jueves, 23 de marzo de 2017

Nuestros Anhelos


El anhelo puede estar dirigido a cuestiones materiales o simbólicas. Una vivienda, un automóvil, cierta ropa o un teléfono móvil (celular) son algunos de los anhelos más frecuentes. Las personas que tienen estos anhelos se esfuerzan para reunir el dinero necesario y adquirir estos productos que, según creen, les aportarán satisfacción.

Vivir determinadas experiencias también es un anhelo de muchos individuos. Pasar las vacaciones en un lugar paradisíaco, obtener un título académico y crecer a nivel profesional están entre los deseos más habituales.

Los anhelos más profundos o intensos, de todos modos, suelen asociarse con lo afectivo.
Para los padres, el principal anhelo suele ser que sus hijos crezcan sanos y felices. Una pareja de enamorados pueden tener como anhelo pasar la vida juntos.

Un ser humano comienza a anhelar algo cuando cree que, una vez conseguido aquello que anhela, experimentará una gran satisfacción. Lo que se anhela, de este modo, no se lo tiene, al menos en el presente. Por eso se orientan los esfuerzos en conseguirlo. Una vez que el anhelo se cumple, se convierte en un logro. La persona que anhelaba comprar una casa y consigue hacerlo sentirá una enorme alegría y dicho objetivo dejará ser un anhelo.

El anhelo es la preferencia por que algo pase y el deseo de que eso pase ya que por el momento en que existe el anhelo no es una realidad. Anhelar algo es desearlo pero de una manera más utópica pero al mismo tiempo con más detalles o más vehementemente que con un simple deseo.


El anhelo puede ser descripto como un deseo que combina tanto elementos físicos u orgánicos como elementos psicológicos o mentales. Esto es así porque al anhelar algo la persona mueve tanto su ámbito mental y emocional hacia eso como también su ámbito físico, poniendo sus energías y fuerzas en eso. El anhelo es la esperanza de lograr o conseguir vivir determinadas situaciones que a uno le podrían generar alegría, placer, felicidad o satisfacción pero que todavía no son realidad.

También son frecuentes y muy importantes los anhelos que se encuentran asociados a lo afectivo, y por caso es que se caracterizan por su intensidad y la relevancia que los implicados le atribuyen a los mismos. Entre estos podemos destacar el anhelo de pasar la vida con aquella persona que amamos.

Para la psicología, el anhelo es un concepto complejo que gira en torno al ser humano y su posibilidad de abstracción racional. Así, ningún animal o ser vivo más allá del ser humano puede anhelar algo de manera consciente. Además, una de las características del anhelo es justamente su condición de fantasía o elemento no real ya que cuando aquello que uno deseaba se vuelve realidad, el anhelo cesa de manera inmediata.

La sensación de anhelo puede darse en cualquier tipo de persona y a lo largo de diferentes momentos de la vida. Un individuo puede incluso tener varios anhelos al mismo tiempo y buscar realizarlos todos. Por otro lado, hay determinadas enfermedades o condiciones mentales, tales como la depresión, que impiden que la persona tenga anhelo o deseo hacia nada ya que no puede generar en sí mismo una sensación de esperanza, de posible placer o gozo.

Cuando los anhelos no logran materializarse en algún momento es común que la persona sienta frustración, que podrá ser más o menos importante dependiendo del grado con que se haya anhelado algo.

La tristeza y la angustia suelen ser las dos emociones que se experimentan cuando el anhelo no se cumple, en tanto, si estos estados persisten en el tiempo imposibilitando a la persona a continuar con su vida normal será imprescindible que la misma consulte a un profesional para realizar una psicoterapia que le permita superar esa situación de frustración tan grande.

Y como ya señalamos, la contracara será lograr convertir en realidad aquello que se anhelaba. A partir de ese momento la persona será invadida por la satisfacción y la alegría de haber conseguido lo que se deseó tanto.

... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/general/anhelo.php

Afinidad: La Realidad Posible


Otro instrumento de considerable importancia en Scientology, y que puede ayudar mucho en las relaciones personales es el principio de la afinidad, la realidad y la comunicación. Estos tres factores interdependientes pueden mostrarse en un triángulo.

El primer vértice del triángulo es la afinidad, que es el grado de cariño o afecto o ausencia de este; es el sentimiento de amor o afecto por algo o por alguien.

El segundo vértice del triángulo ARC se llama realidad, que se podría definir como “eso que aparenta ser”. La realidad es, básicamente, acuerdo. Lo que estamos de acuerdo en que es real, es real.

El tercer vértice del triángulo es la comunicación, que se define como el intercambio de ideas u objetos entre dos personas. En las relaciones humanas, este vértice del triángulo es más importante que los otros dos.

La interrelación en el triángulo resulta evidente de inmediato al preguntar: “¿Alguna vez has intentado hablar con un hombre enojado?”. Sin un alto nivel de agrado y sin cierta base de acuerdo, no hay comunicación. Sin comunicación y algún tipo de conexión emocional, no puede haber realidad. Sin alguna clase de acuerdo y comunicación, no puede haber afinidad.

