martes, 5 de noviembre de 2019

Rumiando


¿Eres de las personas que piensa todo a fondo, antes de actuar? Entonces quizás es momento de dejar a tu cerebro en paz. No es que pensar sea malo, todo lo contrario, pero pensar demasiado puede ser un obstáculo en el camino para alcanzar lo que deseas.

 Resulta ser que nuestro cerebro es capaz de operar a nivel inconsciente con una gran efectividad. Esto es posible porque aprende con rapidez y luego es capaz de ejecutar acciones “en automático”. Es lo que el neurocientífico David Eagleman llama “los programas impresos en el sistema”. 

Con ello quiere decir que una vez que nuestro cerebro aprende a hacer algo ya no le dedica tanta energía a repetir esa acción, y lo mejor, es capaz de mejorar el desempeño a medida que avanza en la práctica.

Tu clase de yoga. Las primeras sesiones obligan al cerebro a aprender una cantidad de poses, un ritmo de respiración, y de paso, a concentrarse en el presente. Nada fácil. Pero a medida que avanzas en la práctica se desarrolla una memoria que mueve al cuerpo sin necesidad de pensar en cada detalle. Así llega el momento cuando vas de una pose a otra simplemente porque el cerebro sabe lo que tiene que hacer. Lo mismo sucede con el tenis o el manejo de un auto. Así se desarrolla lo que en artes marciales se llama munshi no shin o “mente sin mente”. Es acción sin intervención del pensamiento racional y consciente.

Lo que sucede a partir de ese instante es que comienzas a fluir con la acción y tu conciencia es capaz de entrar en terrenos más sutiles y enfocarse en la profundidad del presente. Paul Zehr, profesor de neurociencia y autor de Black Belt Brain, sugiere que no se trata de no usar el cerebro, al contrario, la idea es usarlo de manera más efectiva y eficiente. Para ello hace falta dejar que nuestro sistema nervioso trabaje libremente en ciertas acciones sin estar intentando hacer las cosas a propósito y tras mucho pensar.

 Otro ejemplo: cuando los deportistas caen en un bajón suelen decir “es que estoy pensando demasiado en lo que hago mal”. Con esto se refieren a que están tan pendientes de sus movimientos que no dejan espacio a la sabiduría del cuerpo. Y acá es donde viene una aclaratoria importante: este estado de fluidez en el presente, que permite la acción del inconsciente, es posible luego de haber hecho el esfuerzo de aprender y practicar mucho. No cae del cielo.

 Lo que nos trae de vuelta a la costumbre de pensar mucho las cosas antes de actuar. Porque si bien la conciencia de nuestras acciones y la atención que surge de la mente racional es vital para desenvolvernos en el presente, no podemos estar constantemente “metiéndonos en el camino” de nuestro cerebro. 

¿La razón? Este órgano maravilloso es más complejo y profundo que nuestros pensamientos. Estos son, a fin de cuentas, una manifestación de la mente, pero no lo son todo. Nuestro cerebro está conectado de forma más integral a nuestro cuerpo y alma (si crees en ella).

¿Le dedicarías unos minutos a pensar en esto? No lo pienses demasiado y prueba. Déjate fluir, abriéndole la puerta a tu intuición y sabiduría interna, y lo más importante, disfruta el paseo.


 ¿O acaso eres también de esas personas que van rumiando pensamientos cuando navegan río abajo?


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