Franz Joseph Gall fue uno de los más
relevantes, a la vez que polémicos, anatomistas que desarrolló gran parte de su
trabajo durante el primer cuarto del siglo XIX. Una de sus teorías más notable
fue la frenología,
una supuesta ciencia (que realmente era una pseudociencia) capaz de predecir el
carácter, rasgos, anomalías mentales, aptitudes y personalidad de una persona a
través del tamaño, forma y protuberancias de la cabeza.
Entre las muchas demostraciones que intentó hacer con el fin
de argumentar sus teorías, está la que la persona que poseía determinado tipo
de cráneo tenía unas dotes innatas para el cálculo numérico, algo a lo que
llamaba protuberancia de las matemáticas.
Otra de sus conjeturas versaba sobre el tamaño de la frente,
estando convencido de que cuanto más ancha fuese ésta más inteligente era el
individuo, algo que hizo pensar a aquellos que creían en su pseudociencia que
cuanto menos frente se tuviera sería a la inversa. Por esa razón no tardó en
ponerse como ejemplo que aquellos que tenían una frente estrecha con un ancho
menor a dos dedos eran menos inteligentes.
La expresión «no tener dos
dedos de frente» se
popularizó llegando hasta nuestros días como sinónimo de persona
limitada y de pocas
luces.
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