Las necesidades humanas fundamentales son finitas, pocas y
clasificables. Además las necesidades humanas fundamentales son las mismas en
todas las culturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia, a través
del tiempo y de las culturas, son la manera o los medios utilizados para la
satisfacción de las necesidades.
Las necesidades fundamentales son: subsistencia (salud, alimentación,
etc.), protección (sistemas de seguridad y prevención, vivienda, etc.), afecto
(familia, amistades, privacidad, etc.) entendimiento (educación , comunicación,
etc.), participación (derechos, responsabilidades, trabajo, etc.),
ocio (juegos, espectáculos) creación (habilidades, destrezas), identidad
(grupos de referencia, sexualidad, valores), libertad (igualdad de derechos).
Concebir las necesidades tan sólo como carencia implica restringir su
espectro a lo puramente fisiológico, que es precisamente el ámbito en que una
necesidad asume con mayor fuerza y claridad la sensación de “falta de algo”.
Sin embargo, en la medida en que las necesidades comprometen, motivan y
movilizan a las personas, son también potencialidad y, más aún, pueden llegar a
ser recursos. La necesidad de participar es potencial de participación, tal
como la necesidad de afecto es potencial de afecto.
Integrar la realización armónica de las necesidades humanas en el
proceso de desarrollo, significa la oportunidad de que las personas puedan
vivir ese desarrollo desde sus comienzos; dando origen así a un desarrollo
sano, autodependiente y participativo, capaz de crear los fundamentos para un
orden en el que se pueda conciliar el crecimiento económico, la solidaridad
social, el crecimiento de las personas y la protección del ambiente.
Las necesidades humanas básicas referidas, deben constituirse en
derechos inalienables del ser humano, ya que su posesión y práctica hacen a la
dignidad del individuo y las comunidades.
La satisfacción de estas necesidades implica un marco ambiental sano. La
degradación del ambiente, provocada por los procesos de contaminación
y “explotación” irracional de los recursos, atenta
gravemente contra ellas. Actualmente y a nivel mundial, los modelos de
desarrollo económico y tecnológicos han provocado que millones de seres humanos
no hayan tenido posibilidad de acceder a la satisfacción de estas necesidades
básicas.
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