miércoles, 15 de abril de 2020

La Grandeza Humilde

A casi todos nos inculcaron desde niños la importancia de cultivar la humildad. Este es un principio muy bonito, de hecho, es algo que la mayoría de los grandes personajes de la historia de la humanidad comparten, el problema es que muchas personas lo malinterpretan y lo confunden con una desacreditación de los propios logros.


Esto es algo que ocurre mucho en las áreas creativas, en donde, gracias a este entendimiento erróneo de la humildad, podemos encontrar a ilustradores que presentan su trabajo a los clientes como “dibujitos” o diseñadores que dicen hacer simples “loguitos”.

La mala interpretación de la humildad se hace más patente aún frente a la recepción de un halago. Cuando algún colega, amigo, familiar, o incluso, un cliente felicita a un creativo por su trabajo, es probable que éste tenga el impulso inmediato de desacreditarse, aludiendo a diferentes cosas sin importancia. Un diseñador, por ejemplo, podría decir que Photoshop ayudó mucho, un fotógrafo podría aludir a que con una luz de atardecer perfecta era prácticamente imposible tomar malas fotos, un periodista podría decir que las respuestas del entrevistado hicieron todo el trabajo o un diseñador web quizá diga que no fue un proyecto complicado gracias a que WordPress ya incluye todas las funcionalidades necesarias.

Para mucha gente es difícil recibir un halago y responder con un simple “gracias”, sino que, de manera innata, buscan la forma de restarse mérito.

Conozco esto bien porque yo solía ser así. Afortunadamente es un hábito que he logrado cambiar con el tiempo.

Si tu trabajo es bueno, es inevitable que tu entorno y, sobre todo, tus clientes lo noten y te lo hagan saber.

Entonces…
¿Por qué nos sentimos incómodos con los halagos?

Porque nosotros conocemos el tras bambalinas, todo aquello que los clientes jamás verán, todas esas dudas que pasan por nuestra cabeza mientras creamos.

Nosotros sabemos claramente cuáles fueron nuestras referencias, sabemos en qué nos inspiramos y la cantidad enorme de bocetos deficientes que desechamos antes de llegar al resultado final. 

Desde nuestra perspectiva, podemos apreciar, a diferencia de nuestros clientes, que nunca hemos sido genios, ni superdotados; que esas ideas que a ellos les parecen magníficas, en realidad son cosas que leímos en un libro o que dijo otra persona que probablemente sea más inteligente que nosotros.

Estamos en una posición tan cercana al proceso creativo que nuestra visión está nublada por todas las imperfecciones del camino, sin embargo, eso no es lo que ve la otra gente. Ellos ven el resultado final, la parte genial de nuestro trabajo y están en todo su derecho de felicitarnos, si lo consideran pertinente; mientras que, por nuestra parte, debemos estar abiertos a recibir y aceptar esos halagos con la consciencia de que lo merecemos.

Con esto no quiero decir que debamos andar por allí como unos engreídos, creyéndonos los mejores del mundo.


La verdadera humildad está en recibir los comentarios positivos con una sincera gratitud y, sobre todo, en compartir el crédito con quienes participaron en el proceso y contribuyeron a que el trabajo se llevase a cabo.


El Peaje De La Comunidad


Eso sucede en todos los sitios, aún en las comunidades más santas. No debemos soñar en grupos humanos donde no existan las formas de ser que me molestan. En el fondo todas son necesarias para mantener el equilibrio del conjunto. Por eso más nos vale pagar cuanto antes el peaje para disfrutar de la autopista.

Ese peaje supone el trabajo del propio corazón, si no queremos ir por la autopista con el freno de mano echado. Afrontar con naturalidad esa realidad es muy importante. Ayuda a mejorar las relaciones, a ser pacientes, a sobrellevar las debilidades de los demás. La ayuda en carretera –corrección fraterna la llamamos- no es echar en cara ni humillar. 

Se puede avisar de los peligros y se puede ayudar a reparar los desperfectos, para lo que el perdón y la misericordia son herramientas indispensables en toda relación humana. Cuando una comunidad toma conciencia de ello y sus miembros trabajan en ello, la comunidad experimenta una gran transformación, aunque siga teniendo sus debilidades.


No estrechemos la autopista con nuestra mezquindad, preocupados de exigir a los demás lo que nosotros no damos, o mostrando nuestra insatisfacción por lo que nos molesta de los demás. La corrección busca el bien del otro con amor. La insatisfacción volcada en la crítica es el desagüe de nuestras aguas fecales.

