martes, 13 de noviembre de 2018

La Fortaleza Del Débil


La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia la debilidad del fuerte
(Immanuel Kant)

La RAE define débil: De poco vigor o de poca fuerza o resistencia. Que por flojedad de ánimo cede fácilmente ante la insistencia. Escaso o deficiente, en lo físico o en lo moral. Y su antónimo, fuerte: Que tiene gran resistencia.  Aplicación del poder moral (Se necesita mucha fuerza para soportar tantas desgracias). Capacidad para soportar un peso o resistir un empuje. Virtud y eficacia natural que las cosas tienen en sí. De carácter firme, animoso.

A quién no le gustaría que las cosas sucediesen cuando uno quiere? Pero la vida no se ajusta a tus planes, ni a los míos, ni a los de nadie. Las cosas van a seguir yendo a su ritmo, tal y como lo han estado haciendo y lo van a seguir haciendo siempre.

En algunos casos, la impaciencia surge mecánica y reactivamente al poner el foco de atención en todo aquello que no depende de un@ mism@, y al no poder hacer nada al respecto, te invade la impotencia, y con ésta, el agobio, el enfado y la lamentación, pero es inútil. No sirve absolutamente para nada.

La paciencia es una virtud bien distinta de la mera pasividad ante el sufrimiento; no es un no reaccionar, ni un simple aguantarse, ni mucho menos soportar los engaños de  quienes no llegan a entender  que no sobreviven las especies más fuertes, sino las que mejor se adaptan al cambio.


La paciencia es parte de la virtud de la fortaleza, y lleva a aceptar con serenidad las pruebas de la vida, grandes o pequeñas.

Sinceridad E Integridad


Si te da miedo plantarte y decir que no a algo porque crees que te rechazarán, que se picarán contigo o que dejarán de contar contigo, puede que consigas precisamente eso

Porque por no hacerle un feo a nadie, le acabas fallando a la persona más importante de tu vida: tú mism@. Cada opinión que falseas para quedar bien, cada idea o plan que aceptas sin que te apetezca, difumina una parte de ti. Acabas por no saber qué prefieres, qué te gusta y qué necesitas. Y eso se nota. Una actitud de seguridad en ti mismo y un criterio propio (que tu opinión no sea un flubber que se adapta a toda superficie) tienen más magnetismo que postrarse siempre a los pies de los demás.

No decir nunca lo que realmente piensas te convierte en esa persona que siempre está dispuesta a cambiar sus planes por los demás, que siempre dice que sí a los favores y que siempre puede trabajar más y más rato que el resto. Y como ves que estar siempre al servicio de los demás no es suficiente para sentirte querido, te frustras y acabas culpando inconscientemente a las mismas personas que querías complacer. Sientes que empiezan a pedírtelo todo a ti, y no te das cuenta de que eres tú quien les ha dado carta blanca para tratarte así. 

La gente no quiere abrirse con alguien que esconde sus propios sentimientos. Además, ya no sabes si hacen cosas contigo porque les caes bien o porque les es fácil y accesible, y empiezas a rallarte de más. Aunque sea con buenas intenciones, no decir lo que uno piensa es esconder la verdad. Y eso hace que tu palabra pierda valor: si un amigo espera una crítica constructiva o un consejo importante, no vendrá a pedírtelo a ti. A la hora de la verdad, la gente íntegra prefiere que vayas de frente a que les regales los oídos.

Observé que mucha gente a mi alrededor no tiene esta obsesión por caer bien, que dice lo que piensa con naturalidad y sin embargo (o quizás gracias a ello) tiene la admiración y el respeto de los demás. Fíjate en ese colega borde de turno que se ha ganado el cariño de todos, o cuántas veces has escuchado a alguien decir "lo siento, hoy no me va bien" sin dar más explicaciones. No hace falta renunciar a ser agradables, ni soltar puyitas todo el día para hacerte el duro, sino simplemente dejar de tenerle terror a decepcionar a alguien.

El mundo no se viene abajo por decir que no de vez en cuando. Si mandas a la mierda la necesidad de una imagen impecable, verás que no caes en un pozo de desaprobación. Al fin y al cabo, ya se sabe que no es fácil tenerlos a todos contentos. Cuando yo empecé a relajar mi actitud, se alejaron de mí algunas personas que no me hacían ningún bien, pero el resto (la mayoría) simplemente empezó a respetarme un poco más. 

Noté que algunas amistades se volvían más cercanas, y empecé a disfrutar de verdad de la vida social, sin complejos. Los que te quieren bien no quieren tu "queda buenísimo": quieren tu yo auténtico. Cuando dejes de buscar la aprobación de los demás, te darás cuenta de que en realidad no la necesitas.



Construir El Futuro



El futuro se ve como algo lejano…¿verdad? Todos deseamos que sea algo maravilloso, que se construiría con la suerte, o la buena estrella de cada uno. Nada más lejano de la realidad. El futuro se construye ahora, con ese paso que debemos dar en este instante. Esa decisión que seguramente tendrá que ver con la realización de nuestro deseo. Todo comienza con una idea, la maduración de la misma,  una buena dosis de optimismo y confianza en uno mismo. Por supuesto esto debe poseer también otros ingredientes esenciales que son, creatividad, Construir constancia y amor por lo que hacemos.

El éxito requiere una continua mejora de lo que iniciamos. No significa que todo se logre al instante, sino que los pequeños pasos que damos, nos perfeccionen día a día, nos vayan afirmando en la idea que puede ir modificándose a medida que las dificultades van surgiendo. Esto nos hace crecer, aprender y ser autodidactas.

Nada nos enseña más que la experiencia propia. No hay fórmulas mágicas. Podemos hacer cursos de márqueting, couching y todos los ings de moda, que proponen para que logremos la excelencia.

Muchas veces se fracasa (o mejor dicho siempre) por abandonar, antes de poder encontrar el verdadero camino que lleva al logro del objetivo. Entonces, nos encaminamos en una dirección y cuando se presentan los inconvenientes, claudicamos y modificamos el rumbo, intentamos otra cosa,  sin hacer los cambios que requiere toda realización. Entonces decimos… ¡Esto no es para mí! Claro…agregando…aquel otro lo logró y yo no. La comparación.

Para tener un futuro como el que deseamos, debemos fijar la meta, AHORA y poner todo lo que se necesita sin escatimar esfuerzos para hacer los cambios, sin perder el rumbo que nos hemos fijado. No hay suerte ni estrella, la luz que iluminará nuestro camino, será la de nuestro espíritu de lucha por sostener la idea de lo que realmente queremos.


Humanidad Sin Rodeos


Sin rodeos, propongo un debate sereno, sin dobleces, sobre los asuntos que inciden directamente sobre la existencia de la humanidad que se vive ahora. “¿Quién puede decretar la actitud interior o el estado del alma, ante la muerte de alguien? ¿Le corresponde esta decisión a las leyes de los países?, dice el portugués Manoel Alves Louro, profesor de ética filosófica en Canadá y miembro de organizaciones europeas que estudian las ciencias de la vida desde la bioética.

