Pasivo es un adjetivo que proviene del latín passivus y
que cuenta con diversos usos. Una persona pasiva es aquélla que no hace
las cosas por sí misma, sino que deja obrar a los demás. La pasividad es
una actitud opuesta al compromiso, a la acción constante, a la
voluntad de dirigir la propia vida y de involucrarse con todas y cada una de
sus etapas.
del agente y que no coopera con ella. Veamos una oración de ejemplo: “Creemos
que el acusado es el responsable pasivo de la situación ya que, si bien no tuvo
una intención dañina, no puede obviarse su actuación al respecto”.
Podemos definir la asertividad como un rasgo de la conducta social que
se caracteriza por una comunicación abierta y franca, manteniendo a la vez el
respeto con las posturas de los demás
interlocutores. Aunque discrepe de las opiniones de los demás, una
persona asertiva muestra una gran capacidad empática y es capaz de ponerse en
el lugar de sus oponentes.
La asertividad no reduce los conflictos, pero sí contribuye a generar un
ambiente en e que pueden ponerse de manifiesto y eventualmente solventarse.
(Definición Diccionario de Psicología. Larousse).
En definitiva podemos afirmar que la finalidad de la conducta
asertiva es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros
legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un
estado interior de autoconfianza.
Como estrategia y estilo de comunicación, la "asertividad" se
diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares:
la "agresividad" y la "pasividad".
Radiografía del pasivo:
– Pasivo es el que decide no preocuparse por ningún problema y vivir al
margen de lo que ocurre. No se anota ni se compromete con nadie. Asume una
postura deliberada y permanente de automarginación.
– En el pasivo se observa falta de análisis y mucha flojera mental. Toda
su filosofía mental se resume en un par de frases: “igual, no pesco”.
– No protesta ni se enoja. Simplemente procura no verse afectado por
nada. Quiere vivir cómodamente, sin problemas, en su mundo.
– Está disconforme con la sociedad en que vive, lo mismo que el rebelde.
Pero éste último no se conforma, mientras que el pasivo sólo exterioriza su
desagrado a través de un aspecto físico descuidado y una forma irónica de
hablar.
Existen dos tipos de pasivos:
El que por desengaño, que decide cortar con el mundo exterior, debido a
alguna experiencia desagradable. Por ejemplo, fracaso en los estudios,
desilusión en sus relaciones de amistad… La falta de madurez para afrontar esas
situaciones le lleva a evadirse de la realidad.
El pasivo de moda que, de entrada, adopta esa postura simplemente porque
es un modo fácil de vivir o porque sus amigos se mueven y comportan igual.
El camino hacia la pasividad
Cuando los adolescentes encuentran un clima desfavorable para
desarrollar su personalidad pueden optar por rumbos equivocados. No faltará en
el colegio o entre sus amigos quien le deje fascinado con la “pseudofilosofía”
del pasivismo: “Esto no se puede cambiar; es mejor pasar de todo, lo importante
es no tener problemas”.
La difusión de la pasividad como forma de vida se debe fundamentalmente,
a dos razones:
Primero, al cambio de ambiente social desfavorable. Muchos adolescentes
observan que los valores preferidos por los adultos son el éxito, el
rendimiento, el poder del dinero o el bienestar. Los nuevos “ideales” de la
gente mayor se reducen, en muchos casos, a intereses individualistas, lo que no
estimula a los jóvenes a participar activamente en la sociedad.
Ante ello, los adolescentes pueden llegar a preferir que les dejen vivir
“su vida”. No se trata sólo de una actitud de protesta, es la expresión de un
problema interior: miedo a no llegar jamás a rendir tanto como el mundo adulto
exige, desconfianza a la competencia de los otros seres humanos, escepticismo
ante las promesas de una felicidad pasajera y trivial, soledad en medio de las
tanto materialismo o desengaño de los ideales de la gente grande.
En segundo lugar, la pasividad surge también cuando el joven se va
acostumbrando a una vida sin esfuerzo y muy permisiva. Si ha encontrado siempre
todo hecho y ha vivido cómodamente, sin problemas, sin tomar decisiones,
responsabilidades, ni aportar personalmente a su familia ni al colegio,
preferirá seguir actuando así.
La nueva proliferación de pasivos, en este sentido, está muy relacionada
con los hábitos adquiridos desde la infancia o en la sociedad del bienestar.
Viene de esos niños que han tenido todos sus deseos satisfechos, que han
conseguido todo sin esfuerzo. No están preparados para asumir ningún tipo de
contrariedad ni renunciar a ningún capricho. No son capaces de resolver los
problemas más corrientes de la vida y se conforman con lo instantáneo y con lo
“suficiente” para pasar el rato.
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