Dejemos la autopista en su anchura original para que puedan circular todos los vehículos por ella, y no sólo los de nuestra marca. Que nuestra magnanimidad atraiga más que ahuyente, sin que ello signifique permiso para saltarse las normas comunitarias establecidas, supervisadas siempre por la corrección fraterna.

La Seguridad Y Confianza



La confianza en uno mismo es una manera sana de comunicarse. Es la capacidad de defenderse de forma honesta y respetuosa. Todos los días, nos enfrentamos a situaciones en las que tener confianza y seguridad en nosotros puede ser de gran ayuda; por ejemplo al invitar a alguien a una cita, al acercarse a una maestra para hacerle una pregunta o presentarse a una entrevista para la universidad o un trabajo.

No todos tienen confianza en sí mismos naturalmente. Algunas personas se comunican de manera demasiado pasiva. Otras personas tienen un estilo demasiado agresivo. Un estilo seguro es el equilibrio ideal entre estos dos extremos.

Ser seguro significa lo siguiente:
Puedes expresar una opinión o decir cómo te sientes.
Puedes pedir lo que deseas o necesitas.
Puedes expresar tu desacuerdo de manera respetuosa.
Puedes hacer sugerencias o dar a conocer tus ideas.
Puedes decir "no" sin sentirte culpable.
Puedes defender a otra persona.

¿Por qué es importante?
Un estilo de comunicación seguro puede ayudarnos a hacer los que deseamos, pero es mucho más que eso. Cuando nos sentimos seguros de nosotros mismos, nos respetamos y respetamos a otros.

Las personas que hablan con seguridad y confianza demuestran que creen en sí mismas. No son demasiado tímidas ni demasiado avasalladoras. Saben que sus ideas y sus sentimientos son importantes. Tienen confianza.

Las personas seguras de sí suelen hacer amigos con más facilidad. Se comunican con respeto hacia las necesidades de las otras personas y a sus propias necesidades. Suelen ser buenas para resolver conflictos y desacuerdos. 

Las personas que respetan son respetadas.

Sin Eje Vertebrador


La naturaleza cambiante de los documentos (tablillas, papiros, pergaminos, papel, bytes) y sus condiciones de acceso condicionan nuestro concepto de biblioteca, bibliotecario y usuario. Con la digitalización el documento pierde el soporte y estas definiciones la consistencia; colección, usuario y bibliotecario adquieren un significado diferente que nos hacen cuestionar lo que es y debe ser la biblioteca y cuál será nuestro papel. 

Recurrir a la biblioteca porque es el lugar donde se encuentran los libros (todavía nuestro mayor activo) se agota; conseguir que los ciudadanos nos sigan considerando opción para obtener información es cada vez más complicado y no creo que estemos en disposición de transformarnos en un “makerspace” sin libros de la noche a la mañana. 

¿Dónde se encuentra la esencia de la biblioteca que queremos ofrecer?, ¿tenemos que rellenar con tecnología los huecos dejados por los libros que no vamos a comprar?, ¿seguirá siendo la lectura nuestro eje vertebrador?, ¿hacia dónde debemos dirigir la mirada ahora que el libro parece no tan importante?

Nos gusta imaginar las futuras bibliotecas como espacios dinámicos y abiertos, transitados por personas que utilizarán la tecnología para aprender, hacer y enseñar. A mí también, y creo que estará a nuestro alcance si apostamos por abandonar nuestra zona de confort para superar dinámicas consideradas consustanciales. Y a veces no será fácil:



Los Ventajeros


Si hay un tipo de personas que detesto, es el ventajero.

Ese que aprovecha el mínimo resquicio para meterse y usar todo lo que tenga a su alcance para su propio provecho, en cualquier ámbito.

Y ese tipo de personas es el que aparece cada vez que vamos a pagar algún impuesto o factura, y nos cansamos de esperar nuestro turno, media hora, una hora o a veces más.

Sobre todo ahora que todo está colapsado por donde se lo mire. Si vas al correo, si vas a Servicios Públicos, a telefónica, a pagar la tarjeta, a los supermercados y ni hablar de los bancos.

De pronto cuando crees que te toca por fin llegar a la ansiada ventanilla, aparece la madre con el niño en brazos. Por lo general es un niño que bien podría mantenerse en sus propios pies o sentado en una silla, no necesariamente en brazos de su madre, de su padre o a veces de sus abuelos, pero ahí está, erigido como espada de vencedor (pobre niño, usado para tal propósito).

Si no es la madre con el niño, aparece la embarazada, que sin ningún escrúpulo, luce su abultada panza que le genera el derecho a pasar por sobre todos los sufridos ciudadanos que esperan su turno. Que yo sepa el embarazo no es una enfermedad, sino todo lo contrario.

