miércoles, 22 de abril de 2020

Motivación Mental


La creatividad, en su definición más simple, es aquella capacidad que tenemos los humanos para inventar o crear cosas. Es una capacidad, además, que podemos cultivar a lo largo de nuestra vida. 

De hecho, ya hemos visto en alguna ocasión hábitos para potenciar nuestra creatividad y, por eso, hoy queremos explicarte algunas características que comparten las personas creativas.

Aunque es cierto que hay diferentes formas de mejorar nuestra creatividad, también es cierto que las personas creativas comparten unos rasgos comunes prácticamente inherentes a su persona. Nosotros te queremos destacar cinco características comunes a esas personas:

Son curiosas. Una persona creativa siente curiosidad por todo aquello que le rodea. Pregunta, lee, aprende, se cuestiona lo establecido, analiza las cosas desde varias perspectivas,… Siente curiosidad por aprender cosas nuevas o por profundizar en aquellas que ya sabe.


Son flexibles. Aquellas personas dispuestas a mirar las cosas desde todo los ángulos, cuestionándose sus propias creencias, son más proclives a desarrollar más su creatividad. Están dispuestas a cambiar si hace falta. No tienen problemas con ello.
La creatividad, en su definición más simple, es aquella capacidad que tenemos los humanos para inventar o crear cosas. Es una capacidad, además, que podemos cultivar a lo largo de nuestra vida. 

De hecho, ya hemos visto en alguna ocasión hábitos para potenciar nuestra creatividad y, por eso, hoy queremos explicarte algunas características que comparten las personas creativas.

Aunque es cierto que hay diferentes formas de mejorar nuestra creatividad, también es cierto que las personas creativas comparten unos rasgos comunes prácticamente inherentes a su persona. Nosotros te queremos destacar cinco características comunes a esas personas:

Son curiosas. Una persona creativa siente curiosidad por todo aquello que le rodea. Pregunta, lee, aprende, se cuestiona lo establecido, analiza las cosas desde varias perspectivas,… Siente curiosidad por aprender cosas nuevas o por profundizar en aquellas que ya sabe.


Son flexibles. Aquellas personas dispuestas a mirar las cosas desde todo los ángulos, cuestionándose sus propias creencias, son más proclives a desarrollar más su creatividad. Están dispuestas a cambiar si hace falta. No tienen problemas con ello.


El Carácter Nuestro


Evita los pensamientos negativos porque estos debilitan la mente e incluso afectan a tu cuerpo. Es un ciclo difícil de parar, la mente y el cuerpo se alteran, lo que agita también el sistema nervioso. Hay que tener muy presente que las alteraciones emocionales son una energía destructiva muy poderosa. Por lo tanto nuestro consejo es controlar por medio de la observación directa nuestra actitud mental, cuando venga a tu mente un pensamiento que te altere o te encuentres en una situación que la origine, se consciente y trata de evitarlo. 

Utiliza la respiración, el poder del ahora, la conciencia presente.

Nuestra mente tiene un gran poder de atracción, ¡cuidado con lo que piensas! Los yoguis siempre han defendido que “atraemos hacia nosotros lo que corresponde a nuestra cualidad dominante de pensamiento”. Por lo tanto es mejor tener pensamientos positivos, visualizarnos siendo felices, con abundancia y sanos. 

Está en nuestras manos seleccionar que pensamientos mantenemos sobre nosotros mismos, debes tener claro que las personas que nos rodean no van a crear nuestro destino, ni mucho menos lo que puedan pensar de nosotros.

Conoce las leyes del pensamiento y así podrás controlar las emociones y modelar el carácter. Hay una ley que dice “En lo que una persona piensa en eso se convierte”. 

Los pensamientos tienen tanto poder que puede llevar a las personas a realizar acciones de las que pueden arrepentirse a la larga, en definitiva son las responsables de que nuestra vida sea positiva o no. 

Hay que aprender a distinguir que tipo de pensamiento surge de nuestra mente, si es constructivo o destructivo, trabajarlo cada día, mantenerse vigilante, dejar que prosperen los pensamientos positivos y esto hará que los pensamientos negativos se eliminen.

El efecto bumerán de la mente es una realidad, “si odias a alguien, el odio vuelve a ti y si amas a los demás, el amor vendrá a ti” así lo aseguraba en su libro “El Pensamiento y su Poder” el gran maestro de yoga Swami Sivananda. Hay que tener mucho cuidado con lo que pensamos, todo lo que emite nuestra mente acaba regresando. 

Si uno se convierte en aquello que piensa, la propia vida termina reflejando el carácter de los propios pensamientos, así que se hace imprescindible mejorar nuestro modo de pensar.

Debemos ser conscientes de esta ley natural, si tenemos pensamientos de calidad, nuestra vida y circunstancias serán de la misma forma. 

Por lo tanto creo que es una opción para no escatimar en el esfuerzo de conquistar nuestra mente y moldearla de tal forma que nos convierta en esa persona que queremos ser, esa persona con la vida que queremos tener.


martes, 21 de abril de 2020

Controlar Impulsos


De acuerdo al diccionario la rabia es un sentimiento muy fuerte de disgusto y generalmente antagonismo.

Cuando sentimos rabia, cólera o bronca nos sentimos invadidos, traicionados y desesperados. Sentimos que algo es más grande que nosotros y que no podemos hacer nada, nos sentimos impotentes. La rabia, bronca o cólera puede ser causada por eventos externos como se alguien en nuestro trabajo o pude ser causado por problemas internos o una memoria de nuestro pasado.

