Aliviando Conciencias: Es Mucho Mejor Estar Muerto
He aquí los doce constituyentes que, según Van Lommel,
en su libro "Consciencia. Más allá de la vida" (Atalanta), definen
una experiencia
cercana a la muerte (ECM):
1. Inefabilidad.
Es una experiencia un tanto refractaria a las palabras. Situada fuera del
ámbito de la experiencia cotidiana, el lenguaje se vuelve opaco.
2. Sentimiento
de paz y sosiego; desaparición del dolor. Una plenitud que
sobreviene de forma brusca, sin transición con el estado anterior.
3. Consciencia
de estar muerto. Se oye a los testigos y doctores declarar la
propia muerte. A veces se escucha un silbido o un zumbido.
4. Experiencia
extracorpórea (autoscopia).
Se ve la escena del fallecimiento desde un punto alto, con gran densidad de
detalles, a veces desconocidos por los propios testigos o imperceptibles.
Verificaciones y corroboraciones documentadas. Las personas ciegas acceden a la
visualidad. El aspecto más inexplicable de todos.
5. Espacio
oscuro. Vacío, cerrado, pozo. También, experiencia de túnel. El
muerto se abre paso a través de un espacio angosto, tenebroso, en ocasiones
multicolor. Se aproxima a la luz. Se ve envuelto completamente por ella y
sobreviene un sentimiento de beatitud, una sensación de amor y aceptación
incondicional.
6. Percepción
de un espacio sobrenatural. Paraje deslumbrante: colores
hermosos, flores extraordinarias, ciudades y edificios espléndidos.
7. Encuentro
y comunicación con personas fallecidas: familiares y
amigos a los que se reconoce sin atisbo de duda. Su aspecto es saludable,
aunque el recuerdo que predomina de ellos es el de la enfermedad.
8. Visión
de una luz brillante o de un ser de luz. Esta luz lo penetra
todo. Y el muerto se siente arrastrado por ella.
9. Retrospección
vital panorámica. El sujeto experimenta cada una de sus
palabras y acciones pasadas, así como sus pensamientos, y llega a la conclusión
de que todo ello le afecta a sí mismo tanto como a los demás. No es como una
película. Se trata más bien de una empatía profunda. No hay juicio sobre cosas
o personas.
10. Prognosis.
El fallecido siente que puede ver un fragmento de la vida que está por venir.
11. Percepción
de una frontera. Niebla, valle, muro, puente, río, puerta.
Consciencia de que una vez atravesada la frontera no se podrá regresar.
12. Regreso
consciente al cuerpo. Abrupto y desagradable.
Las consecuencias de una ECM son, básicamente, pérdida
definitiva del miedo a la muerte y percepción extremadamente generosa de los
asuntos humanos.
Algunas variantes de ECM no están relacionadas con el
fallecimiento biológico personal. La denominada ECM
empática, puede ocurrirle a alguien que asiste a la muerte de un
ser querido: ve, por ejemplo, que otros seres queridos vienen a recoger al
difunto. La meditación profunda contiene también bastantes elementos de una
ECM. Y puede producirse asimismo en circunstancias de éxtasis ante la
naturaleza.
Van Lommel asocia el cuadro con los clásicos viajes al inframundo
de que está nutrida la literatura y ciertas conductas ascéticas desde tiempos
antiguos.
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