viernes, 2 de junio de 2017

Rememorando a Sísifo


Sísifo fue un personaje de la mitología griega que fundó el reino de Corinto. Era tan astuto que había conseguido engañar a los dioses. Ambicionaba el dinero y para conseguirlo recurría a cualquier forma de engaño. También se dice de él, que fomentó la navegación y el comercio.

La leyenda cuenta que Sísifo fue testigo del secuestro de Egina, una ninfa, por parte del dios Zeus. Decide guardar silencio frente al hecho, hasta que su padre, Asopo, dios de los ríos, llega a Corinto preguntando por ella. Es cuando Sísifo encuentra su oportunidad para proponerle un intercambio: el secreto, a cambio de una fuente de agua dulce para Corinto. Asopo acepta.”

Este es un mito clásico, que podría decirse que fue intensa y ampliamente reflexionado en el fuero interno de muchos intelectuales progresistas y no progresistas, pero sobre todo en los ámbitos de la izquierda de nuestra cultura occidental, desde la segunda Guerra Mundial hasta los años ochenta del pasado Siglo.

Este mito fue el del transgresor  Sísifo, con el que Albert Camus nos recordó -en su bello y persuasivo texto “El mito de Sísifo” (1942, en su primera edición francesa)- que la “humanidad” del colectivo humano es un valor que hay que considerar por encima de los criterios ideológicos y de la voluntad de “idear mundos personales o colectivos” que motiva a un escritor o pensador, artista o político (rara avis, si encontramos uno de éstos ideando un mundo que no sea el que le rente, en lo personal, o satisfaga sus ambiciones).


Pero aún recuerdo mi contento y complacencia al leer el texto de Albert Camus y descubrir en aquellas páginas cómo Sísifo tomaba conciencia del momento en que, situado en la cima de la montaña, dejaba rodar la piedra ladera abajo, sintiéndose feliz (si bien, no libre, en esos instantes de deshago físico y mental: “Uno debe imaginar feliz a Sísifo”, escribe Camus) al contemplar (o imaginar, ya que era ciego, según algunos autores) la hermosura del paisaje en ese intervalo, en el que su degradado destino le daba el tiempo para respirar liberado, momentáneamente, de la roca, y descender, acto seguido, por la pendiente, sintiéndose acaso superior a los dioses mismos que lo habían castigado. 

Fue una extraordinaria revelación, cuya impresión aún hoy me acompaña, dejando en mi mente de universitario, entonces, una idea que fue madurando y adecuándose a mi proceso de formación intelectual. Que el texto de Camus caló, sobre todo en los jóvenes universitarios de la década de los setenta, lo probaba cómo nos pasábamos el libro manoseado que publicó la argentina editorial Losada para regocijo, y posterior debate, de quienes estábamos interesados en la transformación del ser humano y del sistema ideológico y brutalmente represivo en el que nos hallábamos aprisionados por aquellos años. 

Hoy me sirve de referencia esa experiencia intelectual de juventud para testimoniar cómo hemos creado conceptos, nociones e ideas, de acuerdo con los hechos vividos, personales y colectivos de un país, traducidos en cultura y conocimiento, pasados siempre por el tamiz de nuestras experiencias personales y nuestra capacidad de interpretarlos y acomodarlos en el interior de nuestra mente (“fondo de armario”, integrado por todo el bagaje de experiencias y de conocimiento acumulado), que determinará  nuestra formación intelectual y la explicación que les concedamos a nuestras experiencias. Y sobre todo, me mueve a reflexionar, una vez más, acerca de la “condición humana”, un enigma todavía para científicos y pensadores de las ciencias humanas y sociales.

Hugo W Arostegui

Evaluemos



En los años sesenta y parte de los setenta las políticas de evaluación y promoción de estudiantes establecían la necesidad de centrar los esfuerzos en la definición de promedios sumativos de calificaciones en escala numérica de manera periódica. En esa época se contaba con un currículo preestablecido de orden nacional y se emprendían procesos evaluativos de orden netamente cuantitativo.

En la década de los 90 las reformas educativas se enfocaron en los Proyectos Educativos Instituionales (PEI), como carta de navegación de los centros educativos, permitiendo así contemplar las diferencias socioculturales de los respectivos países. Esto implicó el cambio de un currículo centralizado, único, basado en objetivos; a la definición de currículos más pertinentes, en el marco de una política general en función de desarrollar competencias teniendo como referencia los estándares básicos para garantizar que en términos de equidad cualquier estudiante independientemente de su condición, desarrollara competencias en los diferentes niveles y al final de la escolaridad.

Todo esto ha traído consigo un ferviente debate en torno al sentido, los fines, de la educación y por lo tanto de la evaluación misma. En este sentido se observa una mudanza de la evaluación con enfoque sumativo a una evaluación formativa, cualitativa con una tendencia a la integralidad que refleja más fielmente la realidad de los progresos de los estudiantes.

Hablamos entonces de una evaluación que se abre hacia la valoración no solamente de los avances del estudiante en su formación integral, sino que también involucra a los distintos actores educativos de una forma comprometida y dinámica. Con esto los padres de familia, los docentes, los directivos docentes, la institución y el sistema educativo mismo, adquieren un protagonismo esencial en los procesos evaluativos de los estudiantes y en el acompañamiento de estos para el logro de las competencias básicas.

Actualmente la evaluación es una de las preocupaciones fundamentales para el mejoramiento de la calidad educativa, teniendo como temas recurrentes la evaluación del aprendizaje, la promoción de los estudiantes y su reglamentación tanto institucional como nacional; la participación de padres y alumnos en los procesos de evaluación; el uso de la evaluación como una herramienta de poder; y los instrumentos que se usan para evaluar y para reportar los procesos de evaluación de los estudiantes.
Este número de la revista Internacional Magisterio recoge los aportes de importantes y reconocidos investigadores acerca del tema de la evaluación tales como Mª Antonia Casanova, Española, quien aborda el tema de evaluación, calidad y equidad, claves del sistema educativo; Margarita Poggi, Argentina, quien reflexiona sobre los propósitos y usos de la evaluación educativa; Jouni Välijärvi, Finlandés, quien presenta la pedagogía y la evaluación de la escuela comprensiva finlandesa; Jorge Fasce, Argentino, quien desarrolla el tema de la evaluación: cuestión de sentimientos, poder y ética. Por Colombia, Francisco Cajiao, nos presenta un

recorrido por la geografía de la evaluación, y Giovanni Marcello Iafrancesco expone su mirada de la evaluación integral y de los aprendizajes desde la perspectiva de una Escuela Transformadora: contexto, concepto, enfoque, principios y herramientas.

Por otra parte, se visibilizan algunas experiencias en evaluación en Colombia que pueden servir como referentes a las demás instituciones de América Latina en la implementación de su sistema de evaluación institucional: La evaluación como una forma de potenciar los aprendizajes individuales e institucionales en el colegio Mochuelo Bajo; La evaluación del aprendizaje en la Fundación para la Actualización de la Educación –FACE– . De igual manera el Jardín Infantil Mafalda nos muestra la evaluación y la valoración en un proyecto de educación inicial.

Publicado en Revista Magisterio No. 35

Convivir Con Nuestros Valores


Identificar nuestros propios valores, esos que están profundamente arraigados en nosotros, y aplicarlos en nuestra vida nos facilitará la obtención no solo del éxito en la vida y en el trabajo, sino también de la felicidad.

