Alrededor de 1,9
millones de personas mayores de 65 años viven solos en sus casas en España,
según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Una cifra
que ha aumentado progresivamente en los últimos años y que se ha convertido en
una opción más de vida con la que estas personas mayores pueden ser felices y
alcanzar una vida plena y social.
Sin embargo, no
todas las personas mayores que se han quedado solas quieren estarlo. Por ello,
en los últimos años han surgido nuevas iniciativas, tanto públicas como
privadas, con la finalidad de evitar que se queden solos, propiciando la
convivencia, tanto con personas de su misma generación como con otras más
jóvenes. Esta tendencia por compartir piso, por ejemplo, de las personas
mayores se aprecia en una estadística publicada el año pasado por el portal
Easypiso, especializado en la búsqueda de habitaciones en alquiler o el
alquiler de un piso compartido, que señalaba que «las personas de más de 60-70
años que buscan un piso compartido u ofrecen una habitación siguen aumentando
durante los últimos años, sumando un 50% más que en 2012».
Paralelamente, se
ha asistido al impulso que diferentes organizaciones han dado a diversas
iniciativas, algunas nacidas en la década de los 90, para fomentar que los
mayores que están solos en casa se animen a abrir las puertas de sus viviendas
a otras personas. Una de estas iniciativas, y tal vez la más antigua, es la
actualmente conocida como Homeshare Senior, consistente en poner en contacto a
personas mayores que viven solas con estudiantes universitarios para convivir
en casa. Asimismo, se han puesto de moda los proyectos denominados Cohousing
Senior, que se basan en el diseño de un hogar y un entorno comunitario adaptado
a las necesidades de presente y de futuro de las personas de edad avanzada, con
el propósito de mantener su independencia y de que sea eficiente, sostenible y
esté optimizado para su uso real.
La vivienda
colaborativa es, de principio a fin, una iniciativa de sus residentes, pues se
trata de una comunidad que está planeada y gestionada por ellos mismos, es
decir, es un proyecto que se adapta a las necesidades y preferencias reales de
quienes van a habitar en ella. Hay seis características comunes de todas las
viviendas colaborativas: autopromoción, diseño intencional para una vida
comunitaria, zonas comunes amplias, autogestión colectiva, ausencia de
jerarquías y privacidad.
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