Mientras expertos, científicos y religiosos de todas las filiaciones se agotan en viejas y nuevas proclamas a favor y en contra de formas voluntarias y forzadas para impedir la realización de la vida, peligros inéditos y remozados se introducen en la sociedad planetaria: nuevas y más violentas modalidades de tóxidependencia, calentamiento global, indetenibles flujos migratorios que modifican las estructuras sociales y económicas, contingencias en torno de la seguridad alimentaria y avances científicos que casi aseguran la mortalidad y prolongan la vida, a costos prohibitivos que excluyen a grandes masas de población. ¿Son formas de eutanasia colectiva que nacen del mismo desarrollo capitalista?

Si aparecen informaciones sueltas sobre estos tópicos, su importancia se disuelve en cataratas noticiosas de temas intrascendentes que privilegian el consumismo, en el más discriminatorio ideal capitalista.

De los registros negativos divulgados, ninguno resulta trascendente para la especie humana como los relacionados con las alteraciones múltiples de modificaciones extremas del clima mundial por el abuso humano sobre los recursos naturales limitados que dispone el planeta. El Día Mundial de la Salud recientemente se conmemoró con el anuncio preventivo del secretario general de las NN.UU. Ban Ki-moon, con base en el informe de la OMS sobre el incremento de muertes y enfermedades en todos los estratos sociales y ámbitos de la humanidad.

Otro estudio técnico, esta vez de la NASA, señala últimamente que “el calentamiento global está inclinando cada vez más el eje de rotación de la Tierra, otra demoledora evidencia acerca del enorme impacto de la actividad humana en el planeta”. Es el mayor dilema trágico del progreso. Así, querido lector, no piques los coloridos anzuelos del consumo excesivo.
Piensa en el agua, la tierra cultivable y los árboles que mañana harán falta para tus nietos. En el mundo del ‘todo vale’, únicamente si tiene ‘valor de mercado’, no hay espacios para los ancianos. Hay otras piezas que completan la partida del ajedrez mortal. Atención especial merecen los análisis de prospectiva que anualmente formula The American Council for the United Nations University.

Para tomar decisiones estratégicas es necesario investigar sobre los futuros probables, dice AC-UNU. Entre los problemas éticos futuros (período 2025-2050), ¿se deberá plantear si debemos tener derecho al suicidio y a la eutanasia? Confío en la vida y acudo a mi fe, forjada en décadas, lecturas y oraciones. Mientras llega el día, me cubro de la promesa del Salmo 23: “El Señor es mi pastor; nada me faltará. En verdes campos me hará descansar […] Aunque pase por valle de muerte, no temeré mal alguno…”.
Ver: El Telégrafo



lunes, 12 de noviembre de 2018

La Experiencia De Compartir


Alrededor de 1,9 millones de personas mayores de 65 años viven solos en sus casas en España, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Una cifra que ha aumentado progresivamente en los últimos años y que se ha convertido en una opción más de vida con la que estas personas mayores pueden ser felices y alcanzar una vida plena y social.

Sin embargo, no todas las personas mayores que se han quedado solas quieren estarlo. Por ello, en los últimos años han surgido nuevas iniciativas, tanto públicas como privadas, con la finalidad de evitar que se queden solos, propiciando la convivencia, tanto con personas de su misma generación como con otras más jóvenes. Esta tendencia por compartir piso, por ejemplo, de las personas mayores se aprecia en una estadística publicada el año pasado por el portal Easypiso, especializado en la búsqueda de habitaciones en alquiler o el alquiler de un piso compartido, que señalaba que «las personas de más de 60-70 años que buscan un piso compartido u ofrecen una habitación siguen aumentando durante los últimos años, sumando un 50% más que en 2012».

Paralelamente, se ha asistido al impulso que diferentes organizaciones han dado a diversas iniciativas, algunas nacidas en la década de los 90, para fomentar que los mayores que están solos en casa se animen a abrir las puertas de sus viviendas a otras personas. Una de estas iniciativas, y tal vez la más antigua, es la actualmente conocida como Homeshare Senior, consistente en poner en contacto a personas mayores que viven solas con estudiantes universitarios para convivir en casa. Asimismo, se han puesto de moda los proyectos denominados Cohousing Senior, que se basan en el diseño de un hogar y un entorno comunitario adaptado a las necesidades de presente y de futuro de las personas de edad avanzada, con el propósito de mantener su independencia y de que sea eficiente, sostenible y esté optimizado para su uso real.


La vivienda colaborativa es, de principio a fin, una iniciativa de sus residentes, pues se trata de una comunidad que está planeada y gestionada por ellos mismos, es decir, es un proyecto que se adapta a las necesidades y preferencias reales de quienes van a habitar en ella. Hay seis características comunes de todas las viviendas colaborativas: autopromoción, diseño intencional para una vida comunitaria, zonas comunes amplias, autogestión colectiva, ausencia de jerarquías y privacidad.

Cultura General


El concepto de cultura puede comprenderse de diversas maneras. Por lo general se entiende como cultura al tejido que se crea a nivel social a partir de las diversas tradiciones y costumbres de una comunidad. Las personas que pertenecen a una cierta sociedad se expresan y se comportan de una manera que caracteriza al grupo en cuestión.

por otra parte, es un adjetivo que hace referencia a lo que es común a muchas cosas de distinta naturaleza, o a aquello que es frecuente o habitual. Es posible distinguir, en este sentido, entre lo general y lo particular.

Se entiende por cultura general al cúmulo de saberes que una persona dispone sobre temas variados. 
Quien tiene buena cultura general cuenta con conocimientos de temática diversa, sin especializarse en algún sector en específico.

Por ejemplo: “¿Cómo que no sabes a qué temperatura hierve el agua? Eso es algo de cultura general”, “El Dr. Gullonetti podrá ser un gran experto en física cuántica, pero carece de cultura general para tener una conversación interesante”, “Pese a que no tengo un título universitario, gracias a mi curiosidad y a mi experiencia de vida, creo que cuento con un buen nivel de cultura general”.

La cultura general es el saber que permite a un individuo construir su propio criterio, analizar asuntos diversos y responder con éxito en diferentes facetas de la vida cotidiana. Dicha cultura puede construirse a partir del estudio sistematizado (en una escuela, universidad, etc.), de la educación informal (autodidacta) y de la experiencia adquirida a lo largo de los años.


Filosofía

Filosofía
El hombre es un lobo para el hombre

“El hombre es un lobo para el hombre” (en latín homo homini lupus) es una frase célebre extraída de la obra dramática Asinaria, obra del comediógrafo latino Plauto (250-184 a. de C.). Sin embargo, fue popularizada por el filósofo del siglo XVIII Thomas Hobbes en su obra El Leviatán (1651), para referirse a que el estado natural del hombre es la lucha continúa contra su prójimo.

