yo. Los llamados mecanismos de defensa del yo son estrategias que utilizamos sin darnos cuenta, cuya función es preservar nuestra autoimagen y autoconcepto.

Nuestro cerebro parece haber desarrollado diferentes formas para proteger nuestro organismo de aquello que nos parece demasiado doloroso o inaceptable. Los mecanismos de defensa son estrategias para frenar el malestar de ciertas vivencias y los sentimientos asociados a ellas. Estos mecanismos nos protegen cuando no queremos reconocer algún aspecto de nosotros mismos que nos disgusta o rompe el autoconcepto que nos habíamos creado.

Todas las personas deberíamos, en algunas de las tantas estaciones que atravesamos a lo largo de nuestra existencia, detenernos a firmar un tratado de paz con nosotros mismos.

Todos, en algún momento de nuestra vida, antes o después, nos replanteamos nuestra existencia, queremos saber quiénes somos, que es lo que queremos etc.

Sea cuando sea esta llamada, lo importante es que ocurra y que nos motive, para que no nos quedemos solo con lo que nos viene dado.

Con el paso del tiempo nos vamos planteando preguntas que surgen de una lectura, de una conversación, etc. Este hecho me hace cuestionar si son verdad y buscar entre todas ellas las que considere verdaderas.

Esto nos va llevando a periodos de reflexión, donde podemos ayudarnos de herramientas. Una de ellas es la meditación.

Hay muchos tipos de meditación, lo importante es ir probando hasta encontrar la que mejor se adapte a uno. Meditar nos hace conocernos mejor interiormente, es decir ver cuales son nuestros límites, nuestros miedos y debilidades. Es muy importante porque te hace ser más positivo y lograr ser mejor persona.

Somos O No Somos


La razón de ser se volvió una tortura para muchos humanos, ya que no se sabe que es ser. Desde Shakespeare, “ser o no ser” ha significado la gran pregunta. Aun en el siglo XXI, seguimos cuestionándonos con respecto a lo mismo.  ¿Que significa realmente ser?

Ser tiene una conexión directa con la existencia misma, se podría decir que es la vida misma, mientras se viva se está siendo; es la manifestación misma de lo físico, de lo material. Mientras se exista se “es”, podemos decir que se tiene la totalidad. Para nuestra explicación humana hay muchas connotaciones por ejemplo: pensamos que ser, es cuando se tienen millones de dolares, cuando se tiene una profesión, cuando todo el mundo lo reconoce. Por un lado, esas son expresiones externas del ser, por otro son arandelas que el mismo humano se ha inventado para negarse a si mismo, para negar su propia naturaleza. 

Ser significa lograr reconocerse en todos sus aspectos tanto internos como externos de nuestro cuerpo. Es el reconocimiento de cada parte de nuestra manifestación en la tierra, y en el proceso de crecimiento y reconocimiento que hemos encontrado, mostrando la personalidad que hemos escogido para vivir. Como el cuerpo es una energía, entonces el ser se manifiesta en la capacidad que tengamos para ser auténticos, es la luz que se expresa desde el interior. Es el brillo natural de nuestra esencia y por lo tanto, de la existencia.

Ser es el propósito real del porque nos materializamos, es el entendimiento de la plenitud y del absoluto, de la confianza consigo mismo, de la comprensión de lo que se es. Igualmente, cuando esta la esencia manifestándose en la materia para ser, busca encontrar una conciliación con su manifestación material y con la de los demás seres.

Entendiendo esta parte, podemos comprender la misión que tenemos con ese ser o vida manifestada en la materia y en la tierra. Entonces, podremos entender que es estar y ser. Tenemos una ligera confusión entre estar y ser también, ¿que signifca estar? Quiere decir, que son seres que vinieron simplemente a manifestarse sin aportar gran cosa a la vida. Y que significa ser entonces? Significa que hay una comprensión clara con respecto a la misión, a la personalidad y al movimiento que genera su propia vida. Ser, significa comprender su estructura, el paquete de destino que trajo, y la libertad, la dinámica y la felicidad que se tenga con la vida.

Todo esto se logra mediante la observación, de los gustos y de lo que no le gusta a uno de la vida, y el de lograr asumir con tranquilidad y paciencia su propia existencia. Hay que encausar esos gustos, centrarlos y objetivizarlos, es lo que en el común escuchamos buscar sus sueños. Esos sueños tiene que ir enlazados con las enseñanzas que mostrara a los otros seres para que sea una manifestación completa. Es ahí donde debemos hacer una reflexión, ¿que estamos haciendo de mi propio camino y que aporta a los demás?.

¿Cual es el ejemplo de vida que podemos proponer y para qué?, ¿Cuál es la posibilidad que tengo para transformar el pensamiento y que tanto esfuerzo he hecho para lograrlo?, ¿y cuál es la verdadera razón de la existencia de ser?


Estas preguntas pueden parecer filosóficas, pero aunque tengan un alto grado de profundidad, vienen ligadas a cada uno, como una parte esencial de la vida. Hay que reconocer que desde antes de venir a la tierra estamos conectados con la esencia de la energía de creación, con la gran mente, Dios, y tenemos que tener en cuenta que hemos escogido manifestarnos en la materia, en la vida para aprender y aportar sabiduría que traemos desde que venimos viajando por el cosmos. 

Ahora en la tierra es un paso, para continuar el viaje, porque  somos eternos, pues somos energía, viviendo y siendo en el cosmos. 


El Despertar



Porque la vida es una apuesta.

Es un riesgo enorme entrar en este mundo, salir del vientre materno y respirar. Pero aquí estamos, apostadores. Los vivos. La amante, arriesgada y optimista comunidad de seres humanos, respirando este aire en algún lugar entre el útero y la tumba.

Puede que tengamos nuestros ojos en el infinito, y, sin embargo, estamos ligados al tiempo presente. Nuestras vidas se encuentran sólo en este momento específico, sólo en este presente momento del tiempo. Y en nuestra mortalidad, descubrimos que algunos de nuestros mejores momentos vienen solamente con un costo.

Hay riesgo involucrado. Amar es el riesgo. Luchar por lo que uno cree es un riesgo. Atreverte a cambiarse a ti mismo o al mundo a tu alrededor, requiere un compromiso más allá del riesgo.

Todo el mundo tiene excusas, pero he encontrado que mis excusas son pésimas historias.

Mis historias favoritas para contar son aquellas rellenas tanto con mis grandes éxitos como mis fracasos, risibles intentos para llegar a lugares simplemente más allá de mi alcance.

Cuando despertamos a la vida, estamos extendiéndonos para llegar a ser más que lo que fuimos.

Cuando despertamos a la vida somos agradecidos por lo que tenemos.

Cuando despertamos a la vida somos valientes en nuestro amor.

Cuando despertamos a la vida ganamos una perspectiva que nos faltaba antes. Porque la vida es tanto una elección como un regalo, la buscamos y ella nos encuentra.

El sentido de la vida… Tal vez varíe para todos nosotros. Pero si el sentido de la vida no puede ser respondido por científicos o filósofos, entonces nos toca al resto de nosotros definir lo que significa estar vivo.

Nosotros, los vivos, respondiendo a esa pregunta todos los días, no con nuestras palabras, sino con nuestras propias vidas

Permitámonos mostrarnos lo que significa la vida con nuestras acciones. Soñando, esperando y extendiéndonos, vivimos nuestras vidas en el presente, con los ojos abiertos y expectantes.

¿La vida es un sueño? Si lo es, es un sueño aún no realizado. Las profundidades de esta vida aún no €se han encontrado. Los picos más altos, los confines.

Tal vez abundante la vida abundante aún no ha ocurrido. ¿Cómo es despertar a la vida?

Averigüémoslo.




La Inmensidad


Poema: 

En la inmensidad de la noche dormidos o despiertos

vagamos por el mundo buscando lo que es nuestro,
invadimos la memoria, saquemos sentimientos
y vivimos una vida que no sabemos si tendremos

En la inmensidad de la noche nos envuelve la melancolía
y apelamos al arrepentimiento…. no sabemos lo que queremos,
retomamos nuestra vida, deshacemos lo que no es perfecto,
disfrutamos de los sueños aunque estemos despiertos

En la inmensidad de la noche volvemos en el tiempo…
nuestra fiel imaginación nos lleva a cualquier momento
desandamos lo andado y tomamos nuevos senderos
escapamos a buscar aquello que perdimos sin entenderlo

En la inmensidad de la noche nos dormimos despiertos,
con los sueños más hermosos o los terribles tormentos
aferrados al pasado o escapando en silencio….



Poema Autora: Crystel




Educar Mente Y Corazón


Las relaciones emocionales establecidas en la infancia conforman gran parte del futuro de una persona. Así, aunque tradicionalmente lo racional ha marcado la práctica de educar, las habilidades emocionales y sociales se hayan fuertemente vinculadas con las racionales.

Lo que alienta a educar el corazón es la idea de que si hoy nos ocupamos de las emociones, mañana reduciremos la incidencia de problemas derivados de emociones conflictivas. Estos problemas pueden ser simples y cotidianos o verdaderamente graves como la violencia, el suicidio o el consumo de drogas.

Digamos que a través de la educación emocional desarrollaremos un yo sano que determine la liberación y la madurez emocional, obteniendo la sensación de eficacia y de autorrealización.

Otra de las razones por las que debemos educar el corazón para poder desarrollar la mente es que la plasticidad neuronal propia de la infancia nos ayudará a moldear el desarrollo cerebral, fundamentando así el desarrollo de circuitos saludables.

Lo que más nos importa es trabajar los momentos en los que nos atrapa una emoción, pues es entonces cuando podemos aprender a gestionarlas bien. O sea, que el aprendizaje es mayor a través de la práctica dado que las emociones son algo intangible o abstracto que puede resultar complicado entender sin tener algo con lo que experimentar.

Si bien el término educación emocional resulta muy atrayente, debemos tener cuidado a la hora de llevarla a cabo. Ni todo vale ni nada queda. O sea, que al igual que enseñamos con sumo cuidado a sumar y a restar, debemos implicarnos en instruir al corazón.

La idea es que el niño aprenda a identificar las señales que nos ofrecen nuestros sentimientos y las usen como base para tomar decisiones adecuadas al clima afectivo que se respira en el entorno.

Hemos de ser conscientes de que en este barco que se llama planeta Tierra estamos todos a bordo. 

Hacer del mundo una sociedad más formada, educada, comprensiva y justa es tarea de cada uno de nosotros. De ahí la importancia capital de una educación igualitaria y bondadosa que nos invite a pensar, a comprender, a emitir juicios críticos y a ser más empáticos y comprensivos.


La Imaginación


Podríamos utilizar la definición de pensamiento imaginativo como la capacidad de imaginar e identificar  modelos, y de ver las cosas de distintas maneras. El hecho es que el hombre puede crear (prácticamente) cualquier cosa que pueda imaginar.  Todos los logros de la humanidad han empezado en la imaginación. Los grandes líderes de las finanzas, el comercio, la industria, la música, el arte y la literatura han desarrollado su pensamiento imaginativo , también llamada imaginación creativa.

Lea cualquier libro sobre el logro de la libertad financiera o el éxito en cualquier área de la vida,  y verá la importancia de su imaginación en el proceso de lectura. En otras palabras, verá la importancia del pensamiento imaginativo. Sobre éste tipo de pensamiento, se ha aceptado desde tiempos antiguos que no se puede lograr nada; a menos que primero se pueda ver en la mente.

“(…) Hasta que un hecho no se ha visto en la mente;  no se puede hacer que suceda (…)” De hecho, muchas veces dejamos el pensamiento imaginativo para cuando dormimos; sabiendo que por lo general nuestra mente nos va a forzar a ello… 

Si usted no puede imaginar algo, es muy difícil que suceda -algunos dicen que es imposible- . Esto es válido  para un evento cotidiano y un ejemplo sería pensar en  “qué va comer para la cena”. También para un cambio de vida. O renunciar a su trabajo para iniciar su propio negocio como emprendedor. En todos los casos, hasta que no “se ha visto en la mente”;  no se puede hacer que esto suceda.

¿Qué dicen los expertos sobre el pensamiento  imaginativo?

Existe la imaginación reproductiva y la imaginación creativa. La reproductiva es cuando recreamos imágenes de hechos pasados y que están en nuestra memoria. Y la imaginación creativa es cuando de motu propio creamos imágenes por nosotros mismos. Esta imaginación puede ser positiva o negativa. Es positiva cuando imaginamos la solución algún problema y entramos en un estado emocional positivo. La negativa es cuando nos representamos cosas en nuestra mente de problemas sin solución entrando en estado de impotencia. A este tipo de imaginación creativa también se le suele denominar visualización creativa.


Horizontes

Estos horizontes humanos, como lance intelectual, transcurren por un escrutar la educación, la política, la participación, la democracia, la ética, la estética, la economía, la ciencia, las tics y todas aquellas formas humanas que nos han permitido movilizarnos en el tiempo en desgarraduras de voces, bien en límites u horizontes.


Se trata de una aventura lingüística, sin pretensiones de intoxicación, irradiada con varios hilos conductores que pretenden dar una mirada al lenguaje en sus procesos exógenos-endógenos, al empobrecimiento de las utopías del ser humano, a la crisis ambiental y a la función de la educación en todos estos campos que constituyen el devenir planetario. Por lo tanto, conocer el paisaje, devenir educativo, tecnológico y medioambiental es un interés por el individuo que nos sucederá y por la sociedad que deseamos situar desde una memoria expandida para unos universos en expansión.

Ahora, sabiéndose que, en estos vacíos de realidad, nos agrada presentarnos y que se nos presenten como lo distinto, lo novedoso, si es honesto indicar que los intentos de ver los Horizontes Humanos transitan por varias rutas, todas en construcción, en potencia para el acto, lo horizóntico para contrarrestar lo dado, lo formulado, lo rotulado que quiere hacer del hombre un producto acabado, perfecto para que siga en las lógicas del mercado, del poder y del sometimiento.

Horizontes Humanos es un inundarse de humanidad, un comprender los puntos limítrofes con otros humanos, verificar el universo como potencia, paisaje y perspectiva, verse en el cosmos y no rechazar el caos por simple capricho intelectual o emocional, es cruzar los linderos que nos viene dado y no perder del paisaje los compromisos de humanidad que jamás serán delegables.

Es reflejar las preocupaciones de una sociedad que siempre ha estado en riesgo y no dejará de estarlo, un sujeto que en todas las épocas ha sido moderno con la amenaza del cambio, pero con la claridad que el miedo y la violencia también tienen límites. No es una deificación del hombre ni una condena de lo existente, es una mirada a todo el espectro del universo que de una u otra forma le compete al humano protegerla antes que transformarla a su antojo.

Horizontes humanos como postura ética, política, económica, jurídica, educativa, deportiva, estética y cultural siempre preguntará por el superhombre que en abandono de sus emociones entra a la razón para devastar o el que nadando en las emociones desconoce la razón.


En este viaje escritural se adelanta una clasificación para avanzar en los temas, para lo cual se ubicaron unos capítulos o nodos a saber: utopías, prognosis educativa, la aventura del lenguaje, fragmentos ambientales, la responsabilidad y el pensar como traición. 

Nos veremos en estos sueños, nos desencontraremos, pero jamás abdicaremos de encontrar rutas que nos ayuden a retomar unos vientos de esperanza.


viernes, 1 de noviembre de 2019

El Trabajo Humano

El Trabajo es todo tipo de acción realizada por el hombre independientemente de sus características o circunstancias; significa toda la actividad humana que se puede o se debe reconocer como trabajo entre las múltiples actividades de las que el hombre es capaz y a las que está predispuesto por la naturaleza misma en virtud de su humanidad.


La necesidad de trabajar quizás tuvo su origen, hace milenios, en el instinto básico del hombre de sobrevivir y perpetuarse como especie. En aquel mundo solo y hostil, el hombre debió utilizar todas sus potencialidades para proveerse de alimentos, elaborar su ropa y vivienda, fabricar sus utensilios, herramientas y armas, para proteger a sus hijos.

Desde el punto de vista individual, el trabajo es todo lo que el hombre hace para su satisfacción, alegría y bienestar; toda la gama de actividades que satisfacen sus necesidades primarias, así como alcanzar la riqueza material y espiritual para el mismo, los suyos y su país.

Cuando una actividad que es común a todos, que no cesa y de la cual depende nuestro bienestar y seguridad; ella es “el mantenimiento y conservación” o “trabajo cotidiano”. Es imposible concebir la vida sin este trabajo; desde arreglar la cama cuando nos levantamos hasta cambiar un caucho del carro o acondicionar la mesa de trabajo.

El “trabajo social” es la ayuda que le prestamos a otro semejante sin otra intención que la ayuda misma; lo que significa otra forma de efectuar acciones en la sociedad que debe cada vez tomar importancia y ser parte del trabajo diario de cada miembro de la sociedad.


El Sudor De La Frente


En muchas sociedades existe una gran desazón e inseguridad. Y por ello es tan importante la insistencia de este Informe en reclamar el papel del pleno empleo, la protección social universal y el camino hacia el trabajo decente. Se basa en el consenso existente en las grandes reuniones de Jefes de Estado y de Gobierno de la historia de las Naciones Unidas. En su cumbre de 2005, afirmaron que “Apoyamos firmemente una globalización justa y resolvemos que los objetivos del empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, en particular las mujeres y los jóvenes, serán una meta fundamental de nuestras políticas nacionales e internacionales y nuestras estrategias nacionales de desarrollo, incluidas las estrategias de reducción de la pobreza, como parte de nuestro esfuerzo por alcanzar los Objetivos de “Desarrollo del Milenio”. Por consiguiente, al menos sobre el papel, el compromiso está ahí en términos claros.

Permítanme concluir con un ejemplo de los cambios necesarios sobre los que creo que existe un consenso generalizado. Las inversiones sólidas en la economía real, grandes y pequeñas, con una importante capacidad de creación de empleo deben desplazar a las operaciones financieras del mando de la economía mundial. 

La expansión de los beneficios a corto plazo en los mercados financieros, que refleja un escaso empleo, ha desviado recursos del horizonte a largo plazo de lograr empresas sostenibles en la economía real. 

El mundo está repleto de liquidez, que debe convertirse en inversiones productivas mediante un marco regulador que vele por que las entidades financieras cumplan su función original de canalizar ahorros hacia la economía real. Asimismo, la ampliación de la participación salarial en el PIB dentro de unas tasas de inflación razonables aumentará la demanda real y servirá como fuente de crecimiento del desarrollo sostenible.
En el mundo de hoy en día, defender la dignidad del trabajo es una batalla constante. El pensamiento económico predominante considera el trabajo un coste de producción, que en la economía mundial debe ser lo más bajo posible para resultar competitivo.

Considera a los trabajadores consumidores, que, debido a sus salarios relativamente bajos, necesitan acceder fácilmente al crédito para estimular el consumo y terminan teniendo deudas increíbles. En ningún lado se ve la importancia social del trabajo como base de la dignidad personal, como fuente de estabilidad y desarrollo de las familias o como contribución a la paz de las comunidades.

Este es el significado de “trabajo decente”. Es un esfuerzo por recordar que estamos hablando de políticas que se ocupan de la vida de seres humanos y no solo de cuestiones de costes y beneficios. 

Este es el motivo por el que la constitución de la Organización Internacional del Trabajo nos dice “El trabajo no es una mercancía”. Y sabemos que la calidad del trabajo define de muchas formas la calidad de una sociedad. En esto deberían consistir nuestras políticas: hacer que las personas sigan ocupando progresivamente mejores empleos con un salario que les permita vivir, respetar los derechos de los trabajadores, la no discriminación y la igualdad de género, facilitar la organización de los trabajadores y la negociación colectiva, la protección social universal, las pensiones adecuadas y el acceso a la atención médica.

Todas las sociedades se enfrentan a dificultades respecto al trabajo decente, especialmente en medio de una crisis mundial que todavía nos persigue. ¿Por qué es tan difícil? Hay numerosas explicaciones históricas y políticas convergentes, pero existe una causa firme: según los valores del mundo actual, el capital es más importante que la mano de obra. Se han visto señales por todas partes, desde el crecimiento inaceptable de la desigualdad a la proporción decreciente de los salarios en el PIB. Todos debemos reflexionar sobre las implicaciones para la paz social y la estabilidad política, incluidos quienes se benefician de una ventaja actual.

Pero las cosas están cambiando. Muchos países emergentes y en desarrollo han demostrado una gran autonomía política al definir su respuesta a la crisis, con la mirada puesta en el empleo y la protección social, como defiende el Informe sobre Desarrollo Humano 2014
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El Devenir De Cada Uno


Es evidente que nuestro cerebro no se rige ni le conmueve nada que pueda tener algún tipo de relación con fechas o calendarios de los acontecimientos que generalmente ocupan nuestros primeros planos en la atención de todo aquello que el devenir de los hechos socialmente admitidos configuran con una trascendencia tal como para constituirse en memorables y merecedores de una particular atención para toda la sociedad en su conjunto.
Tal es el caso de este primero de mayo, el cual no obstante figurar en el calendario como una fecha de particular atención por la trascendencia del contenido de los acontecimientos en fechas que ya han sido, las cuales requieren ser rememoradas como hitos de singular significado en el devenir histórico de nuestra sociedad.
Es por eso, especulamos ante la evidencia, que en lugar de detenerse en su actividad y aprovechar la ocasión para simplemente entrar tan siquiera en un “coma inducido” lejos de incorporarse a la paralización general, continúa sin detenerse, y acucia con su imprudente desquicio, a su mente enviándole permanentes señales de que debe añadir a su capacidad de recordar, la necesidad de involucrar al intelecto en darle forma y sentido a lo que incesantemente acude a su pensamiento.
Cuando todo esto ocurre no nos queda otro remedio que atender lo que en forma de pensamiento nos llega a conmover, nos remueve, “disipa la modorra intelectual”  que suele adormecer nuestros sentidos predisponiéndonos a acatar el paro de actividades que nos indica el calendario, y muy solícitos obedezcamos a sus requerimientos de expresar todo aquello que entendemos que debemos manifestar un día como el de hoy, sin estar en nada pendientes a lo que nos puedan indicar las fechas explícitas en el calendario.
A nuestro cerebro le asiste la razón, la vida es una constante que como el agua cristalina que surca nuestros ríos y arroyos nos provee de cada vivencia que hace posible nuestra existencia, sin duda es un hermoso día, tenemos mucho para reverenciar y recordar, pero continuamos en nuestra órbita alrededor de los aconteceres que nos indican su permanente presencia.


La Circunstancia


Cuando alguien te dice: “mira es que yo soy yo y mi circunstancia”, entendemos que nos está queriendo decir que no todo lo que le sucede depende de él, que él o ella no son del todo responsables porque también han influido las circunstancias.

Se trata de una famosa frase del filósofo español Ortega y Gasset. ¿Está el filósofo proporcionando una forma de excusarnos, de no ser del todo responsables de lo que somos?

Es increíble lo que sucede con algunas frases de la filosofía: cuando pasan al lenguaje cotidiano, cambian totalmente de sentido. Ortega decía que el “yo” era uno de los ingredientes de mi vida y que había otro ingrediente y este era “la circunstancia”.

Por “circunstancia” entendía literalmente lo que está a mi alrededor, “circum-stancia”, lo que me circunda. Somos un organismo vivo. Un organismo vivo tiene su medio, decimos que la vida de un organismo está formada por el propio organismo y su medio, forman una unidad, lo que quiere decir que si cambia el medio cambia al organismo y viceversa (esto es importante).

Ahora bien, aún siendo organismos vivos, en los seres humanos hay algo más. Los humanos tenemos logos, pensamiento, y por tanto buscamos sentido en las cosas. Nos preguntamos el porqué y el cómo de lo que somos.

Yo tengo mis circunstancias, mi paisaje por así decirlo. Pero puedo explicarlas, encontrarles un sentido, y de esa manera hacer un acto creador al transformarlas en discurso.

A Ortega le gustaba mucho la siguiente anécdota de Heráclito. 

Encontrándose Heráclito en su cocina (hecho insólito, supongo, en la Antigüedad), se aproximaron unos discípulos, en buena parte embarazados por encontrarse con el maestro en ese lugar. Heráclito los animó a pasar, diciéndoles: “Aquí también están los dioses”. O sea, también esta circunstancia tiene valor, también merece ser explicada mediante el logos.

“Yo soy yo y mi circunstancia” está muy lejos de ser una frase determinista. Es verdad que las circunstancias son limitadas, determinadas: yo soy un hombre nacido en  un medio agreste en medio de la nada, pero dentro de esa circunstancia existe un mundo, siempre y cuando yo entienda mi medio.

Esta famosa frase tiene una coletilla, una segunda parte que dice así: “si no la salvo a ella, no me salvo yo” (refiriéndose a la circunstancia). Si yo explico mi medio, lo salvo del silencio y del sin-sentido. A eso es a lo que nos invita Ortega y Gasset.


Lo Que Percibimos


Desde pequeños recurrimos a las ilusiones para construir nuestro proyecto de vida, para diseñar nuestros sueños y fijar nuestras metas. Vivimos con ella porque es la fuerza que nos empuja a alcanzar nuestros objetivos. 

La ilusión es nuestra compañera de viaje. Con ella pensamos dónde nos gustaría ir, qué nos gustaría ser o a quien nos gustaría tener a nuestro lado. La ilusión nos ayuda a hacer realidad nuestros sueños.

RENOVEMOS ILUSIONES

La ilusión sirve para no rendirnos, para llenarnos de aliento y empujarnos a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Con el paso de los años parece como si el depósito de nuestras ilusiones se fuera agotando. Esta sensación está asociada a la experiencia. Las cosas no nos hacen la misma ilusión cuando las hacemos por primera vez, que cuando la repetimos muchas veces. Por eso las ilusiones hay que renovarlas.

El problema de las ilusiones llega cuando no sabemos conformarnos, es decir, cuando construimos nuestro objetivo sobre expectativas de las que dependen directamente nuestra felicidad o nuestra autoestima y que, si no las conseguimos, nos hacen sentir mal. Por eso, debemos motivarnos, ilusionarnos sin despegar mucho los pies del suelo.

La ilusión conecta con los sentimientos más positivos del ser humano y es contagiosa. 

Recurrimos a ella para sentirnos mejor, para alcanzar algo que nos hace feliz. Eduardo Punset argumenta que “en el hipotálamo del cerebro está lo que los científicos llaman circuito de la búsqueda. Este circuito, que alerta los resortes de placer y de felicidad, sólo se enciende durante la búsqueda y no durante el propio acto.

En la búsqueda, en la expectativa, radica la mayor parte de la felicidad”. Dice Gilbert Keith Chesterton que “hay algo que da esplendor a cuanto existe y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina”. La ilusión aviva nuestro sentimiento de felicidad por eso es algo que debemos cultivar.


Anhelos



El anhelo puede estar dirigido a cuestiones materiales o simbólicas. Una vivienda, un automóvil, cierta ropa o un teléfono móvil (celular) son algunos de los anhelos más frecuentes. Las personas que tienen estos anhelos se esfuerzan para reunir el dinero necesario y adquirir estos productos que, según creen, les aportarán satisfacción.

Vivir determinadas experiencias también es un anhelo de muchos individuos. Pasar las vacaciones en un lugar paradisíaco, obtener un título académico y crecer a nivel profesional están entre los deseos más habituales.

Los anhelos más profundos o intensos, de todos modos, suelen asociarse con lo afectivo. Para los padres, el principal anhelo suele ser que sus hijos crezcan sanos y felices. Una pareja de enamorados pueden tener como anhelo pasar la vida juntos.

Un ser humano comienza a anhelar algo cuando cree que, una vez conseguido aquello que anhela, experimentará una gran satisfacción. Lo que se anhela, de este modo, no se lo tiene, al menos en el presente. Por eso se orientan los esfuerzos en conseguirlo. Una vez que el anhelo se cumple, se convierte en un logro. La persona que anhelaba comprar una casa y consigue hacerlo sentirá una enorme alegría y dicho objetivo dejará ser un anhelo.

Frases:
No se puede poseer mayor gobierno, ni menor, que el de uno mismo.
 Leonardo Da Vinci

No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que se es.
Alejandro Jodorowsky
Se necesita algo más que «pensamientos positivos» para mantener el control de tu cuerpo y de tu vida. Es importante para tu salud y tu bienestar que cambies tu forma de pensar y te concentres en los pensamientos vitales y positivos, además de eliminar los siempre presentes y extenuantes pensamientos negativos.
Bruce Lipton

Hoy he sentido de nuevo una gran admiración por ti. Y lamento mucho que hasta hoy no me haya dado suficientemente cuenta de lo maravilloso que eres.
Yoshinori Noguchi



Solidarios


Más allá de intentar entender la solidaridad en su sentido etimológico o epistemológico, es necesario comprenderla desde su sentido práctico. El significado llega con el hecho de vivirla, sin necesariamente saber que justo aquello se denomina solidaridad. Y es que estamos acostumbrados a entender éste y otros conceptos siempre antes de arrojarse a vivirlos, de tal modo, podemos anticiparnos y elegir racionalmente si estamos dispuesto o no a vivir lo que denominaremos “experiencias de solidaridad”.

De alguna manera, la estructura racional de nuestro ser nos sitúa en la opción de elegir ser solidarios o no, cuándo serlo, con quién serlo, por qué serlo; y luego de esto, cuando tenemos las respuestas relativamente claras, pues nos lanzamos al acto y a la experiencia dotada de seguridad y certidumbre.

Cabe preguntarse entonces dónde se sitúa nuestra propia solidaridad en este gran espectro de formas de solidaridad. Estamos de acuerdo en que todos hemos decidido venir posterior a un acto de renuncia absoluta, renuncia al confort que genera la certidumbre del día a día, confort que provoca no tener que enfrentarse con situaciones de injusticia que te hacen retorcer de la rabia, renuncia a las condiciones materiales que no sabemos por qué resulta tan evidente pensar que es natural contar con ellas, renuncia a una forma de vida, renuncia a la pulsión de anticiparnos a todo.

Sucede que nos encontramos con la situación de un pueblo que muchas veces ha sido beneficiario de la solidaridad internacional –como un caso típico de reacción post catástrofe- pero que en realidad, la misma solidaridad internacional, hasta ahora no ha absorbido su gran capital de resiliencia y resistencia.

Solidaridad es darnos cuenta que somos parte de un sistema que resulta ser más solidario que lo que racionalmente podemos pensar acerca del término. Que esta solidaridad es parte de un proceso dialéctico que va alimentando y condicionando una forma de vida, donde el recibir es igual de importante que el dar, sobretodo que uno es causa y efecto del otro.

En estos términos, no es necesario empecinarme sólo en dar, sino que también en el proceso inverso, ese que me nutre y enseña para seguir dando en función de lo que voy recibiendo, como dos procesos perfectamente opuestos, pero a la vez complementarios.

Es decir, sólo en el momento que abandonemos la idea de solidaridad como parte de un proceso dual donde hay elegidos para dar y elegidos para recibir podremos entender la importancia de ejercer solidaridad independiente de la situación, momento o posición.

Para mí, la forma más efectiva de vivenciar la solidaridad es sentirte beneficiado por las personas a quienes en algún momento pensaste ayudar. La solidaridad se torna efectiva en el preciso momento en que se vive en el sentido inverso a como se pensó. No basta con dar para vivirla, sino más bien el tema esencial radica más en el recibir, en el recibir algo que no esperábamos, en el recibir algo que ni siquiera estábamos pidiendo ni tampoco preparados para recibir.

Solidaridad en el sentido inverso a como comúnmente la concebimos, necesariamente, requiere de una gran capacidad para conmoverse, de una alta dosis de afección, la dosis necesaria para rebelarse frente a una situación o condición de injusticia, y sobre todo, una gran percepción para reconocer cuánto nos pueden entregar quienes creemos que son los que reciben.


Vencer La Adversidad



 “Nada sobre esta tierra puede detener al hombre que posee la correcta actitud mental para lograr su meta. Nada sobre esta tierra puede ayudar al hombre con la incorrecta actitud mental. Thomas Jefferson

Continuamente recibo muchos correos de personas que están atravesando diferentes dificultades bien sea en sus relaciones, en sus trabajos o negocios y hasta aprietos financieros. Muchos ya están cansados de luchar, otros ya no saben qué hacer.

¿Qué hacer cuando todo parece un valle de sombra de muerte?

Las palabras del salmista David nos muestra que es solo una sombra, no es un valle de muerte,  cuando estés en medio de la adversidad debes verla como una sombra que con la luz se desvanece.

La sombra te intimida pero no te puede vencer si sabes quién eres.  David sabía quien era por ello pudo decir: “No temeré mal alguno porque tu Dios estás a mi lado”.

Nosotros como humanos tenemos una capacidad única para enfrentar las adversidades y convertirlas en desafíos y oportunidades a medida que encontramos nuestra razón de ser. Jesús siendo hijo de Dios enfrentó adversidades como humano para mostrarnos que si es posible vencerlas.
Lo que lleva a una persona a vencer la adversidad es su compromiso consigo mismo, es no dejar que las circunstancias determinen su destino, es estar abierto a los cambios, es ser flexible, convertirse en una persona resiliente.

Leí un cuento de Pedro Pablo Sacristán llamado “La mala suerte de Pescafrito”, cualquier parecido es pura coincidencia. Hay quienes dicen que tienen mala suerte, y aquí hay una gran enseñanza a nuestras vidas:

“En aquella tienda de animales la mala suerte tenía un nombre: Pescafrito, un pequeño pez famoso porque nunca estaba en el acuario adecuado. Cada vez que tocaba reordenar los tanques, Pescafrito acababa por error o descuido en el más peligroso para él. Desde otros tanques tranquilos y seguros, sus primos y hermanos veían divertidos sus desesperadas carreras por evitar ser la merienda de algún grandullón.

A pesar de su increíble mala suerte, Pescafrito no se desanimaba, y en cada carrera ponía todo su empeño en librarse de nuevo, aunque sintiera el dolor de algún que otro mordisco en sus aletas o el cansancio de nadar entre plantas y rocas a cualquier hora del día o de la noche.

Así fue sobreviviendo Pescafrito Malasuerte, como todos le llamaban, hasta que un día de reorganización en los acuarios, Pescafrito por fin acabó compartiendo tanque con todos sus primos y hermanos. Pero mientras se juntaban a su alrededor para conocer sus desventuras, un cuidador despistado echó en ese mismo tanque al más grande, hambriento y peligroso de los peces de la tienda. Fueron sólo unos minutos, pero el enorme pez no necesitó más para acabar con todos los pececillos… excepto Pescafrito, que acostumbrado a huir de muchos peces a la vez, no tuvo problemas en escapar de uno solo.

Poco después entró en la tienda un gran experto en acuarios, y al ver a Pescafrito vivo en el mismo tanque que el pez grande no se lo podía creer. Estuvo horas en la tienda, observándolo, viéndolo escapar una y otra vez con su nadar lleno de giros y piruetas y su increíble capacidad para esconderse. No tenía dudas: era un pez único en el mundo, y el experto lo llevó consigo para ser la estrella de todas sus colecciones y acuarios.

Y Allí Pescafrito vivió feliz con todo tipo de atenciones y cuidados, pensando lo buena que había sido para él su famosísima mala suerte.”

“Mi actitud ante la adversidad determinará mi futuro” Pedro Sifontes