Yo nací con la creencia que enojarse es malo, por lo tanto he reprimido mucha bronca a lo largo de mi vida, hasta que un día entendí que la bronca es una emoción como cualquier otra.

La bronca no es buena ni mala. Nosotros podemos experimentar la bronca como saludable o tóxica.

Bradshaw dice, "Sin rabia, bronca o cólera no tenemos límites personales. La rabia nos sirve para mantener un sentido decente de nosotros mismos, de seres autónomos que podemos decir "no" cuando es necesario. Si alguien se está aprovechando de nosotros, podemos expresar nuestra bronca en una forma positiva. Por lo tanto esto sería una manera de manifestar una autoestima saludable porque podemos defendernos a nosotros mismos.

Por otro lado, si nosotros no podemos expresar nuestra bronca porque tenemos miedo que los demás nos rechacen, este sería un signo de baja autoestima. Si no podemos expresar nuestra bronca, lo que va a suceder es que la vamos a reprimir, o la vamos expresar violentamente contra alguien, o inclusive vamos a gritar o golpear objetos.

Si hay algún tema oculto , es decir conflictos no resueltos , los resolveremos haciéndonos preguntas. Gritando y golpeando cosas, o corriendo 10 km no nos va a ayudar a resolver nuestra bronca. 

La bronca y la ira son oportunidades para poder expresarnos a nosotros mismos. Abrazando y transformando nuestra bronca y trabajando para resolver nuestros conflictos no resueltos nos va a ayudar a liberar nuestra bronca y por lo tanto a crear una autoestima saludable. .

Dr. Robert Anthony: "Las personas enojadas son aquellas que más miedos tienen."

“He aprendido a través de los años que para poder tener una autoestima saludable debo saber la diferencia que existe entre sentir pena y sentir lástima de sí mismo.
De acuerdo al diccionario la rabia es un sentimiento muy fuerte de disgusto y generalmente antagonismo.

Cuando sentimos rabia, cólera o bronca nos sentimos invadidos, traicionados y desesperados. Sentimos que algo es más grande que nosotros y que no podemos hacer nada, nos sentimos impotentes. La rabia, bronca o cólera puede ser causada por eventos externos como se alguien en nuestro trabajo o pude ser causado por problemas internos o una memoria de nuestro pasado.

Yo nací con la creencia que enojarse es malo, por lo tanto he reprimido mucha bronca a lo largo de mi vida, hasta que un día entendí que la bronca es una emoción como cualquier otra.

La bronca no es buena ni mala. Nosotros podemos experimentar la bronca como saludable o tóxica.

Bradshaw dice, "Sin rabia, bronca o cólera no tenemos límites personales. La rabia nos sirve para mantener un sentido decente de nosotros mismos, de seres autónomos que podemos decir "no" cuando es necesario. Si alguien se está aprovechando de nosotros, podemos expresar nuestra bronca en una forma positiva. Por lo tanto esto sería una manera de manifestar una autoestima saludable porque podemos defendernos a nosotros mismos.

Por otro lado, si nosotros no podemos expresar nuestra bronca porque tenemos miedo que los demás nos rechacen, este sería un signo de baja autoestima. Si no podemos expresar nuestra bronca, lo que va a suceder es que la vamos a reprimir, o la vamos expresar violentamente contra alguien, o inclusive vamos a gritar o golpear objetos.

Si hay algún tema oculto , es decir conflictos no resueltos , los resolveremos haciéndonos preguntas. Gritando y golpeando cosas, o corriendo 10 km no nos va a ayudar a resolver nuestra bronca. 

La bronca y la ira son oportunidades para poder expresarnos a nosotros mismos. Abrazando y transformando nuestra bronca y trabajando para resolver nuestros conflictos no resueltos nos va a ayudar a liberar nuestra bronca y por lo tanto a crear una autoestima saludable. .

Dr. Robert Anthony: "Las personas enojadas son aquellas que más miedos tienen."

“He aprendido a través de los años que para poder tener una autoestima saludable debo saber la diferencia que existe entre sentir pena y sentir lástima de sí mismo.


Construye Tu Universo

Hoy, después de años de escribir y hablar en público estoy convencido que las ideas expresadas con fuerza a través de las palabras bien escogidas tienen vida propia y la capacidad de construir o destruir. Son tan concretas o incluso más concretas que las cosa materiales porque las palabras nacen de una esfera superior que tiene el poder de crear cosas nuevas que transformar la realidad.

No es por nada que la Biblia empieza por decir en Génesis 1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

Esta misma capacidad de la palabra que utilizó Dios para crear la luz y separarla de las tinieblas la tenemos cada uno de nosotros y se manifiesta a cada instante de nuestras vidas a través de nuestros pensamientos que transforma “milagrosamente” tanto nuestros temores como esperanzas en realidad. 

Si nosotros creemos que el universo es hostil, lo será. Nuestros miedos más obscuros se materializarán. Por ejemplo si nos imaginamos que hay gente mala en todos lados, el universo nos mandará gente mala. Si nos imaginamos que nos vamos a enfermar, el universo nos mandará enfermedad. Y si nos imaginamos que nos vamos a  quedar sin trabajo el universo hará lo que le pedimos.