La frase, en ese sentido, se convierte en la metáfora del animal salvaje que el hombre lleva por dentro capaz de realizar grandes atrocidades y barbaridades contra elementos de su propia especie. Algunas de esas acciones son dirigir guerras, practicar exterminio a un grupo social, realizar atentados, asesinatos y secuestros, someter a otros individuos a la esclavitud, tráfico ilegal de personas, etc.

No obstante, para la conservación de la humanidad Thomas Hobbes indica que la paz y la unión social pueden ser alcanzadas cuando son establecidas en un contrato social con un poder centralizado que tiene la autoridad absoluta para proteger a la sociedad, creando una comunidad civilizada.

Es de considerar que el hombre puede presentar una conducta buena e intachable, pero también muy destructora y egoísta, específicamente cuando se mueve por sus propios intereses, por ejemplo, un ascenso en el trabajo.

La frase opuesta a "el hombres es un lobo para el hombre" es aquella que sentencia que "el hombre es bueno por naturaleza", de Jean-Jacques Rousseau, quien contrariamente a Hobbes sostenía que los seres humanos nacen buenos y libres, pero el mundo los corrompe.

Análisis de la frase
Según el filósofo Hobbes, el estado natural de los seres humanos es el de las confrontaciones de unos con otros, generando acciones violentas, crueles y salvajes. Es por ello que se puede afirmar que todas las amenazas que afronta un ser humano son generadas por otros seres humanos, por lo que se puede concluir, a juicio de Hobbes, que el hombre es un depredador del propio hombre.

Generalmente, en la mayoría de los supuestos de hecho, el individuo más fuerte explota o maltrata al más débil, cuando lo más correcto es que el fuerte proteja al débil y, en vista de que la especie humana no posee tal comportamiento, Hobbes presenta el contrato social para lograr una convivencia armoniosa, equilibrada y en paz entre los ciudadanos de una sociedad.


Como tal, el contrato social es diseñado con la intención de establecer una autoridad, normas morales y leyes a las que están sometidos y deben cumplir los individuos. El propio contrato social le otorga a cada individuo derechos y deberes a cambio de abandonar la libertad que posee en estado natural para asegurar su sobrevivencia en la sociedad. No obstante, los términos establecidos en el contrato social pueden cambiar con la condición de que todos los intervinientes en él estén de acuerdo y así lo deseen.

EL PARADIGMA DE LA MODERNIDAD


Parece que ha llegado el momento, siguiendo las señas de Kuhn y Fleck, de intentar una provisoria definición de paradigma.  Paradigma sería "un estilo de 'ver', y percibir, conocer y  pensar, que es producido predominantemente por las comunidades científicas, que recoge creencias anidadas en el pensar colectivo que no es científico, que se traduce  en palabras principalmente escritas, consagradas oficialmente por manuales, y que se establece institucionalmente en organizaciones que se forman a su alrededor".  Un paradigma puede originariamente surgir de una ciencia muy especializada, pero tiene la particularidad de desbordar su lugar de nacimiento, transmitiéndose a múltiples ciencias y disciplinas, donde actúa como  modelo o  principio rector que en un momento determinado deja de ser sólo científico y se transforma en cultural..

De este modo, cuando se afirma que lo que hoy está siendo cuestionado son los paradigmas de la modernidad, significa que determinados modelos o principios rectores pierden vigencia.  Pero, como observó Kuhn, un paradigma no desaparece, sino que es -empleando un término político- derrocado por otro paradigma, en un proceso a veces extraordinariamente largo (1976, p.142).  

De la misma manera, el triunfo de un paradigma sobre otro no significa que el anterior pierda validez, pero sí significa que es remitido a una condición subalterna.  Para decirlo con un ejemplo: los motores de autos originados durante el período maquinal seguirán funcionando por mucho tiempo. 
 Pero no todo seguirá funcionando como un motor de auto, y a nadie hoy día se le puede ocurrir la idea utópica de Henry Ford, relativa a que la sociedad funcionará como un motor.

Sería un error pedagógico, sin embargo, dar por muertos los paradigmas de la modernidad sin precisar en qué consisten, ya que así no se entenderían las características de los que les suceden pues particularidad de los nuevos paradigmas es que se encuentran en clinch con los que le anteceden.
  
Todo paradigma surge como oposición a otro, de modo que su lógica afirmativa sólo es transparente a partir del conocimiento del paradigma cuestionado.  El paradigma de la modernidad, por contradecir principios religiosos- categorías que son propias a la religión, razón por la cual asumen el carácter de una segunda secularización, o lo que es parecido, radicalizan la lógica secularizante surgida en el siglo XVII, llevándola a un punto que deja de ser asimilable por ella.

No olvidemos: posmodernidad -en tanto no surja un concepto unitario que caracterice los tiempos que comienzan con el fin de este siglo- es también modernidad.


domingo, 11 de noviembre de 2018

La Fuerza Interior


La capacidad para trabajar duro y responder de manera resiliente ante el fracaso y la adversidad son características esenciales de las personas que tienen una gran “fuerza interior”. Estas personas logran alcanzar sus metas porque no desisten en su empeño y, cuando un camino no les conduce donde deseaban, simplemente toman otro.

¿Qué diferencia a estas personas del resto? ¿Cuál es el secreto de su éxito?

1. Siempre actúan como si tuviesen el control. “Reza como si Dios cuidase de todos, actúa como si todo dependiese de ti”. Las personas que tienen una gran fuerza interior ponen en práctica esta antigua recomendación. Aunque algunos creen en la suerte, también se preocupan por darle una mano. No se sientan a esperar a que la fortuna llame a su puerta sino que salen a buscarla y siempre tienen la disposición adecuada para captar las oportunidades al vuelo. Son personas con un locus de control interno, personas que toman las riendas de su vida y que actúan como si todo dependiese de ellas, aunque saben perfectamente que no es así. Sin embargo, esa actitud les da fuerza.
Obvian las cosas sobre las que no pueden influir. Solemos pensar que la fuerza de voluntad es un manantial inagotable pero no es así. 

2.Un estudio muy curioso demostró que cuando hemos pasado todo el día ejerciendo el autocontrol, durante la noche somos más indulgentes. Eso significa que la fuerza de voluntad es una cualidad que debemos aprender a dosificar. Por eso, las personas que tienen esa fuerza interior suelen concentrarse en lo que verdaderamente les importa y pasan de las causas perdidas, por las cuales no pueden hacer nada, una actitud que les permite focalizar su energía y lograr sus objetivos. Sin embargo, eso no significa que sean egoístas sino tan solo pragmáticos. Dan su contribución hasta que pueden y no se martirizan porque no pueden hacer más.

3. Ven el pasado como una fuente de información… nada más. La mayoría de las personas viven atadas, de alguna u otra forma, a su pasado. Sin embargo, a menudo se trata de un fardo demasiado pesado que no les deja avanzar. Al contrario, las personas con fuerza interior consideran que sus vivencias son valiosas pero no se quedan encadenadas a ellas. Aprenden de los errores y siguen adelante. El pasado no las define, comprenden que un fracaso es tan solo una oportunidad para aprender, la señal de que quizás el éxito está más cerca.