Así, estos tres aspectos forman un triángulo. A menos que existan dos vértices del triángulo, no puede existir un tercero. Si uno desea cualquier vértice del triángulo, se deben incluir los otros dos.
El tercer vértice del triángulo ARC, y el más importante, es la comunicación. En las relaciones humanas, este es más importante que los otros dos vértices del triángulo para entender la composición de las relaciones humanas en este universo. La comunicación es el solvente de todas las cosas (disuelve todas las cosas).
¿Cómo se pone la gente en comunicación entre sí?
Para que exista la comunicación, debe haber acuerdo y afinidad. Para que haya afinidad, debe haber acuerdo sobre la realidad y la comunicación. Para que haya realidad y acuerdo, debe haber afinidad y comunicación: uno, dos, tres. Si eliminas la afinidad, la comunicación y la realidad desaparecen. Si eliminas la realidad, la comunicación y la afinidad desaparecerán. Si eliminas la comunicación, desaparecerán todas ellas.
Hay varias formas de bloquear una línea de comunicación (la ruta por la que viaja la comunicación de una persona a otra). Una de ellas es cortarla; otra es hacerla tan dolorosa que la persona que la está recibiendo la corta; otra es poner tanto en ella, que se atasque. Estos son tres puntos muy importantes que debes saber sobre una línea de comunicación. Además, esa comunicación debe ser buena: se debe mandar la información necesaria en la dirección necesaria y debe ser recibida.
Todo aquello de lo que tratará la comunicación es, por cierto, realidad y afinidad en relación con el universo físico. Las conversaciones y todo lo demás se relacionan con el hecho de que haya o no afinidad, de que haya o no acuerdo, y dónde existe un desacuerdo específico en relación a este acuerdo sobre el universo físico.

Hugo W Arostegui

Lo Que Nos Conmueve


Cada día que la vida nos ofrece lo transitamos como quien ingresa en su propio huerto, bien temprano por las mañanas, inhalando el aroma tan sutil y vivificante de sus esencias, sintiendo bajo nuestros pies la firmeza y rusticidad de un camino muchas veces recorrido al adentrarnos en sus senderos donde germinan y crecen nuestros pensamientos.

Muchos me han preguntado de dónde saco el tiempo que me permita publicar los artículos que son expuestos en el blogger y yo les respondo que es precisamente este tiempo que mencionan el que me proporciona la información contenida en cada una de las vivencias expuestas.

Son tantas las cosas que ocurren en este escenario de las “vivencias humanas” que sólo es necesaria la observación de tales acontecimientos algunos de los cuales ni siquiera es preciso la observación sino que su manifestación, por su magnitud, suele hacerse sentir, “de la piel para adentro” atravesando nuestra sensibilidad impactando directamente en lo profundo de nuestro ser.

Tales observaciones son las que nos motivan a la reflexión, a intentar comprender lo muchas veces incomprensible de nuestras acciones humanas, cierto es que los años que han transcurrido desde nuestra venida al mundo nos constituye en una especie de atalaya, o mejor dicho, como viejos faros que desde su ubicación emiten una luz intermitente y permanente a la vez, intentando advertir las dificultades del camino para que puedan tomarse las debidas precauciones al decidir la ruta que preferimos transitar.

Esto es lo que nos conmueve y motiva


Hugo W Arostegui

No Lo Dejes Pasar


No dejes pasar el tiempo,
que el tiempo no vuelve más
y se escapa como el viento,
y el viento siempre es tan fugaz...
Me dijo mi padre un día
que el tiempo me iba a enseñar
que todo llega en la vida,
pero hay que esperar.
Que la vida es linda, que sí,
que la vida es buena,
y que hasta mis penas
con tu sonrisa puedes cambiar...
Que si vamos juntos, que sí,
por la misma senda,
nuestra buena estrella
a cada momento nos cuidará.
También me dijo mi madre
que no hay estrella fugaz,
que cada estrella es un sueño,
y un sueño no tiene final.
Si naciste con un ángel
que siempre a tu lado está,
no tengas miedo a la vida
que tu ángel te acompañará.
Que la vida es linda, que sí,
y que siempre hay tiempo
para en un abrazo decir te quiero,
y que sea verdad.
Que todo se cura, que sí,
cuando hay esperanza,
y que nunca es tarde
si para el alma no hay un final....
Que la vida es linda, que sí,
que la vida es buena,
y que hasta mis penas
con tu sonrisa puedes cambiar...
Que si vamos juntos , que sí,
por la misma senda,
nuestra buena estrella
a cada momento nos cuidará.
Que todo se cura, que sí,
cuando hay esperanza;
y que nunca es tarde
si para el alma no hay un final...
Que cuando creemos, que sí,
se abren mil caminos.
Y no hay un destino
que con tu fe no puedas cambiar...

Sergio Denis

miércoles, 22 de marzo de 2017

La Incontinencia Verbal


¿Es posible controlar nuestras palabras y expresarlas solamente cuando éstas aportarán algo productivo a la conversación? ¿De qué modo contener la incontinencia verbal para no pasar situaciones embarazosas o no vernos perjudicados gracias a un comentario prematuro e incorrecto?

