sábado, 15 de septiembre de 2018

Con Referencia A La Verdad

“La pura y simple verdad raramente es pura y nunca es simple.”
Y de nuevo tenemos al gran Oscar Wilde negando la existencia de una única verdad. Y es que seguro que todos podemos pensar en una persona que parece que siempre tenga que tener la razón. Que no atiende a posibles cambios en su posición, aquella persona que siempre niega otras opciones, y lo que es peor, lo hace sin escuchar si puede ser realmente una opción según su postura.

Pues bien, aquí lo tenemos. No hay una verdad pura ni tampoco es simple. Así que eso de “es así de simple”, no debería de existir en nuestros cabales ya que si así fuera, no habría necesidad de conocer, compartir, aprender… todo sería siempre igual. Afortunadamente tenemos variedad y eso es lo que desprestigia esta afirmación pues la verdad jamás es simple.

Del mismo modo, la verdad no es pura, ya que su origen puede haber sufrido millones de cambios y eso no significa que haya sido inmutable, sino que ha variado hasta llegar a nosotros. ¿Acaso una mesa es únicamente un árbol? La respuesta ya la sabes, no es talar el árbol, tratar la madera, diseñar una mesa, trabajarla, venderla, colocarla en el comedor… hay muchos factores que han variado aquella mesa cuyo origen inicial era el árbol, origen que sin embargo no es puro ya que ha sido tratado para adecuarlo al producto que representa.

Así que ya sabes, jamás creas que tu verdad es única ni simple. Siempre puede haber habido cambios. Aprende a escuchar cuál es la verdad según la otra persona y aprenderás mucho más de lo que imaginas. Escuchar es la clave. 

¿A cuántas personas conoces que le haría bien entender que la verdad jamás es pura y simple?


Desarrollar La Compasión


Se necesita compasión para lidiar con las personas difíciles de tu vida. La investigación reciente sugiere que la mejor manera de evitar la ansiedad, la alta presión arterial y el malestar al tener que interactuar con una persona que te cae mal consiste en prepararse para ello. Puedes ajustar tu forma de pensar sobre esta persona antes del encuentro y aprender a desarrollar compasión hacia esa persona.

Los investigadores señalan que la compasión tiene cuatro componentes: Reconocer el sufrimiento de la otra persona; permitirse conectar emocionalmente con ese sufrimiento, desear que la otra persona no sufra y sentirse motivado a aliviar su sufrimiento. El que decidas ayudar o no ayudar a esa persona depende de ti. Los investigadores dicen que es suficiente con estar dispuesto a hacerlo.

El nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Stanford y la Universidad de California en Davis publicado el mes pasado en la revista “Mindfulness”, investigó la eficacia del programa de Entrenamiento en el Cultivo de la Compasión (CCT), un entrenamiento de ocho semanas en el cual los participantes aprenden a ser más compasivos. Los investigadores siguieron a 51 adultos durante el curso a través de una aplicación para iPhone que les pedía evaluar sus niveles de cuatro estados emocionales distintos —ansiedad, calma, fatiga, y alerta— dos veces al día. 

También se les preguntaba a los participantes si sentían que podían regular estas emociones y cómo lo hacías (ya sea tratando de reducir la emoción, tratando de mantenerla, aumentarla, o ignorarla). También tuvieron que responder cuestionarios semanales.

Durante el transcurso del programa CCT, los participantes se volvieron más capaces de regular y mejorar sus estados emocionales negativos como la ansiedad y el estrés, y aumentar los estados positivos, como la calma, a través del cultivo de la compasión hacia sí mismos y hacia los demás. Cualquiera puede tomar el curso CCT, el cual fue creado el año 2009 por Thupten Jinpa, traductor principal del Dalai Lama junto a un grupo de neurocientíficos, psicólogos y terapeutas. Este programa enseña a los participantes a cultivar la compasión hacia todos los seres, incluyendo las personas difíciles en sus vidas. El programa se enseña a través de la escuela de medicina de Stanford y por más de 100 instructores certificados en todo el mundo.

El programa incluye entrenamiento en meditación y estrategias para ajustar los propios pensamientos, llevando a los participantes a través de una serie de pasos que se van haciendo progresivamente más difíciles a medida que el programa avanza. Algunos pasos que se incluyen en el programa son: aprender a enfocar la atención, practicar la compasión hacia ti mismo y hacia un ser querido, y desarrollar aprecio por las personas que están fuera de tu círculo inmediato, incluyendo a las personas difíciles. Los ejercicios invitan, por ejemplo, a reflexionar sobre el hecho de que aquella persona difícil es el hijo o hija de alguien, el padre o la madre, el hermano o la hermana de alguien—tal como tú—y tiene sus propias esperanzas, sueños y aflicciones.

El programa no invita a que los participantes perdonen a alguien que los haya herido o que continúen en una relación con esa persona. En cambio, el programa sugiere que podemos desarrollar compasión hacia esa persona, reconociendo que él o ella sufren y generar el deseo de que disminuya su sufrimiento —lo cual es beneficioso para la persona que genera la intención.

“Hay consecuencias en nosotros mismos respecto a las emociones que tenemos cuando generamos pensamientos negativos hacia alguien o cuando tratamos de evitarlo; el entrenamiento nos ayuda a dejarlo ir”, afirma Hooria Jazaieri, investigadora en el Greater Good Science Center en la Universidad de California en Berkeley, quien enseña el entrenamiento en compasión en Stanford y es la autora principal del estudio.

No suprimas tus pensamientos. La investigación muestra que la supresión de pensamientos activa la amígdala cerebral, donde yace la respuesta de lucha o huida del cuerpo. La supresión de pensamientos te vuelve más ansioso a largo plazo y tiene efectos dañinos en tu salud física. Además, te hará pensar más en aquella persona sobre la cual estás tratando de dejar de pensar. En un estudio clásico en el cual se solicitó a los participantes no pensar sobre un oso blanco, el oso se tomó sus pensamientos. 

Si en tus pensamientos emerge un recuerdo o el nombre de la persona difícil, intenta prestar atención brevemente y luego deja que tus pensamientos se muevan hacia otra cosa.

viernes, 14 de septiembre de 2018

La Satisfacción De Sentirnos Útiles


Pocas sensaciones son tan satisfactorias como la que sentimos cuando hemos hecho algo por los demás. De hecho, es muy fácil observar el gesto de alegría que inunda la cara del que ayuda a otro. Cuando nos sentimos útiles se despiertan en nosotros emociones positivas que repercuten en nuestro bienestar general.

Estoy seguro de que sabes a qué me refiero cuando digo que sentirse útil es algo muy agradable. La sensación de poder hacer algo de utilidad es profundamente motivadora para el ser humano. Esta sensación nos aparta, durante un tiempo, de la vorágine egoísta y autocomplaciente en la que estamos inmersos.

Vivimos en un momento de la historia en el que cada vez estamos menos conectados unos con otros. Le llamamos la era de la comunicación pero nos comunicamos muy poco y, además, estamos cada día, más separados. Ya no es costumbre, como lo era antes, lo de ayudar a los miembros de tu comunidad como algo natural. Actualmente, los niños son educados más en la competitividad que en la cooperación

Sin embargo, por mucho que la sociedad se caracterice por la falta de empatía y el individualismo, dentro de los seres humanos siguen existiendo la necesidad de sentirse útiles y de hacer algo por los demás.

Así mismo, en muchas ocasiones aunque las ganas de hacer algo útil estén presentes, es probable que dudemos si tenemos la capacidad para hacerlo.

Tampoco somos educados para encontrar aquello que nos haga brillar y disfrutar haciéndolo y ofreciéndolo a los demás. La educación se orienta más a que todo el mundo sea exactamente igual, sofocando de esta manera, la originalidad y los talentos innatos de cada persona.

La vida sin propósito carece de sentido. En muchas ocasiones vivimos la vida sin un propósito que nos de una motivación para seguir adelante. Quizá tengamos un trabajo que nos ayude a pagar las facturas. En muchas ocasiones, ese trabajo nos proporciona también la oportunidad de satisfacer necesidades ficticias. Así mismo, nuestro trabajo nos mantiene ocupados y nos ayuda a mantener relaciones con otras personas. No es fácil encontrar, sin embargo, personas que realmente encuentren un propósito y satisfacción en su trabajo, si es que tienen la suerte de tenerlo.

Para muchas personas el trabajo es un verdadero esfuerzo que tienen que realizar cada día. Esto se debe a que no hacen algo que les guste. Como esto es algo que les sucede a muchas otras personas, lo tomamos como algo normal y procuramos no cuestionarnos demasiado. Nos desplazamos por nuestra vida procurando no preguntarnos acerca de lo que nos gustaría hacer no vaya a ser que lo encontremos.

Cuando éramos niños, cada uno de nosotros, sabía en el fondo de su alma qué era lo que más le gustaba hacer. Sin embargo, con el paso de los años fuimos enterrando nuestros sueños bajo el peso de las normas y las creencias que nos otorgó la educación. A fuerza de vivir de esa manera, la mayoría de las personas han dejado de preguntarse qué es lo que realmente les hace vibrar.

Si cada ser humano encontrara aquello que hace que su alma vibre y lo compartiera con los demás, este mundo sería muy distinto. Si cada persona se levantara por la mañana sabiendo que lo que va a hacer es lo que más la gusta y que es de utilidad para la comunidad, encontraríamos alegría y bienestar en cada rincón del planeta.

Afortunadamente, la vida de vez en cuando nos toca en el hombro y nos muestra caminos que no se nos habían ocurrido. Por algún motivo, encontramos la manera de sentirnos útiles y, de manera casi mágica, el resto de nuestras actividades se contagian de esta sensación de vida digna de ser vivida y disfrutada.

Cuando sentimos ese tipo de “llamadas” nuestra vida se transforma. Los seres humanos somos seres sociales y llevamos inscrito en nuestro interior que nuestro bienestar y el de los demás debe de ser paralelo

Por este motivo, cuando nos sentimos útiles disfrutamos tanto porque sentimos que importamos y que, a la vez, hacemos felices a los demás.


La Utilidad De La Filosofía


“Puede parecer que hoy, cuando la ciencia ocupa la primacía en el conocimiento, la filosofía es algo superado; pero la filosofía toca lo esencial del ser humano y está constantemente actualizándose; la filosofía desarrolla el pensamiento crítico, reflexivo, analítico, con una visión ética y orientación moral que proporciona recursos para vivir mejor a título individual; pero también sirve para reunificar el conocimiento, porque el saber está cada vez más parcelado y especializado y la filosofía, por su carácter multidisciplinar, es como la madre de todas las ciencias, es la que aporta conceptos para fomentar el diálogo y los vínculos entre el arte, la religión, la biología, la tecnología, etcétera”, respondía a este diario hace algún tiempo Joan Méndez, profesor de filosofía en el colegio San Juan Bosco de Barcelona, asesor filosófico y miembro de la Asociación de Filosofía Práctica de Catalunya.


Otros muchos filósofos, humanistas y científicos aseguran que la filosofía tiene un papel fundamental en la sociedad de hoy y muchísimo que aportar al avance de las investigaciones científicas, tanto por la vía de fundamentar el conocimiento como abriendo la puerta a determinadas formas de investigación y programas de tecnología como la inteligencia artificial.

Educación Filosofía Y Discernimiento


“La razón es una y común para todos los hombres, como decía Heráclito, y el único vínculo que nos puede unir realmente cuando nos mueve el amor a la verdad. Confío absolutamente en que cada vez que se den esas condiciones, la amistad filosófica surja con la misma naturalidad que del sol mana la luz.

Creo que estudiar en la Universidad no supone peligro alguno para quien tiene juicio propio y un espíritu libre. Yo, personalmente, he preferido siempre reflexionar y meditar en privado -que es en lo que consiste el filosofar-, pero siguiendo al principio, de forma intuitiva, el consejo de Schopenhauer, que más o menos dice así: métete en la mente de un filósofo de verdad y trata de percibir cómo piensa.

En mi caso, por afinidad electiva, fui a parar a los pies de Spinoza, aunque, naturalmente, también picoteé en la mano de otros muchos. Bajo la tutela del filósofo holandés aprendí a pensar para saber. Una vez que consigues eso podrás reconocer la verdadera filosofía en la boca o la pluma de cualquier pensador. Es lo que me pasó, tiempo después con Krishnamurti.

Discernimiento, en Khrishnamurti, equivale a entendimiento, sea racional o intuitivo, como en Spinoza. Su propuesta educativa, hasta donde yo sé, insistía en despertar el entendimiento de los alumnos, para que aprendieran a ver las cosas por sí mismos, y su capacidad creativa -idéntica en naturaleza, pero original y única en cada individuo-, para que pudieran desarrollar plenamente su propia forma de ser.

Muchos otros educadores y filósofos abogan por esta forma de educación, aunque son escandalosa minoría. En España, estamos aun discutiendo qué clase de moral debemos inculcar a nuestros hijos, si la religiosa o la laica, en vez de favorecer la eclosión del potencial intelectual y moral que todo individuo lleva en sí de modo innato. Pero, para llegar eso, obviamente, los padres, los educadores y los políticos deberían preocuparse un poco más por la felicidad y la libertad de los niños y de los jóvenes, y renunciar a inculcarles sus estrechas y mezquinas ideologías y creencias, tan irracionales unas como otras”.
Por J. Krishnamurti

La Superación Individual


Es una acción que requiere inmediatez, planeación, esfuerzo y trabajo permanente. Por lo que simplemente el tiempo, el deseo y la propia estimulación, no llegan a un buen puerto.

Las aspiraciones que habitualmente tenemos en la vida, tienen su centro en aquellas oportunidades, su provecho y la obtención de los frutos deseados. Por lo tanto, podríamos decir que la superación es aquel valor que nos motiva a perfeccionarnos, ya sea desde lo humano, espiritual, profesional, económico. Por lo cual debemos vencer todos aquellos problemas que se nos presenten. Para ello, desarrollaremos la capacidad de lograr cada objetivo propuesto. Es decir, que la verdadera solución no tiene cantidad, sino por el contrario, calidad.