Otras veces, o seguidamente, viene el anciano apoyado en un bastón, que parece ser que estuviera solo en el mundo sin ningún familiar ni ser humano cercano capaz de hacerle el favor de pagarle sus facturas.

Hoy pequé de persona desconsiderada, y no me arrepiento.

Llegando a la caja, pegado a la ventanilla a punto de pagar mis facturas de  –que no sé por qué motivo no llegan a mi domicilio, sino que tengo que tomarme la molestia de imprimirlas, con el consiguiente gasto de tiempo y recursos- se me acerca una señora pidiéndome que la deje pagar antes ya que estaba “recién operada”, a lo que le respondí que no era mi problema si las empresas no ponen una caja especialmente para casos de personas con problemas físicos para esperar parados, y que mi tiempo también valía.

Por un momento estuve tentado de ceder mi lugar a la ancianita, pero vi que detrás de ella había otras personas ancianas en igual situación, con lo cual procedí a efectuar el pago sin mayores remordimientos.

Seguramente alguien en la cola habrá pensado mal de mí, pero estoy seguro que la mayoría estuvo de acuerdo.



martes, 14 de abril de 2020

Los Comedidos

“La acción más pequeña es mejor que la intención más grande”
A veces, decir “lo que vale es la intención” no es suficiente. Tener la voluntad de ayudar a alguien puede causar problemas… Pero ¿cómo? ¡Si sólo estoy tratando de ayudar!

¿Has preguntado si el otro necesitaba tu asistencia?

Tal vez te haya ocurrido que has querido ayudar a alguien o una persona a intentado asistirte y los resultados no fueron como esperabas. A veces, los demás (y nosotros mismos) empujamos en la dirección contraria.

Las personas que más amamos son las que más nos quieren ayudar, en términos generales. Sin embargo, a veces esa fuerza no nos sirve, porque no nos lleva a donde queremos llegar.

¿Esto quiere decir que tus familiares y amigos son malas personas? ¡Por supuesto que no! Ellos creen que te están haciendo un favor cuando en realidad puede que te estén “hundiendo”.

Te voy a dar un consejo”, dice tu madre. “Tienes que hacer tal o cual cosa” indica tu padre. “¿Por qué no trabajas como yo?” pregunta tu primo. “Cuando tengas más experiencia lo comprenderás”, afirma tu abuela.

Cuando todos los que nos rodean empiezan a opinar sobre nuestra vida, nos están intentando ayudar. ¿Pero a qué precio?, ¿cómo hacemos para actuar como todos nos indican?, ¿y dónde reside lo que deseamos hacer nosotros?

Si nos dejamos llevar por las opiniones ajenas, aunque solo estén tratando de ayudar”, corremos el riesgo de perder el rumbo, no saber hacia dónde nos dirigimos ni qué es lo que queremos lograr. Si a eso le sumamos que en ocasiones no somos muy seguros de nosotros mismos, el problema será peor porque sucumbiremos ante las presiones.

Es imposible agradar a todo el mundo, grábate esto a fuego. Los que te aman dirán que quieren ayudarte, pero en realidad, puede que quieran depositar en ti sus frustraciones o intenten cambiarte para moldearte a su manera.
El hecho de querer ayudar al otro, sin tener en cuenta sus verdaderas necesidades se puede extender a muchos ámbitos.

Por ejemplo, nuestra pareja ha dicho que hoy preparará la cena, que no os preocupéis por nada. En vez de quedarte sentada en el sofá mirando la televisión esperando a que tu media naranja termine la bendita cena, te levantas a cada rato y vas a “inspeccionar” lo que está haciendo: “¿Quieres que pele las patatas?”, “así no se corta la carne”, “mientras tanto voy lavando las ollas”, “¿pongo la mesa”?

¡No es así! Te ha dicho que te quedes en el sofá que desea agasajarte con una rica cena porque te lo mereces después de trabajar todo el día.

¿Por qué es tan difícil no intentar “ayudar”? puedes tener las mejores intenciones, sin embargo estás logrando que tu pareja se sienta un inútilque no tenga la capacidad para preparar una cena o lo que es peor, que siempre tienes que controlarlo todo.

“Si sólo quería ayudar”… La mejor manera de hacerlo es quedarte sentada en el sofá mirando un programa o si no puedes resistir a la tentación de ayudarle, puedes darte un baño o salir a dar un paseo. A tu regreso, la cena ya estará lista y tendrán una velada maravillosa. ¡Si no era tan difícil!

No se trata de dejar de dar consejos ni tampoco de quedarnos de brazos cruzados cuando alguien necesita ayudaPero sí de saber qué momento es adecuado para ofrecer nuestra opinión o echar una mano. 