Los valores son aquellos rasgos o cualidades que cada uno de nosotros considera que vale la pena y que representan las prioridades personales. Son, en definitiva, aquello que nos mueve desde lo más profundo de nuestro ser. Estos valores nos acompañan allá donde estemos, tanto a nivel personal como laboral.

Hacer una declaración de valores, reconocerlos como propios y aplicarlos en nuestra vida nos define como personas y nos ayuda a lograr nuestros objetivos personales y a vivir feliz y plenamente.

Cada uno debemos ser fiel a nosotros mismos. Es fácil que en ocasiones nuestros valores choquen con los valores (o falta de valores) de los demás. Pero vivir en función de los valores o no-valores de los demás no sólo nos alejará de la felicidad, sino que nos dificultará lograr el éxito en la vida.

Algunos valores por los que vale la pena vivir

A veces puede resultar algo difícil identificar estos valores, sobre todo si vivimos en entornos fuertemente represivos, no respetuosos o impositivos. En la siguiente lista encontrarás algunos valores por los que realmente merece la pena vivir y sobre los que merece la pena establecer una base de comportamiento y actitud en la vida.

No es necesario que todos estos valores formen parte de nuestras aspiraciones personales. De hecho, muchos te criticarán por tener exceso o falta de alguno de ellos. Lo importante es que identifiques los que realmente te mueve a ti, sin autocensura, y que los vivas.

Algunos de estos valores son la ambición, la competencia, la individualidad la responsabilidad, la exactitud, el respeto, la dedicación, la diversidad, la mejora, la diversión, el disfrutar de la vida, la lealtad, la credibilidad, la excelencia, la honestidad, la responsabilidad, la autonomía, la calidad, la eficiencia, la dignidad, la colaboración, la innovación, el trabajo en equipo, la administración, la empatía, el logro, el coraje, la sabiduría, la independencia, la seguridad, el desafío, la influencia, el aprendizaje, la compasión, la amabilidad, la disciplina, el orden, la generosidad, la persistencia, el optimismo, , la igualdad, la integridad , el servicio, la fiabilidad, y la flexibilidad, entre otros.

Hugo W Arostegui


jueves, 1 de junio de 2017

La Hora De La Verdad


Hoy quiero empezar el mes lanzando un mensaje positivo a todos aquellos que ven como, de forma irremediable se acercan a un periodo de mucha tensión. Sí, los exámenes, prácticamente, ya están aquí. En este sentido, todos hemos estado sometidos a temporadas de alta tensión, en las que afloran ese tipo de sentimientos. El estrés puede proceder de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir frustrado o furioso; los nervios aparecen cuando no tenemos un buen control emocional; y la ansiedad deriva del miedo, el desasosiego y la preocupación. Y todos ellos provocan en la persona un efecto de baja autoestima, que hace que por su cabeza ronden mensajes negativos y destructivos del tipo “no voy a superar el examen”, “no sé hacerlo”, “no me acuerdo”, “no puedo”, “no soy capaz”, “voy a suspender”…

Es común entre el alumnado relacionar la recta final de curso con los exámenes, y éstos a su vez con los nervios y el estrés. Aunque muchos estudiantes son capaces de controlar este tipo de sentimientos, otros no logran superarlos, por eso creo que será de gran ayuda que veamos cómo afrontar este tipo de situaciones.

Antes de nada, me gustaría dejar claro que el hecho de sentir ansiedad o nervios ante una prueba es, en cierto modo, normal. Se trata de una respuesta humana a una situación de peligro o amenaza que nos es desconocida. Lo importante en este tipo de situaciones es superar nuestras inseguridades para rendir más y mejor. Seguro que muchos de vosotros habéis podido comprobar que cuando tomamos el control en momentos de ansiedad moderada, conseguimos mejorar nuestra productividad.

El peligro aparece cuando éstos se experimentan frecuentemente y durante un periodo largo de tiempo. En este caso, una mala gestión de este tipo de situaciones podría llevarnos al fracaso.

Estas situaciones de “peligro” o “amenaza” pueden venir en forma de examen para los estudiantes, o en forma de entrevista de trabajo para las personas en búsqueda de empleo. Centrándonos en el ámbito educativo y concretamente en los exámenes, si eres padre, madre, docente o estudiante, lo primero que debes saber es que para poder superar el estrés hay que desmontar el miedo a examinarnos. Debemos intentar “quitarle hierro” al asunto así como mostrar y transmitir una perspectiva más positiva con mensajes de ánimo del tipo “puedes conseguirlo”. Así, visualizaremos dos momentos de especial tensión para el alumnado: antes y durante un examen.

De forma previa al examen, es decir, mientras nos preparamos para afrontar la prueba con éxito, es muy importante que planteemos un plan de estudio personalizado que se ajuste a la realidad personal de cada individuo y que le permita atender, de forma realista, todo el contenido que necesita interiorizar.

En esta planificación es fundamental que entendamos la importancia de los descansos. No por estudiar más horas de forma continuada memorizaremos más cantidad de contenido. Debemos estudiar de forma inteligente. En este sentido, organizaremos nuestro trabajo en tramos de una hora, con los correspondientes 5 ó 10 minutos de descanso, lo que nos permitirá mantener la atención y afrontar con frescura un mayor tiempo de estudio posterior.

Por otro lado, aunque creamos que no tiene importancia, la alimentación también influirá en el estado de ánimo. Por este motivo, de eliminar las bebidas con cafeína tanto como nos sea posible para evitar su efecto estimulante pueda hacernos sentir más estrés del necesario.. Tampoco debemos olvidarnos de descansar lo suficiente y practicar algo de deporte para liberar la mente.

Además de los consejos que acabo de citar, es importante marcar una serie de pautas en el momento de afrontar los temidos exámenes. Cuando llega el momento de enfrentarnos al examen será aconsejable que pongamos en práctica una serie de pautas. En primer lugar, una vez que el examen está en nuestras manos deberemos revisarlo de arriba abajo para administrar el tiempo disponible. A continuación, trataremos de responder primero a las preguntas fáciles y aquellas que mejor nos sepamos, para posteriormente replantear las difíciles. 

También es muy útil que antes de escribir organicemos los pensamientos y, si es necesario, hagamos nuestras propias anotaciones o esquemas que nos sirvan de guía para desarrollar la respuesta. Y así, casi sin darnos cuenta, lograremos completar nuestra prueba y ganarle la batalla a los nervios, el estrés y la ansiedad.

Aunque en el post haya hecho referencia a los exámenes de los estudiantes, adultos, adolescentes e, incluso, niños atravesamos este tipo de situaciones en alguna ocasión. Por eso, en este aspecto, las estrategias que aprendamos hoy nos servirán para enfrentarnos a otras situaciones el día de mañana.

Hugo W Arostegui


Confianza En Uno Mismo



La confianza en uno mismo es una manera sana de comunicarse. Es la capacidad de defenderse de forma honesta y respetuosa. Todos los días, nos enfrentamos a situaciones en las que tener confianza y seguridad en nosotros puede ser de gran ayuda; por ejemplo al invitar a alguien a una cita, al acercarse a una maestra para hacerle una pregunta o presentarse a una entrevista para la universidad o un trabajo.

No todos tienen confianza en sí mismos naturalmente. Algunas personas se comunican de manera demasiado pasiva. Otras personas tienen un estilo demasiado agresivo. Un estilo seguro es el equilibrio ideal entre estos dos extremos.

