Dentro de nosotros sabemos que nos
incomoda, que no deberíamos, que no somos así. Entonces, ¿Por qué? ¿Por aceptación
social? ¿Para caer bien? ¿Para obtener un beneficio? En Fingir el fondo no
sacamos gran provecho y somos conscientes de ello.
La mala costumbre de adoptar una
personalidad que no es la propia forma parte de muchas personas, para bien o
para mal. Y ésta creación de la inseguridad,
llevada al extremo, acaba en una especie
de destrucción de la propia personalidad, un punto sin duda doloroso.
Porque darse cuenta de no saber quién eres por culpa de tanto fingir va acompañada
de un gran resentimiento y sentido de culpa.
El fingir
no deja de ser una forma de mentir, y fingimos por falta de confianza
en uno mismo. Pensamos que no gustaremos al otro, que no seremos aceptados en
un grupo por ser diferentes o que nos despreciaran y humillarán por ser de la
manera que somos. Y luego adoptamos conductas que nos hacen sentir incómodos y
que oprimen nuestros verdaderos gustos e intereses. Aquí es donde nacen las personalidades
estándares, prefabricadas y superficiales.
¿Para qué perder el tiempo y lo que
nos hace únicos? ¿De veras vale la pena perderte a ti mismo para formar parte
de un grupo al que no perteneces? No. Búscate
unas personas de acorde a ti, que es donde estarás verdaderamente cómodo y
donde podrás desarrollar todo tu potencial. Los
vínculos que formas con gente que son como tú son mucho más fuertes que los que
formas usando tu personalidad fingida. Porque fingiendo
estás viviendo una vida que no es la tuya. Dices tener unos intereses que en
realidad no te interesan. Y todo es mentira y superficial. Yo creo que eso te
deja vacío (en el mal sentido) e incompleto.
No hay que
tener miedo al rechazo. Porque, ¿qué es el rechazo? Que unos pobres
(necios) que no son como tú te desprecien no quiere decir que ellos estén en
posesión de la verdad. Más bien al contrario. No eres tú el que te denigras
atacando al otro con intención de destrozarle, tú sigues entero y limpio.
seguras Las
personas verdaderamente de sí mismas y completas –
espirituales o iluminados para algunos – no
sienten ninguna necesidad de criticar ni despreciar, porque no hay nada que
criticar o despreciar. Ninguna personalidad es mejor que la
otra y da igual como seamos… los planetas seguirán moviéndose igual. Eso sí,
hay personalidades más abiertas y que saben entender mejor a las demás.
Mi conclusión es, queridos lectores, que no os destrocemos y no perdamos
vuestro valioso tiempo intentando gustar a quien no sabe (o puede) entender
como somos, ya que sólo nos traerá dolor y malestar con nosotros mismos (los
otros que digan lo que quieran, los que tienen el problema son ellos, si
acaso). En vez de eso, mejor aprovechar la vida estando con gente similar, con
gente en la que unos a otros se ayudan a crecer, porque tienen los mismos intereses
y objetivos. Dispuestos a convivir con más seres humanos, mejor nos juntamos con
personas que nos entienden y aceptan por lo que somos, ¿no?
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