El acumular bienes materiales se ha convertido hoy , para la
gran mayoría de las personas, la meta
más preciada , sin percatarse de que lo material desaparece de un día para el
otro, y sin darse cuenta de que uno vale por lo que “es”, no por lo
que “tiene”.
Lo que da valor a una persona son sus principios morales, su
capacidad de amar demostrándolo con palabras y acciones concretas, su
solidaridad, su
trato con la gente, cualquiera sea su posición social. Todo esto surge de un
trabajo espiritual, de una consciencia plena del bien y del mal, de una visión
personal de ser uno más en la creación, no el ombligo del mundo, de un
reconocimiento de un Creador de todo, de una gratitud por el don de la vida
propia y ajena, del respeto a los derechos de los demás, del cultivo de las
virtudes, de los talentos propios, de nuestra capacidad de reconocerlos y
ponerlos al servicio de nuestros hermanos, los otros, los prójimos ( próximos).
De nada sirve acumular bienes si no tenemos la generosidad para compartirlos y
disfrutarlos con otros. Nada de nada,
nada!, nada, nada de lo material nos llevaremos a la hora de morir, sólo el
amor dado y recibido…
Mientras viajaba por las montañas, una sabia mujer se
encontró un hermoso diamante en un riachuelo.
Al día siguiente se cruzó en el camino con
otro viajero y al saber que estaba hambriento, le ofreció parte de la
comida que traía con ella.
Al abrir su bolsa para sacar los alimentos, el hombre vio
la piedra preciosa en el fondo del morral, y quedó maravillado.
El viajero le pidió el diamante a la mujer y
ésta, sin dudarlo, lo sacó de su bolsa y se lo dio.
El hombre se fue dichoso por su increíble suerte,
ya que sabía que el valor de la piedra era lo suficientemente alto como para
vivir sin apuros durante el resto de su vida.
Pero días más tarde, después de haber buscado a la
mujer, la encontró, le devolvió la joya, y le dijo:
He estado pensando... soy consciente del valor de
esta piedra que quiero devolverle, pero espero que a cambio usted me
dé algo aún más valioso.
Y después de un silencio, continuó:
"Deme esa cualidad que le permitió regalarme este tesoro con
generosidad y desprendimiento."
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