4. Celebran el éxito de los demás. Muchas personas no son capaces de celebrar el éxito de los demás porque lo viven como un fracaso personal. Piensan en el éxito como si fuera una cuota a repartir y, mientras más tengan los otros, menos quedará para ellas. Con este pensamiento aparece la envidia, el resentimiento y la frustración, sensaciones que no mejorarán tu vida. Sin embargo, las personas con fuerza interior son capaces de alegrarse por el éxito de los demás y aprenden de ellos. 

5. No se quejan. De vez en cuando, quejarse tiene un poder catártico pero la queja continúa, que es una peculiaridad endémica de nuestra sociedad, solo sirve para centrarse en los aspectos negativos de las situaciones y, de paso, perder una energía y un tiempo muy valiosos. Al contrario, las personas con fuerza interior no se sientan a llorar sobre la leche derramada, emplean esa energía para reorganizar su estrategia y volver a la carga.

6. No intentan impresionar a nadie. En una cultura tan competitiva como la nuestra, muchas personas actúan movidas por una motivación extrínseca. Es decir, quieren ostentar sus logros como si fueran medallas colgadas en el pecho para alcanzar la aprobación o la admiración de los demás. Sin embargo, lo que diferencia a las personas con fuerza interior es que estas no pretenden impresionar a nadie, se mueven para lograr sus sueños, por una motivación intrínseca que, dicho sea de paso, es el motor impulsor más poderoso del comportamiento. 


7. Aplican la gratitud. Estas personas, ya sea cuando se levantan o antes de acostarse, suelen dedicarle unos minutos a la gratitud. Hacen un inventario de las principales razones por las cuales se sientan agradecidas. Este pequeño ejercicio les permite reencontrar la tranquilidad interior y les da la fuerza que necesitan para enfrentar los proyectos que tendrán al día siguiente.

Manipuladores


Los manipuladores emocionales suelen ser como lobos con piel de cordero. Utilizan estrategias de chantaje emocional con las que consiguen poner a los demás a su disposición.

Suelen ser grandes oradores, le dan la vuelta a las cosas a su conveniencia y embaucan a través de la distorsión cognitiva y la explotación emocional, con la intención de tomar el control siempre y obtener algunos beneficios o privilegios a expensas de su víctima. El manipulador crea a propósito un desequilibrio de poder que le permite inclinar la balanza a su favor y explotar a la otra persona, pero lo hace sin que sea evidente para su víctima. Utiliza la mentira de forma inteligente e incluso pueda a veces negar cosas que ha dicho, confundiéndonos.

 Con el tiempo la persona manipulada acaba por llevar una vida que no es la que desea pues, sin darse cuenta, se ha puesto a expensas del manipulador, poniendo por encima a la otra persona frente a las propias necesidades e intereses personales. Al ser manipulados se acaba minando nuestra autoestima, autorrespeto, generando inseguridades, tristeza e insatisfacción.. y lo peor de todo es que muchas veces la víctima justifica al manipulador y/o incluso se siente culpable de la situación.

Las personas manipuladoras no suelen tener muchos escrúpulos, una vez que detectan tu punto débil, lo usarán para manipularte. Si consiguen su fin te harán renunciar a tus necesidades y valores, para poner los suyos propios por delante. Normalmente envuelven poco a poco a las personas en su red.

Los manipuladores suelen ser personas inseguras, con baja autoestima, pero sin embargo intentan dar la imagen opuesta. Sus temores  e inseguridades son encubiertos bajo actitudes egoístas y dominantes.

La inseguridad del manipulador hace que emplee técnicas para resolver sus problemas basadas en la agresividad activa o pasiva. Suelen ser egoístas y tener un evidente déficit de habilidades sociales, sobre todo un déficit de asertividad, que le lleva a emplear primero medios sutiles para conseguir que los demás hagan lo que él quiere, y después cada vez más agresivos pudiendo llegar hasta la violencia.

Debido a esta inseguridad se sienten incómodos en todo tipo de relaciones (laborales, de pareja de amistad..) Esto les lleva a ser rígidos, juzgar a los demás, y hacer ver que sólo ellos tienen la razón o verdad absoluta. Son ellos contra el mundo y quien no piensa como ellos o se adapta a sus deseos es desvalorizado.

Les caracteriza una baja tolerancia a  la frustración. Cada vez que  experimentan situaciones que consideran que les frustran o ponen en entredicho su posición o poder reaccionan con rabia, se ponen alerta y atacan desde la intolerancia, la crítica destructiva o incluso la agresividad física y verbal si se sienten amenazados.

Nunca tendrá suficiente: El manipulador siempre pide, y exprime sin límite.  El manipulador satisface su propio ego a través de la manipulación de su víctima, sentir que tiene al otro a su disposición o doblegarlo  le hace sentir poderoso. Utiliza a los demás para lograr sus fines cada vez que puede, a menos que la persona ponga fin a esa explotación. Un manipulador no suele dejar libre a sus presas, sino que intenta exprimirlas al máximo pidiendo sacrificios cada vez mayores.

Hay muchas formas de manipular a los demás, puede ser mediante una estrategia agresiva, bien sea activa o pasiva, o también de una forma más sutil. La manipulación más auténtica es aquella que se hace sin que se note, cuando se consigue motivar a la otra persona para que se comporte de la forma que al manipulador interesa, saliendo de ella misma. La agresividad entra más dentro del terreno del chantaje emocional.

Agresión pasiva: chantaje emocional, victimismo. Suelen asumir un papel de víctima, y sus comportamientos van encaminados a generar culpa en la otra parte. Algunas de las formas más usuales de culpabilización son las siguientes:

Culpar de forma directa: “Por tu culpa me siento así”.
Culpar a terceras personas. Pero utilizan un mecanismo por el cual el receptor del mensaje analiza su comportamiento y “descubre” que en algún momento él también hizo algo parecido, así que acaba sintiéndose mal.
Señalan a los demás como responsables de su infelicidad futura. Si no haces algo (que normalmente suele ir en contra de los propios deseos, principios, obligaciones o valores) se va a incrementar el grado de sufrimiento en la vida del manipulador, y tú serás el único culpable. "Si no me ayudas con esto no conseguiré entregarlo a tiempo y me despedirán..", "Si me quisieras harías tal o cual cosa"
Resaltan lo mucho que se sacrifican por el otro. Suelen tener una agenda escondida donde anotan todo lo que han hecho por ti y por los demás y en cuanto se plantea la ocasión te lo recuerdan. “Parece mentira que te quejes de que no te llamé por tu cumpleaños  cuando llevo toda la semana sacrificándome por ti ", "Es increíble que me pidas que te ayude con esto, cuando sabes que he estado cuidando a nuestro hijo enfermo todo el día”
Ignorar. Es una forma muy cruel de maltrato psíquico a pesar de su carácter pasivo. Si no te dirige la palabra ni la mirada una persona a la que quieres, o con la que tienes un cierto tipo de relación suele sentirse un profundo malestar. Los seres humanos somos muy sensibles al rechazo y una expresión directa nos revuelve por dentro. Se repliegan en sí mismos por completo y ni siquiera te miran, mientras se muestran incluso más amables con el resto de las personas, te dicen lo imprescindible o menos aún que eso, y si intentas conversar con ellos y aclarar lo que ha sucedido o exponer tu punto de vista te responden, si tienen a bien hacerlo, "déjame en paz", si nos enfadamos paradójicamente adoptan el papel de víctimas ofendiéndose por nuestro enfado.
Victimismo: Para estas personas, los demás siempre tienen la culpa, a ellos siempre les pasa lo peor y se aprovechan de ellos, se describen como pobres víctimas humilladas y maltratadas. Con este discurso, despiertan tu sentimiento de culpa y te manipulan.
Agresión activa: maltrato, acoso moral. El arma fundamental de los agresores activos es la violencia física o verbal. Gritan, culpabilizan, culpan siempre a los demás, y amenazan, aunque en contadas ocasiones cumplen su aviso. Se sirven siempre de amenazas y  enfados. Cuando uno está con ellos siente miedo.