Una simple frase como por ejemplo “Si quieres, te digo lo que me parece, tú puedes tomarlo o dejarlo” o una pregunta sencilla “¿necesitas que te ayude?” son vitales para no entrometernos tanto en la vida de los demás.

Tratemos de no apabullar al otro y ayudarlo sin tener en cuenta si realmente lo necesitaEs verdad que existen personas muy orgullosas que no piden ayuda, pero quizás si encuentras la manera de analizar sus reacciones o actitudes, puedes comprender cuando le vendría bien que lo asistas.

En el caso de que alguien se entrometa demasiado en tu vida y desee “ayudarte” todo el tiempo, dile que aprecias su preocupación y sus intenciones, que valorarás sus consejos y luego analizarás todas las opciones antes de tomar tu propia decisión.


El Esfuerzo Compensa


Indudablemente, que tener su propio negocio, disponer de un salario proporcional al esfuerzo y trabajar de forma independiente, son de las mejores formas de ganarse la vida: El primero disfruta con lo suyo, el segundo sabe que a mayor esfuerzo, mayores beneficios, y el tercero dispone del tiempo a su comodidad.

Todos tienen ingresos de acuerdo a sus capacidades, y éste será mayor, cuanto mejor dominen sus respectivas áreas.

A todos debo decirles que gasten en proporción a lo que ganen. Cuando se tiene un buen ingreso se desperdicia más dinero de lo que uno puede imaginarse. Sin convertirse en avaros, deben controlar sus egresos, proporcionándose la comodidad adecuada, y ahorrando el excedente, pudiendo también invertir o reinvertir alguna parte del mismo.

Si tienen empleados, deben de acuerdo a lo que producen, corresponderles con justicia. "Trata a los demás, de acuerdo a como te gustaría lo hicieran contigo", es una herramienta que te conducirá a comprender el sentido de la palabra "Humanidad"“Cultiva las buenas acciones, y mantente en paz con tu conciencia” “Se justo y serás recompensado"
Indudablemente, que tener su propio negocio, disponer de un salario proporcional al esfuerzo y trabajar de forma independiente, son de las mejores formas de ganarse la vida: El primero disfruta con lo suyo, el segundo sabe que a mayor esfuerzo, mayores beneficios, y el tercero dispone del tiempo a su comodidad.

Todos tienen ingresos de acuerdo a sus capacidades, y éste será mayor, cuanto mejor dominen sus respectivas áreas.

A todos debo decirles que gasten en proporción a lo que ganen. Cuando se tiene un buen ingreso se desperdicia más dinero de lo que uno puede imaginarse. Sin convertirse en avaros, deben controlar sus egresos, proporcionándose la comodidad adecuada, y ahorrando el excedente, pudiendo también invertir o reinvertir alguna parte del mismo.

Si tienen empleados, deben de acuerdo a lo que producen, corresponderles con justicia. "Trata a los demás, de acuerdo a como te gustaría lo hicieran contigo", es una herramienta que te conducirá a comprender el sentido de la palabra "Humanidad"“Cultiva las buenas acciones, y mantente en paz con tu conciencia” “Se justo y serás recompensado"



Seamos Creativos


Quien no ha hablado alguna vez de la creatividad, en su entorno personal, en su trabajo… Lo cierto es que esta cualidad se presenta como un elemento imprescindible en muchas ocasiones para conseguir el éxito profesional y comprobar lo innovadora que es una persona puede ser una manera de evaluar utilizada en las empresas. 

Que no cunda el pánico, porque aunque muchos afortunados la poseen de manera innata, aquellos que no se consideran tan creativos, están de suerte porque se puede educar siguiendo algunas rutinas. Si bien es cierto que no hay nada mágico y se debe trabajar y perseverar. La creatividad es un elemento importante a la hora de forjar nuestra marca personal.

 –Seguir aprendiendo: Las personas creativas son personas con inquietudes y pasión por la recopilación de nueva información. Siempre buscan alternativas y se hacen preguntas. No hay que quedarse en lo superficial.

Observación: Los sentidos están para utilizarlos y no debemos dejar de observar nuestro entorno poniendo en funcionamiento todos nuestros mecanismos. Lo que nos rodea es una gran fuente de información y hay que saber aprovecharla.

¿Quién dijo error?: Una persona creativa no tiene miedo al fracaso porque sabe como gestionarlo. Con esos errores crean oportunidades de aprendizaje y evalúan lo que salio mal para evitar que vuelva a ocurrir.

Todos tenemos un niño dentro: Esta idea siempre es muy utilizada pero es que esla verdad. Debemos recuperar a ese pequeño que cada persona tiene y ver la vida con una filosofía diferente, disfrutando de lo que hacemos, divirtiéndonos como hacíamos cuando éramos niños.