Ser seguro significa lo siguiente:
Puedes expresar una opinión o decir cómo te sientes.
Puedes pedir lo que deseas o necesitas.
Puedes expresar tu desacuerdo de manera respetuosa.
Puedes hacer sugerencias o dar a conocer tus ideas.
Puedes decir "no" sin sentirte culpable.
Puedes defender a otra persona.

¿Por qué es importante?

Un estilo de comunicación seguro puede ayudarnos a hacer los que deseamos, pero es mucho más que eso. Cuando nos sentimos seguros de nosotros mismos, nos respetamos y respetamos a otros.
Las personas que hablan con seguridad y confianza demuestran que creen en sí mismas. No son demasiado tímidas ni demasiado avasalladoras. Saben que sus ideas y sus sentimientos son importantes. Tienen confianza.

Las personas seguras de sí suelen hacer amigos con más facilidad. Se comunican con respeto hacia las necesidades de las otras personas y a sus propias necesidades. Suelen ser buenas para resolver conflictos y desacuerdos. Las personas que respetan son respetadas.

¿Eres demasiado pasivo? ¿Eres demasiado agresivo? ¿O has encontrado el equilibrio?
¿Cómo saber en qué lugar de la escala de seguridad y confianza en ti mismo te encuentras? Aquí te damos algunos ejemplos:

Paula tiene un estilo demasiado pasivo. Si le preguntas a Paula qué película desea ver, lo más probable es que responda: "No lo sé, ¿a ti qué te gustaría ver?" Por lo general, deja que otros tomen las decisiones, pero más tarde se lamenta por no haber expresado lo que deseaba. Le molesta que sus amigos hablen la mayor parte del tiempo. Pero cuando Paula intenta participar en la conversación, habla tan suavemente que otros hablan al mismo tiempo.

Janine tiene un estilo demasiado agresivo. Janine no tiene ningún problema para decir lo que piensa. Pero cuando lo hace, se expresa de manera enérgica y dogmática. Janine domina la conversación, interrumpe con frecuencia y rara vez escucha a los demás. Si no está de acuerdo con alguien, lo comunica; en general con sarcasmo o desprecio. Tiene reputación de mandona e insensible.

Ben tiene un estilo seguro. Cuando le pides a Ben que exprese su opinión, lo hace de forma honesta. Si no está de acuerdo, lo expresa; pero lo hace sin demostrar desprecio ni hacerte sentir mal. Ben también está interesado en conocer tu opinión. Escucha lo que tienes para decir. Incluso cuando no está de acuerdo contigo, aun sientes que respeta tu punto de vista.


Lejos Del Vértigo


El culto a la velocidad nos está ganando la partida a muchos. Sin darnos cuenta o siendo consciente de ello, la mayoría en algún momento (o todavía), llevamos una vida acelerada, un vida llena de complicaciones, de estrés, de exigencias, de camino hacia el éxito u obtener lo que deseamos, tanto material como profesionalmente, que el acelerar nos gana.

Frases como “El tiempo es oro”, “Al que madruga Dios le ayuda”, “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, “El tiempo y su pésima costumbre de pasar lento cuando quieres que pase rápido”, “No pierdas el tiempo”, “El tiempo apremia”, “No tengo tiempo”, están a la orden del día y las hemos hecho nuestras. Son creencias sobre las que actuamos y decidimos. Desde que despertamos, lo primero que vemos es el reloj para saber si “estamos tarde” o “tenemos tiempo”.

Vivimos en un mundo de prisa en el cual no es fácil ir más despacio. Sin embargo, es conveniente. 

De hecho, en el mundo existe un movimiento llamado Slow, que propone y justifica la lentitud como un método de vida. Ahora bien, no es que vayan en contra del crecimiento o que proponga el ocio, sino que, según ellos y como dijo el revendo Gary James en uno de sus discursos, la vida “requiere momentos de esfuerzo intenso y ritmo apresurado, pero también necesita una pausa de vez en cuando...., un momento sabático para determinar el rumbo que estamos siguiendo, la rapidez con la que queremos llegar a nuestro destino y, lo que es más importante, por qué queremos ir ahí”.

Se trata de dejar ir en automático. A veces la gente va con prisa por las calles, simplemente por costumbre o porque los demás lo hacen.


“Reducir la velocidad, un esfuerzo que vale la pena, aporta calma al interior. Disminuir la velocidad elimina el estrés constante que provoca la falta de tiempo suficiente. Nos permite descansar y recargar nuestro cuerpo y mente. Mejora nuestra dieta y el medio ambiente en que vivimos y fortalece nuestras relaciones y colectividades. Provoca la mirada interior y hace surgir las preguntas más vitales: ‘¿Quién soy yo?’ y ‘¿Cuál es mi papel en el mundo?’. 

Encontrar las respuestas trae mayor profundidad y significado a la vida resultando en una sociedad más cohesionada en la que la gente se interesa por el bienestar de los demás. Además, reducir la velocidad nos permite ser más eficientes”, ha comentado el autor sobre su propuesta para cambiar el chip.

Continuar Avanzando


Al principio somos como niños ansiosos. Queremos que todo llegue lo antes posible, soñamos con devorar experiencias, con exprimir la vida. Más tarde llegan los triunfos, las desilusiones, las piedras en el camino… No obstante, de eso trata la vida, de avanzar, de asumir cambios y ser humildes en todo ese maravilloso trayecto vital.

¿Quién no ha querido alguna vez que algo llegue lo más pronto posible? ¿Y quién no ha deseado en alguna ocasión que un momento fuera eterno, que el tiempo se detuviera ahí mismo como esas rocas que se alzan firmes en medio del océano?

No importa, porque los buenos momentos siempre se quedarán impresos en nuestra memoria. El hombre, por así decirlo, está hecho de recuerdos y nos pasamos gran parte del día evocando buenos y malos instantes.
Admitir que nuestra vida discurre un poco más cada día y que avanza con un tic-tac que nadie puede detener, es sin duda algo que nos asusta y que nos obliga a reflexionar. No obstante, no hay que tener miedo a ese camino, a ese avanzar.

Todos somos breves inquilinos es este mundo imperfecto lleno de cosas maravillosas. No hay que tenerle miedo a los años, sino a la vida no vivida, a los años vacíos huecos de emociones, de triunfos y por qué no, también de fracasos nunca experimentados. Esos de los que tanto aprendemos.

Reflexionemos hoy brevemente sobre este avanzar de nuestra existencia, hablemos de esos aspectos permanentes que debemos cuidar cada día para llevar una vida más plena.
En la vida todo cambia, excepto las esencias

En efecto, podríamos decir que en esta vida todo llega, todo pasa y todo cambia. No obstante, hay algunos elementos que deben ser puntos fijos en nuestro microuniverso particular:
Tu autoestima, tu necesidad por aprender e ilusionarte

El amor, el respeto, la dignidad y nuestra necesidad por cultivar el crecimiento personal, deben ser pilares esenciales en tu día a día. Veletas que guiar con fuerza y entereza tu camino, sea cual sea.

Hay veces en que en esta extensa aventura vital, declinamos muchos de estos aspectos en favor de otras personas. Hay quien prioriza en algún momento de su vida a sus parejas hasta tal punto, que se olvida de uno mismo.