La Crítica destructiva: Cuando alguien que nos importa realiza una crítica negativa, podemos tender a pensar que puede ser cierto, y que somos unos miserables, unos aprovechados, o unos incompetentes. De esta forma, también se induce culpa.

Hacer juicios sobre tu valía de forma inespecífica. Es una crítica directa, en la que pueden emitir un mensaje del tipo "me has defraudado" pero sin decirte por qué.


Atribuir una etiqueta negativa. Algunos ejemplos típicos son "estás loca y no hay quien te entienda",  "eres un machista", "Eres un egoísta"

La Importancia De Compartir

Compartir es el acto de participación recíproca en algo, ya sea material o inmaterial. Lleva implícito el valor de dar (la generosidad) y de recibir, aceptar o acoger lo que otra persona ofrece. Cuando estamos recién nacidos, vivimos fundamentalmente de lo que recibimos; a medida que crecemos, nos vamos dando cuenta de que saber vivir, significa que en la medida que se da, se recibe. Al compartir se produce una ruptura con el egoísmo de aquella persona que se cree autosuficiente. También se produce ruptura con la subestima de aquella que piensa que no tiene nada que dar ni ofrecer.

El ser humano tiene mucho que compartir a lo largo de su vida: bienes materiales, ideas, proyectos, actividades, sentimientos, experiencias, sufrimientos, dificultades, dinero, entre otros. Para una persona es importante recordar que para poder recibir es fundamental dar. Sobretodo dar desinteresadamente, con el propósito de propiciar las condiciones que permitan crear prosperidad, bienestar y abundancia, para así ayudar a construir un modo de vida que le haga feliz a ella y a todos.


Se puede decir y concluir que compartir es dar y saber recibir, ofrecer y aceptar a las personas, manifestar y comprender ideas y sentimientos, cooperar en actividades y admitir cooperación, ser solidarios con todas las personas, sin prejuicios; y sentirse corresponsable de la paz y del bienestar de todas las personas.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Verdades Mentirosas

Nuestra mente está llena de ellas.

De hecho las han utilizado para programarnos con ellas desde pequeños, a base de repetírnoslas constantemente con tono sentencioso.

Se trata de pequeñas frases y aseveraciones aparentemente bienintencionadas, pero que si las analizamos bien, veremos que ocultan en su interior retorcidos mecanismos de programación para limitar nuestro poder individual.

Podríamos considerar estas afirmaciones de tono casi moralista como la versión moderna y sustitutiva del "esto es pecado", pues tienen la intención de condicionar nuestros actos y generar un cierto sentimiento de culpa al que no las obedezca ciegamente.

Hay muchas de estas supuestas "verdades" instaladas en nuestro cerebro, pero en este artículo nos centraremos en una en concreto:
"TU LIBERTAD TERMINA DONDE EMPIEZA LA DE LOS DEMÁS".
Aparentemente, se trata de una de las afirmaciones con más carga educativa que podemos encontrar.

Una forma gráfica de inculcarle a un niño dónde se encuentran los límites de sus actos y cuándo empiezan a afectar negativamente a las demás personas.

Quien más quien menos la habrá escuchado en alguna ocasión y algunos aún recordamos la primera vez que nos la soltó algún viejo docente en nuestra infancia, con el fin de corregir nuestra actitud.
Sin embargo, esta afirmación contiene en su interior una trampa sutil, pues arroja una serie de preguntas difíciles de responder:
si mi libertad termina donde empieza la de los demás,
¿Dónde empieza y termina la libertad de los demás?
¿Y la mía?
¿Cuáles son los límites de todas nuestras libertades?
¿Quién los establece?
¿Los establezco yo?
¿Los establecen las demás personas?
Y es que aquí es donde reside la clave del asunto: para reglamentar dónde empiezan y terminan las libertades de cada uno, hacen falta reglas que garanticen la convivencia social.
Es decir, imponerle LÍMITES a tu libertad individual.
Límites que no estableces tú mismo, sino que te son impuestos desde el exterior, por más que la frase pretenda insinuar falsamente que la gestión de tu libertad dependerá de tu criterio personal.
Y aunque la mayoría de personas que hacen uso de la frase no sean conscientes de ello, este es el auténtico objetivo que oculta esta aseveración:
No trata de garantizar la convivencia social, sino que busca que aceptes que alguien externo a ti ponga límites a tu libertad y acates esa imposición como algo bueno y positivo, basándose en supuestas normas morales o sociales.
Puede parecer razonable que todos renunciemos a parte de nuestra libertad para convivir pacíficamente los unos con los otros. Y esta frase sobre los límites de la libertad resume muy bien esa necesidad.
Pero en realidad se basa en un truco conceptual.

La trampa consiste en crear una imagen de la libertad parecida a una pompa de jabón que nos rodea y que al rozar con la pompa de jabón de otra persona acaba estallando, dejando así de ser "libertad"
Y esta visión de la libertad, aunque resulte muy gráfica y facilona para los niños, es absolutamente errónea.
De hecho, no tiene ningún sentido.
Porque el problema fundamental reside en que, en este concepto de libertad tipo "pompa de jabón", se tratan de insertar por la fuerza los conceptos de "bondad y maldad", con el fin de delimitarla y orientarla socialmente.
Y esos códigos morales nada tienen que ver con la libertad en sí.

La libertad no es ni buena ni mala. Es libertad y punto. Y debemos aceptarla tal y como es, sin crearnos imágenes falsas en nuestra psique.

Tu libertad incluye la posibilidad de oprimir o destruir la de los demás. Tu libertad incluye la posibilidad de causar daño y dolor a las demás personas. Aunque la utilices de la peor manera posible, sigue siendo tu libertad; libertad en estado puro.
En todo caso debes ser tú mismo quien imponga los límites para no hacerle daño a las demás personas, no porqué existan normas sociales que te digan "que está mal hacerlo", sino porqué tú lo sientas realmente así en tu interior.
Las buenas normas y reglas de convivencia no sirven de nada si no se sienten como una necesidad y en cambio se perciben como una imposición vacía de contenido.