Apertura mental: Tener una actitud y una mente abierta ayuda y mucho. No se debe juzgar con rapidez y hay que evaluar y pensar el por qué de las cosas antes de tomar decisiones para evitar que sean precipitadas.

Olvidarse del reloj: La creatividad es libre y no atiende a horarios muy estrictos y eso hay que tenerlo en cuenta. Suele manifestarse a primera y última hora del día y se debe aprovechar esos instantes para poder sacar algo provechoso.

-Soñar despierto no es malo: Al contrario, muchas investigaciones demuestran que esta práctica puede sacar lo mejor de uno mismo.

Arriesgarse: No hay que tener miedo de empezar un proyecto y que fracase. Una persona creativa toma ese riesgo y aunque el resultado al final no sea el deseado, el propio proceso y todo lo que conlleva ya es motivador y gratificante.


La imaginación al poder: dar vueltas a la cabeza, pensar en diferentes posibilidades. Imaginar debe tomar protagonismo en toda nuestra vida, en los diferentes ámbitos, no solo en el laboral.


Generar Acuerdos


Hoy en día generar acuerdos es un verdadero reto. En un mundo donde pareciera que el desacuerdo es “el pan cotidiano”, nos matamos por nuestras diferencias y competimos en vez de colaborar, ¿será realmente posible “poner juntos los corazones”?

¿Qué hace que nuestros corazones se separen? ¿Qué hace que tomemos diferentes rumbos? Pienso que es la atención a nuestras necesidades.

Es posible que entremos en conflicto cuando nuestras necesidades son diferentes y queremos satisfacerlas, pero los recursos con que contamos no pueden satisfacer ambas de manera simultánea.

Por ejemplo, queremos entregar en tiempo y cuidar los costos. O quizá tener excelentes resultados y cuidar la calidad de vida del personal. ¿Es posible?

Comparto algunas ideas generales que pueden ser útiles:
1.- Todas las necesidades tienen el mismo valor.
Si en lugar de priorizar, damos valor a todas las necesidades de la misma forma, es posible que encontremos alternativas para que todas sean satisfechas.
2.- Todos los participantes tienen el mismo derecho de ser escuchados
Si cada persona tiene un lugar, es vista, escuchada y puede aportar, las probabilidades que “ponga su corazón” y contribuya a la organización se incrementan considerablemente.
3.- Estar dispuesto a que mi solución no sea la alternativa seleccionada.
Para acordar requerimos estar dispuestos a construir juntos, no a ganar. Hay una gran diferencia entre lo primero y lo segundo. Lo primero nos posibilita para crear alternativas nuevas, posibilidades no exploradas. Lo segundo, limita las alternativas a una opción y generalmente cierra las posibilidades.
4.- Contribuir desde el corazón.
Muchas ocasiones consideramos que si devaluamos al otro, lo criticamos, lo enjuiciamos o lo denigramos “vamos a ganar”. Muchos no nos damos cuenta que esto sólo contribuye a que ambos “paguemos” altos precios individuales y en colectivo. ¿Qué sucedería si aprendiéramos a hablar desde el corazón? Es decir, desde mí, desde mis necesidades, desde lo que deseo, desde lo que puedo aportar y desde lo que me gustaría recibir.
5.- Recordar nuestra suficiencia

Cómo dice Michael Blumenstein: “Suficiencia es la certeza interna de que puedo manejar la incertidumbre”. Muchos de nosotros no estamos dispuestos a abrir el corazón porque tenemos miedo de que si no controlamos todo y es cómo nosotros creemos que debe ser el resultado, no será el adecuado. Quizá nos sorprenda que desde la certeza de nuestra posibilidad de manejar el futuro sin control, seamos más capaces de generar nuevas y en muchas ocasiones, mejores alternativas.

Poner los corazones juntos o acordar, es un arte a aprender, es un reto de la sociedad moderna, es una necesidad en la organización actual. ¿Será que estamos dispuestos a aprender?


Nos Preceden


Pensar es fácil, hacer es difícil,
y convertir los pensamientos en acción es la cosa más difícil del mundo”. de Johann Wolfgang von Goethe

Es sabido el beneficio de Mindfulness en la salud y el bienestar, pero aunque no esté tan estudiado, creo que es igualmente importante el efecto que tiene en los procesos de pensamiento y en la eficacia personal. Una conciencia más ecuánime y lúcida mejora la creatividad, la capacidad de reflexionar, la asignación de prioridades, la toma de decisiones y la capacidad de funcionar en ambientes complejos, incluso nos permite funcionar con dos hipótesis contradictorias. Por ello quiero iniciar una serie de reflexiones que colgaré en el blog sobre este tema. Para empezar, tomaré un proceso mental que exploramos en el retiro de Mindfulness de este verano, las diferencias entre la Intención y la Acción.