Ves el universo es infinitamente bueno y justo al mismo tiempo. Es infinitamente bueno porque nos colma de abundancia si abrimos nuestra mente y corazón y lo aceptamos. Pero es también infinitamente justo porque nos ha dotado del libre albedrío que nos permite vivir en la desgracia de una vida sin fe si así lo decidimos
.
La fe no es simplemente un principio teológico sino un músculo mental y emocional, y como cualquier músculo, hay que usarlo para que se desarrolle.
Al desarrollarlo nos percatamos que el universo está organizado para trabajar a nuestro favor y a manifestar a través de nosotros toda su creatividad y esplendor. Ninguno de nosotros somos insignificantes. Todos somos hijos de Dios, 
espléndidos y bellos. 

En los ojos del universo ninguno de nosotros somos demasiado viejos, feos o inadecuados. Todos somos perfectos y únicos. Todos tenemos una razón por vivir. Todos poseemos un ministerio. Todos somos co-crear con el universo en su misión de avanzar el amor.

Muchas veces tememos darnos al amor porque pensamos que nos hará débiles y vulnerables y menos eficientes en el mundo real. Decimos que está bien tener a Dios en nuestra vida espiritual, pero es mejor no entregarle nuestras finanzas.
Y sin embargo, el amor nos hace despertar cada mañana llenos de propósito, con una mente  más abierta y creativa que nos permite ver mejores soluciones y nuevas oportunidades.

A través de los ojos del amor nos presentamos ante la vida más positivos lo cual nos hace más atrayentes a clientes, a posibles empleadores y al mundo en general.

Al ver el universo como amigable dejamos de estar solos y nos integramos a la energía universal de un universo abundante que opera bajo la ley de la divina compensación.

¿Qué quiero decir con esto? Como comenté hace un momento, el universo es una fuerza creativa basada en el amor. Cada uno de nosotros poseemos una misión, un ministerio de co-crear abundancia con él. Se trata de cuidar con amor y esmero el mundo que se nos ha entregado y trabajar con fuerza, pasión y alegría todos los días de nuestras vidas para enaltecer la creación desarrollando nuestros talentos para servir a los demás y devolver a la creación un mundo un poco mejor que el que recibimos.

Al asumir nuestro rol de co-creadores con el universo activamos la ley de la divina compensación y la vida empieza a hacer fluir hacia nosotros todo lo que necesitamos para  proseguir en nuestro ministerio. Ante esta postura nos damos cuenta que no existe nada fortuito. Todo tiene una razón de ser. Por ejemplo, que hoy tú estás  aquí escuchándome.

Hoy mi deseo, mi misión es ayudar a liberarnos del hoyo negro del miedo y de la negación y a proyectarnos a la alegría de la luz, el propósito y la felicidad de sabernos infinitamente sabios y profundamente amados.

Por lo tanto hoy te invito a ser sabios como Einstein y a tomar la decisión más importante de tu vida hoy, aquí y ahora: ve al universo como amigable y de una vez por todas separa la luz de las tinieblas.




No Dejes Para Mañana

Escuché una vez este comentario:

«Una vez le pregunté a mi madre cómo decidió tener su primer hijo, el pequeño yo. Su respuesta fue sencilla: ‘Era algo que queríamos y decidimos que no tenía sentido retrasarlo. Nunca es buen momento para tener un bebé’. ¿Estás esperando un buen momento para dejar tu trabajo? Las estrellas nunca se alinearán y los semáforos de la vida nunca se pondrán en verde todos al mismo tiempo. El universo no conspira contra ti, pero tampoco se volverá loco para apartarte obstáculos del camino. Las condiciones nunca serán ideales
.
Algún día es una enfermedad que hará que te lleves tus sueños a la tumba. Si algo es importante para ti y quieres hacerlo, hazlo y corrige el rumbo mientras caminas». 

Sí, nos aterra que las cosas vayan mal, porque ya se sabe que del árbol caído todo el mundo hace leña. Lo siento, no hay alternativa: las cosas te irán mal a veces. 

Los hemos dicho muchas veces: el fracaso no es lo contrario al éxito; el fracaso forma parte del proceso del éxito. El precio del éxito es el precio del aprendizaje y el precio del aprendizaje es el precio del error. Así lo expresaba Zig Ziglar: «El fracaso es un evento nunca una persona». El fracaso es NO intentarlo; el fracaso es NO perseverar; el fracaso es NO aprender...

Continuamente aplazamos nuestras decisiones en búsqueda de la opción perfecta, aquella que no pueda ir mal y que no pueda ser criticada, en la que todo marche según un plan perfectamente estructurado y ordenado. Pero eso es un brindis al sol. Todo es criticable porque cada persona ve la vida desde su atalaya. El propio Napoleón Hill en su obra recoge las 30 principales causas de fracaso de las personas y señala como una de las principales el aplazamiento:

«El aplazamiento es una de las causas más comunes del fracaso. La tendencia a dejar siempre todo para más adelante acecha a todos los seres humanos, a la espera de una oportunidad para echar a perder cualquier posibilidad de tener éxito. La mayoría andamos por la vida como unos fracasados porque estamos esperando el momento ideal para empezar a hacer algo que merezca la pena. 

No hay que esperar. El momento nunca será el mejor. Debemos empezar donde estemos y trabajar con las herramientas que tengamos a nuestra disposición, y a medida que avancemos hallaremos mejores instrumentos».

No hay nada peor que la indecisión permanente. No hay nada peor que esperar a que se despejen todas las incógnitas de la ecuación. El inmovilismo siempre es aliado de la mediocridad. 

La materia prima de la que está hecha la vida es el tiempo, porque cada hora que pasa ya no vuelve, o se aprovecha o se desaprovecha; cada hora no utilizada a nuestro favor se pierde. 

«Si no actúas sobre la vida, la vida actuará sobre ti: los días se convertirán en semanas;
Las semanas en meses; los meses en años, y cuando te quieras dar cuenta, 

Tu vida habrá terminado».