Desde pequeños nos educan para obedecer reglas, normas y leyes, nos cuentan para qué sirven, pero no nos ayudan a descubrir el sentimiento asociado que debería acompañarlas.
a mucho más sano si todos los individuos fuéramos plenamente conscientes de que nuestra libertad nos otorga la capacidad de hacer daño a los demás, aceptáramos este hecho como algo natural y entonces, voluntariamente, renunciáramos a ello.

Entonces llevaríamos a cabo un acto de plena soberanía individual, basado en el auténtico amor y respeto hacia todo lo que nos rodea.

En cambio no hay amor ni respeto alguno en la obligación de obedecer normas y reglas bajo la amenaza de castigo o sanción por parte de la sociedad.

En este caso, el único sentimiento que acompaña a tus actos es el del miedo a ser sancionado.
Y todo esto nos lleva a una curiosa paradoja cuando queremos inculcarles a nuestros descendientes un concepto de libertad que garantice la perfecta convivencia entre individuos.

La paradoja radica en que los sentimientos de empatía más fuertes se consolidan cuando una persona experimenta "el mal" de forma natural, haciendo daño a los demás y sufriéndolo en propia carne.

Entonces es cuando se da cuenta de las consecuencias que tienen sus actos y puede llegar a decidir, consciente y libremente, renunciar a determinadas actitudes, si su nivel de conciencia se lo permite.

Aprende de forma natural que lo mejor es dar a los demás lo mismo que él desea recibir de ellos.

Sin embargo, con la sanción preventiva de las "malas acciones" mediante la aplicación de reglas, jamás se consigue erradicar el mal uso de la libertad.

De hecho, los impulsos capaces de dañar a los demás siguen "ahí dentro", reprimidos, ocultos en la psique, sin ser enfrentados ni derrotados por la conciencia, esperando una ocasión oportuna para manifestarse en toda su magnitud.
Así jamás puede erradicarse lo que alguna gente llama "la maldad", simplemente porque no llegamos a enfrentarnos directamente a ella, ni tan solo como concepto intrínseco a nosotros o como opción natural en nuestra toma de decisiones.

Podemos verlo a nuestro alrededor:
El mundo está repleto de personas bien educadas y programadas con las "aseveraciones más sabias y bondadosas"; sin embargo, la falta de empatía y "la maldad" no parecen haberse reducido demasiado, por muy alfabetizados y moralizados que estemos todos.

Ese es el efecto oculto tras afirmaciones limitantes del tipo: "tu libertad termina donde empieza la de los demás"

Parecía una afirmación sabia, intachable y bienintencionada. Casi una verdad indiscutible.

Pero quizás deberíamos reflexionar más a fondo sobre los conceptos que les inculcamos a las generaciones venideras. A veces los elementos más sutiles acaban levantando muros en nuestra psique que nos acompañarán toda la vida.

Como podemos ver, éste no es un tema nada fácil…

Valores Para La Vida


Identificar nuestros propios valores, esos que están profundamente arraigados en nosotros, y aplicarlos en nuestra vida nos facilitará la obtención no solo  del éxito en la vida y en el trabajo, sino también de la felicidad.

Los valores son aquellos rasgos o cualidades que cada uno de nosotros considera que vale la pena y que representan las prioridades personales. Son, en definitiva, aquello que nos mueve desde lo más profundo de nuestro ser. Estos valores nos acompañan allá donde estemos, tanto a nivel personal como laboral.

Hacer una declaración de valores, reconocerlos como propios y aplicarlos en nuestra vida nos define como personas y nos ayuda a lograr nuestros objetivos personales y a vivir feliz y plenamente.

Cada uno debemos ser fiel a nosotros mismos. Es fácil que en ocasiones nuestros valores choquen con los valores (o falta de valores) de los demás. Pero vivir en función de los valores o no-valores de los demás no sólo nos alejará de la felicidad, sino que nos dificultará lograr el éxito en la vida.

A veces puede resultar algo difícil identificar estos valores, sobre todo si vivimos en entornos fuertemente represivos, no respetuosos o impositivos.

No es necesario que todos estos valores formen parte de nuestras aspiraciones personales. De hecho, muchos te criticarán por tener exceso o falta de alguno de ellos. Lo importante es que identifiques los que realmente te mueve a ti, sin autocensura, y que los vivas.

Algunos de estos valores son la ambición, la competencia, la individualidad la responsabilidad, la exactitud, el respeto, la dedicación, la diversidad, la mejora, la diversión, el disfrutar de la vida, la  lealtad, la credibilidad,  la excelencia,  la honestidad, la responsabilidad, la autonomía, la calidad, la eficiencia, la dignidad, la colaboración, la innovación, el trabajo en equipo, la administración, la empatía, el logro, el coraje, la sabiduría, la independencia, la seguridad, el desafío, la influencia, el aprendizaje, la compasión, la amabilidad, la disciplina, el orden, la generosidad, la persistencia, el optimismo, , la igualdad, la integridad , el servicio, la fiabilidad, y la flexibilidad, entre otros.


Percibir Las Emociones

Nuestro organismo posee las así llamadas funciones interoceptivas, que son las sensaciones o estímulos que proceden de los órganos internos y que proporcionan información sobre ellos, por ejemplo cuando sentimos dolor de estómago. 


Algunas investigaciones señalan que estas funciones están relacionadas con los estados emocionales propios, pero la nueva investigación plantea que la función interoceptiva puede estar relacionada también con la capacidad de comprender las emociones de otras personas.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores desarrollaron un experimento con 72 voluntarios que tenían que estar pendientes de su ritmo cardiaco, sin tomarse el pulso. De esta forma, se pudo medir el nivel de interoceptividad de cada uno de ellos, es decir, su capacidad de percibir las sensaciones o estímulos de órganos internos, en este caso el corazón.

Luego, se proyectaron unos videos de interacciones sociales que ponían a prueba su capacidad para leer la mente de los personajes. Durante el visionado, se les hicieron tres tipos de preguntas sobre lo que estaba pasando en la pantalla. El primer tipo de preguntas era sobre lo que supuestamente estaba pensando un personaje en ese momento. Por ejemplo: ¿Qué está pensando Michel?

El segundo tipo de preguntas era sobre las emociones de los protagonistas. Por ejemplo: ¿cuál es el sentimiento de Sandra? Por último, había un tercer tipo de preguntas, neutras, no relacionadas con lo que pasaba en los vídeos, por ejemplo ¿cuál era el clima esa tarde?, a modo de control.

Emociones, no pensamientos

Lo que descubrió el experimento es que las personas que medían con precisión su ritmo cardiaco podían leer el estado mental de los protagonistas de los videos. Y también algo no menos sorprendente: la función interoceptiva permite comprender mejor a los demás únicamente si las emociones están implicadas en el proceso.

Es decir, si está claro que la capacidad de percibir señales corporales propias está relacionada con la capacidad de percibir las emociones de otras personas, esa relación no se produce en el caso de los pensamientos. Se puede estar atento al ritmo cardiaco propio y percibir las emociones de los demás, pero no sus pensamientos.

