En la mayoría de las sociedades de la actualidad, gracias a
la globalización y el avance tecnológico, las personas pueden acceder más
fácilmente a los productos, no solo por la interconectividad entre países, sino
porque cada vez es necesario menos proporción de renta para alcanzar un
consumo, por lo general, innecesario.
La producción en masa y las facilidades de financiamiento
han hecho que las personas puedan acceder a productos y servicios a los que
antes no tenían acceso y por lo tanto eran considerados productos exclusivos de
las grandes élites o personas adineradas; esta mayor accesibilidad y el fuerte
interés de las personas por parecerse cada vez más a ese imaginario de persona
perfecta, ha generado sentimientos de envidia y deseo ajeno que impulsan a las
personas a comprar desmedidamente con la finalidad de mantenerse a la
vanguardia y alcanzar un estatus “superficial” que enmascara su verdadera
posición en la sociedad a la que pertenece.
El capitalismo y las dinámicas de evolución de la
actualidad han creado una sociedad de esclavos por las compras y el consumo
desmedido, personas que pierden su identidad en pro de obedecer al mundo y al
sistema, individuos con vidas ajenas, desordenadas y desposeídas de su ser,
sobre -endeudadas y sobrevivientes del presente.
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