Globalización


Desde hace más de tres décadas hemos vivido una globalización acelerada, acompañada por la llamada cuarta revolución industrial, la cual ha permitido conectar a la mayoría de la humanidad entre sí, en todos los planos. Esta oleada de globalización hizo central el debate sobre el rol de los mercados, el papel del Estado y la cultura en estos procesos. Muchos creyeron que era el fin de la historia, y el triunfo del capitalismo liberal y el Estado democrático. 

La experiencia indicó rápidamente que las reacciones generadas por estos procesos crearon tantas tensiones que le recuerda a uno las tesis de Karl Polanyi, en su libro La gran transformación, ocurrida a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.  Ello generó fracturas profundas que se resolvieron en dos guerras mundiales, el fascismo, el surgimiento del mundo socialista y el auge de la socialdemocracia.

La época actual nos invade con similares tensiones. La oleada globalizadora ha sido recibida por una respuesta que ha atizado los movimientos nacionalistas, populistas y religiosos. Ya no se discuten tanto los temas de las décadas recientes, sino el surgimiento de movimientos nacionalistas de derecha en Europa y otras partes del mundo, el rechazo a los migrantes y la lucha contra el fanatismo musulmán. Los Estados nacionales parecen ser cada vez más impotentes para enfrentar estas amenazas, y personajes histriónicos y peligrosos aparecen en la escena internacional. 

Los marginados de los supuestos beneficiarios de la globalización se sienten excluidos, olvidados, y desean recuperar la “grandeza” de sus naciones apoyando candidaturas que sorprenden, como es el caso de Trump en Estados Unidos, quien disputa en forma cerrada la presidencia. En Gran Bretaña, los excluidos de esta globalización apoyaron la salida de la Unión Europea. En Asia aparecen personajes como el Presidente de Filipinas. En el Oriente, la amenaza nuclear con Corea del Norte siembra incertidumbre.

América Latina no se queda atrás, al ver un chavismo aferrado al poder y saboteando un referendo que lo sacaría del mismo, pues en últimas es lo único que cuenta, a pesar de la posible implosión social. Brasil cae en el marasmo de la corrupción y Argentina se sacude con protestas sociales frente a las políticas de Macri. México está sumergido en la criminalidad del narcotráfico. La región se estanca en su crecimiento económico, y el desempleo empieza a crecer en todos los países.

Lo significativo es que nuestro país sea ahora portador de buenas noticias, con la firma en Cartagena de los Acuerdos de La Habana. ¡Quién lo creyera! El país parece dispuesto a escoger un sendero de desarrollo, inclusión y justicia social, en medio de los radicalismos universales.

Polanyi indicó hace mucho que la globalización obligaba a las naciones a construir cinturones sociales de protección. No para aislarse del mundo, sino para neutralizar los efectos negativos y desarrollar más equidad e inclusión. Empezar por el agro, ampliar nuestra limitada democracia, y utilizar políticas diferentes para el narcotráfico vale la pena.

El mundo nos observa.


Las Opiniones Ajenas

Para la inmensa mayoría de las personas la opinión ajena es supremamente importante, tanto que es la motivación más poderosa de la vida moderna, al punto de que hay individuos que se suicidan sólo por que alguien les hizo algún comentario desvalorizante.

Si miramos las fantasías de la gente, qué vemos? Que este mundo está lleno de futuras reinas de belleza, campeones mundiales, actrices de éxito, cantantes famosos, presidentes de la República...

Si a alguien le dicen tú eres especial , su ego queda flotando en la estratosfera, pero se trata de una vanidad tonta, por la sencilla razón de que todo ser humano es especial. O usted conoce a alguien igual a usted? Conoce a alguien que haya vivido sus experiencias, o que pueda ver el mundo desde su mismo punto de vista? La aceptación de los demás es una necesidad psicosocial básica de toda persona. Todos requerimos que se nos preste atención, que la gente que nos conoce valore lo que somos, e incluso que se tomen la molestias de reconocérnoslo.

Para sostener una relación de amor o de amistad, periódicamente ha de recibirse el reconocimiento del otro. Como estás de linda , gracias , te quedó muy bien hecho ... Unas palabras de aliento, una sonrisa, un gesto de aceptación, una palmada en la espalda son indispensables para mantener una relación equilibrada con los demás.

Pero todo extremo es vicioso. Cuando la gente comienza a considerar la aceptación social como la razón de ser de su vida, no hace otra cosa que depositar su felicidad en manos ajenas.

En tales condiciones todo lo que tiene que hacer alguien para hacernos infelices es decir: No, a mí no me convence . Esa es la razón por la que cada vez vemos a personajes famosos venidos a menos, haciendo cualquier cosa con tal de seguir figurando. Piensa que si no tiene la atención y aprobación ajenas no son nadie.

Es paradójico que haya tanta gente soñando con ser famosa, cuando lo que vemos a diario es que las personas sobresalientes tienen más dificultades que las demás para ser felices. Son muy pocos los que tienen la fortaleza y madurez suficientes para manejar equilibradamente una situación tan complicada como la fama.

Si se piensa en la fama también hay que pensar en el olvido de los demás.

El mundo no está dispuesto a detenerse mucho tiempo para maravillarse ante lo increíble que alguien pueda ser. En el mejor de los casos, la gente le presta atención a una persona y pasado mucho tiempo ya no quiere saber nada de ella.