Un ejemplo de estos procesos podemos apreciarlo si vemos que una persona es agresiva con otra en el transporte público. En ese momento, la persona agredida  aumenta su ritmo cardiaco y un observador puede apreciar que se siente avergonzada. Pero si el observador no es capaz de percibir estas emociones, tendrá mayor dificultad de comprender lo que pasa y de reaccionar adecuadamente.

Shah, Profesor de Psicología de la Universidad Anglia Ruskin, señala al respecto: "parece sencillo, sin embargo, casi no hay evidencia científica del vínculo entre las sensaciones internas y la lectura de la mente. Nuestro estudio muestra los procesos psicológicos involucrados en la lectura de la mente, al tiempo que destaca que las sensaciones internas pueden estar relacionadas con una gama de habilidades y dificultades psicológicas”.


viernes, 9 de noviembre de 2018

Importancia Del Lenguaje


La importancia del lenguaje radica que en las palabras y la comunicación entre personas son esenciales para todos los aspectos y todo tipo de interacciones en la vida cotidiana. Siempre usamos el lenguaje como herramienta de información y de comunicación entre las personas que nos rodean y mediante el lenguaje es cómo podemos expresar lo que sentimos, lo que deseamos y comprender, un poco mejor si cabe, el mundo que nos rodea.

aje materno. Aparte de las palabras, usamos gestos no verbales con nuestro movimiento del cuerpo y también utilizamos diferentes tonalidades en la voz. No usamos el mismo lenguaje al tratar con nuestro jefe que al comunicarnos con nuestro sobrino de 3 años.

La capacidad de comunicación entre miembros de un mismo equipo es lo que nos separa primordialmente a los humanos del resto de animales. El lenguaje nos impulsa y apalanca nuestro conocimiento permitiendo mejorarnos a nosotros mismos.

Ahora bien, aunque el lenguaje sea una expresión de unión entre pueblos, es  a la vez una diferenciación entre países y razas, ya que desde el origen de los tiempos, existen tantos lenguajes diferentes que incluso para los propios investigadores y lingüistas sigue siendo un misterio como se ha desarrollado semejante rompecabezas.

En la mayoría de culturas y de religiones, se habla de mitos y leyendas en los que la humanidad utilizaba un único lenguaje y que tras enfadar a los dioses o  a las deidades correspondientes, las personas eran separadas y fragmentadas en distintos lenguajes, condenadas a no entenderse unas con otras. Un ejemplo muy claro lo encontramos en la biblia con la historia de la “torre de Babel”, o en la religión hindú, con la historia del “árbol del conocimiento” o la tradición de los nativos americanos que describen la separación de los lenguajes tras un enorme diluvio universal.

La importancia del lenguaje puede ser a veces pasada por alto. Muchas personas, ya sea por arrogancia o por ignorancia, suelen ir por la vida usando su propio lenguaje sin darse cuenta, o no querer admitir, que las otras personas no le entienden. Es el caso de turistas, por lo general de habla inglesa, que al viajar a países extranjeros, presuponen que van a ser entendidos, y se enojan con las personas por no ser capaces de entenderle.

Otro caso de atropello lingüístico lo encontramos en regiones con idioma propio, con carácter independentista, que desean abandonar el estado al que pertenecen, y cuyo rasgo de distinción es el idioma. En muchos casos, los lugareños, a pesar de conocer el idioma oficial de su país, se niegan a hablarlo, y se comunican en su idioma local, en lo que consideran un gesto de lucha independiente y nacionalista.

Cuando decide aprender otros idiomas, se da cuenta de que en realidad, tampoco son muy distintos unos de otros, e incluso el hecho de aprender un lenguaje, ayuda en el aprendizaje de sucesivos lenguajes similares, ya que el cerebro crea unas conexiones neuronales que agilizan el aprendizaje de nuevos idiomas. Las diferencias principales están en el alfabeto, la pronunciación y la gramática.

Nuestro lenguaje es la parte más importante de nuestro ser. Es importante aprender otros idiomas además del propio, ya que nos ayuda a entendernos con otros pueblos y culturas, pero aún más importante es poder conocer, cultivar y proteger nuestra propia lengua materna, ya que es una de las partes más fundamentales de nuestra identidad. 

Si perdemos nuestra lengua, por ejemplo, por vivir en un país extranjero, estaremos, sin duda, perdiendo una parte de nosotros mismos.

Estaremos perdiendo, nuestra identidad.

La Persona Ilustrada


La puedes reconocer en cómo y de qué habla. Utiliza apropiadamente el lenguaje, tiene un vocabulario amplio, es preciso en lo que dice. Eso incluye la forma en que expresa sus comentarios y críticas.

Una persona ilustrada está bien informada, y aunque es imposible saberlo todo, tiene una cultura general amplia, y seguramente tiene áreas del saber y experiencias más específicas en unos campos que en otros. Puede seguir una conversación con personas preparadas en diferentes campos.

Algunas personas limitan el concepto “ilustrado” a aquello que tiene que ver con la cultura de origen europeo (música, vinos, comida, historia y literatura, etc), y aunque esto desde luego es importante en la cultura, es un error limitarlo sólo a Europa, es una visión “Eurocentrista” y algo atrasada. 

A mi modo de ver, la persona “ilustrada” del siglo 21 tiene una visión más global, sabe y está consciente de lo que han creado y aportado otras culturas no occidentales.


Cuida y aprecia el patrimonio cultural y ambiental de cualquier parte del mundo y sabe como puede contribuir para preservarlo. Valora y conoce el pasado, y a la vez, sabe y tiene consciencia de los principales retos y movimientos sociales, económicos, tecnológicos y medioambientales de la actualidad.

La Función Social De La Cultura


Generalmente, cuando hablamos de cultura pensamos que gente culta es aquella muy educada, que sabe mucho, que va a conciertos o que concurre frecuentemente a las exposiciones de pintura. Sin duda, estas personas son cultas. Pero si sólo ellas lo fueran, la cultura afectaría a una pequeña parte de la población; y esto no es así. Todos tenemos cultura, porque esta idea abarca mucho más que esas muestras de refinamiento. “La cultura es todo lo que el hombre hace, dice o piensa.”

En conclusión, la cultura es el conjunto de formas de comportamiento y maneras de pensar característicos de un grupo de personas. Cuando un niño nace, el grupo le enseña cómo comportarse según lo que se considera correcto y –aunque a lo largo de su vida– haya costumbres que cambien, lo principal de esta manera de comprender el mundo se mantiene inalterable. Así, la cultura es una herencia que el hombre recibe y mantiene a lo largo de su vida aunque se introduzcan cambios parciales.

Cuando un chico nace en nuestro país, aprenderá a hablar español; estará obligado a ir a la escuela a partir de los cinco años; no podrá casarse sin consentimiento de sus padres antes de los dieciocho y muchas cosas más que nos parecen naturales pero que no lo son. En otras culturas, las costumbres son diferentes.