La incontinencia verbal puede estar provocada por diferentes motivos. Ya hemos visto que puede actuar como mecanismo de defensa ante situaciones que nos provoquen ansiedad: puede ser incomodidad ante el silencio, inseguridad ante los demás, miedo a parecer aburrido o a ser invisibles (en el caso de que su autoestima sea baja), también se puede usar para dirigir la atención hacia otro tema y así no tener que hablar de lo que nos preocupa, etc…
Por otra parte la incontinencia verbal también puede ser debida a un exceso de querer llamar la atención y a acaparar las miradas de los otros. En este tipo de personas es posible que haya ciertos rasgos egocéntricos, suelen están convencidos de que saben de todo, y por supuesto intentan convencer a los demás de que es así, para ellos sus opiniones e intereses son más importantes que los de los otros.
Cuando nos encontramos ante este tipo de personas, surge una primera reacción que, si bien en un principio es de total aceptación (resultan amables, cálidos, extrovertidos, simpáticos…), con el tiempo acaban provocando el rechazo absoluto de sus oyentes.
Los que escuchan a estas personas acaban cansados y a veces irritados; esto es debido a que, en realidad, el que está hablando no les tiene en cuenta, no les escucha, simplemente usa a los demás para descargar una ansiedad que no puede dominar. El que habla quiere que el otro esté ahí, pero no le interesa ni lo que opina ni lo que siente, por ello estas personas acaban provocando rechazo.
Para solucionar la incontinencia verbal, y empezar a ser nosotros quiénes controlemos nuestras palabras y no al revés, el primer paso es descubrir las causas que nos llevan a hablar sin control, para ello es fundamental que nos observemos y prestemos atención a los momentos en que hablamos en exceso, e indagar sobre lo que estamos intentando conseguir con esa conducta.
En este sentido, el asesoramiento psicológico puede ser de gran ayuda, tanto a la hora de investigar sobre las causas que te llevan a actuar de esa forma y atenuar sus efectos, como para proporcionarte las herramientas adecuadas para controlar tu impulsividad cuando hablas y te comunicas con los demás.

Un siguiente paso, sería aprender a escuchar y a valorar el silencio. Para que una conversación fluya de forma natural resulta esencial que los interlocutores presten atención al diálogo, es decir, resulta tan importante saber escuchar cómo saber expresarse. Por otra parte, el silencio puede ser una herramienta importante para reflexionar y aprender a conocerse uno mismo.

Por último, si uno de los motivos de tu incontinencia verbal es debido a que estás atravesando un momento de especial nerviosismo, sería muy recomendable que practicaras técnicas de relajación y respiración profunda, te ayudarán a sentirte mejor, y a tomar la distancia emocional suficiente como para pensar antes de hablar, y así no tener que arrepentirte de tus palabras.

La capacidad de hablar o comunicarnos verbalmente, es una cualidad del ser humano la cual refleja algunas características particulares de la personalidad de un individuo. La forma en que éste vocaliza, su organización gramatical, el sentido de la estructura de su mensaje verbal, el volumen de su voz y el léxico utilizado son algunas de las principales características; aunque sin duda alguna sus pausas son las que determinan su comportamiento en dicha forma de comunicación.

Cuando establecemos cualquier tipo de comunicación verbal con otra persona, los roles de emisor y receptor se van intercambiando; ello es la base precisamente de una comunicación efectiva. La clave para poder mantener una conversación o dialogo con otra persona se basa en el intercambio fluido y sin reglas estrictas en la función del rol específico. Por tanto en pro de una conversación fructífera o cuando menos agradable, es menester dejar tiempos y espacios para que nuestro interlocutor pueda manifestarse para, posteriormente, adoptar así nuestro rol de emisor.

Hugo W Arostegui


Las Diferencias Que Nos Igualan


Nos gusta decir, en algunas ocasiones, que dos personas son “idénticamente  iguales”. 
Utilizamos el adjetivo “idénticamente”.
Sin embargo, todos  sabemos muy bien que no podremos jamás encontrar a dos personas idénticamente iguales.

Las personas somos  idénticamente diferentes”

La verdadera diferencia que nos separa a unas personas de otras está  en el cómo 
nos enfrentamos a cada hecho que nos va ocurriendo a lo largo de nuestra vida.
Tanto en lo más cotidiano, como en lo más excepcional.
Quizás esto sea también uno de los determinantes más importantes para medir 
el “grado” de felicidad de cada uno de nosotros.

Nos sentimos más o menos felices ante todo lo que nos va ocurriendo cada día
dependiendo de cómo lo vivimos, de cómo lo interpretamos, 
de cómo ponemos nuestra disposición mental al servicio de los diferentes hechos o vivencias.

Este es el verdadero factor variable intrapersonal, que no sólo cambia de persona en persona, 
sino también en una misma persona dependiendo del momento en el que se encuentre.

Se trata de la visión momentánea que una persona tiene ante el análisis retrospectivo de algo que le ha pasado ya,  
que le está ocurriendo en ese momento o que le espera en el futuro.

Pero claro, como es sabido, está basada en la interpretación que en ese momento se está haciendo 
de la realidad que le acontece.

Por lo tanto, la buena noticia, es que puede modificarla simplemente cambiando su propia  interpretación de dicha vivencia.

Aún a riesgo de ser demasiado simplista, creo que lo que realmente nos diferencia a las personas, 
se puede reducir a tres elementos fundamentales, todos de origen interpretativo:

1.- Tener o no una disposición mental  esperanzada ante las dificultades que suceden.

2.- La decisión de aprender de todo. 
Tanto de lo que nos produce gozo, de lo bueno, como de lo que nos genera malestar, nos enturbia, o nos produce vértigo.

3.- La capacidad personal para cambiar la perspectiva de las cosas, de los hechos, de las vivencias, es decir, el darnos el permiso o no para cambiar de punto de vista.

www.fernandobotella.net/2013/07/que-nos-hace-diferentes.html

Ver el mundo de hoy implica estar en presencia del auténtico caos que crea constantemente el ser humano. El mundo es perfecto, nosotros no. Vamos por la vida con un sólo interés, nosotros mismos. Sin nosotros, el mundo seguiría funcionando, y tal vez mucho mejor.

Entonces, aprendamos a vernos. A intentar ponernos en el lugar del otro, y tratar de entender sus conductas, sin justificarlas, sin juzgarlas. Sólo observando. De esa manera tal vez podamos llegar a muchas conclusiones.

No vamos a poder solucionar los problemas del mundo, pero si vamos a tomar mejores decisiones y a hacer lo que corresponda en cada caso. Simplemente, seremos mejores personas, se va a mejorar nuestra vida, y se va a dar el ejemplo.

Hugo W Arostegui




Pensemos


El pensamiento es la actividad y creación de la mente; dícese de todo aquello que es traído a existencia mediante la actividad del intelecto. El término es comúnmente utilizado como forma genérica que define todos los productos que la mente puede generar incluyendo las actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la imaginación; todo aquello que sea de naturaleza mental es considerado pensamiento, bien sean estos abstractos, racionales, creativos, artísticos, etc. Se considera pensamiento también la coordinación del trabajo creativo de múltiples individuos con una perspectiva unificada en el contexto de una institución.

Sobre nuestro desempeño en la vida, nuestras relaciones con los que nos rodean, los sentimientos propios del ser humano como el amor y la amistad, se han escrito, se habla y se comparte mucho.
En otras páginas de nuestro sitio compartimos cientos de frases, pensamientos, reflexiones, sobre el mismo tema, entendernos nosotros mismos, pero constantemente descubrimos en internet y en la vida diaria otras que no podemos dejar de compartir, por su belleza, profundidad e ingenio.
Son frases para leer, pensar, reflexionar y compartir con amigos en las redes sociales.

“Cuando te gusta una flor la arrancas. Cuando amas una flor, la riegas todos los días. El que pueda entender esto, podrá entender la vida.
Un pensamiento de Buda.

Cuida tus acciones. Las personas pueden olvidar lo que les dijiste, lo que les hiciste, pero nunca olvidaran, como las hiciste sentir.

Ser importante en la vida es cosa del ego. Ser feliz es cosa del alma.

Cuanto menos cosas y personas necesites, más libre serás emocionalmente, así de sencillo, así de difícil es la vida. Walter Rilet.

¿Quieres que te amen? ¡AMA! ¿Quieres sufrimiento? ¡Depende de alguien!

¿Quieres felicidad? ¡Valora y agradece lo que tienes en la vida!

Es cierto que muchas experiencias externas y ajenas a nosotros pueden conseguir que nuestro estado de ánimo se tambalee. Pero también es cierto que nuestra mente procesa todo acontecimiento y el sentido que le demos no va a depender de nadie, sólo y exclusivamente de nosotros mismos.

Tus pensamientos importan. Tus pensamientos crean tus sentimientos, tus sentimientos crean tus acciones y tus acciones crean tu vida. Están todos interconectados, sin excepción. Procura tener pensamientos positivos.

Un proverbio africano dice “cuando no existe enemigo en tu interior, el enemigo de afuera no puede hacerte daño”. 

Muchas veces la única barrera que nos separa de nuestros sueños somos nosotros mismos y un muro erguido con bloques de pensamientos negativos y dudas. Pero no se ha construido nunca una pared que no pueda ser derribada, y este artículo quiere darte las herramientas para darle los primeros golpes a esa pared.

Hugo W Arostegui



martes, 21 de marzo de 2017

Las Buenas Personas


Son esas personas que te abrazan y recomponen tus partes rotas. Con las que has recorrido la vida. Las que te han enseñado por las buenas. Las que te han mostrado el mundo como un lugar maravilloso en el que vivir. 

Pero, sobre todo, las buenas personas son por las que cada día coleccionas motivos por los que merece la pena esforzarse y ser feliz.

Las buenas personas no son prepotentes ni paternales sino que, al contrario, son personas pacientes. Porque la paciencia es la virtud que enmarca la capacidad de dar libertad y margen de error a las personas que tenemos delante.

El arte de la bondad es un bien escaso, pero quizás más común de lo que creemos. No todos somos buenos y malos en nuestra totalidad, pues en nuestro interior damos cabida a todo. Además, esto generalmente depende del cristal desde el que se mire.

Sin embargo, hay ocasiones en las que nos tropezamos con personas que no están corrompidas por la sociedad y sus intereses, y que son incapaces de hacer daño a una mosca. Puedes reconocerlas fácilmente, pues desde que las conociste eres mejor persona, te han fortalecido y han enriquecido tu interior.

Las buenas personas tienen un sentido justicia y del bien que es especial. Sus palabras siempre son esperanzadoras y, si tienen que elegir, te darán una lección de vida.

Son personas íntegras que van más a allá de las obligaciones morales y siempre tienden su mano para ayudar. Hacen lo correcto aunque nadie esté mirando y eso es lo que las hace valiosas.

“Ninguna buena acción, por pequeña que sea, será una pérdida”   -Esopo-

Ser buena persona es una de las mayores cualidades que podemos alcanzar. 

En algunas personas es innato y solo unos pocos afortunados tienen la dicha de ser sensibles al sufrimiento ajeno y a la capacidad de ayudar. Lo positivo de esto es que todos podemos ser personas buenas e íntegras.

Es esa sensibilidad especial las que hace a estas personas inolvidables e incomparables. 

Además hay veces que la bondad se mezcla con la amabilidad, convirtiendo así a la persona en excepcional.



Hagamos Un Paréntesis


Pensé que sería interesante hablar sobre la conveniencia de hacer ciertos altos en el camino para librarnos del día a día, recuperar nuestro equilibrio y encontrarnos a nosotros mismos.

La práctica sistemática de estos paréntesis, nos ayudarán a conocernos mejor, a contemplar con serenidad lo que nos ocurre y a saber lo que sucede a nuestro alrededor.

Hablamos de una forma, más positiva, de hacer pequeños altos en el camino; sin necesidad de recurrir a la huida, o a diferentes formas de evasión. Con ello, podrá atemperarse el impulso de romper, aunque sea temporalmente, con la familia, la pareja o los amigos, antes de que se convierta en una imperiosa necesidad.

Hay quienes temen el silencio, la soledad y encontrarse consigo mismos. Buscan  estar acompañados, o bien, permanecer siempre ocupados en mil cosas diferentes. Son reacios a dejar de estar en movimiento y difícilmente se encuentran predispuestos a hacer frente a lo que les sucede; en lugar de lo cual, se limitan a ir apagando los fuegos que encuentran en su camino.

Es muy conveniente aprender a buscar los momentos de soledad y a disfrutar de ellos. En un principio, podrá ser difícil para muchos por la novedad que, para ellos, conlleva. Sin embargo, se acostumbrarán y encontrarán que puede ser muy positivo, con el transcurrir del tiempo. Con la práctica, todos nos beneficiaremos de esos momentos en los que nos abstraemos de las actividades cotidianas y de su frenético ritmo, en la mayoría de los casos.

Logrando alcanzar estos momentos de soledad, encontraremos la paz necesaria para poder afrontar los retos que se nos presenten. Para ello, basta estar tranquilos y relajados, en contacto con nosotros mismos.

Cuando miremos en nuestro interior, conviene identificar aquello que nos sucede: nuestras emociones, lo que nos duele y nos hace sufrir, lo que nos agrada y nos da felicidad, nuestras carencias y nuestros deseos. Procede hacerlo, con honestidad y valentía, sin engañarnos a nosotros mismos.

Sin duda alguna, encontraremos cómo solucionar nuestros problemas. Para lograrlo, no desdeñemos  comunicarnos con personas de nuestra total confianza y  pedir ayuda, si lo consideramos necesario.

No todos los paréntesis tienen que ser en soledad y quietud. Hay muchas actividades que nos ayudarán a distraernos, a salir de la rutina y a conectar con nosotros mismos. 

Algunas veces, será muy agradable y enriquecedor hacer paréntesis en compañía. Un paseo, un viaje, un concierto, una agradable conversación… Siempre tendremos la disponibilidad de personas que tienen la facultad de ayudarnos a profundizar en nuestro autoconocimiento. Bastará ir en busca de ellas, porque, su compañía, nos servirá de bálsamo para nuestras penas y de estímulo para nuestros sueños.



Los Hábitos


(Hábito (psicología)) En psicología el hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido, más que innato. ...

Levanta la mano si has intentado alguna vez cumplir un propósito… Por ejemplo, hacer de manera regular ejercicio, comer más sano, abandonar el tabaco, levantarse más temprano o simplemente dejar de morderse las uñas. 
Sin duda todos podemos encontrarnos en alguno de esos propósitos, pero por alguna extraña razón nuestros intentos no siempre se convierten en acciones y resultados, como si estuviéramos atados de manos y pies.
Todos vivimos atados a esas cuerdas invisibles de las que no podemos escapar. Esas cuerdas de las que hablamos se tratan de hábitos poco saludables que opacan nuestro bienestar. Por eso, en este artículo te enseño la mejor ruta de escape hacia una mejor vida.