Y si bien todo es justificable si los sentimientos son intensos, hay que saber mantener el equilibrio. Ofrecernos a los demás hasta el punto de olvidar nuestras necesidades, nos hará caer tarde o temprano en la frustración, y por tanto dejaremos de avanzar.

Cuando pierdes tu capacidad por ilusionarte, cuando tus días están aferrados a la preocupación o la insatisfacción, tu vida ha dejado de avanzar. El peso que acumulas te arraiga ya al sufrimiento. Respira, relativiza todo lo que te aferra y rompe las cadenas que creas necesarias…

Puede que pienses también que otro aspecto que no debe cambiar a lo largo de nuestra vida, son sin duda los valores. Bien, sin lugar a dudas existirán esos esquemas básicos que nunca romperemos, como es el respeto a uno mismo y a los demás, la honestidad, la valentía…

Ahora bien, dentro de este avanzar vital, todos podemos llegar a hacer pequeños cambios en nuestra personalidad e incluso en nuestra escala de valores de acuerdo a las experiencias vividas. Y todo será sin duda para bien porque forma parte del proceso de aprendizaje y de crecimiento.

No le tengas miedo a los cambios, son anclas que rompemos para avanzar con un poco más de sabiduría de acuerdo a los actos vividos.


Hugo W Arostegui

miércoles, 31 de mayo de 2017

Entre Nosotros


Cuando todo parece enredarse en una maraña que pareciera carecer tanto de principio como de su consecuente fin, cuando buscamos las supuestas razones de nuestro embotamiento mental ante el cual nos negamos a siquiera intentar comprender los por qué y por los cuántos sucede lo que nos sucede, cuando todo gira y gira en esa espiral interminable de hechos fortuitos e indeseables que nos obnubilan el pensamiento negándonos toda posibilidad de retomar el control de nuestras acciones a un punto tal de llevarnos a dudar de nuestra coherencia en la evaluación de tales circunstancias, es allí, en medio de tal berenjenal, en que afloran y acuden a nuestro rescate toda esa tan particular capacidad de respuesta que sólo es posible detectar en lo profundo de nuestra esencia humana tan controversial en la detección de todas nuestras contradicciones y su correspondiente riqueza existencial.

Es así que somos y es así que nos pasan las cosas que nos pasan, intentar esbozar algún tipo de explicación a todo cuánto nos sucede sería algo tan inútil como incomprensible, no existe razonamiento, ni capacidad de análisis intelectual que pueda satisfacer nuestras demandas de comprender lo que nos resulta incomprensible, tanto las preguntas como las consabidas respuestas orbitan otros mundos, otras realidades, formando una constelación de aconteceres donde lo humano engendra todo aquello que pudiera haber sido, floreciente en una eclosión de innúmeras facetas donde todo tiene cabida en esa dimensión de coloridos artificios que se multiplican incesantemente unos a otros sin detenerse  jamás.

Hugo W Arostegui


Hoy Continuamos


En este último día del mes de mayo en una de esas mañanas frías tan típicas de un otoño que se presenta haciendo gala de ser “una antesala obligada al invierno” nos encontramos finalizando nuestro tránsito por uno de los meses que tiene bien ganada su condición de ser considerado uno de los “meses más largos” de lo que va de este dos mil diecisiete.

En lo personal, con referencia a mi estilo de “comunicar mis impresiones diarias” en la cuales intento impregnar una impronta tan particular como genuina de los acontecimientos que periódicamente adquieren el rango de “noticias” no dejo de asombrarme de la extensión de este mes que nos señala que estamos en otoño y en el cual no podemos dar por finalizadas sus ocurrencias hasta que no finalicen las largas y fructíferas horas de este miércoles treinta y uno.

De manera que aquí estamos tecleando nuestro ordenador observando el cúmulo de artículos que se registran en nuestra producción personal agregando una nueva impresión, una más de las tantas que diariamente publicamos y que cabe agregar nos provocan la enorme satisfacción de “sentirnos en contacto” con todos aquellos que con su “presencia virtual” nos inducen a transmitirles  cuánto de importantes son en nuestras vidas y cuánto más valiosas son todas aquellas cosas que en su “aquí y ahora” nos hacen saber que son capaces de realizar.

La extensión de los días significa “ventanales de vida” que se abren de par en par de cara al horizonte, son nuestra ganancia vivencial, la que permanece en nuestro ser totalmente independiente de cuánto de finito pueda tener la existencia humana, hoy estamos y es lo que importa, y si decimos que “estamos” entonces nuestra esencia se manifiesta en todo eso que denominamos creación.