Los seres humanos tenemos que saber que poseemos un deseo innato: la superación. Pero a veces, nos paralizamos. ¿Por qué? Diríamos que el principal freno es nuestra persona, ya que muchas veces los temores más profundos, nos paralizan y actuamos como simples conformistas.

Usualmente, nos encontramos con personas que hablan permanentemente de sus planes y del nuevo rumbo que iniciarán en sus vidas, pero finalmente todo se desvanece, y quedan en palabras y deseos, replicando los contratiempos no previstos, los cuales obstaculizaron sus objetivos. Ello demuestra lo que mencionábamos anteriormente, y es que la superación no se logra con tiempo, sino con acciones inmediatas y cargadas de esfuerzo y arduo trabajo.

El gran cambio lleno de beneficios materiales, no concuerda con la superación. La capacidad de plantearnos nuevos retos, disponernos a enfrentar y resolver dificultades, es temida por las personas, ya que el tiempo y permanencia en un determinado lugar, nos asegura estabilidad y seguridad.

Justamente, la manera más fácil de medir el progreso, es la acumulación de recursos económicos y materiales tan necesarios. El problema es que siempre encauzamos la superación hacia ese punto. El hecho aquí, es que existen otros aspectos fundamentales que debe tener en cuenta cualquier persona.

Por ejemplo, como manejamos nuestros hábitos y costumbres (ya sea desde el cuidado de cosas ajenas y personas, a la amabilidad con que nos dirigimos hacia otros). Además como nos desenvolvemos en el ámbito laboral. Si somos padres analizar que tiempo le dedicamos a nuestros hijos y la labor que estamos haciendo en la formación de nuestra familia. Y además ver nuestra cercanía al ámbito espiritual, ya que es muy frecuente que quede descuidado, sin embargo es un espacio que ofrece muchas posibilidades para el conocimiento de valores, preceptos y sacramentos.

Como mencionábamos anteriormente, en los bienes materiales no encontramos la superación; sino por el contrario, está en nosotros mismos. Ahora bien, tampoco importa la edad en el que uno se dispone a superarse, porque renunciar a mejorar, se asemeja a una vida sin falta de aspiraciones, es decir, solamente a conformarse.

El desánimo, es uno de los aspectos en donde fácilmente podemos caer, pero recordemos las posibilidades de superación son innumerables. Para iniciarse en este camino, elabore un pequeño plan de manera ordenada y trate de ponerlo en práctica consistentemente. Verá que los resultados pueden llegar a ser los soñados.


Como sabemos, nada es fácil en esta vida. Existen y siempre existirán obstáculos, pero justamente la superación consiste en afrontarlos y sacar de ellos nuevas experiencias. 

La perseverancia y la paciencia son dos valores fundamentales para llegar a la meta y a la cima de todos nuestros objetivos.

Talentos Y Virtudes


¿Crees que no tienes ningún talento? Estás muy equivocado. Sin conocernos, puedo asegurarte, insisto, que si piensas que no tienes ningún talento estás muy equivocado. No hay nadie, escúchame bien, nadie en el mundo que no tenga ninguna virtud. ¿Conoces a alguien que no la tenga?

Cualquier persona que podamos imaginar, por muy desagradable que nos parezca, desde el indigente más holgazán hasta el dirigente más engreído, desde el asesino más perverso hasta el ermitaño más huraño, todos tienen alguna virtud. 

Quizás tenga paciencia, quizás tenga don de palabra, quizás tenga inteligencia, quizás sea un superviviente nato. Todos tienen su virtud. ¿Por qué ibas a ser tú diferente? ¿Crees que lo eres? (sigue leyendo...)

No, no eres diferente. Tú también tienes tus virtudes. Igual que yo. Igual que todos. Todo el mundo tiene virtudes, todas las personas tienen talentos. Si tú crees que no los tienes, entonces es que no has buscado lo suficiente. ¿Has mirado dentro de tí? ¿Has mirado a tu alrededor? ¿Has preguntado a los que te rodean?

Debes analizar todas las cosas que haces a lo largo del día. ¿Qué haces bien? ¿En qué eres bueno? ¿Qué se te da bien? No lo dudes, puedes encontrar tus virtudes en tu interior. Aprende a sacar lo mejor de tí mismo, encuentra tus virtudes, se consciente de tu talentos.

Cada persona somos una fuente inagotable de ideas. Sólo tenemos que aprender a sacar esas ideas. No digas que tú no las tienes. No digas qué no tienes ninguna virtud, te estarías engañando. No digas que no tienes ninguna virtud, te estarías ocultando la realidad. No dejes que el pesimismo te confunda.

Repítete a tí mismo: "Yo soy bueno esto", "Se me da bien aquello", "Soy el mejor en lo otro". Repasa a menudo tus virtudes. Encuéntralas y repásalas.

A continuación te dejo una serie de consejos que puedes seguir para ser más consciente de cuales son tus  talentos y tus virtudes

Durante el día observa qué cosas haces bien. Fíjate en que estabas haciendo cada vez que alguien te diga "Gracias". Anota que cosas han tenido el resultado que esperabas..

Durante la noche repasa mentalmente el día anterior. ¿Qué has hecho bien en ese día? ¿De qué te sientes orgulloso? 

Lleva siempre una agenda o libreta de bolsillo en la que apuntar tus logros. 

Escribe todos tus éxitos de la semana, aunque ya estén repetidos (volver a escribirlos te ayudará a fijarlos en tu mente). Al final de la semana pasa esas anotaciones a un libro, de forma ordenada y clasificada. Subraya o marca con X cada vez que se repita una idea, un éxito.

Pregunta a las personas cercanas abiertamente. Consúltales las cosas que más les gustan de ti, en qué eres bueno, que tipo de asuntos te confiarían. Diles que te digan sincera y abiertamente que es lo que les gusta de ti y en qué tipo de actividades creen que podrías destacar.

Observa atentamente que tipo de favores te suele pedir la gente, que tipo de tareas te suelen encargar. Eso te dará una idea de en qué tipo de actividades te ven más preparados los demás.

Fíate de tus gustos, céntrate en las actividades que más te gusten pues es en las que más fácilmente podrás destacar. Todos tendemos a hacer mejor las cosas cuando las hacemos a gusto.

Una vez que tengas claro en que eres bueno, escríbelo, repásalo, métetelo en la cabeza. Deja notas por todas partes recordándotelo. No tengas miedo de repetírtelo. "Soy bueno en tal cosa o en aquel aspecto".

Y por supuesto CRÉETELO. CREE EN TI

El Hombre Natural



Literatura

El Hombre Natural

Ramón y Cajal, cuentista: «El hombre natural y el hombre artificial»

Publicado en 2 02Europe/Madrid enero 02Europe/Madrid 2015

El quinto y último relato de los Cuentos de vacaciones (1905) de Santiago Ramón y Cajal es «El hombre natural y el hombre artificial», que refiere en su primera parte el encuentro en París de Jaime Miralta, ingeniero español, y don Esperaindeo Carcabuey, barón del Vellocino, que ha sido educado en «el veneno de la intransigencia religiosa».

Nótese la onomástica elocuente al nombrar a los personajes, como sucede en otros relatos del volumen. Carcabuey pide ayuda a su amigo, porque se considera un «no yo», «una pobre víctima de la mala educación», un hombre artificial, sumamente dócil, que execra la razón: «católico por sugestión y costumbre, ultramontano por imposición, procaz e intemperante por imitación y orador retórico y florido por recetas».

Para ayudarle a salir del error y el parasitismo, en la segunda parte Jaime le resume su vida —con claras reminiscencias autobiográficas del autor—, que le servirá como lección y camino: hijo de campesinos, trabajó desde joven como zagal, en el campo. «Desde entonces —explica— mi vida y mi pensamiento se modelaron con la bravía Naturaleza». 

Ya de niño sintió el afán de la ciencia, de la búsqueda de la verdad. El maestro, que vio sus buenas disposiciones, le enseñó a explorar la realidad, inculcándole el gusto por la Naturaleza; con su observación, la memoria organizada y el espíritu crítico se fueron desarrollando en él. El maestro le da varios consejos: 

«Sé tú, no los demás»; «Jamás olvides que tus talentos no valen sino por la sociedad y para la sociedad»; «Esculpe tu cerebro, el único tesoro que posees».

Aunque ello le supone renunciar a la pensión que cobra, abandona sus estudios en el Seminario, dominados por «las tinieblas de la teología dogmática», y se convierte en un self made man: cursa la carrera de Ingeniero y la de Ciencias; emprende trabajos científicos e inventa varias máquinas eléctricas y radiográficas (en España no le harán caso, pero sí en París, aunque no por ello dejará de amar a su patria). Jaime cree en la inmortalidad a través de las ideas y desea «ensanchar la geografía moral de la raza». Esperaindeo acepta el cargo de secretario que le ofrece Jaime, quien vive recogido «en la tranquila playa de la ciencia y de la industria». Y concluye el relato con un mensaje esperanzador para el futuro:

Laboremos, pues, en él [el mundo de la ciencia], puesto que en él se nos permite discurrir libremente. Los apóstoles de la justicia serán oídos más adelante, cuando la ciencia omnipotente haya iluminado todos los antros y sinuosidades de la Naturaleza y del espíritu.



Ganando Espacios


La raza humana está en riesgo de desaparecer por el desarrollo de la inteligencia artificial -como lo advirtió el astrofísico fallecido Stephen Hawking-, no debiera preocupar que los trabajadores estén temerosos de perder sus empleos por la incursión de los robots en el mundo de las empresas. Pero el primer escenario es ciencia ficción, no así la mayor incursión de las máquinas ‘inteligentes’ en fábricas, bancos, medios de comunicación, aerolíneas, hoteles, hospitales, estudios jurídicos, empresas de transporte y hogares, lo que podría incluso cambiaría el trabajo doméstico. Este escenario ya es una realidad, pero no significa que el hecho de utilizar más robots cause automáticamente mayor desempleo. Siempre dependerá de cómo se gestione la inteligencia artificial, qué se haga para reeducar a los actuales trabajadores y cómo se forme a los niños y jóvenes para un mundo más digitalizado.

Por ahora hay varias razones para tener cierto optimismo. Por un lado, la actual revolución industrial no es más que una nueva versión de aquella registrada en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando las máquinas cambiaron la forma de trabajar. Si bien hubo empleos que desaparecieron a raíz de la incorporación de las máquinas, otros se crearon y el mundo mejoró. Por otro lado, hay ejemplos en Europa y Asia que matizan el impacto negativo que puede tener la automatización en el mercado laboral.

En Alemania, la densidad de robots en la industria manufacturera es la tercera más alta del mundo y, sin embargo, las personas empleadas llegaron a 44 millones el 2017, la cifra más alta desde la reunificación alemana, según una nota publicada la semana pasada por infoPLC, un portal especializado en automatización industrial. En esta publicación también se menciona el reciente estudio del Centro de Investigación Económica Europea (ZEW), el cual revela que la rápida expansión de los robots industriales no ha hecho mella en las cifras de empleo, ya que paralelamente se crearon nuevas tareas para las personas. La presencia de robots en las empresas está creciendo y parece que no hay vuelta atrás. En el 2016, la densidad de robots en la industrias manufactureras fue de 74 unidades por cada 10 000 empleados, mientras el año previo fue de 66 unidades (ver infografía). Por regiones, la densidad fue mayor en Europa (99), seguida de América (84) y Asia (63) unidades.

La modernización de la producción está trasladando el trabajo peligroso, insalubre y monótono a las máquinas, dijo Junji Tsuda, presidente de la Federación Internacional de Robótica. En un período de cinco años, estas plazas de trabajo se redujeron 5%, pero fueron compensadas por nuevos empleos en otras áreas. En Alemania, el resultado neto fue un crecimiento del 1% en el empleo. Y las proyecciones de ZEW apuntan a que una mayor automatización y digitalización en la industria aumentará un 1,8% el empleo para el 2021. Este desempeño guarda relación con lo sucedido en la década de los 90, cuando el boom de las computadoras desplazó a los trabajadores enfocados en procesar datos. Pese al remezón tecnológico, entre 1995 y el 2011 el empleo aumentó 0,2% cada año.

Los fabricantes alemanes tienen tres veces más robots que las empresas de los EE.UU., y también emplean a más humanos, señaló a la revista Time Joe Kaeser, presidente de Siemens AG. Su compañía no es el mejor ejemplo de creación de nuevos empleos, pero muestra cómo operan las empresas en pleno auge de los robots. Kaeser contó que la planta de Siemens en Amberg se automatizó a lo largo de 25 años y lo que más cambió en este tiempo fue la productividad. La mano de obra sigue en alrededor de 1 200 trabajadores, pero la productividad aumentó en más de un 1 000%. La London School Economics hizo otro estudio sobre el uso de robots industriales en 17 economías desarrolladas, entre 1993 y 2007. La conclusión fue que la productividad mejoró un 15%, la mano de obra poco calificada cayó y los salarios aumentaron. Lo que ocurre en Alemania puede ser un referente para la Unión Europea y también para EE.UU., donde un nuevo estudio de McKinsey Global Institute señaló que debido a los avances en robótica, inteligencia artificial y aprendizaje automático, hasta un tercio de todos los puestos de trabajo desaparecerán antes del 2030.

De cumplirse esa proyección, 70 millones de trabajadores estadounidenses tendrían que encontrar nuevas ocupaciones. A escala mundial, el impacto oscilaría entre 400 millones y 800 millones de personas. Pero estas predicciones ignoran que la mayoría de los trabajos comprenden un conjunto de tareas, algunas de las cuales no pueden automatizarse, explica Stephen Groff, vicepresidente del Banco de Desarrollo de Asia. En una nota publicada a inicios de este año en el portal del Foro Económico Mundial, dijo que solo el 9% de los empleos en 21 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) están realmente en riesgo, según un estudio de 2016. Y la misma lógica se aplica a Asia. En Vietnam, la proporción de puestos de trabajo en riesgo se reduce desde el 70% previsto por la OIT a solo el 15% cuando se tiene en cuenta la gran economía informal. Además, tampoco se considera el efecto positivo de la automatización en otros sectores.