Es más, muchos de los que han adulado a los famosos después se complacen en despreciarlos; es la manera de cobrarle la atención anterior y de desahogar la envidia y la frustración por haber llegando a donde ellos no pudieron. Por eso dice el refrán que entre más alto se sube, desde más arriba se cae y más fuerte es el golpe.

Aunque la aceptación social es necesaria no conviene sobrevalorarla.

Para el adolescente, la aceptación de los demás es la vida, pero la maduración del adulto trae consigo la prioridad de otra necesidad: la auto-estima, es decir, el querernos a nosotros mismos y valorarnos mediante el logro de metas auto-impuestas, que si le gustan a la gente: bien, y si no: también.





lunes, 20 de abril de 2020

Cuando Atrapa La Inercia


“Todo cuerpo en reposo tiende a seguir en reposo y todo cuerpo en movimiento tiende a seguir en movimiento a menos que una fuerza externa actúe sobre él.”

Esto significa que tanto para poner un cuerpo en movimiento como para pararlo es necesario aplicarle una fuerza. Es decir, si un coche está en marcha y dejas de apretar el acelerador, el coche seguirá moviéndose debido a la inercia hasta que una fuerza externa (el freno o el roce generado por el movimiento) le haga detenerse. Igualmente, si intentas empujar un coche que está parado y en punto muerto, necesitas hacer un gran esfuerzo inicial para vencer la inercia y que el coche se empiece a mover. Una vez echa andar, es mucho más sencillo mantenerlo en marcha.

Y qué tiene que ver todo esto conmigo, te preguntarás. Pues mucho más de lo que crees. Porque aunque a Newton se le olvidó indicarlo explícitamente, la inercia también te afecta a ti.

Igual que ocurre con los coches, a los humanos lo que más esfuerzo nos cuesta es arrancar (y detenernos una vez estamos en marcha).

Utiliza este principio a tu favor y te ahorrarás muchos esfuerzos innecesarios, ya que hacer las cosas por inercia facilita el no tener que aplicar la misma voluntad y trabajo a cada uno de tus proyectos.

Aplicaciones prácticas de la inercia
Como soy una persona pragmática a la que le gusta ver resultados reales, no podía terminar este artículo sin antes compartir contigo algunas aplicaciones prácticas de todo lo que te acabo de contar. Son lecciones basadas en mi experiencia personal (la mayoría errores que cometí en su momento), pero estoy convencido de que las encontrarás útiles. ¡Ahí van!

1. Antes de empezar un nuevo proyecto, termina el anterior
¡En serio! No lo dejes al 95%, especialmente si sabes que tarde o temprano tendrás que acabarlo. Lo único que conseguirás es posponer lo inevitable y cuando por fin tengas que sentarte a hacerlo te costará 10 veces más de lo que te hubiese costado en su momento porque tendrás que empezar por re-aprender lo que ya sabías.

Este tipo de situaciones se dan mucho en la universidad. Mucha gente deja a medias los estudios porque les sale un trabajo o para hacer otra cosa y ya nunca los acaban pese a que sólo les queda una o dos asignaturas. Y es que cuando por fin deciden ponerse con ello, se dan cuenta de que no era tan fácil como pensaban. Su mente está centrada en otros asuntos y recuperar el ritmo de estudio requiere de un esfuerzo BRUTAL.

2. Si te das cuenta de que vas por el camino equivocado, corrige el rumbo cuanto antes
Seguro que conoces a algún compañero de universidad que empezó la carrera contigo y un año más tarde se dio cuenta de que no era lo suyo o no era lo que esperaba. En vez de reconocer que se había equivocado y rectificar lo antes posible se empeñó en acabarla a cualquier precio porque “ya había invertido un año”. Cada año que pasaba su inversión de tiempo y esfuerzo era más grande, y le resultaba más difícil dar marcha atrás. Hasta que un día se graduó y entonces se dio cuenta de que por fin había llegado a la playa, pero él donde quería ir era a la sierra.

Hacer algo por inercia, cuando no es realmente lo que quieres hacer, no te ahorrará esfuerzos. Tan solo te provocará problemas y acabar hundido por haber desperdiciado horas, días, semanas, meses o años de tu vida en algo que no te servirá para nada a largo plazo.

Esta situación también es muy común en el mundo de los negocios, donde no es fácil reconocer que te has equivocado. En vez de eso, muchos prefieren invertir más tiempo, dinero y esfuerzo en un proyecto que no tiene ningún futuro. Grave error.

Si te has equivocado, te has equivocado, y punto. Acéptalo y no hagas el agujero más grande de lo que ya es. En vez de eso, cambia de rumbo cuanto antes porque debido a la inercia cuanto más tardes en hacerlo más difícil te resultará frenar (y más metros tendrás que recorrer en la dirección opuesta).


Nuestra Actitud


La actitud es la base de todo en la vida. Como bien dicen, lo importante no es lo que te sucede, sino cómo reaccionas ante ello. 

Así, está comprobado que con una actitud adecuada, con pensamientos de poder y palabras que te empoderan, miles de personas hasta enfermedades supuestamente terminales a los ojos de los galenos, han ganado la batalla. Incluso un divorcio, la muerte de un ser querido, una pérdida económica, de un trabajo, alguna situación emocional, con optimismo, se convierte en un proceso mucho más llevadero.