La intención, como dice Goethe en su cita, sería el pensamiento que precede a la acción, sea esta un movimiento del cuerpo o una palabra. La intención por tanto es íntima y personal, la acción es pública e irrevocable. Una persona es dueña de sus intenciones pero responsable ante otros de sus actos. 

Tomar conciencia de las intenciones hace que nuestras acciones sean más coherentes, precisas y mejor enfocadas, respondiendo mejor a lo que demanda cada situación. Una de las grandes fuentes de frustración nace de las acciones que producen resultados alejados de las intenciones, quizás porque se actúa precipitadamente, o, también, por causas del azar, que es una condición más importante de lo que parece (como bien explica D. Kahneman). 

Hay un cita atribuida a Oscar Wilde que me fascina “no good deed goes unpunished “que podríamos traducir como “toda buena acción” tiene su justo castigo”!!. Para algunos significa que la vida no siempre es justa y que las cosas no siempre salen como queremos. A mí me lleva a reflexionar sobre ¿Qué es eso que consideramos “buena acción”? y ¿Cuál era realmente la intención que estaba originando esa “buena acción”?. Por otro lado, la filosofía Oriental enfatiza la importancia de la intención y el desapego al resultado de la acción (como recoge el Bhagavad Gita).

Las personas reactivas se caracterizan porque su intención es inseparable de la acción, por lo tanto no llegan a contemplar la intención y a valorar sus consecuencias. La sabiduría nos ayuda a crear un espacio entre la intención de hacer algo, digamos ir al frigorífico para coger un helado o enviar un email de respuesta incendiaria, y la acción en sí. 

Este espacio mental nos permite valorar si esa acción es la más adecuada. Parafraseando a otro de mis pensadores favoritos, Viktor Frankl, “lo importante no es lo que nos pasa (por la cabeza, es decir la intención) sino lo que hacemos con ello (es decir la acción). Por ello, cualquier esfuerzo por construir, ampliar y enriquecer las posibilidades del “espacio de libertad que hay entre la intención y la acción», entre los acontecimientos externos o los pensamientos y las respuestas que damos a ellos, permite que los seres humanos creen un espacio en el que responder creativamente a los desafíos de la vida. Esta es la esencia de la práctica de Mindfulness. Pruébelo!

Para que no quede en ideas y palabras, proponemos un ejercicio práctico para explorar directamente la diferencia entre intención y acción. El ejercicio consiste en fijarse cuando hay intención presente en la mente y cuando esta intención se convierte en acción. Puede ser respecto a una llamada de teléfono, satisfacer el apetito en la comida, o antes de realizar alguna actividad que uno le gusta o tener que hacer una tarea no deseada.

Contemplando la intención en la mente se puede identificar cuando es débil y está cargada dudas, o cuando es poderosa y se convierte en anhelo o deseo, estados mentales de los hablaremos otro día. La contemplación también se puede extender a la acción y ver de qué forma esta acción ha respondido a la intención, algo que también exploraremos otro día.


Confianza En Dar La Cara


En este mundo tan sumergido entre las transformaciones y las contradicciones parece que la expresión “dar la cara” fuese sacada de alguna obra literaria. “Dar la cara” es dar crédito. Dar crédito es dar confianza dice “paradójicamente” un anuncio de la radio de un banco.

Pero aunque intentemos hacer matrices, esquemas y Excel para organizar nuestra vida, no siempre sale según lo esperado. Y no siempre tenemos a nuestro lado las personas afines, las que comparten esa misma historia, esos mismos códigos, con las que cerramos los ojos y nos entendemos. A veces tenemos que gestionar la diversidad, y esa diversidad está en poder dar crédito y confianza a gente con la que pensamos diferente, actuamos diferente, tenemos historias diferentes, porque sabemos en el fondo que su talento, competencias y valores nos aportan en nuestro día a día.

Pero además de gestionar esa diversidad el “dar la cara” implica un paso más, probablemente más valiente, donde los verdaderos líderes asoman, aquellos que son capaces de poner en valor lo que nadie puso en valor hasta hoy, “dar la cara” a pesar de lo que se diga, a pesar de lo que se piense, a pesar de la historia, a pesar de todo. Será allí que nos daremos cuenta que habiendo regalado ese acto de confianza estas personas puedan dar incluso más de lo que nos dan aquellas personas afines.

