miércoles, 21 de noviembre de 2018

Condescendencia


Condescendencia es la acción y efecto de condescender (acomodarse al gusto o la voluntad de alguien por bondad o indolencia). Por ejemplo: “No me trates con condescendencia: quiero que me digas la verdad”, “El abuelo miró al niño con condescendencia y se fue”, “La condescendencia, en este caso, es necesaria”.   
    
Se trata de un concepto cuyos límites son difusos y su definición, poco precisa. Ser condescendiente no es lo mismo que permitir cualquier cosa, como ser una situación o una acción que cause daño o vulnere los derechos de otro. Tener la capacidad de adaptarse a la voluntad de otra persona y mostrar flexibilidad no debe convertirse en conformismo o falta de responsabilidad.

La condescendencia, por lo tanto, no debe avalar la ineficiencia o la incapacidad. Es importante que cada individuo exija aquello que le corresponde y que reclame o se manifieste cuando no se cumpla con eso.

Es posible entender la condescendencia como el acto de descender a un estado menor, renunciando a privilegios de rango o jerarquía. En este caso, la condescendencia implica otorgar honores a alguien de una posición o categoría inferior.

A pesar de que el diccionario de la RAE no incluya una acepción negativa de la palabra condescendencia, en el habla cotidiana suele utilizarse para describir una situación en la cual una persona desprecia a otra a nivel intelectual. Uno de los ejemplos más comunes se puede advertir durante la explicación de un concepto haciendo uso de términos excesivamente simples de entender, o bien resaltando cuestiones básicas que sin lugar a dudas el interlocutor conoce de antemano.

Del mismo modo, es muy común que se trate a los niños y a los animales con condescendencia, dado que son dos objetivos comunes de la subestimación por diversas razones relacionadas con la cultura. 

Frases como “cuando seas grande lo entenderás” o ciertas entonaciones utilizadas al hablar, que tienden a exagerar cada sílaba y a expresarse en forma lenta y con multitud de interjecciones y onomatopeyas, son claros ejemplos de un modo condescendiente de tratar a otro ser vivo.

En este sentido, no cabe duda de la relación entre este concepto y la soberbia, el hecho de creerse más inteligente e importante que los demás. Como es de imaginarse, este trato no resulta agradable para nadie que sea consciente de estar recibiéndolo, ya que denota un desprecio, una falta de confianza en las capacidades ajenas. Sin embargo, este fenómeno tiene lugar en muchos ámbitos de la vida en sociedad, y no siempre es tan evidente


La condescendencia, en definitiva, suele entenderse como un acto piadoso o una aceptación que se realiza para no herir a alguien o para darle un gusto. Aceptar compartir un plato que no nos gusta con alguien porque esta persona se tomó el trabajo de prepararlo y no queremos lastimarla es un acto de condescendencia.

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