Hace algunos años, leí un cuento que me gustó mucho.  
Me aferré a la historia pensando que de repente esos cuentos pueden salir de las páginas y convertirse en historias verdaderas.

El cuento del que te hablo fue escrito por Jorge Bucay, aquí te lo dejo: 

Un niño fue a una función de circo, y vio que tenían a un elefante atado por el pie. El niño le pregunto a su papá. -¿Por qué si el elefante es tan fuerte, no se escapa?, el papá le contesto –Porque ha sido educado toda su vida de esa forma. Pero el niño no muy convencido por esa respuesta, siguió preguntando a otras personas hasta que encontró la respuesta correcta: –El elefante no escapa porque piensa que no puede.- ¿Pero cómo un elefante puede llegar a pensar que no puede si sabe lo fuerte que es?, pregunto de regreso. –Porque de pequeño, el elefante intento escapar, su fuerza no era tanta para romper la cuerda y no lo logro. Si una vez no lo logró el piensa que jamás lo lograra y por eso nunca lo vuelve a intentar.

El punto es que todos somos un poco como el elefante del circo:

De alguna forma cada uno de nosotros está atado a diferentes cuerdas que se disfrazan de hábitos poco saludables. Tal vez alguna vez intentamos escapar y si no lo conseguimos, grabamos en nuestro inconsciente el mensaje de no puedo y nunca podré. 

¿Pero qué pasa si somos más fuertes que antes? ¿Por qué no intentarlo una vez más?

Hoy quiero decirte que tú tienes la fuerza necesaria, lo único que necesitas es tomar la decisión de hacerlo y una guía correcta que encontrarás aquí mismo.

Un hábito (bueno o malo) se forma por la repetición constante sobre el tiempo. Si una acción es persistente en tu rutina, es muy probable que termine por grabarse en el “disco duro” de tu cerebro en forma de un hábito.
Poco a poco sin darnos cuenta lo que hacíamos algunas veces se vuelve cada vez más frecuente, y ¡pum! formamos un hábito.
Como ya sabes, esta repetición hace que poco a poco el esfuerzo por realizar esa acción disminuya considerablemente, e incluso logres ejecutarla sin pensarlo.
Debe quedar claro que un hábito no es una mera conducta asidua, sino que debe ser de un grado de regularidad que se confunda con la vida del individuo que lo ostenta.

Todas las personas tienen arraigados una serie de hábitos que tienen notable influencia en sus vidas, hasta el punto determinar los éxitos y los fracasos en diversas actividades. Es por ello que es de suma importancia fijar la atención en las conductas recurrentes que se han incorporado. 

Muchas de estas son totalmente inconscientes, por lo que es necesario algún grado de introspección para identificarlas. La mayoría, empero, puede vislumbrarse con facilidad, aunque es difícil tanto incorporar una como eliminarla si es necesario.


Hugo W Arostegui

La Inteligencia


“Facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad”

La inteligencia es la capacidad de elegir, entre varias posibilidades, aquella opción más acertada para la resolución de un problema. En este sentido, cabe distinguirla de la sabiduría, en tanto que esta última es tan solo una acumulación de conocimiento, mientras que la inteligencia implica hacer el mejor uso de un saber previo. No obstante, el modo para identificar la cualidad de ser inteligente ha sido enormemente debatido.

La inteligencia es una cualidad que todos los seres humanos poseemos, aunque no todos podemos tenerla de igual manera estimulada y desarrollada. Por esto, la estimulación temprana de los niños, entre su primer año de vida y los cinco años es crucial para que luego puedan hacer frente a la etapa de aprendizaje que comienza en la escuela básica a partir de los seis años.

La inteligencia no es sólo “saber mucho” (ya lo hemos diferenciado en relación a la sabiduría), si no que se trata de poner en juego nuestros conocimientos y aptitudes en todas las acciones de nuestra vida cotidiana, y por ello somos capaces los seres humanos de desafiar obstáculos que pueden ser desde la resolución de un problema matemático, hablar correctamente en público o realizar operaciones económicas con éxito.


Muchas de estas inteligencias del ser humano son puestas a prueba por psicólogos y demás profesionales al momento de, por ejemplo, analizar a un postulante a un puesto de empleo. Para ello, no basta sólo con un vasto Curriculum de estudios y experiencias laborales, si no también el desempeño del trabajo en equipo, el control de emociones, la capacidad de hablar en público y expresar ideas, y la capacidad para sortear problemas o conflictos. Mediante pruebas encubiertas, como dibujos, canciones o lectura de textos pueden evaluarse las actitudes y aptitudes de la persona en relación a las emociones, lo verbal, las acciones y las habilidades mentales.