Muchas veces el miedo es quien impide que exista confianza, en cualquier tipo de relación. Si vivimos con miedo, enfocamos nuestra energía y esfuerzos a protegernos y jamás podremos hacer cosas diferentes, innovar, cambiar, etc. Si el líder desarrolla seguridad en su equipo o el padre o madre en su familia, existirá confianza más allá de las compatibilidades y el grupo trabajará en conjunto obteniendo mayores y mejores resultados. Podemos ponernos las excusas que queramos, sólo servirá para dejar pasar unas horas, no más
.
Todos necesitamos, aunque pensemos lo contrario, de esa persona que sea capaz de “dar la cara” por nosotros en los momentos difíciles. Es entendible que busquemos inconscientemente estar rodeados del líquido amniótico de la confianza porque hay sensaciones que no se olvidan. Ya que ese líquido nos ha cuidado en su día, nos ha dado cierta seguridad y en la vida real instintivamente buscamos lo mismo.

Por eso, la responsabilidad del líder es tan alta y exigente y no es una misión para cualquiera. “Dar la cara” equilibrando las necesidades del negocio y compatibilizarlos con las expectativas de su equipo, y a la vez mantener la confianza de ambas parte en alto, no es una misión fácil. Ese líder que “da la cara” va primero, toma riesgos, no prejuzga y otorga confianza para generar confianza. Y en ese pacto implícito asumimos que esa confianza se gana a base de mucho trabajo pero también se pierde con muy poco esfuerzo.


“Dar la cara”, jugársela por el otro a pesar de los pesares es uno de los mayores testimonios de madurez, de grandeza, de profesionalidad, de amistad, de valores, de humildad, de fortaleza, de compañerismo. 

Es hora de darnos a luz a nosotros mismos, salir de nuestro mundo amniótico, porque gestionar lo previsible sólo nos aportará resultados previsibles, gestionar situaciones o personas previsibles nos convertirá en manager, madres, padres, amigos o gestores de equipos previsibles. Y por si nos queda alguna duda, recordemos lo que nos dijo alguna vez Ernest Hemingway: “La mejor forma de averiguar si puedes confiar en alguien es confiar en él”. 

En definitiva, “dar la cara” es confianza.



Dar Lugar A Lo Nuevo


Las creencias, los objetos, las necesidades y las personas se transforman, vienen y van. Todo evoluciona. No habría posibilidad de evolución si retuviéramos lo que se tiene que ir. Estaríamos impidiendo que llegue lo nuevo.

Uno es lo que hace y piensa de sí mismo. La impaciencia y el perfeccionismo son obstáculos para amarse y amar. Estos obstáculos nos llevan a la comodidad y la costumbre, que no sólo nos niegan a nosotros mismos, sino que también niegan al otro, y a los demás, ya que le dan razón al pasado.

No nos damos cuenta de la influencia que tenemos en la vida de los otros. Somos y damos posibilidades. El ser humano no es más que la posibilidad de ser lo que quiere. De eso se trata todo, de tener la posibilidad de elegir como reaccionar, y con eso dar posibilidades de elección.

Muchas veces nos empeñamos en acumular virtudes. Muchas veces construimos nuestra vida alrededor de valores y virtudes que pensamos que nos hacen mejores, y no hacen otra cosa que estancarnos donde estamos.Amar implica trasformación. Si el amor no se transforma, no nos transforma, no es más que hábito, acostumbramiento o cualquier otra cosa que no es amor. El amor actualmente esta muy supeditado al valor del significado de la palabra, pero no al hecho de sentirlo.

Decir Te amo, parece que sólo es utilizable ante algo majestuoso, cuando el amor es todo. El amor es el mismo para todos. Cuando se quiere, se quiere. No se quiere ni más ni menos. Si se puede querer de diferentes maneras, pero el amor no es cuantificable.

El hecho de estar en contacto con otro ser humano es la libertad misma, sino quedaríamos presos de nosotros mismos. En el otro podemos ver nuestra realidad, si somos capaces de verla. El otro es el mejor espejo de uno mismo. El otro es nuestro límite.

Las creencias, los objetos, las necesidades y las personas se transforman, vienen y van. Todo evoluciona. No habría posibilidad de evolución si retuviéramos lo que se tiene que ir. Estaríamos impidiendo que llegue lo nuevo.

La imperfección admite cambios, nos permite aspirar a ser alguien mejor, nos da la capacidad de elegir lo que queremos ser. Y el único centro posible es tomar conciencia de lo real.

Amar implica trasformación. Si el amor no se transforma, no nos transforma, no es más que hábito, acostumbramiento o cualquier otra cosa que no es amor. El amor actualmente esta muy supeditado al valor del significado de la palabra, pero no al hecho de sentirlo.

