lunes, 5 de noviembre de 2018

Hacer Lo Bueno

No tienes porqué ser una buena persona. Nada ni nadie te obliga; ni quienes se suponen que tienen que obligarte están obligados.

Aun así, sería lo mejor para ti.

En nuestra sociedad, valoramos lo bueno. No sabemos qué es, ni cómo es; pero suponemos que es lo mejor para nosotros porque todo el mundo está empeñado en hablar sobre lo que es mejor para nosotros y lo que no
.
La bondad, lo bueno, suele estar en la lista de recomendados; aunque no sabemos ni qué es ni como es.

En nuestra sociedad, valoramos a quién ayuda; porque para eso nos unimos. Valoramos a quienes cuidan de nosotros, quienes buscan lo mejor para nosotros; quienes se atreven a luchar por nuestros intereses.

La caridad es buena, decimos; porque esta nos ayuda. La justicia, también, porque nos cuida y vela por nosotros. La valentía, adoramos, porque será lo que necesitamos cuándo las tormentas lleguen y arrasen con nuestra vida.

Buscamos esas cualidades, esas virtudes cardinales, porque nos sentimos bien cuándo estamos cerca de alguien que las tiene. Confiamos en el sabia cuando no sabemos; más cuándo vela por nuestro interés.

La prudencia; para distinguir entre lo necesario y lo excesivo, es bien vista ante quién busca un equilibrio. La justicia; para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, será amada por quién quiere ser cuidado. La fortaleza; para corregir lo incorrecto, será víctima de elogios y adoraciones por todos. 

La templanza; para controlar las pasiones, es cualidad de reyes o líderes: quienes serán adorados y recordados.

Y nosotros, las personas, recompenzamos lo que creemos que es bueno.


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