En la India podrían crearse 2,5 millones de nuevos puestos de trabajo en el área de ventas en los próximos tres años, según un informe del mes pasado de la firma de personal TeamLease Services. Para que esto suceda, los países deberán destinar más recursos para capacitar y entrenar a sus trabajadores y empresarios, caso contrario corren el riesgo de quedarse rezagados en la carrera por el desarrollo tecnológico. La Unión Europea lo tiene claro.


Esta semana, la Comisión Europea pidió que los sectores públicos y privados inviertan al menos 20 000 millones de euros hasta el 2020 en inteligencia artificial. Parte de esos recursos serán para adaptar los programas educativos y formativos a las necesidades de este nuevo salto tecnológico, pues lo seguro es que se crearán muchos empleos, otros desaparecerán y la mayoría se transformará. 

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO 

Identidad Cultural

Desde un punto de vista psicológico, el concepto de identidad apela al sujeto viviente y concreto, es decir, para que haya identidad es necesario que haya personas que la experimenten y la vivencien. Desde este punto de vista, la identidad en tanto fenómeno psicológico, aparece con dos dimensiones: 1º El conjunto de experiencias que conforman la vida de cada cual o biografía personal o proceso de construcción del yo, A esto se le puede denominar la “sustancia” de la identidad: aquello de lo cual está constituida. La segunda dimensión se refiere a que todo ello implica un componente afectivo, pues se ama lo que se vive, aquello que constituye nuestra querencia. 

la aceptación de sí mismo y su correspondiente valoración y revalorización. El componente afectivo significa amarse a sí mismo, autoestimarse y respetarse.

Esta dimensión afectiva es indispensable para cada persona, sin ella no es posible vivir. Precisamente los enfermos mentales han perdido su identidad original y su propia estimación; son alienados, es decir, no se encuentran a sí mismos sino fuera de ellos, en el Otro. Por eso, los campesinos migrantes a la urbe capitalina, al sentirse desarraigados de su mundo, se esfuerzan por construir una nueva identidad, y lo hacen recogiendo los nuevos patrones culturales pero conservando los antiguos. 

El resultado es una nueva identidad, en la que se han redefinido los elementos culturales tanto de los lugares de origen como los del nuevo escenario urbano en el cual comienzan a vivir. A esto Quijano le llamó “proceso de cholificación”, expresión que por supuesto no tiene nada de peyorativa.

Pero la identidad no es un fenómeno únicamente psicológico o personal. La identidad rebasa los límites de lo puramente psicológico. Hay que comprenderla como un fenómeno histórico, que se da en el plano de lo socio-político-cultural así como en el plano de lo nacional, regional o subregional.

La identidad cultural por ejemplo, quiere decir un conjunto de creencias, modos de pensar, fines, valores, modo de percibir las cosas e inclusos concepciones del mundo, que son comunes o compartidas por un conjunto de personas en un determinado lugar. 

El problema metodológico consiste entonces en cómo llegar a saber las múltiples y complejas relaciones entre la interioridad individual y los planos social político y cultural. Sabemos hasta hoy que lo psicológico es la base sin la cual no puede existir identidad. Pero otra cosa es pretender explicar lo social por lo psicológico.

Otra cosa muy distinta es pretender que la identidad en tanto fenómeno socio-cultural es el resultado de una extensión de lo psicológico individual, es decir, de la suma de las identidades psicológicas. La identidad cultural no es la suma de las conciencias individuales a pesar de que sin estas consciencias individuales la identidad no puede presentarse. 

Hacer esto supone una reducción de lo cultural a lo psicológico. Pensar de esta manera implica pensar que primero y antes que todo existe el hombre individual, aislado, y es esto hombre aislado es el que por agregación, produce lo social. Pensar así es simplemente desconocer la esencialidad del ser humano que es su carácter profundamente social. Lo social en el hombre se hunde en las raíces más remotas de su proceso de evolución. 

El ser humano es el ser más social de las especies y en ello radica su poderío y también su debilidad (porque el capitalismo está destruyendo lo social en el hombre).

Lo que quiero decir y para finalizar esta parte de la exposición es que si bien la primera regla metodológica para comprender la identidad consiste, como lo hemos indicado antes, en comprender las múltiples relaciones entre lo social, lo político, lo cultural y lo individual, una segunda regla consiste en considerar que, una vez aparecida la cultura, ésta determina la conformación de la personalidad y por lo tanto, de la identidad.

Y una tercera regla consiste en saber cómo, cada uno de nosotros, como personas vivientes, podemos inter-venir en el escenario social, político y cultural dentro del cual se da la identidad.


Las ideas que aquí se han esbozado se detallan en las líneas que siguen. La identidad se plantea a diversos niveles de realidad. Es una realidad psicológica, pero también sociológica, histórica, social y cultural y política.

jueves, 13 de septiembre de 2018

La Vida De Todos Nosotros


Si no “vivo” la vida que deseo, sólo me queda pedirla porque me siento incapaz de crearla. La vida que deseamos sólo la podemos desarrollar dentro de nosotros, para luego regalarla y compartirla, ya que nos es imposible comprarla porque nace de la “comunión gratuita del disfrute de cada una de las vidas individuales”.

Por tanto, la vida es un reflejo de nosotros mismos y no podemos percibir más allá de lo que nos sentimos. Una autopercepción reducida nos hace ver una vida minimizada, mientras que una autopercepción amplia, fruto de la comprensión personal a todos los niveles, nos hace contemplar la vida llena de oportunidades.

En definitiva, la sociedad no es más que una enorme comunión de autopercepciones. Sin embargo, por desgracia, sólo intentamos igualar los objetivos vitales, actualmente enfocados al “TENER” como identidad social y prototipo del éxito (nacimientos idénticos, enseñanza idéntica, conocimientos idénticos, títulos idénticos, trabajos idénticos, casas idénticas, coches idénticos, diversiones-huidas idénticas, intereses-consumo idénticos, muertes idénticas…), de manera que cualquiera que se salga de estos “intereses sociales” será excluido y rechazado por raro.

Los maestros y profesores somos simples espejos de una sociedad del “TENER” y lo reflejamos a los alumnos, tal y como lo hacen todos los estamentos públicos de nuestra sociedad (medios de comunicación, políticos, iglesias…).

Si queremos cambiar la enseñanza, hay que cambiar la luz que emana de la sociedad y, por tanto, el espejo de nuestra “AUTOPERCEPCIÓN”. Sólo empezando por un cambio personal íntimo, sereno, comprensivo, respetuoso… podremos cambiar el espejo donde me reflejo, es decir, todo aquello que me rodea en cada uno de los contextos donde yo aparezco.

Refléjate alegre y cambiarás el espejo que te rodea, no sin experimentar rechazo por parte de los que muestran una “autopercepción solemne”.

Refléjate comprensivo, sin ideas ni creencias que te hagan rígido, y aclararás el espejo enseñando a mirarse con una mayor ternura, no sin ser rechazado por utópico y soñador y, sobre todo, por “ingenuo”.

Refléjate humilde y paciente, es decir, abierto a aprender de todo y especialmente del fracaso, para darte siempre una nueva oportunidad para empezar a caminar.

Refléjate confiado e ingenuo. Esto es en nuestra sociedad lo más difícil porque requiere no tener miedos ni apegos y sólo en este caso te puedes abrir con “Fe” a cualquier “SUEÑO”, sin ninguna duda de conseguirlo.

Todo lo dicho hasta el momento no sólo tiene un interés psicosocial para nosotros, sino también psicobiológico, ya que desde hace unos años se ha empezado a hablar de un soporte neuronal, las “neuronas espejo”, a las que se les supone responsables en gran medida de nuestro aprendizaje por imitación, así como de nuestro sentir solidario.

El descubrimiento de las “neuronas espejo” ha revitalizado la importancia del ejemplo en aquello que deseamos transmitir a los demás, sobre todo y especialmente a los niños y adolescentes que aprenden por imitación de sus figuras más referenciales, como ya nos indicaba Bandura en su Aprendizaje vicario.

Las “neuronas espejo” se descubrieron en monos y se ha comprobado que están también presentes en la especie humana, como grupos de neuronas motoras o de asociación que aparecen en áreas de los lóbulos prefrontales o en zonas de descodificación sonora y gramatical como el área de Wernicke o de Broca. Se ha comprobado que estas neuronas no sólo se activan, por ejemplo, cuando el mono mueve el brazo, sino cuando ve que otro mono mueve el brazo. Por esta razón, se les llama “neuronas espejo”, ya que se activan tanto por la acción propia, como por la percepción de esos mismos actos por los demás.

Desde este conocimiento inicial se ha empezado a pensar en la existencia de diferentes tipos de “neuronas espejo”, que podrían ser responsables, no sólo del aprendizaje por imitación, sino de nuestra capacidad empática, de nuestra impronta solidaria, de nuestra capacidad para percibir el sentir ajeno y ponernos en el lugar del otro, es decir, que estas neuronas podrían ser el asiento físico de nuestro sufrimiento ante el de los demás -aunque sea ficticio en una pantalla de cine-, así como de las alegrías compartidas con los éxitos de nuestros seres queridos o admirados.

Incluso se ha llegado a pensar en la posibilidad de que ciertos tipos de autismo puedan deberse al mal funcionamiento de las neuronas espejo, algo que sólo es una hipótesis por el momento y que carece de pruebas concluyentes. Aunque estos estudios nos indican que las “neuronas espejo”, que nos unen a los demás, están mucho más ampliamente distribuidas de lo que se pensaba en un principio y están implicadas en nuestras comunicaciones no verbales y verbales interpersonales, en definitiva, en la comprensión del hacer y sentir de los demás, es decir, de la empatía.

Por todo esto, queremos poner un especial énfasis en que la enseñanza y la educación, como espejos de la sociedad, no se construyen queriendo cambiar a los demás, sino trabajando sobre el cambio personal para ofrecernos como regalo de lo que deseamos que sea nuestra sociedad, primero creándolo dentro de nosotros, para luego compartirlo con ilusión (“no me hables porque lo que tú haces se oye tan fuerte que no me deja escuchar lo que tú dices”).






Los Paradigmas



La palabra Paradigma proviene del griego Paradigma y el latín paradigma La palabra Paradigma proviene del griego paradeigma y el latín paradigma, cuyo significado es ejemplo o modelo. 

Es empleado para indicar un patrón, modelo, ejemplo o arquetipo. Alude aquellos aspectos relevantes de una situación que pueden ser tomados como un ejemplo, inclusive, la etimología de la palabra nos indica que esta puede ser sinónimo de Ejemplo, sin embargo, Paradigma es usado en otro tipo de contextos no tan simples como los usados con la palabra Ejemplo. Lo curioso de este término es su procedencia, pues de ahí es que se toma la idea que un paradigma no es más que un conjunto de acciones que seguir o ejecutar para concluir con un bien común o de fortaleza social. 

Derivada de la filosofía griega, fue Platón quien le dio la forma de “Ejemplo a seguir” y no como simple ejemplo como se cree al usarla en un contexto sin ningún tipo de aspiración.

Esto nos da a entender que la palabra Paradigma es usada para denotar aquellos actos los cuales son la mejor referencia para un camino a seguir, una buena educación con valores morales genuinos y dignos de la aceptación de los maestros, no es más que un paradigma social para la integración de alguien notable

Por lo general, cumplir con los paradigmas impuestos por una sociedad indica la superación de las expectativas del grupo, como consecuencia se procede a promociones o cadenas de ascendencia. Organizaciones de lucro activo como una empresa, usan ejemplos paradigmáticos para que sus empleados fortalezcan el valor de la misma y así poder optar por un puesto de más rango y prestigio en el orden colocado.

Dicho concepto fue utilizado en teoría de la ciencia por primera vez por Ch. Lichtenberg (1742-1799). A finales de los 60, el filósofo Thomas Kuhn dio a la palabra el significado que tiene en la actualidad al emplearla para referirse al conjunto de prácticas que definen una disciplina científica durante un período específico de tiempo.

La ciencia aplica los paradigmas desde otro punto de vista más práctico, orientados al descubrimiento de nuevos caminos de investigación, la constante persecución de datos que colaboren con la resolución de sus problemas, suponen un paradigma científico, el cual con métodos de investigación y deducción serán comprendidos y resueltos. Los paradigmas trazan líneas a seguir en cualquier campo en el que se aplique el termino, pues, a pesar de no ser clásico para ser usado en cada caso, no deja de ser genérico, por lo que puede ser empleado ante cualquier situación en la que se amerite un buen ejemplo que seguir en las acciones cualesquiera que sean que se realicen.

Ejemplos de paradigmas científicos serían el análisis aristotélico del movimiento de los cuerpos, la revolución copernicana, la mecánica de Newton, la teoría química de Lavoisier, la teoría einsteniana de la relatividad, y muchos otros, cuya delimitación en la historia de la ciencia sería el objetivo principal, a fin de evitar estudios históricos basados exclusivamente en la acumulación de datos, hechos y descubrimientos.

En las ciencias sociales, paradigma se describe como el conjunto de experiencias, creencias y valores que determinan la forma en la cual el individuo ve e interpreta la realidad, su realidad; y la forma en que responden a esa percepción. Es un patrón o modelo de conducta heredada o aprendida.

Muchas veces hablamos de romper paradigmas, de algo que está establecido. 

Generalmente, los paradigmas personales se llevan como dogmas: algunos son herencia recibida de nuestros padres. Son creencias que nos mantienen atrapados y no nos permiten ver otras posibilidades, convirtiéndose a veces en obstáculos que nos impiden avanzar y conseguir la ruta del éxito.