Los elementos que integran cada cultura son las formas de vida, es decir, la manera en que una sociedad asegura su subsistencia y se adapta al medio físico; la estructura social, o sea, cómo se ordena la sociedad teniendo en cuenta las relaciones que mantienen sus integrantes entre sí (parentesco, vecindad, clases sociales, sexo, edad); las creencias, los valores, las normas y los principios aceptados mayoritariamente (lo que la sociedad considera que está bien y que está mal); la organización política (formas de gobierno, autoridades, leyes), y la religión, la lengua, el arte.

Sin embargo, las culturas cambian. Estos cambios pueden producirse por la lenta aparición y aceptación de nuevas pautas o costumbres. Pero, normalmente, la mayor parte de los cambios son el resultado del contacto con pueblos que tienen rasgos diferentes. Estos contactos tradicionalmente se producían como consecuencia de las guerras o las conquistas, pero también por vías pacíficas como el comercio. A esta forma de introducir cambios -cuando las innovaciones se transfieren de un grupo cultural a otro- se la llama difusión. No todo se transfiere de un grupo a otro sin problemas. Es fácil que se transmitan nuevas técnicas para producir alimentos. Pero no será tan simple que se adopte una nueva religión.

Cultura es una palabra proveniente del latín que significa cultivo, y en este sentido podría entenderse como el acto de cultivar y mejorar las facultades físicas, morales e intelectuales del hombre. De hecho, la cultura es lo realizado por el hombre, ya sean transformaciones o innovaciones materiales o creaciones sociales, científicas, artísticas, religiosas, éticas, etcétera, que le ayuden directa o indirectamente a satisfacer sus necesidades.

Para algunos estudiosos del tema, las palabras cultura y civilización son sinónimos. Aunque en estricto sentido no debiera ser así, ya que el concepto civilización se toma como los avances logrados por las sociedades más dinámicas y, por tanto, está más bien ligada a los centros urbanos que al campo; en cambio, la cultura es un término más amplio que incluye la civilización, pero además, las manifestaciones de todo tipo que el hombre ha dejado en el planeta.

Son significativos en el proceso histórico de los pueblos, los préstamos culturales (aculturación), que en forma amistosa u hostil han practicado entre sí; en otras palabras, intercambio cíe conocimientos, costumbres, ideología, etcétera. Ejemplos de esta situación se tienen a lo largo cíe la Historia, así están España y América, el primero es el pueblo dominante y el segundo, el dominado. Roma conquistada por los bárbaros se les impone culturalmente.

Se parte del hecho de que el hombre para vivir con sus semejantes, debe adaptarse a la forma de vida del grupo en el cual se encuentra, tal situación (endoculturación), que puede ser consciente o inconsciente, se inicia en la niñez y culmina con la muerte. Ahora bien, al paso de los siglos, en las diversas áreas geográficas se han ido desarrollando diferentes culturas, dependiendo éstas de los hábitos, actitudes y conductas de los pueblos.


La Capacidad De Innovar


Ser único, destacar, sobresalir, ser mejor, ser un referente, innovar.

Son lemas, banderas o estandartes que muchos definen como propios. Algo así como un eslogan de su naturaleza. Es perfecto, pero… ¿Hasta qué punto es real?

Claro que somos únicos y diferentes del resto. Todos somos singulares ¡Vaya novedad! Pero eso, sin acciones propias que reflejen algo más, solo nos sitúa en el estándar, en lo de siempre, en el grupo del pelotón, no en el liderazgo.

Destacar, no pasa por hacer lo mismo que otros pero a tu manera.

Sobresalir, no es solo publicar más fotos, más post o gritar más alto.

Ser mejor, no se sustenta únicamente en ofrecer lo mismo y más barato, habitualmente de peor calidad no, solo tangible, también emocional.

Ser un referente, no se consigue con grandilocuentes anuncios de lo que vendrá pero no llega ni pretendiendo sentar cátedras o mostrando títulos.

Ser Innovador, no es convertir la”sopa de ajo”, en”ajos en sopa”.

Somos únicos, sí, pero también globales.

Vivimos en un mundo donde todo se sabe, todo se juzga y todo se puede copiar.

Un mundo de interdependencias, colaboraciones -ahora se llama sinergia y alianza- o si se prefiere, ”inteligencia, economía o actitud del bien común”

Perfecto pero ¿común para quién? ¿Para los que se unen con el objetivo de nutrirse mutuamente y crecer juntos, cada uno en su singularidad o, tal vez, para los que haciendo lo mismo, persiguen un objetivo de rapiña y succión?

En el primer caso, la colaboración te ayuda. ”Yo soy mejor, porque tú lo eres”. En resumen: “si a ti te va bien, a mí, también”.

En el segundo caso, la colaboración te perjudica. ”Yo soy mejor que tú y tú serás peor que yo”. En resumen “si a ti te va mal, a mí me irá bien”.

Simplemente, pensamiento primario, reptiliano.

Hay quien traza el camino y quien se limita a seguir las huellas que otros van dejando.

Hay quien se esfuerza en buscar nuevos horizontes y nuevas herramientas que le lleven a su objetivo, manteniendo su integridad, honestidad, claridad y humanismo. Eso que acabará por convertirle en un referente, en un líder de prestigio.

En cambio hay quien no sabiendo ir más allá de su incompetencia, ego y vanidad, pensando que es, no solo diferente, sino mejor y exclusivo, actuará desde la soberbia, el desprestigio y la burda copia.
En el primer caso, el know-how, es del siglo XXI: digital y global. Desde fuera hacia dentro: ”Aprendo, comprendo, adapto, integro, evoluciono y ofrezco”

Por tanto, analizo mis paradigmas, pero también los del entorno, genero nuevos resultados y trazo nuevos caminos. Innovo y creo valor.

En el segundo caso, el know-how, todavía es el de la era industrial. Obsoleto. Es de dentro a fuera, se sustenta en el: ”Yo sé, (o creo saber) yo tengo, yo ofrezco”. No hay innovación. Es decir: me limito a recorrer tu camino, sin ser capaz de trazar el mío.

Dicen los gurús de la nueva empresa, que hoy ya no es suficiente con cambiar el envase, modernizarlo con colores más llamativos y expandirlo por las redes. Eso es el viejo producto, con traje nuevo. 

La empresa, el creativo, el líder, el emprendedor del siglo XXI, lo es y se le reconocerá como referente, por tener un nuevo producto, con nuevo envase.

Y claro, pensar, cansa.
Crear, en vez de remodelar, cansa.
Innovar, para trazar nuevos caminos o mejorar los ya construidos, agota.

Y tú, ¿qué prefieres?
¿Ser un referente o estar a su sombra?
¿Ser un líder, aunque implique cansancio, o ser solo un jefe que recorre con rabia y frustración el sendero que trazó el líder?

¿Qué prefieres, seguir con tus viejas creencias vistiéndolas de innovación o innovar para descubrir nuevas creencias?


Tú eliges, si copiar el modelo o fabricar el modelo.