Debes tener actitud, para no formar parte de la gran mayoría. Algunos ejemplos:
el pesimista ve un problema en cada necesidad, el optimista, ve una oportunidad; el optimista dice en la mañanas: “¡Buenos días, Dios!”. En cambio, el pesimista dice, “¡ay, Dios mío, otro día!”. el optimista encuentra una respuesta para cada problema, el pesimista ve un problema en cada respuesta; un optimista puede ver la luz donde no la hay, pero ¿por qué el pesimista siempre corre a apagarla?. El optimista es el realista que siempre tiene una salida; el pesimista ama el atardecer, el optimista el amanecer (ambos son hermosos, pero uno implica la entrada de la oscuridad y el otro su marcha). 

El optimista tiene siempre un proyecto; el pesimista, una excusa. El optimista cree en los demás y el pesimista sólo cree en sí mismo... O como bien dijo Napoléon Hill, “el optimista se equivoca con tanta frecuencia como el pesimista, pero es incomparablemente más feliz”.

El término optimismo surge del latín “optimum”: “lo mejor”. Este término fue utilizado por el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz en su Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal; según el cual, el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos posibles.

El psicólogo Daniel Goleman en su libro “Inteligencia Emocional, explica que el optimismo y la esperanza impiden caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. 

Los pesimistas consideran que los contratiempos constituyen algo irremediable y reaccionan ante la adversidad asumiendo que no hay nada que ellos puedan hacer para que las cosas salgan mejor y, por tanto, no hacen nada para cambiar el problema. Los pesimistas y pusilánimes deberían tener en cuenta que esa actitud no es algo con lo que se nace y por lo que no se puede hacer nada, sino que es una actitud que podemos cambiar a cualquier edad. Uno mismo es responsable de sus propias actitudes y, aunque puede no ser fácil, pueden cambiarse y uno debe estar siempre dispuesto a mejorarse a sí mismo.

Goleman lo resume: “es la combinación entre talento razonable y la capacidad de perseverar ante el fracaso lo que conduce al éxito”. Esta última actitud es básica en lo que llama “inteligencia emocional” que, resumiendo, la define como la “capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y, por último —pero no, por ello menos importante—, la capacidad de tener empatía y confiar en los demás.

La actitud de saber “diferir las gratificaciones” ha demostrado ser también muy importante, pues invoca la capacidad de saber que para conseguir ciertos éxitos hay que saber esperar y trabajar por ellos. 

Es un error buscar sólo las gratificaciones inmediatas o a corto plazo. En varios experimentos efectuados sobre niños se ha demostrado que aquellos con mayor capacidad para diferir las gratificaciones conseguían mayores éxitos en sus vidas adultas, mientras que el otro grupo era más propenso a tener una vida desordenada con delincuencia, drogas e insatisfacción, por ejemplo.

Tampoco se trata de caer en el extremo que todo va a ser color de rosa, la idea es encontrar un equilibrio en la vida y en vez de perder la paz, la paciencia, que la actitud sea encontrar qué es lo bueno que la vida nos está permitiendo vivir y qué lección de aprendizaje desea que aprendamos de lo que nos sucede y sobretodo, en medio de ello, tener la capacidad de no caer en la angustia, desesperación, tristeza, depresión o negatividad ya que si elegimos eso, los únicos que estaremos atribulados y haciéndonos daño a nosotros mismos somos nosotros.

Y no confundamos, una cosa es ser optimista y otra hacerse el mojigato. Hay situaciones en la vida que hay que afrontar y confrontar, solamente que debe ser desde la paz, con conciencia y optimismo.


Cultivar La Paciencia

los impulsos primarios y sustituirlos por un proceso de análisis pausado. Esta paz interior requerirá de un gran cultivo interior de una mente comprensiva, empática y paciente. Una mente que, a pesar de lo que ocurra ahí fuera, sepa permanecer tranquila.

Mientras la paciencia nos lleva a ser asertivos (decir lo que queríamos decir, hacer lo queríamos hacer y pensar lo que queríamos pensar), la impulsividad nos conduce al equívoco. Terminamos agravando problemas que no eran graves, creando distancias donde debería haber cercanía y diciendo lo que nos ordena nuestro impulso de causar daño, en lugar de lo que puede hacerle bien a todos.

Por eso la paciencia está entre las grandes virtudes universales, que incluso los guerreros más osados han cultivado a lo largo de la historia.

Dentro de cada uno de nosotros sigue habitando un mamífero, más o menos depredador. Cuando no se cultiva el carácter, tendemos a ser impulsivos. Reaccionamos con rapidez para atacar o defendernos, sin que tengamos claro lo que pretendemos lograr, ni la estrategia que vamos a emplear para ello. A veces, ni siquiera podemos definir con exactitud cuál es la amenaza que nos produce semejantes reacciones.

La paciencia es el extremo opuesto a la impulsividad. No se trata de un estado de pasividad, sino de una respuesta basada en la sabiduría y no en lo que nos gritan las vísceras.

La clase de paz que lleva a la paciencia es, sobre todo, una paz interior. Supone un grado de equilibrio suficiente como para refrenar los impulsos primarios y sustituirlos por un proceso de análisis pausado. Esta paz interior requerirá de un gran cultivo interior de una mente comprensiva, empática y paciente. Una mente que, a pesar de lo que ocurra ahí fuera, sepa permanecer tranquila.

Mientras la paciencia nos lleva a ser asertivos (decir lo que queríamos decir, hacer lo queríamos hacer y pensar lo que queríamos pensar), la impulsividad nos conduce al equívoco. Terminamos agravando problemas que no eran graves, creando distancias donde debería haber cercanía y diciendo lo que nos ordena nuestro impulso de causar daño, en lugar de lo que puede hacerle bien a todos.

Por eso la paciencia está entre las grandes virtudes universales, que incluso los guerreros más osados han cultivado a lo largo de la historia.