Hugo W Arostegui



martes, 30 de mayo de 2017

Consejos A Tener En Cuenta


Comienza a pasar tiempo con las personas adecuadas. – Esta es la gente que disfrutas, que te aman y te aprecian, y que te animan a mejorar de manera sana y emocionante. Ellos son los que te hacen sentir más vivo, y no sólo te aceptan como eres ahora, sino también te apoyan e incorporan a ese quien tu quieres ser, sin condiciones.
 Comienza a encarar tus problemas de frente. – No son tus problemas los que te definen, sino cómo reaccionamos ante ellos y nos recuperamos de ellos. Los problemas no desaparecerán a menos que tomes acción. Haz lo que puedas, cuando puedas, y reconoce lo que has hecho. Todo es cuestión de tomar pequeños pasos en la dirección correcta, centímetro a centímetro. Estos centímetros cuentan, ya que se suman y se convierten en metros y kilómetros en el largo plazo.
Empieza a ser honesto contigo mismo en todo. – Se honesto acerca de lo que es correcto, así como lo que hay que cambiar. Se honesto acerca de lo que quieres lograr y quien deseas llegar a ser. Se honesto con todos los aspectos de tu vida, siempre. Porque eres la única persona con la que siempre puedes contar. Busca en tu alma, por la verdad, para que realmente sepas quien eres tú. Una vez que lo hagas, tendrás una mejor comprensión de donde estás ahora y cómo has llegado hasta aquí, y así estarás mejor equipado para identificar a dónde quieres ir y cómo llegar allí.
 Comienza a hacer tu propia felicidad en una prioridad. – Tus necesidades importan. Si no te valoras a ti mismo, te cuidas a ti mismo, y te apoyas a ti mismo, te estás saboteando. Recuerda, es posible hacerse cargo de tus propias necesidades y al mismo tiempo del cuidado de los que te rodean. Y una vez que tus necesidades sean satisfechas, probablemente serás mucho más capaz de ayudar a quienes más te necesitan.
 Empieza a notar y vivir en el presente. – Ahora mismo es un milagro. Ahora es el único momento garantizado para Ti. Ahora mismo es la vida. Así que deja de pensar en cuán grandes cosas habrán en el futuro. Deja de pensar en lo que sucedió o no sucedió en el pasado. Aprender a estar en el “aquí y ahora” y experimentar la vida que está sucediendo ahora. Apreciar al mundo por la belleza que posee, en estos momentos.
 Empieza a valorar las lecciones que tus errores te enseñan. – Los errores son aceptables, son las piedras de los peldaños del progreso. Si no estás fallando de vez en cuando, no te estás esforzando lo suficiente y no estás aprendiendo. Toma riesgos, tropieza, cae y levántate y vuelve a intentarlo. Valora que te estás impulsando, aprendiendo, creciendo y mejorando. Los logros significativos son casi invariablemente realizados al final de un largo camino de fracasos. Uno de los “errores” que temes puede ser el enlace a tu logro más grande hasta el momento.
 Empieza a ser más amable contigo mismo. – Si tuvieras a un amigo que te hablara de la misma manera en que a veces te hablas a tí mismo, ¿cuánto tiempo le permitirías a esa persona ser tu amigo? La forma en que te tratas establece el estándar para los demás. Tienes que amar quien Tu eres o nadie lo hará.
Comienza a disfrutar de las cosas que ya tienes. – El problema con muchos de nosotros es que creemos que seremos felices cuando alcanzamos un cierto nivel en la vida – un nivel en el que vemos a otros operando – al jefe con su gran oficina, ese amigo de un amigo que posee una mansión en la playa, etc.  Desafortunadamente, se necesita un tiempo antes de llegar allí, y al llegar allí lo más probable es que un nuevo destino esté en mente. Vas a terminar gastando toda tu vida trabajando para algo nuevo sin detenerte a disfrutar de las cosas que tienes ahora. Así que toma un momento de tranquilidad todos los días en cuanto despiertes para que aprecies dónde estás y lo que ya tienes.
Comienza a crear tu propia felicidad. – Si estás esperando a que alguien más te haga feliz, te estás perdiendo. Sonríe porque puedes. Elije la felicidad. Sé el cambio que quieres ver en el mundo. Sé feliz con quien eres ahora, y deja que tu positividad inspire tu viaje hacia el mañana. La felicidad se encuentra a menudo donde y cuando decidas buscarla. Si buscas la felicidad dentro de las posibilidades que tienes, es muy probable que la  encuentres. Pero si constantemente buscas algo más, por desgracia, lo encontrarás también.
 Empieza a dar a tus ideas y sueños una oportunidad. – En la vida, rara vez se tiene una oportunidad, se trata de tomar una oportunidad. Nunca vas a estar 100% seguro de que funcione, pero siempre puedes estar 100% seguro de que el no hacer nada no va a funcionar. La mayoría de las veces sólo tienes que ir por ello! Y no importa lo que resulte, siempre termina de la manera que debería ser. O tendrás éxito o aprenderás algo.
Empieza a competir contra una versión anterior de Ti mismo. – Déjate inspirar por los demás, aprecia a los demás, aprende de los demás, pero sabe bien que competir contra ellos es una pérdida de tiempo. Tu estás en competencia con una persona solamente: Tu mismo. Estás compitiendo para ser lo mejor que puedes ser. Apunta a romper tus propias marcas personales.
 Empieza a festejar las victorias de los demás. – Empieza a notar lo que te gusta de los demás y díselos. Tener una apreciación de lo increíble que es la gente que te rodea te lleva a buenos lugares – productivos, satisfactorios y tranquilos. Así que sé feliz por aquellos que están haciendo progresos. Celebra sus victorias. Da gracias por sus bendiciones, abiertamente. Lo que va, vuelve, y tarde o temprano la gente que estás animando  comenzará animándote a ti.

Comienza a aceptar las cosas cuando no son perfectas. – Recuerda, “perfecto” es el enemigo de ‘bueno’. Uno de los mayores retos para las personas que quieren mejorar y mejorar el mundo es aprender a aceptar las cosas como son. A veces es mejor aceptar y apreciar el mundo tal como es, y a la gente como es, en lugar de tratar de que todo y todos se ajusten a un ideal imposible. No, no debes aceptar una vida de mediocridad, sino aprender a amar y valorar las cosas cuando no son perfectas.

Apariencias


Los humanos somos seres complejos, polimorfos, con actitudesemociones y comportamientos poco coherentes entre sí, --- si no abiertamente contradictorios --- en muchas ocasiones --- lo que hacemos para lograr la supervivencia en un modo hostil.

Llegamos a estar enamorados de dos personas a la vez, a odiar y apreciar al mismo tiempo a un mismo individuo, a prodigar auténticas ceremonias de hipocresía con nuestra pareja, amigos, compañeros de trabajo o familiares.

Cada día pensamos una cosa y hacemos otra bien distinta. Unas veces actuamos así por no hacer daño a los demás, otras por pura conveniencia, por comodidad...

Vamos modelando nuestra manera de ser en función de lo que los demás esperan de nosotros. Pero las cosas no suceden así por casualidad. Al cabo de los años, vivimos circunstancias en que es más sensato y conveniente "maquillar" nuestro comportamiento, adecuarlo al contexto, ocultar nuestros verdaderos sentimientos, moderarnos en nuestras respuestas o amordazar nuestra espontaneidad en aras de una supuesta convivencia armoniosa --- en otras palabras; nos volvemos manipuladores e hipócritas. Puede decirse, que porque lo hacemos sin prestarle la atención más mínima, que la mentira es tan ubicua, que es habitual e irrefrenablemente inconsciente.

Lo peligroso de este juego, el de las apariencias --- el de los secretos y mentiras --- es que muchos naufragan en él. Entonces, sobreviene el vacío: "¿quién soy yo en realidad?". Este fracaso, este desencuentro con uno mismo, puede deberse tanto a la pérdida de la propia identidad personal, como al desconcierto y el temor que nos asolan ante las situaciones difíciles. Lo que no debe de parecernos extraño, porque las reglas, muy sutiles, no están escritas, y las experiencias ajenas difícilmente nos sirven.

Estas representaciones actuadas, asumidas con naturalidad por casi todos, no serán perjudiciales si mantenemos la cabeza fría y sabemos distinguir lo que pensamos, lo que hacemos y lo que, en definitiva, somos de verdad. Conocer a fondo el juego de las apariencias puede resultar entretenido y muy instructivo, además de que aprenderemos mucho sobre el género humano, y sobre nosotros mismos.

Pero, no olvidemos que es juego sin reglas y que es también, juego peligroso.
Crear nuestra imagen y consolidarla ante el exterior y ante nosotros forma parte del aprendizaje para la vida. A medida que crece la competitividad, lo hacen las comparaciones; de ahí la trascendencia de que cumplamos con el prototipo que entendemos se nos ha asignado. La duda surge cuando nos preguntamos si mi imagen exterior y mi comportamiento, son, exactamente, los que los se esperan en mí. O, aún peor, cuando nos interrogamos si cumplimos nuestras propias expectativas, si nos gustamos realmente. 

fuerza de creer que si no soy ese alguien que los demás "exigen" no seré nada, no me querrán o no me aceptarán, puedo interiorizar esa imagen–modelo, y acabar comportándome sin discernir si quien así actúa soy yo o mi proyección ficticia.

Es como si mi yo y mi réplica se entremezclasen de continuo consiguiendo una fusión. La trampa radica en que, al final, esa mezcolanza me resulte ajena, no sepa quién soy y, aún peor, qué quiero ser yo. O que la imagen que los demás se han hecho de mí --- con mi colaboración y consentimiento --- sea tan distinta de lo que soy en realidad que surjan esos contrastes que pueden sumirnos en las dudas, o propiciar alguna crisis de identidad. La imagen que he fabricado me protege de mi yo auténtico y me impide el encuentro con él, obligándome a vivir constantemente desde el sentir ajeno.


Mi comportamiento, en suma, llega a no depender de lo que quiero, siento o pienso, sino de lo que creo que en cada situación se espera de mí. Una manera de actuar que en lugar de regirse por el "yo así, lo entiendo y así obro", se guía por el "quedar a la altura de las circunstancias", de las expectativas que hemos alimentado en los demás. El qué hacer queda supeditado a lo que intuyo que es "lo que ellos creen que debo hacer".