Es preciso romper, desterrar y superar estos paradigmas, de modo que se pueda asumir una mentalidad y actitud positiva y, como consecuencia de ello cambiar y crecer.


El Saber Estar A La Altura


Unas veces vamos de listos, otras de tontos y otras no sabemos muy bien de qué vamos. Y el asunto no es ir de listos o de tontos, sino saber estar a la altura de las circunstancias en cada momento, que cuando hablemos con alguien lleguemos donde queremos llegar utilizando la simple técnica de saber estar.

¿Qué significa esto? Pues que no es lo mismo hablar con un ministro que con un obrero de la construcción, por ejemplo. A cada uno hay que tratarle de una forma diferente, a todos con respeto pero de manera distinta.

Por ejemplo, si queremos mantener una conversación o que un ministro nos preste atención en una reunión de grupo, no podemos parecer superiores a él. El ministro, por definición, sea del partido que sea y del Gobierno que sea, es un ser engreído que se considera por encima del bien y del mal y a quien le molesta que otros estén a su altura o sean superiores a él. Bueno, como siempre, hay una excepción que confirma la regla. Que dada uno busque su propia excepción.

Cuando tratamos con un ministro debemos situarnos un poco por debajo de él, no mucho, pero sí lo suficiente para que el pobre se sienta superior a nosotros. 

He dicho que se sienta, no que lo sea. ¡Podrecito! Él se lo cree. Con esto lograremos lo que queremos de él, que no es otra cosa que nos escuche con atención en una conferencia, que admita un proyecto para que legisle sobre él o que su ministerio nos firme un contrato.

Repito, ministro por definición, y salvo la honrosa excepción que no voy a citar, es un ser engreído, que está por encima del bien y del mal. Esto ha pasado siempre, tanto ahora como con Franco o Felipe II. La diferencia quizá sea que ahora, supuestamente, te llama el presidente para cesarte y en tiempos de Franco te mandaba un chofer.

Pero si en vez de estar tratando con un ministro lo estamos haciendo con un obrero de la construcción, un carpintero o un cerrajero (que nadie se enfade que mi padre ha sido cerrajero toda su vida y estoy muy orgulloso de él), entonces la cosa cambia. Tenemos que situarnos un poco por encima de su nivel, pero solo un poco. Lo suficiente para que si nos está escuchando en una conferencia o estamos conversando con él sienta que estamos prácticamente al mismo nivel. 

Y que nos ponemos en su piel. Es lo que llaman empatizar. Así lograremos crear un puente de confianza.

La diferencia entre el ministro y el obrero es que con el obrero el puente de confianza es real y duradero mientras que con el ministro es ficticio, y durará lo que duren los intereses de él sobre nosotros. Ni un minuto más. Y ahora que hemos visto al ministro y al obrero, vamos al punto intermedio.

Imaginemos que estamos en una reunión de negocios donde hay un director general, varios subdirectores y algunas personas más. Nuestra referencia siempre deberá ser la persona que decida, generalmente el director generalDebemos ponernos a su altura demostrando que tenemos tanto o casi tanto poder como él, que somos iguales, que ambos estamos por encima del resto de los presentes. Si no lo logramos esa persona nos ninguneará y es muy posible que no consigamos lo que queremos, que no es otra cosa que firmar ese sustancioso contrato.

Por eso, lógicamente, para ir a esa reunión hay que preparársela. Y para esa preparación hay que tener en cuenta otras circunstancias como su comunicación no verbal. Por ejemplo, cómo va vestido ese director general, para no desentonar.  Si es un director general con vaqueros nosotros deberíamos desechar la corbata. Si es un director general con corbata, que es lo habitual, ni se nos ocurrirá ir en vaqueros.

Puede que estemos acostumbrados a ir en vaqueros, porque es lo más acorde con nuestra personalidad,  y puede que no queramos renunciar a llevarlos porque tenemos nuestras propias convicciones y no nos vendemos a nadie. 

Pero también puede que queramos perder el contrato si mantenemos nuestra postura por encima de todo.


Allá cada uno.

Superar Obstáculos


Conseguir los objetivos que queremos supone pasar por obstáculos con los que nos iremos encontrando a lo largo de nuestra vida.  Vencerlos sin rendirnos dependerá de la actitud con la que nos enfrentemos a ellos. Y es que, los obstáculos aparecerán siempre para dificultarnos aquello que deseemos hacer y, claro está, también para impedirnos ser completamente realizados. 

Una situación de desempleo, la pérdida de un ser querido, la falta de dinero, una enfermedad o cualquier otra situación que venga sin previo aviso, forma parte de los obstáculos por los que podemos pasar.

Cada persona afrontará de una manera diferente los obstáculos que lleguen a su vida, pero lo importante es saber encontrar la mejor forma de superarlos así como adquirir las habilidades necesarias para afrontar cualquier problema. Tener una actitud resolutiva y positiva será la clave para superar cualquier obstáculo.

Todas aquellas personas de éxito que conozcas pasaron primero por cientos de obstáculos, algún que otro fracaso pero nunca se dejaron derrotar.  No es casualidad que hayan llegado a donde están, ellos no se dieron por vencidos, lucharon por superar los obstáculos que aparecieron mientras caminaban hacia sus metas. Si aprendes a vencer todas las dificultades que aparezcan en tu camino, tendrás una vida más plena y llena de éxitos.

Mucha gente tiene ideas brillantes, proyectos que podrían ayudar a los demás o simplemente sueños que cambiarían la vida de muchos pero, al primer obstáculo que encuentran se detienen y no intentan superarlo para seguir adelante.

No abandones antes de ver hecho realidad tu sueño. Las personas que piensan en cómo pueden superar los obstáculos son las que realmente consiguen el éxito, ya que no se rinden a la primera de cambio y perseveran para superar los problemas.

Claro, sería todo mucho más sencillo si no tuviésemos que asumir la presencia de adversidades que nos pongan un poco más difícil la consecución de nuestros objetivos, pero, sin ellas ni aprenderíamos ni nos superaríamos a nosotros mismos.


 Los obstáculos los tenemos que tomar como oportunidades para crecer, aprender y ser más fuertes. Solo de esa forma se consigue el éxito. Con un poco de tenacidad y tranquilidad para afrontar los obstáculos podrás lograr lo que te hayas propuesto. Y, por supuesto, será fundamental conseguir una actitud positiva en la que no viertas tus energías en hablar de los problemas, donde no veas los obstáculos como “eso” que te impide alcanzar tu meta y, una actitud en la que no te paralices ante las adversidades. 

El mundo necesita individuos que tengan intención de hacer cosas diferentes, que arriesguen, que acaben triunfando o que cometan errores, pero que hagan algo por sí mismos.

La Vida Interior


La vida interior representa, actualmente, una de las dimensiones más olvidadas de la humanidad. Urge rescatarla, pues en ella se encuentra la serenidad, y el sentimiento sagrado de la dignidad.

En primer lugar, es importante aclarar la palabra interior. Es el reverso de exterior. La vida posee una dimensión exterior. Es nuestra corporalidad. La cultura moderna ha inflacionado la exterioridad a través de todos los medios de comunicación. El mundo de las personas ha sido totalmente divulgado.

Pero existe también lo interior. Generalmente lo interior es aquello que no se ve directamente. Podemos conocer y hasta fascinarnos por el exterior de una persona, por su belleza e inteligencia. Pero para conocerla necesitamos considerar su interior, su corazón, su modo de ser y su visión del mundo. Sólo entonces podemos hacer juicios más adecuados y justos sobre ella.

La vida Interior tiene además el significado de calidad de vida. Así decimos que la vida «en el interior» (del país) es más tranquila, más integrada en la comunidad y en la naturaleza, en el fondo, con más posibilidad de hacernos felices. Es que la vida «en el interior» no está sujeta a la lógica de la ciudad, con el ir y venir de las personas, la parafernalia técnica y burocrática, y las amenazas de violencia.

Por último, interior significa la profundidad humana. Este interior, lo profundo, emerge cuando el ser humano se detiene, calla, comienza a mirar dentro de sí y a pensar seriamente. Cuando se plantea cuestiones decisivas como: ¿qué sentido tiene mi vida, todo ese universo de cosas, de aparatos, de trabajos, de sufrimientos, de luchas y de placeres? ¿Hay vida más allá de la vida, ya que tantos amigos murieron, a veces de forma absurda, en accidentes de automóvil o por una bala perdida? ¿Por qué estoy en este planeta pequeño, tan hermoso, pero tan maltratado?

¿Quién ofrece respuestas? Por lo general son las religiones y las filosofías, pues siempre se ocupan de estas cuestiones. Pero es ilusorio pensar que con asistir a los cultos o con adherirse a alguna visión del mundo se garantiza una vida interior. Todo eso importa, pero sólo en la medida en que produce una experiencia de sentido, una conmoción nueva y un cambio vital.

La vida interior no es monopolio de las religiones. Éstas vienen después. La vida interior es una dimensión de lo humano. Por eso es universal. Está en todos los tiempos y en todas las culturas.

Las religiones cumplen su misión cuando suscitan y alimentan la vida interior de sus seguidores, cuando les ayudan a hacer el viaje a su interior, rumbo al corazón, donde habita el Misterio. Vida interior supone escuchar las voces y los movimientos que vienen de dentro. Hay un yo profundo, cargado de anhelos, búsquedas y utopías. Sentimos una exigencia ética que nos invita al bien, no sólo personalmente, para uno mismo, sino también para los otros.

Hay una Presencia que se impone, mayor que nuestra conciencia. Presencia que habla de aquello que realmente cuenta en nuestra vida, de aquello que es decisivo y que no puede ser delegado en nadie. Dios es otro nombre para esta experiencia que satisface nuestra búsqueda insaciable.

Cultivar ese espacio es tener vida interior. El efecto más inmediato de esta vida interior es una energía que permite encarar los problemas cotidianos sin excesiva agitación. Quien posee vida interior irradia una atmósfera benéfica y transmite paz a quienes les rodean.

Alimentar la vida interior, como repite siempre Arthur da Távola en su programa de televisión «Quién tiene miedo de la música clásica», es no tener soledad nunca más. La soledad es uno de los mayores enemigos del ser humano, porque lo desenraiza de la conexión universal. La vida interior lo religa al Todo del cual es parte.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

La Vida Humana


La vida es uno de los grandes misterios para el ser humano que se hace un montón de preguntas vinculadas con este tema. Una persona puede preguntarse por qué ha nacido en este siglo y no en otro momento histórico, por qué ha nacido en un lugar concreto y no en otro punto geográfico o incluso, por qué existe cuando podría no haber nacido nunca. Este tipo de preguntas muestra una realidad: la trascendencia de la vida misma que desde el punto de vista intelectual no puede analizarse únicamente como un hecho experimental, el ser humano convive con preguntas que no tienen respuesta.

Pero además, aunque existen otros tipos de vida en La Tierra, por ejemplo, la vida animal, una de las grandes diferencias entre el ser humano y los animales es que la persona tiene inteligencia, voluntad y también, conciencia. Una persona tiene cualidades que le permiten hacerse preguntas, reflexionar sobre sí misma y meditar sobre su destino.


La vida humana tampoco es una propiedad en el sentido estricto de la palabra, es decir, la vida humana le es dada a una persona pero sin que ésta haya hecho nada por tenerla. Un ser humano es dueño y poseedor de distintos objetos materiales, sin embargo, la vida en sí misma es un hecho trascendente. Una persona no decide cuándo nace, ni tampoco, cuándo muere.

Valorar, aprovechar y disfrutar de la vida
La vida es un regalo en sí mismo, un regalo que tiene fecha de caducidad. Esta es una de las razones por las que es muy importante aprender a vivir el momento presente y no hacer hipótesis de futuro a partir de hechos del ahora. Todo de ser humano también se siente más realizado en su vida cuando comparte su existencia con compañeros de vida (amigos y familia). El ser humano necesita sentirse reconocido. Este es otro de los puntos que diferencia a una persona de un objeto. Además, el ser humano tiene una inmensa dignidad, una cualidad que es inherente a todas las personas en cualquier edad.

La vida humana y la interpretación que cada persona hace de aquello que es la vida también pueden dar lugar a debates éticos como muestra la oposición entre aquellos que defienden el derecho a la vida frente a quienes defienden el aborto.



El Valor De La Gratitud


“La gratitud es un valor que se nutre y se fortalece al practicarlo constantemente”.

Estar siempre agradecidos es definitivamente muy saludable, pero mejor aún si expresamos nuestro agradecimiento, no guardarnos las “gracias”, sino más bien aprovechar cada oportunidad para hacerle saber a las personas nuestra gratitud por haber contribuido a sobrellevar, de alguna manera, nuestro diario existir.

Decir gracias no nos quita nada, ni tiempo ni espacio, mucho menos dinero, aun así y a pesar de ser algo tan fácil de dar, muchas veces nos dejamos invadir por la arrogancia y la indiferencia o absorber por las preocupaciones y los afanes del día a día. La palabra ‘gracias’ es muy sencilla de pronunciar o de escribir, y acompañada con una sonrisa o de un emoticón sonriente, alegra el alma de todo ser humano, porque el corazón siendo tan complicado se satisface con lo elemental de esta apreciable expresión.

El agradecimiento es algo que debe estar presente en cada momento, en cada instante de nuestra vida. En la medida que aprendamos a ser agradecidos nos estamos ayudando a nosotros mismos a valorar lo que tenemos, lo que somos y, en cierta medida, a ser más felices, y mucho más si lo hacemos de buena gana, porque hasta para decir gracias hay que tener gracia.

El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento por alguien que le prestó ayuda. No quiere decir que gratitud es ‘pagar’ un favor, sino por el contrario, es demostrar afecto y corresponder con una actitud amable y positiva.


Dar las gracias es algo que cuesta poco, tal vez nada, pero trae grandes recompensas. No hay nada mejor que ser agradecidos y manifestar ese agradecimiento a nuestros amigos, familiares, quizás a algún desconocido, pero más importante aún, no olvidarnos de dar gracias a Dios.