¿Por eso será que somos tan críticos de los demás? ¿Por qué vemos en ellos nuestras propias miserias? El perfeccionismo es lo que nos lleva a sentirnos descontentos con nosotros mismos y a hacer sentir mal a los demás. No busquemos lo perfecto, sino lo real. Y la realidad es que somos seres indigentes, finitos e ignorantes.

Evaluar Alternativas

Muchas veces nos encontramos en un punto de nuestra vida en donde todo pareciera oscuro, en donde no encuentras una salida para lograr tus metas, en donde tu cuerpo trabaja a toda marcha pero tu alma piensa que las cosas que estás haciendo no son las adecuadas para tu vida.

Es en ese momento en donde debes parar y analizar varios aspectos de tu vida, revisar tus alternativas.

Las alternativas son una serie de soluciones que se nos presentan en nuestro camino para poder cumplir con un objetivo (ya sea tener un trabajo estable,
comprar la casa de los sueños, tener el viaje que nunca hemos tenido, preparar mis cosas para vivir solo(a), entre otras situaciones), y muchas veces nos centramos en que sólo hay una cosa para cumplir esas metas. Pues la realidad es otra, el Universo es tan sabio que te ofrece tantos caminos como sean posibles para que esas cosas que deseas se puedan convertir en una realidad. 

Siempre existirán muchas formas de lograr un resultado o de llegar a un lugar específico. Para eso, debes abrir tu mente a las alternativas y entenderás que no necesariamente porque algo sale diferente a como lo esperabas, quiere decir que haya salido mal.

Muchas veces nos encontramos en un punto de nuestra vida en donde todo pareciera oscuro, en donde no encuentras una salida para lograr tus metas, en donde tu cuerpo trabaja a toda marcha pero tu alma piensa que las cosas que estás haciendo no son las adecuadas para tu vida. Es en ese momento en donde debes parar y analizar varios aspectos de tu vida, revisar tus alternativas
.
Las alternativas son una serie de soluciones que se nos presentan en nuestro camino para poder cumplir con un objetivo (ya sea tener un trabajo estable, comprar la casa de los sueños, tener el viaje que nunca hemos tenido, preparar mis cosas para vivir solo(a), entre otras situaciones), y muchas veces nos centramos en que sólo hay una cosa para cumplir esas metas. Pues la realidad es otra, el Universo es tan sabio que te ofrece tantos caminos como sean posibles para que esas cosas que deseas se puedan convertir en una realidad. 

A muchos de nosotros nos cuesta abrir la mente a nuevos escenarios (espirituales, culturales, laborales, entre otros) y siempre nos quedamos en nuestra bendita zona de confort porque es ahí donde nos sentimos bien, protegidos, y hasta amados y valorados. Pero si seguimos ahí no vamos a descubrir las maravillosas opciones que nos presenta la vida, es por esto que debemos abrir nuestra mente a nuevas aventuras, sensaciones, emociones; disfrutarlas y aprender de cada una de ellas.

Si crees que hay un único camino que recorrer, tendrás millones de formas de fracasar. En cambio, si tienes claro el bienestar que buscas y te abres a las miles de formas para alcanzarlo, tendrás miles de maneras de ser exitoso.



Tercos Y Arrogantes


Generalmente, una persona difícil quiere ser siempre la que manda, logre que las cosas se hagan a su manera, diga la última palabra o demuestre que es la que tiene la razón.
La mayor parte de las veces, aunque no lo exprese ni lo acepte, es egocéntrica e insegura.

Cuando tratas con personas difíciles, necesitas saber con quién tratas (qué motiva el comportamiento de la persona), que quieres lograr y para que lo quieres lograr, cuanto vas a arriesgar de la relación y si vale la pena el desgaste tuyo y de la relación.

Las personas pueden ser difíciles:
Sin darse cuenta de que lo son, ya sea porque:
No pueden manejar adecuadamente sus emociones negativas (estrés, frustración, enojo, etc.), y se desquitan con los demás.

Están tan inmersos en sí mismos, que no perciben las necesidades y la forma de pensar de los demás, dando por hecho que todos piensan o deberían de pensar como ellos y necesitan lo que ellos quieren.

Tienen algunas características que influyen en su conducta, como arrogancia, terquedad, hostilidad, demasiada susceptibilidad, etc. siempre están convencidas de que tienen la razón, aun cuando están equivocadas,

Están manejados por algunas creencias equivocadas, que rigen su vida.
Creencias como:
"En la vida sólo hay vencedores y vencidos", por lo que ellos no pueden ceder y convertirse en vencidos, o
"Ceder es mostrarse débil y la gente se aprovecha de las personas débiles". 
Porque de esa manera consiguen lo que quieren.