Nadie nace esgrimiendo la virtud de la paciencia. Todo lo contrario. El bebé quiere lo que necesita y lo quiere ya. No tiene sentido de la espera, ni las herramientas intelectuales o emocionales que le permitan posponer un deseo. Crecer, entonces, está íntimamente relacionado con aprender el significado de la paciencia.

Para lograrlo, en principio, se trata de renunciar a reaccionar de manera inmediata. A veces unos cuantos segundos marcan la diferencia entre actuar de manera errática o comportarnos de forma inteligente. Como afirma el sabio Shantideva: «así, cuando vea hacer algo incorrecto ya sea a un amigo o enemigo, recordaré que ocurre debido a las circunstancias y permaneceré sereno». Shantideva, nos introduce de este modo, a que comprender las circunstancias de una situación, nos llevará a fomentar nuestra paciencia.

Se trata de un entrenamiento. Cuanto más practiques, más paciente serás. Cuanto más adoptes el hábito de tomarte un momento antes de responder o actuar, más fácilmente vas a introducir esa orden en tu cerebro, obligándolo a razonar.

La respiración ayuda a que te calmes. Respirar profundo siempre es un recurso fácil, que tenemos a mano todo el tiempo. Pero también ayuda que, al tiempo que cultivas la paciencia, siembres en tu mente y en tu corazón la idea de que eres dueño de ti mismo. Que todo lo que haces o dejas de hacer es responsabilidad exclusivamente tuya. Que todo lo que ocurra dependerá de la forma como actúes.
sereno». Shantideva, nos introduce de este modo, a que comprender las circunstancias de una situación, nos llevará a fomentar nuestra paciencia.

Se trata de un entrenamiento. Cuanto más practiques, más paciente serás. Cuanto más adoptes el hábito de tomarte un momento antes de responder o actuar, más fácilmente vas a introducir esa orden en tu cerebro, obligándolo a razonar.

Con esa convicción y una pizca de esperanza, lo puedes lograr. Piensa que todo en la vida tiene un principio y un final. Así como los momentos de felicidad nacen y mueren, también las adversidades, o los momentos ingratos, no son eternos. La paciencia te ayuda a que cualquier problema sea más manejable, dure menos y tenga consecuencias más controlables.

Así pues, si comenzamos a cambiar el foco sobre el control de las emociones, comenzaremos a ser dueños de nuestra paciencia. En lugar de darles a los demás el poder para que nos saquen de quicio, seremos nosotros quienes decidamos estar calmados o alterados. De esta forma, cuando seamos conscientes de que tenemos el poder de permanecer tranquilos a pesar de lo que ocurra ahí fuera, habremos dado un paso muy importante. Un paso que nos llevará a gozar de una vida mucho más tranquila y llena de paz.


Las Cosas Sencillas


Las cosas sencillas de la vida son como esas estrellas que relucen en las noches despejadas. Siempre están ahí, rodeándonos, ofreciéndonos su magia sutil; sin embargo, no todos los días nos detenemos a mirarlas ni recordamos que existen.

Sólo cuando nos faltan, sólo cuando la vida nos da un pequeño o gran revés, apreciamos de golpe lo que de verdad edifica nuestro corazón, lo que constituye cada una de esas cuerdas internas que dan música y sentido a nuestra existencia.
Las cosas sencillas, amables y discretas forman día a día la orilla de nuestra vida, ahí donde yacer en los días de tormenta y donde todas nuestras alegrías cobran sentido.

Hay quien suele decir que cuanto más sencilla sea nuestra forma de existencia menos preocupaciones tendremos y menos errores cometeremos. Ahora bien, cada cual es libre de complicarse la vida tanto como desee, todos tenemos derecho a asumir riesgos, proyectar sueños y a tener un círculo social tan amplio y variado como queramos.

Lo principal, la clave de todo no está en llevar una vida sencilla sino en ser sencillos de pensamiento y saber qué es lo importante, qué es lo que de verdad hace feliz a nuestro corazón y nos identifica. A partir de ahí, todos nosotros muy somos libres de edificar nuestros microuniversos particulares. Te invitamos a reflexionar sobre ello.

Hay un dato que nos llama la atención, Google publicó hace sólo unos días cuáles son las búsquedas más comunes entre los usuarios. Entre ellas, la que casi siempre es tendencia es una en concreto: “¿cómo ser feliz?”

Ser feliz es cerrar los ojos y no desear nada más, y para ello, basta con que dejemos de medir la felicidad por el dinero que tenemos o dejamos de tener: sino por aquellas cosas sencillas que no cambiaríamos ni por todo el dinero del mundo.

Llevar una vida plena y consciente es saber entender en qué momento de tu vida estás, y en sentir tu presente, el aquí y ahora.

Hemos de ser conscientes de lo que nos dice nuestro corazón y de las necesidades que tienes a tu alrededor. Puede, por ejemplo, que trabajar más horas te dé la oportunidad de tener más cosas, pero tú eres consciente de que a pesar de todo, prefieres invertir ese tiempo en tu familia.

Vivir una vida plena es comprender también que cada esfuerzo vale la pena, porque cada cosa que haces te hace feliz y ofrece felicidad a los tuyos.

Si no hay reciprocidad no hay plenitud. Mira tu vida como si fuera un círculo: si no hay equilibrio contigo mismo y lo que te rodea, será difícil disfrutar de esa felicidad.

