miércoles, 21 de noviembre de 2018

La Persona Narcisista


En ocasiones, las personalidades narcisistas suelen atraernos en un principio. Puede que hasta te deslumbren. Pero es un brillo fugaz que acaba haciéndote daño.

Son personas que a primera vista parecen muy seguras de sí mismas, saben ensalzar sus propias virtudes y el mundo, simplemente, parece girar a su alrededor como un satélite alrededor de un planeta.

No debes dejarte engañar por su aparente atractivo… porque en su centro, habitualmente solo hay vacíos e inseguridad. Todo revestido de unas ansias muy afinadas por maquillar defectos de personalidad muy evidentes.

El narcicismo es uno más de esos perfiles tóxicos que todos nos hemos encontrado alguna vez. Es necesario saber defenderse, saber tratarlos para mejorar en lo que podamos su forma de ser y poder convivir con ellos. Siempre que te sea posible, evidentemente, siempre que no veas vulnerados tus valores y tu propia integridad.

Hay unos rasgos marcados que pueden ayudar a identificar a un narcisista. Son los siguientes:
Suelen ser hipersensibles. Sus cambios de humor son casi constantes y varían en función de si son reconocidos o no en sus círculos personales y sociales. Si los demás no ven su valía, sus aciertos y su superioridad, se sienten maltratados y muy dañados. Son hábiles manipuladores.

Buscan siempre sentirse importantes. Les trae sin cuidado el contexto o la situación.
Hemos de ir con cuidado en ocasiones, si les criticamos o les llamamos la atención, su primera reacción será ponerse a la defensiva. Pueden increparnos incluso señalándonos que lo que sentimos en realidad por ellos, es envidia.

Aparentan siempre preocuparse por los demás y expresan su deseo por apoyarnos. Pero ese apoyo esconde siempre un doble filo. Explotarnos. Siempre esperarán algo a cambio.

Su interés no es sincero, puesto que su prioridad es siempre su propia persona a pesar de que a primera vista nos despiste su cercanía y calidez.

Suelen ser adictos a criticar a segundas y terceras personas. Sus palabras siempre son hirientes cuando la persona en cuestión no está delante. Criticar los reafirma a ellos, les hace sentirse importantes, de ahí que casi siempre estén comparándose con los demás.

Son hábiles “traficantes de culpa”. Saben manipular en sus conversaciones para que los demás se sientan mal, para llamarnos la atención y atacar nuestros sentimientos.

Suelen tener bastantes amistades. Pero son amistades vacías sin apenas cercanía o autenticidad.
Debemos tenerlo claro. Tras su solvente apariencia y sus locuaces palabras, hay solo una persona que en realidad, se percibe a sí misma como incapaz. Suele envidiar muchos aspectos que otros tienen, su autoestima es muy frágil y se defienden siempre con una especie de coraza que lejos de protegerle, lo que hace es alejar a los demás.

Hay personalidades narcisistas más dañinas que otros. Si adviertes que en el fondo de dicha persona sobresale más su debilidad de carácter que el continuo ataque del narcisista clásico, vale la pena hacerle entender las siguientes dimensiones:
Con su comportamiento aleja a las personas y lo único que conseguirá es sentirse más vulnerable y más solo.
Debemos también hacerle ver en primera persona sus propios comportamientos. Dale un ejemplo de cómo habla anteponiendo siempre el pronombre “yo”, de cómo no tiene en cuenta a los demás. Pregúntale cómo se sentiría él si fuera tratado así.

Explícale cuáles pueden ser las consecuencias de seguir en esa misma línea: que los demás dejen de tenerlo en cuenta, que lo vean como un personaje ridículo que solo busca aparentar y que al final, se convierta en su propia marioneta. Alguien roto y solo.

Hazle entender que la autoestima se construye desde dentro, con uno mismo. No tenemos por qué necesitar reconocimiento externo para querernos a nosotros mismos. No es de fuera-adentro, sino de dentro-fuera.

Si es necesario, defiéndete

Ahora bien, si la persona narcisista está dentro de tu círculo social o laboral, y no ves forma de poder ayudarla o hacerle ver su “toxicidad comportamental”, debes poner pautas en ti mismo para defenderte. Pon límites desde el principio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario