La incertidumbre refiere la duda o perplejidad que sobre un asunto o
cuestión se tiene. “Existe una enorme incertidumbre acerca del rumbo que
tomarán las negociaciones tras la reciente decisión del director de abandonar
su cargo”. En este sentido del término, la incertidumbre se iguala a un estado
de duda en el que predomina el límite de la confianza o la creencia en la
verdad de un determinado conocimiento.
Dentro de un estado de incertidumbre habrá una
clarísima dificultad a la hora de efectuar un pronóstico sobre el futuro.
El sentimiento absolutamente opuesto a la incertidumbre es la certeza. Cuando alguien tiene certeza de algo es porque existe a priori un conocimiento seguro y evidente de que algo es cierto, hay pruebas irrefutables y un estado de cosas que lo confirman como cierto.
La incertidumbre en cuestión podrá afectar los campos de acción y de decisión o bien afectar la creencia, fe o validez de un determinado conocimiento.
Lo normal en estos casos es la suspensión de la
decisión que se pensaba implementar ante un estado normal de situación para
evitar de este modo alguna equivocación o error grosero que nos pueda complicar
a futuro.
Ahora bien, debemos remarcar que en los contextos económicos y estadísticos, es donde más se aprecia el uso de este concepto, cuando las circunstancias que se presentan hacen imposible la realización de un diagnóstico certero acerca de lo que vendrá como consecuencia del estado de cosas vigente. Por supuesto y como ya vimos gracias al ejemplo, la incertidumbre tiene sí o sí consecuencias negativas para la actividad económica porque limitará las inversiones de cualquier tipo de manera trascendente.
Ahora bien, debemos remarcar que en los contextos económicos y estadísticos, es donde más se aprecia el uso de este concepto, cuando las circunstancias que se presentan hacen imposible la realización de un diagnóstico certero acerca de lo que vendrá como consecuencia del estado de cosas vigente. Por supuesto y como ya vimos gracias al ejemplo, la incertidumbre tiene sí o sí consecuencias negativas para la actividad económica porque limitará las inversiones de cualquier tipo de manera trascendente.
Por caso es que la incertidumbre es abordada científicamente desde la economía para poder considerar decisiones y soluciones apropiadas a ese contexto tan especial.
Por otro lado, por incertidumbre también se suele llamar a la
inseguridad que un individuo puede experimentar tras determinado suceso. “Luego
del violento alud existe una gran incertidumbre acerca del paradero de los
expedicionarios”.
En ambos casos mencionados precedentemente la incertidumbre goza de una connotación negativa y que básicamente consistirá en un importante grado de desconocimiento, o en su defecto, de falta de información porque en efecto existen desacuerdos sobre lo que se sabe o lo que podría llegar a saberse.
Vivimos en el mar del cambio y la incertidumbre, pero eso no tiene por qué ser malo. En su libro La ley del quizás, la consultora de negocios Allison Carmen toma como punto de partida una célebre fábula oriental que le contó su profesor de chi kung, una terapia medicinal de origen chino que se basa en el control de la relajación, para explicar su teoría sobre lo incierto. La historia se resume así:
"Un día, el caballo de un campesino se escapó. Su vecino le dijo:
“¡Qué mala suerte has tenido!”. El granjero le respondió: “Quizás”. Al día
siguiente, el animal regresó acompañado de cinco yeguas. El hombre volvió y le
felicitó: “¡Qué buena suerte has tenido!”. El dueño replicó: “Quizás”. Poco
después, el hijo del campesino, que solía montar a caballo, se cayó y se rompió
una pierna. El amigo le comentó: “¡Qué mala suerte has tenido!”. Este contestó:
“Quizás”. Al día siguiente llegaron unos oficiales del Ejército para reclutar
al muchacho y luchar en la guerra, pero no pudieron llevárselo porque tenía la
pierna rota. Entonces el vecino exclamó: “¡Qué buena suerte has tenido!”. El
padre repitió: “Quizás”.
El mensaje de este tradicional relato es claro: no se puede saber el
alcance de lo que sucede a nuestro alrededor en todo momento. Las cosas
acostumbran a pasar por algo, según dicen algunos maestros, pero tal vez
tardemos un tiempo en desvelar en qué consiste ese algo. Era lo que Steve Jobs,
fundador de Apple, definió en su teoría de “conectar los puntos” y que explicó
en el célebre discurso que dio en 2005 a los recién graduados de la Universidad
de Stanford.
Muchos acontecimientos inesperados que suceden en la vida de cualquiera
adquieren todo su sentido cuando se contemplan en perspectiva. Por ejemplo: una
vocación que se descubre después de haber perdido un trabajo que solo producía
insatisfacción, el padecimiento de una enfermedad que facilita la reflexión y
que desembocará en importantes cambios, o una ruptura que va seguida de forma
imprevista por el hallazgo del verdadero amor.
Allison Carmen dice al respecto: “Los seres humanos tienen una asombrosa
capacidad para olvidar que una de las pocas certezas con las que pueden contar
a lo largo de la vida es que esta va cambiando. En cuanto las cosas dan un giro
inesperado, tendemos a sentirnos abrumados por la incertidumbre. Pero cuando
empezamos a aplicar la idea del quizás vemos que el ciclo del cambio es
incesante. Cada resultado ofrece más posibilidades futuras”.
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