¿No te ha pasado que te vas un fin de semana al campo y
cuando regresas te sientes mejor? ¿De buen humor, sin tanta ansiedad y con la
mente despejada? Es obvio que salir de la ciudad de vez en cuando es bueno para
la salud mental. Sin embargo, hace poco, un grupo de científicos decidió
investigar si las flores, el pasto, los árboles y los animales en realidad
sirven para tratar la depresión.
El campo de la ecoterapia —es
decir, la idea de conectarse con la naturaleza para mejorar el bienestar— no es
nada nuevo. En su libro de 1984 titulado Biophilia, Edward O. Wilson señala que la naturaleza está
arraigada en nuestra biología y nuestra genética. Casi al mismo tiempo en el
que Wilson estaba escribiendo su libro, doctores japoneses comenzaron a recetar
baños en los bosques para mejorar la salud de la población. Por otro lado, en
el siglo XIX, en Noruega, el poeta Henrick Ibsen acuñó el término
"friluftsliv" (significa "vivir al aire libre"), que poco
después se convirtió en un fenómeno cultural escandinavo. Sin embargo, hasta
hace poco no existía evidencia científica contundente para respaldar la teoría
de que la naturaleza es buena para la salud. Por suerte, el panorama está
cambiando.
En abril de este año, Peter James y su equipo de la
Universidad de Harvard publicaron un estudio sobre
la relación entre la exposición a los espacios verdes y las tasas de
mortalidad.
Observaron por un periodo de 8 años a 100.000 enfermeras que
vivían en Estados Unidos, y descubrieron que las que vivían en las áreas más
verdes tenían una tasa de mortalidad 12% menor en comparación con las que
vivían en áreas urbanas. Para saber qué factores explican este fenómeno,
recolectaron información médica sobre análisis de depresión y medicamentos
antidepresivos. En consecuencia, se estimó que la mejoría en la salud mental,
que se medía a través de una reducción en el nivel de depresión, explicaba casi
el 30% de los beneficios de vivir alrededor de áreas verdes.
"No esperábamos la magnitud [de los resultados]",
dice Peter.
Sus resultados demuestran que la teoría de la "biofilia"
de Wilson es cierta: "La naturaleza posee beneficios cognitivos directos,
además de una cualidad restauradora. Hemos evolucionado con la misma naturaleza
para disfrutar el hecho de estar dentro de ella".
Peter explica que no hay que mudarse necesariamente al
campo. El estudio indica que cosas pequeñas como plantar más árboles en las
calles o en zonas urbanas podrían tener un impacto positivo significativo en
nuestra salud.
Un informe
reciente de
Natural England revela que participar en actividades en la naturaleza ayuda a
las personas que sufren problemas mentales y puede contribuir a reducir los
niveles de ansiedad, estrés y depresión.