De ese modo, caemos en el engaño psicológico de adoptar a fondo el sentido de la Personalidad Mimética con todas sus complicaciones.
Pero, a veces entra la vanidad, causa de malestares psicológicos y de torturas interminables, para quienes caen como sus víctimas.

Pero, antes de ponderar el vicio de la vanidad, hablemos de la belleza, su precursor.
Lo que es bello, por supuesto, está sujeto a corroboración por normas establecidas social y culturalmente.

Existen métodos de medida de la belleza basados en conceptos que fueran avanzados en el 1883 por Francis Galton, primo del famoso naturalista Charles Darwin.

Una medida que se mantiene constante para la mujer es la de la relación de cintura a cadera de 0.70, como viéramos en otras ponencias. Este concepto se cree que es debido a que es índice de la fertilidad óptima para la hembra de nuestra especie.

Para el hombre moderno asimismo existen ideales establecidos de belleza que hoy se combinan con los femeninos creando la noción del "metrosexualismo".

Aunque en nuestra especie, con sus tendencias artísticas más desarrolladas que las de otros animales. La poesía y las artes cantan las glorias de la belleza, tanto como ideal interno y el externo, lo que hace que nuestras selecciones, a veces, no se ajusten a lo que se considera promedio. O que algunas de nuestras pacientes --- anoréxicas entre ellas --- aprecien, lo que a otros pude serle repelente.
Parece ser posible que la noción de la belleza externa, a veces, triunfe sobre la interna --- lo que a la larga socave las fundaciones emocionales de una pareja cualquiera.

Conceder demasiada importancia a la imagen, a cómo nos verán los demás, quebranta la autoestima y propicia miedos e inseguridad, además de incidir (muy negativamente) en la pérdida de referencias sobre uno mismo. A todos nos aísla del mundo, puesto que tan sólo permitimos que se nos conozca desde una perspectiva, la única que proyectamos hacia los demás cuando nos relacionamos.

Muchas parejas, tras convivir durante décadas, descubren que no se conocen en lo mínimo, o en lo íntimo, aunque sepan al dedillo las manías y costumbres malas del otro. Para proyectar nuestro verdadero ego, tenemos que conocernos. Lo que no es fácil, porque requiere la introspección y formular preguntas, a veces complicadas, a las que hay que responder sinceramente.

Atendernos, evaluarnos y apreciarnos. Entonces, desde ese punto de partida, relacionarnos con los demás. Ya que, aunque muchos recurren al remedio temporal de las cirugías plásticas, siendo los mismos, cambiamos a medida que envejecemos --- aunque lo resistamos.

Ahora bien, ser yo no significa ignorar las reglas sociales que cada espacio y grupo de personas requiere. Sin dejar de ser yo, no me mostraré de la misma forma cuando solicito un trabajo, hago el amor con mi pareja, leo, escribo un artículo, o ceno con amigos. Sin arrinconar la conciencia de quién soy, adoptaré las maneras que entiendo convenientes; pero siendo y sintiéndome artífice de mi vida. La mejor fórmula para que me quieran es queriéndome yo como lo que soy: una persona auténtica, íntegra y real.

Ser y aparentar lo que somos…


lunes, 29 de mayo de 2017

Si Hay Algo Virtuoso .., A Esto Aspiramos.


Una buena base para triunfar en la vida es aspirar a lo mejor en todo, porque existe suficiente abundancia para que cada persona obtenga aquellas cosas que le satisfacen.
Muchas personas viven limitadas porque aspiran a muy poco:

La expectativa que una persona va construyendo a lo largo de su vida luego se vuelve una profecía hecha realidad, quienes aspiran a muy poco, al final obtendrán poco, porque así trabajaron en su programación mental.

Una buena base para triunfar en la vida es aspirar a lo mejor en todo, porque existe suficiente abundancia para que cada persona obtenga aquellas cosas que le satisfacen.
Muchas personas viven limitadas porque aspiran a muy poco:

La expectativa que una persona va construyendo a lo largo de su vida luego se vuelve una profecía hecha realidad, quienes aspiran a muy poco, al final obtendrán poco, porque así trabajaron en su programación mental.

Ante cualquier dificultad que encontremos en la vida, podemos reaccionar llenándonos de ansiedad, de frustración y de resentimiento o podemos responder de una forma más serena y equilibrada. No es fácil que se despliegue nuestra creatividad si previamente no nos encontramos con un muro que parece insalvable y, a pesar de ello, no nos damos por vencidos. 

Si no somos más creativos a la hora de encontrar nuevas oportunidades de mejora, no es porque nos falte la capacidad para serlo, sino porque o no creemos lo suficientemente en nosotros mismos, o porque nos falta hambre por triunfar. La fe no hace que las cosas se resuelvan como por arte de magia. Lo que la fe hace es que, por largo y difícil que sea el camino, sigamos esforzándonos y buscando soluciones sin desfallecer.

No podemos estar constantemente recordando fracasos pasados y pensar que vamos a triunfar en el presente Muchos conocemos historias de seres humanos que se encontraron con dificultades en su vida, que parecían del todo imposibles de superar. Sin embargo, lo hicieron, las superaron. La pregunta es ¿por qué las superaron? Posiblemente, porque todos ellos tenían el convencimiento de que podían aspirar a una vida mejor y, estaban dispuestos a hacer lo que hiciera falta hacer, para lograr ese tipo de vida al que aspiraban. 

Muchos de nosotros nos hemos acomodado y ya no tenemos ambición. La ambición por mejorar es saludable. Lo que no es saludable es la avaricia. La ambición deja espacio para que los demás crezcan y prosperen, mientras que la avaricia no permite que esto suceda.

No podemos estar constantemente recordando fracasos pasados y pensar que vamos a triunfar en el presente. Hay que enfocarse casi con obsesión en la propia meta y saber poner distancia con el pasado. La duda y el miedo no pueden ser nuestros compañeros de viaje. Con ellos no se llega a ningún sitio al que valga la pena llegar.

Quien queda amarrado por su pasado, no puede crear un nuevo futuro. Las personas que tengan una mentalidad derrotista tendrán que resignarse a que su futuro sea una simple prolongación de su pasado. No crearán nada nuevo. Por eso, enfóquese en lo que de verdad quiere lograr y conviértase en lo que en potencia ya es: un ser excepcional. No se conforme con menos. 

Usted no tiene que deslumbrar a nadie, pero sí puede sentirse orgulloso de sí mismo. Son las decisiones que hoy tome, lo que hoy resuelva, lo que va a variar el rumbo de su vida. Hoy en una sociedad en la que hay tanta desesperanza, hay muchas personas que piensan que tener un estado de ánimo positivo es una utopía o un lujo. No hay manera de salir de la oscuridad sin un poco de luz. No hay forma de encontrar un camino si no hay nada que lo ilumine. 

Dejemos de esperar a que lleguen una serie de “salvadores” que nos muestren el camino. Los “salvadores” ya han llegado y somos cada uno de nosotros, haciendo lo que podamos para llevar ilusión, alegría y confianza donde no existe. Si no lo hacemos nosotros no lo va a hacer nadie. 

Recuerde que en la vida podemos elegir entre tener excusas o tener resultados. Esta es una decisión personal que le corresponde a cada uno tomar. 

