martes, 20 de noviembre de 2018

El Autor Y Su Trama


La escritura comporta por sí corresponsabilidad palmaria entre texto y autor. Esta obviedad nos ayuda a entender las relaciones legítimas a las que ambos se ven abocados hasta culminar en lo que denominamos obra literaria. Coexisten –texto y autor- en la discusión que mantienen más allá del presunto final, y que el lector arbitra en cada nueva lectura, una vez más, para interrogarse sobre sí y la realidad que vive, siente o sueña.

Es una pugna salvaje por el carácter atávico que posee. En toda expresión artística pervive la pulsión nueva y el latido antiguo. Es cauce para esa mirada original e inédita que contiene tantas otras que fueron y alumbraron el mundo con su despertar.

En la obra Sin trama y sin final. 99 consejos para escritores, el profesor Piero Brunello, de la Universidad de Venecia, rastrea y profundiza en la correspondencia epistolar que mantuvo Antón Pávlovich Chéjov a lo largo de su vida con amigos, escritores, editores y deseosos de ser escritores. De ella selecciona fragmentos relacionados con el proceso creativo, su sentido y trascendencia, pero también la creación de los personajes, descripción de paisajes terrestres y emocionales.


Así, nos dice el autor ruso en una carta dirigida a María Kiseliova el 14 de enero de 1887, “Para un químico no hay nada sucio en la tierra. El escritor debe ser igual de objetivo. Tiene que liberarse del subjetivismo de la vida y saber que en un paisaje un montón de estiércol a veces representa una parte digna de todo respeto y que las malas pasiones son inherentes a la vida, lo mismo que las buenas”. 

Otros dos aspectos que enfatiza son la claridad y brevedad con los que el registro literario, vivo retrato sin añadiduras desmerecedoras, se consuma y enaltece de sencillez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario