Continuamente recibo muchos correos de personas que están atravesando
diferentes dificultades bien sea en sus relaciones, en sus trabajos o negocios
y hasta aprietos financieros. Muchos ya están cansados de luchar, otros ya no
saben qué hacer.
¿Qué hacer cuando todo parece un valle de sombra de muerte?
Las palabras del salmista David nos muestra que es solo una sombra, no
es un valle de muerte, cuando estés en medio de la adversidad debes verla
como una sombra que con la luz se desvanece.
La sombra te intimida pero no te puede vencer si sabes quién eres.
David sabía quien era por ello pudo decir: “No temeré mal alguno
porque tu Dios estás a mi lado”.
Nosotros como humanos tenemos una capacidad única para enfrentar las
adversidades y convertirlas en desafíos y oportunidades a medida que
encontramos nuestra razón de ser. Jesús siendo hijo de Dios enfrentó
adversidades como humano para mostrarnos que si es posible vencerlas.
Lo que lleva a una persona a vencer la adversidad es su compromiso
consigo mismo, es no dejar que las circunstancias determinen su destino, es
estar abierto a los cambios, es ser flexible, convertirse en una persona
resiliente.
Leí un cuento de Pedro Pablo Sacristán llamado “La mala suerte de
Pescafrito”, cualquier parecido es pura coincidencia. Hay quienes dicen que
tienen mala suerte, y aquí hay una gran enseñanza a nuestras vidas:
“En aquella tienda de animales la mala suerte tenía un nombre:
Pescafrito, un pequeño pez famoso porque nunca estaba en el acuario adecuado.
Cada vez que tocaba reordenar los tanques, Pescafrito acababa por error o
descuido en el más peligroso para él. Desde otros tanques tranquilos y seguros,
sus primos y hermanos veían divertidos sus desesperadas carreras por evitar ser
la merienda de algún grandullón.
A pesar de su increíble mala suerte, Pescafrito no se desanimaba, y en
cada carrera ponía todo su empeño en librarse de nuevo, aunque sintiera el
dolor de algún que otro mordisco en sus aletas o el cansancio de nadar entre
plantas y rocas a cualquier hora del día o de la noche.
Así fue sobreviviendo Pescafrito Malasuerte, como todos le llamaban,
hasta que un día de reorganización en los acuarios, Pescafrito por fin acabó
compartiendo tanque con todos sus primos y hermanos. Pero mientras se juntaban
a su alrededor para conocer sus desventuras, un cuidador despistado echó en ese
mismo tanque al más grande, hambriento y peligroso de los peces de la tienda.
Fueron sólo unos minutos, pero el enorme pez no necesitó más para acabar con
todos los pececillos… excepto Pescafrito, que acostumbrado a huir de muchos
peces a la vez, no tuvo problemas en escapar de uno solo.
Poco después entró en la tienda un gran experto en acuarios, y al ver a
Pescafrito vivo en el mismo tanque que el pez grande no se lo podía creer.
Estuvo horas en la tienda, observándolo, viéndolo escapar una y otra vez con su
nadar lleno de giros y piruetas y su increíble capacidad para esconderse. No
tenía dudas: era un pez único en el mundo, y el experto lo llevó consigo para
ser la estrella de todas sus colecciones y acuarios.
Y Allí Pescafrito vivió feliz con todo tipo de atenciones y cuidados, pensando lo buena que había sido para él su famosísima mala suerte.”
“Mi actitud ante la adversidad determinará mi futuro” Pedro Sifontes
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