Hugo W Arostegui


domingo, 28 de mayo de 2017

El Manejo De La Motivación


La motivación es fundamental para el éxito…
Sin ella, es casi imposible que nos sintamos capaces y deseosos de realizar ciertas actividades necesarias para el cumplimiento de objetivos.

Estar motivado y tener automotivación significa que el nivel de resistencia hacia cierta actividad o tarea es mínimo o prácticamente cero. En otras palabras, la motivación es aquello que ocurre cuando de hecho te gustaría hacer algo.
Pero, ¿Qué tal una Super-Motivación?

La Super-Motivación no es un concepto formal y existente, sino más bien una forma que personalmente utilizo para denominar a la motivación extrema.

¿Alguna vez has tenido pereza de estudiar? ¿Has tenido ganas de dormir, jugar, salir de fiesta, etc.? ¿Has sentido alguna vez un deseo ardiente de realizar cierta actividad, no necesariamente de trabajo o estudio?
Eso es Super-Motivación. Aquello que queremos hacer por encima de todas las cosas.
Muchas personas equivocadamente dicen que existe la “desmotivación” pero en realidad no hay tal cosa. Ellos se olvidan de que en todo momento nos sentimos motivados, sólo que no siempre hacia las mismas cosas.
Algunas veces nos sentimos motivados a descansar, otras veces a jugar, otras veces a salir, otras veces a cantar… etc.
La pregunta es: ¿Será posible alcanzar un nivel de Super-Motivación para lo que yo quiera? Y la respuesta es , y No.
Sí, porque tenemos a la mano la psicología humana, que nos enseña múltiples facetas de nuestra personalidad y actitud, con base en lo cual podemos tomar ventaja para actuar de forma óptima.

Y no, porque motivarte a ti mismo a hacer algo que odias es muy, pero muy difícil.
Habiendo dicho eso, existen básicamente 4 componentes fundamentales de la motivación que deberías tener en cuenta:

1. Sentimiento De Capacidad
Esto significa pensar y creer que soy capaz de hacer algo. ¿Cuántas veces, sólo por temor a no ser capaz de hacer algo, has dejado de hacerlo? La motivación está del lado de quien se siente capaz de lograr las cosas. O en otras palabras, de quien cuenta con autoeficacia.
Si no te sientes capaz de hacer algo, o de llevarlo a cabo efectivamente, entonces la solución es aumentar tu nivel de preparación, ya sea estudiando, practicando, investigando, viendo a otros hacerlo, etc.

2. Valor Y Disfrute
¿Crees poder motivarte a hacer algo que odies con toda tu alma? No es posible, a menos que haya castigos u otras cosas parecidas, pero en ese caso no hablamos de motivación sino de obligación (como los empleados que trabajan por dinero y no por vocación).
Es simple: Si quieres estar motivado, lo que vas a hacer debe tener valor para ti y debes poder disfrutarlo. Si no es algo divertido, al menos debes poder llevarlo a cabo en un entorno ameno y debes poder disfrutar la experiencia. Para esto, es bueno tener a la mano una buena bebida, quizás algo de música, una temperatura adecuada, un entorno libre de distracciones y desorden, etc. Es fácil ver estudiantes super-desordenados que no tienen motivación para estudiar.

3. Control De Impulsividad
¿Qué tantas otras cosas quieres hacer en este momento aparte de leer este artículo? Si son muchas, quizás no te sientas tan motivado a leer. La impulsividad es el deseo de estar haciendo otras cosas en determinado momento, y la buena noticia es que esto es bastante fácil de controlar, pues la mayoría de impulsos provienen de interrupciones del entorno.
Estas interrupciones vienen en forma de notificaciones de redes sociales, llamadas telefónicas, mensajes de texto, amigos o familiares, etc. Si controlas las cosas que pueden interrumpirte y sacarte de tu camino en determinado instante, será casi imposible que quieras hacer otra cosa, por tanto, estarás motivado.

4. Percepción De Tiempo
¿Qué es más fácil para ti? ¿Bajar 30 Kilos en 12 meses? ¿O subir a la bicicleta 30 minutos hoy? A pesar de que lo segundo lleva a lo primero, lo primero parece infinito, lo segundo termina en un rato.
Cuando percibimos que cierta actividad durará para siempre, nos motivamos a hacer otras cosas y nos da pereza. Pero si logramos organizar el tiempo de manera que lo percibamos distinto y mucho más corto, la motivación se mantendrá intacta.

Esto lo vemos claro en personas que quieren leer un libro de 800 páginas. Probablemente con sólo ver el libro ya no lo lean. ¿Por qué? Por qué la percepción del tiempo les dice que tardarán demasiado. La solución puede ser más bien leer 1 hora diaria, o 1 capítulo diario. Cuando distribuyes el tiempo de esta manera, sabes que HOY, sólo tendrás que leer una hora. No importa cuánto avances, y no importa cuánto te falte. Lees una hora y listo.

Así es como asumen su tarea las aves de corral, comienzan a picotear los granos uno por uno constantemente y sin pausa hasta llenar sus buches y sentirse satisfechas.

Hugo W Arostegui



El Principito


La frase “lo esencial es invisible a los ojos” se encuentra en el capítulo 21. En este capítulo, el principito, que se encuentra explorando la Tierra, se topa con un zorro.

 Empiezan a conversar y entrar en confianza. Entonces el zorro pide al principito que lo domestique, y le explica que ser domesticado significa que él será único para él, que serán amigos y se necesitarán y que, al momento de despedirse, se entristecerán y luego se echarán de menos.

Ambos, el zorro y el principito, trabarán amistad. El zorro dará al principito lecciones sobre la vida y el amor. El principito le contará sobre su rosa, a la cual ha dejado en su planeta para hacer su viaje por el universo, le referirá que la ha cuidado y regado, y que ahora la extraña.

El zorro, entonces, invitará al principito a ver una multitud de rosas que hay un jardín. El principito se da cuenta de que ninguna de ellas podría reemplazar a su rosa, aunque todas ellas sean idénticas a ella. Entiende el principito que su rosa es única porque la ha domesticado, y lo que la ha hecho importante para él ha sido todo el tiempo que ha pasado con ella.

El zorro, entonces, se da cuenta de que el principito está listo para oír su secreto, una enseñanza muy importante que hará al principito comprender lo que le ha pasado. Le dice el zorro: “solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.

Esta frase es, pues, una reflexión sobre el verdadero valor de las cosas, su verdadera esencia.

Los ojos pueden engañarnos, no así el corazón. El corazón es capaz de diferenciar una rosa entre mil. En este sentido, la frase nos invita a entender que debemos mirar más allá de las apariencias, a valorar las cosas por aquello que en realidad son, y no por lo que parecen.

De allí la importancia de esta sentencia en el libro El principito, porque es una obra que llama constantemente a ver más allá del aspecto de las cosas. Recordemos el pasaje del astrólogo turco, cuyo descubrimiento solo es celebrado por la comunidad científica cuando este lo anuncia vestido con un atuendo occidental, pero que fue ignorado cuando lo hizo con la vestimenta tradicional de su país.

Vea también Corazón.
Sobre Antoine de Saint-Exupéry
Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944). Aviador y escritor francés. Autor de una de las más célebres narraciones para niños, El principito (1943). Su experiencia como aviador le sirvió de inspiración para su obra literaria, de la que podemos destacar la novela Vuelo nocturno (1931).