No todas las personas saben disfrutar de las cosas sencillas que les ofrece la vida. Tal vez porque son incapaces de verlas, otras porque no las aprecian y se inclinan más por el apego material, por la satisfacción inmediata, esa que no perdura…


Respira, ama, sé feliz, disfruta de las cosas sencillas de la vida… Esto es lo único urgente, lo demás, aunque no lo creas es secundario.


Los Ojos En La Nuca



En tiempos de las redes sociales la conversación es un arte en decadencia. Se trata de una pérdida significativa.

Para Borges, la cultura se originó gracias a «unos cuantos griegos conversadores». 

Quien dialoga se sirve de la inteligencia en forma libre y gratuita; aplaza las certezas, las opiniones definitivas, la voluntad de tener razón, y descubre con asombro ideas propias.

A contrapelo de la celeridad contemporánea, Stavans y Villoro se han servido de internet para dialogar dilatadamente, como lo hubieran hecho en un café, explorando su pasión común por la literatura y las circunstancias en que ocurre.

El ojo en la nuca es una conversación en tono suelto, atrevido, que incluye las hipótesis, las confesiones, los desahogos, las bromas, las anécdotas y las interpretaciones que no siempre llegan a la versión definitiva de los textos pero los sustentan en secreto.

En este singular y fascinante intercambio de perspectivas, el ojo sólo podía estar en la nuca.

domingo, 19 de abril de 2020

El Recurso De La Empatía

Según Daniel Goleman, la empatía es un componente fundamental de la inteligencia emocional. ... Ser empático implica ser capaz de identificarse con alguien y con sus sentimientos, algo que puede ayudarnos a tratar mejor a las personas a nuestro alrededor y gestionar los conflictos interpersonales que surjan.

La empatía (del vocablo griego antiguo εμπαθεια, formado εν, "en el interior de", y πάθoς, "sufrimiento" , lo que se sufre"), llamada también inteligencia interpersonal en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir.También podemos conceptualizar la empatía como un proceso mediante el que un ser inteligente y emocional (por ejemplo, el homo sapiens y algunos animales) tiene la capacidad de ponerse en el lugar del otro, comprendiendo sus actos, sentimientos y emociones. La empatía no es otra cosa que "la habilidad para estar conscientes de, reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás". En otras palabras, el ser empáticos es el ser capaces de "leer" emocionalmente a las personas. La empatía es una cualidad clave para las relaciones interpersonales exitosas; probablemente sea una de las competencias emocionales básicas más relevantes. Es sin duda una habilidad que, empleada con acierto, facilita el desenvolvimiento y progreso de todo tipo de relación entre dos o más personas. La empatía viene a ser algo así como nuestra conciencia social, pues a través de ella se pueden apreciar los sentimientos y necesidades de los demás, dando pie a la calidez emocional, el compromiso, el afecto y la sensibilidad.

Debemos saber que nuestras relaciones se basan no sólo en contenidos manifiestos verbalmente, sino que existen muchísimos otros mecanismos llenos de significados que siempre están ahí y de los que no siempre sabemos sacar partido. La postura, el tono o intensidad de voz, la mirada, un gesto e incluso el silencio mismo, todos son portadores de gran información que siempre está a nuestra disposición, para ser descodificada y darle la interpretación apropiada. De hecho, no podemos leer las mentes, pero sí existen muchas sutiles señales, a veces "invisibles" en apariencia, las cuales debemos aprender a "leer".

Las empresas e instituciones son cada vez más conscientes de la importancia de la citada competencia en las relaciones con sus clientes, especialmente en situaciones en las que el contacto directo es necesario (ejemplo, vendedores, atención al cliente, oficinas abiertas al público, directivos en las relaciones con sus colaboradores, políticos en la relación con sus votantes, profesores en la relación con sus almnos, etc).

Detrás De Las Preguntas


Quizás llevas tiempo dándole vueltas a una pregunta a la que todavía no has encontrado ninguna respuesta. La has buscado leyendo libros, escuchando a gurús, asistiendo a cursos, haciendo terapias…

Es posible que la respuesta esté más cerca de lo que piensas, porque está en tu interior. Pero para encontrarla hay que desempolvar algún viejo archivador en tu subconsciente.

Te propongo que no esperes más. Puedes acceder a la respuesta que buscas si formulas una pregunta diferente.

Por ejemplo, imagina que, desde hace tiempo, no logras responder a la pregunta “¿qué sentido tiene mi vida?”. Para encontrar una respuesta podrías variar la pregunta y, por ejemplo, preguntar: ¿por qué no le encuentro sentido a mi vida? o ¿el sentido de la vida se busca? o ¿para qué quiero encontrar un sentido a mi vida? o ¿cómo podría encontrarle un sentido a mi vida? o ¿cómo sería mi vida si ya tuviera sentido? o ¿qué necesitaría para encontrarle un sentido a mi vida?  … u otras que se te ocurran.

O, si bien, por ejemplo, lo que te ocurre es que estás sumid@ en una depresión por algo que te ha sucedido.

Si tu pregunta sin respuesta es: “¿por qué me ha sucedido esto a mí?”, te propongo buscar preguntar alternativas como: ¿para qué me ha sucedido esto? o ¿cómo podría ver desde otra perspectiva lo que me ha sucedido? o ¿tiene alguna utilidad lo que me ha sucedido? o ¿cuándo podré superarlo? o ¿cuánto esfuerzo deberé emplear para salir de esta situación? o ¿qué herramientas necesito para salir de esa situación?… u otras que se te ocurran.

No te conformes con la primera respuesta que obtengas. Sigue el hilo a partir de ella, sigue preguntando. Llegarás al fondo de la cuestión.