Sin lugar a dudas, las nuevas perspectivas en lo que respecta a la valoración del intelecto son mucho más abarcativas y completas al evitar circunscribirse al plano lógico y matemático; de hecho, la inteligencia emocional puede considerarse tanto o más importante, en la medida que se relaciona con nosotros, con nuestros pares, y en definitiva, con nuestro bienestar. Con los acuciantes problemas de estrés, relaciones familiares y de pareja, trabajo en equipo y otras situaciones de la vida actual, 

la inteligencia emocional se transformó en una disciplina fomentada por psicólogos y terapeutas, en cuanto permite identificar, manejar y controlar emociones y actitudes que eviten el conflicto, y entonces permitan la superación de traumas y problemas personales, en relación también con el entorno familiar, laboral, o cualquier entorno social en general.

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lunes, 20 de marzo de 2017

El Universo De Tu Mente


Es fácil encontrarse a diario, con personas que piensan de manera distinta entre sí.

También es fácil, notar como entre las diferentes mentalidades de las personas, se evidencian algunos patrones. Y con la palabra mentalidad, me refiero a la manera de pensar o reaccionar frente a los eventos cotidianos y quizás, en su debido momento, frente a aquellos sucesos inesperados.

Se dice que cada cabeza es un mundo. de Que cada ser pensante de este planeta, percibe su entorno de manera diferente. Pues lo que cada uno de nosotros vemos como la realidad, ciertamente no es más que la representación del universo, que logra nuestro cerebro darnos a entender.

Ahora bien, si nuestros cerebros interpretan las variables del universo, cada uno a su modo -por decirlo de cierta manera- entonces, porque comúnmente nos encontramos con que las personas tienden a seguir patrones masivos de comportamiento? Y peor aún, patrones de comportamiento irrisorios?

Porque pareciera que mientras más individualistas e independientes predicamos ser, más tendemos a ir en manadas junto con los demás integrantes de nuestra especie, hacia el primer barranco que vemos?

Inténtalo aunque sea una vez; un árbol, o al menos un buen pedazo del cielo, se puede ver en cualquier lugar. 

Ni siquiera tiene que ser un cielo azul; la luz del sol, de un modo u otro, siempre se hace sentir. 

Acostúmbrate cada mañana a mirar por un momento el cielo, y de repente, serás consciente del aire que te rodea, del olor de la frescura de la mañana que se te regala para que lo disfrutes entre el sueño y el trabajo... [Luego] Observa si durante el resto del día permanece en ti un remanente de satisfacción y un toque de convivencia con la naturaleza. 

Poco a poco y sin esfuerzo, el ojo se entrena para transmitir muchas pequeñas delicias, contemplar la naturaleza y las calles de la ciudad, apreciar la inagotable diversión de la vida cotidiana. Desde ese punto, hasta adquirir un ojo artístico totalmente entrenado, queda la mitad más corta del viaje. La principal es la primera: abrir los ojos.

Y con el ver llegan la alegría y el amor y la poesía. El hombre que por primera vez recoge una pequeña flor para poder tenerla cerca mientras trabaja, ha dado un paso hacia la alegría en la vida.

¡Cabeza arriba amigo mío!, y se feliz.

Hugo W Arostegui


Aceptar Nuestros Límites


No aceptar nuestras propias carencias tiene consecuencias limitantes en nuestra relación con los demás y con nosotros mismos.

 Nuestra valía como personas desde la exigencia, se sostiene con alfileres y nos orienta hacia una imagen idealizada de lo que “deberíamos ser”. Esto produce un gran desgaste, ya que la relación que establecemos con nosotros mismos se convierte en una lucha incesante en la que no hay tregua: deberías de…” “tendrías que…” “si no haces esto o aquello eres un…”,….

Con respecto a la relación que establecemos con los demás, esta entelequia nos lleva a manifestarnos como alguien que no somos, escondiendo aquello que no aceptamos de nosotros mismos. Desde esta perspectiva limitante, cuando tenemos frente a nosotros alguien que posee aquello de lo que nosotros carecemos, se despierta la envidia y el rechazo. Por tanto, ni somos honestos al no mostrar nuestra verdadera naturaleza, ni vemos al otro (sólo vemos aquello de lo que carecemos).

Quienes no pueden aceptar sus carencias están presos de la lógica del todo o nada, es decir, si no puedo todo, no valgo nada. En cambio, quienes aceptan sus carencias, están en paz consigo mismos y pueden disfrutar de más ocasiones de placer. No invierten todas sus energías en mostrase “perfectos” (tarea imposible), sino que aprenden a buscar la satisfacción en otras fuentes, aquellas que les permiten explotar sus potencialidades. La parcialidad posible siempre es más satisfactoria que pretender lo absoluto inalcanzable.

 Las víctimas del ideal de perfección son personas que viven la vida con ansiedad, que no cesan en su empeño por tener una “silueta diez”, poseer más y más conocimientos, más bienes, más poder,… La frase que resume este estado de búsqueda incesante de la perfección es “nunca es suficiente”. Cuando se llega al objetivo marcado (perder 5 kg, hacer un nuevo máster, ganar un sueldo extra,….) de nuevo la meta se aleja para dejar una sensación de frustración y vacío enorme. Esta es una búsqueda sin final, porque la verdad es que la perfección no existe, es un ideal, no una realidad. Miento… la perfección es precisamente saberse y conocerse, y aceptar esta realidad “perfecta”, sin aditivos ni conservantes.

Todo esto no quiere decir que renunciemos a evolucionar, a mejorar ciertos aspectos de nosotros mismos. Pero, evolucionar como personas es diametralmente opuesto a destruirnos por un ideal. 
Esto último es algo impuesto. Impuesto por nosotros mismos, para satisfacer a una sociedad que predica ideales de perfección, para satisfacer a nuestros padres, a nuestros amigos,…, en definitiva, para sentirnos aceptados. La aceptación…., a veces se parece tanto a sentirnos queridos…, que nos volvemos adictos a ella. ¿Cuál es el coste?

Nos esclavizamos cuando decretamos que no somos suficientemente bellos si no pesamos x kilos, o que no somos suficientemente buenos en nuestro trabajo si no ganamos x dinero,… La libertad se obtiene desde la elección, no desde la imposición de cánones establecidos.

Reconocer nuestros propios límites y que no podemos con todo, no nos convierte en menos valiosos, sino que nos capacita para pedir y aceptar ayuda sin sufrir por ello. Quienes luchan por abarcarlo todo y pretenden hacerlo además maquillados con una sonrisa, están condenados a la frustración y la impotencia. El ideal de omnipotencia limita a la persona y la aleja de la realidad, empobreciéndola, al dejarla constreñida en su propia fantasía.

Quien es exigente consigo mismo, también lo es con los demás. Esto se hace muy evidente en las relaciones de pareja. Así, quienes tienen un concepto idealizado de cómo habrían de ser ellos mismos, también lo tienen respecto a la pareja. Y aquí es donde le exigimos al otro que cambie para que pueda encajar en nuestro ideal. En este caso, igualmente, matizamos que en una relación siempre se generan ajustes, pero es esencial que se haga desde la libertad de cada uno.


Lo Que Todos Esperan Que Hagas


Seguramente todos seamos la suma de lo que fuimos, más lo que somos realmente, más lo queremos ser y lo que esperan que seamos (deberíamos ser). Somos pasados, presentes, futuros y condicionales, al mismo tiempo.

Lo que más nos condiciona de esto es justamente lo que deberíamos ser y no somos. Muchas veces proyectamos en el otro nuestros deseos, nuestros fracasos, y como el otro no se hace cargo de ellos, porque no le son propios, nos decepcionamos.

Las personas no deberían ser de ninguna manera más de la que ellas quieren ser. 

Y para ser, simplemente hay que ser conciente de lo que fuimos, de lo que somos y queremos ser, y dejar de lado lo que los demás esperan de nosotros. Hay que completar la trilogía pasado, presente y futuro.

Generalmente lo que fuimos es el camino para saber lo que somos. Todo lo que alguna vez hicimos, bien o mal, sirve para querer lo mismo o para cambiarlo. No hay que olvidarse de lo que uno fue y eligió, sino por el contrario, hay que recordarlo para no repetir los mismos errores una y otra vez.

Todo lo que vivimos es lo que nos hace. El pasado es nuestro presente. Todo lo que hicimos es lo que somos. No estoy de acuerdo con la frase todo tiempo pasado fue mejor. Lo mejor siempre es aquí y ahora. Por eso es que dicen que hay que vivir cada instante, porque viviendo cada momento somos lo que queremos ser.

Si nos disociamos, si saltamos del pasado al futuro, sin escala en el momento presente, nos vamos a estar perdiendo una etapa de construcción de nosotros mismos. Y eso pasa, nunca estamos completos porque nos falta la construcción del SER.

Para llegar a construir ese ser, es necesario que veamos que cosas de las que fuimos queremos seguir siendo y que cosas queremos dejar de ser. Es necesario un saneamiento del pasado y redescubrir nuestras heridas. Una vez que hayamos elegido lo que queremos seguir siendo, y desechar lo que ya no nos sirve para ser, es cuando realmente empezamos a ser.

El futuro es algo incierto, es algo que nos genera miedo. Seguramente ese porvenir es lo que nos mantiene siempre a la espera de “algo”. Ahora que leo la palabra espera, puede ser que derive de ESPERANZA. Porque la esperanza nos deja esperando algo mejor. Es otra de las tantas vías del conformismo.

El futuro nos deja atrapados, nos encandila con lo que esta por venir. Pensando en lo que vendrá, no somos. Pensando en lo que fuimos tampoco somos. Sólo somos cuando abarcamos las tres dimensiones, pasado, presente y futuro.


Cuando somos concientes de nuestro pasado y nos hacemos cargo de él, estamos siendo todo aquello que un día fuimos. Entonces podemos ver lo que queremos y dejar de ser aquello que ya no tiene sentido. Y a la vez estamos sembrando lo que queremos ser.