Lo Mejor Que Puedas



“Lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con él nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas.”
Benjamin Disraeli

Bajo cualquier circunstancia, hagamos siempre lo mejor que podemos, ni más ni menos. Sin esfuerzo. Si intentamos esforzarnos demasiado para hacer más de lo que podemos, gastaremos más energía de la necesaria, y al final nuestro rendimiento no será suficiente.

Cuándo nos excedemos en lo que hacemos  nos agotamos y por consiguiente nos resulta más difícil y más duro alcanzar nuestros objetivos. Por otro lado, si hacemos menos de lo que podemos hacer, nos someteremos a nosotros mismos a frustraciones, juicios, culpas y reproches. Por ello limitémonos a hacer lo mejor que podamos, en cualquier circunstancia.

Pero si hacemos lo mejor que podemos, no nos juzgaremos a nosotros mismos en modo alguno. Y si no nos juzgamos, no nos reprocharemos ni nos culparemos ni nos castigaremos.

Pero además si hacemos lo mejor que podemos, viviremos con gran intensidad. Estaremos actuando porque amamos hacerlo, no porque esperamos una recompensa. Emprender acciones cuándo esperamos una recompensa, es el motivo por el que no hacemos lo mejor que podemos. En cambio, si emprendemos la acción por el puro placer de hacerlo, disfrutaremos de cada cosa que llevamos a cabo. Es posible que incluso lleguemos a conseguir más de lo que hubiésemos imaginado, además de divertimos.
Se trata de hacer, de actuar lo mejor que podemos y de intentar todo lo que podemos.

Debemos tener en cuenta que puede que tengamos grandes ideas en la cabeza, pero lo que importa es la acción.

No se trata de soñar despierto ni de sentarse varias horas a soñar mientras meditamos. O sea que, en principio, debemos ponernos en pie y actuar; y luego, aunque podemos fracasar, debemos levantarnos y recomenzar la acción y seguir adelante. No debemos compadecernos de nosotros mismos ni debemos ser duros con nosotros  mismos.

Levantémonos y establezcamos la siguiente regla: “Está bien, empezaré otra vez desde el principio. Voy a mantener lo acordado sólo por hoy. Hoy haré lo mejor que pueda”.

Empecemos de nuevo cada mañana y de nuevo al día siguiente. Al principio será difícil, pero cada día nos parecerá más y más fácil hasta que, un día, descubriremos que dirigimos nuestra vida hacia el desarrollo pleno como personas capaces de descubrir todo lo bueno que hay en mundo, gozarlo y defenderlo.

Hagamos siempre lo MEJOR QUE PODEMOS.
Piensa bien y saldrá bien!

Hugo W Arostegui



sábado, 27 de mayo de 2017

Inspiración


Esta acepción del término que estamos abordando es lo que da lugar a la llamada inspiración artística, la cual tiene su origen en la cultura helénica. En ella existía la figura de la musa que se consideraba que era la diosa que “llevaba” a los artistas a realizar sus distintas composiciones y trabajos.
En concreto, en Grecia tenían nueve musas que eran las fuentes de inspiración para poetas, músicos o pensadores, entre otros. Así, aquellas eran las siguientes:

Calíope, la musa de la poesía épica y la elocuencia.
Erato, la de la canción amatoria.
Melpómene, la de la tragedia.
Talía, la fuente de inspiración para la poesía bucólica y también para la comedia.
Urania, la musa de la astronomía y las ciencias.
Clío, la de la epopeya.
Euterpe, la de la música.
Polimnia, la de la poesía sacra y los cantos sagrados.
Terpsícore, la inspiración para la danza.

Más allá de lo espontáneo de la inspiración, el sujeto puede contribuir a que ésta aparezca. Cada persona tiene sus rituales o costumbres que lleva a cabo con el deseo de hacer surgir a la inspiración. Preparar un espacio en la casa, escuchar música, aromatizar el ambiente, visitar un determinado lugar o viajar son algunas de las conductas habituales para fomentar la inspiración.

La inspiración se valora de una forma especial en cualquier proceso creativo en el que surge la chispa, es decir, brotan las ideas de una forma espontánea y natural. Cualquier escritor saca el máximo partido a sus momentos de inspiración, a esos momentos de trabajo que son totalmente imprevisibles, es decir, no surgen de una planificación previa porque la mente no es una máquina. 

Un escritor puede tomar ideas para inspirarse en su trabajo cotidiano a partir de situaciones de su día a día, a través de una película, mediante un buen libro, en una conversación con amigos… La inspiración muestra que el ser humano necesita salir de sí mismo para seguir aprendiendo constantemente de otros.

Una inspiración es aquello que evoca en ti algo especial. Un gancho que conecta con una gran idea. La inspiración es agradable, sin embargo, cualquier artista descubre que existen muy pocos momentos de inspiración en comparación a las largas horas de trabajo frente al folio en blanco. Por eso, la mejor filosofía que tiene cualquier artista es: “Que la inspiración te encuentre trabajando”. Es decir, podríamos decir que para estar inspirado también es recomendable tener una buena predisposición de trabajo en relación con unos hábitos de horarios regulares, un entorno de trabajo acogedor, una rutina profesional concreta…

Dentro de los escenarios que son ideales como punto de inspiración conviene destacar que la naturaleza es un marco perfecto de bienestar que produce sensaciones y emociones muy agradables. Al estar en contacto con la naturaleza, la mente se siente desbordada por la perfección de tanta belleza, además, al respirar aire puro, cualquier persona se siente más relajada y tranquila. Conecta más consigo misma. Y en este entorno de bienestar absoluto, también fluyen mejor las ideas porque para tener una buena inspiración es fundamental estar bien descansado y relajado.

Las personas que arrastran altas dosis de estrés y de cansancio tienen pocos momentos de inspiración porque el estrés es agotador en sí mismo. Un momento de inspiración es una especie de momento mágico a través del que una persona puede dar rienda suelta a toda su creatividad gracias a ese chispazo de luz que da lugar a una idea brillante, original y genuina.

La cantidad de estrés que vivimos en esta sociedad, la mochila emocional que cargamos en la espalda o los reveses pueden hacer que nos alejemos de nuestro bienestar emocional… pero todo ello no deja de ser, al mismo tiempo, una parte imprescindible de nuestro viaje. Recordemos que, tanto las circunstancias positivas como las negativas, nos hacen ser quienes somos hoy.

Para poder saber qué camino quieres seguir no debes dejar que otros marquen el sendero de tu vida. Después de recoger toda la información del exterior que pienses necesaria,deberás ser capaz de mirar en tu interior para descubrir cuáles son tus pasiones. La pasión es la compañera perfecta de la inspiración, la persigue allá donde acude y la secunda sin dudar.

Para conseguir esa inspiración necesaria que estimule tu motivación, solo tienes que sentarte y anotar en una lista cuáles son tus pasiones. Deberás ser sincero contigo mismo, porque a medida que vayas escribiéndolo te darás cuenta de hacia dónde quieres dirigirte.

Una vez que tengas claro qué quieres alcanzar, no te pongas límites y recuerda que si quieres conseguir algo realmente, sólo tendrás que buscar los medios necesarios para lograrlo. 

Con motivación e inspiración suficiente alcanzar tus sueños no será un problema para ti.

“Consideremos a las dificultades como peldaños para una vida mejor.”
-Ludwig van Beethoven-