La desigualdad social es
una circunstancia socioeconómica en la que un colectivo o comunidad son
tratados de manera diferente por los demás sujetos o grupos de su entorno.
Seguramente habrás oído hablar más de una vez de la
desigualdad social, término que en los últimos años ha cobrado especial
protagonismo cuando se trata de analizar las relaciones geopolíticas
internacionales o la inclusión de sectores sociales que, por diversas razones,
han estado históricamente marginados.
La desigualdad social es una de las lacras actuales. Veamos qué es, cómo se produce
y las consecuencias que acarrea. Familias con hijos e hijas como la tuya están
sufriendo sus efectos en su vida cotidiana.
La desigualdad social es una
situación socioeconómica que se presenta cuando una comunidad, grupo social o
colectivo recibe un trato desfavorable con respecto al resto de miembros del
entorno al que pertenecen.
No solo se manifiesta en aspectos como el poder adquisitivo,
que es sin duda la causa principal de la exclusión y la falta de oportunidades
en muchos lugares del mundo.
Otros elementos que pueden motivar la desigualdad social son la cultura, la etnia,
la raza, la religión, el origen y la nacionalidad, las costumbres y la
ideología.
Es por esto que en casi todos
los casos la desigualdad social conlleva, además de una situación de
marginación y aislamiento, el señalamiento de esos grupos sociales que se han
visto afectados directamente por esta circunstancia.
La lucha por alcanzar una igualdad
social plena ha
ido variando a lo largo del tiempo en función de los cambios que han
experimentado las sociedades.
Nunca ha existido un sistema socioeconómico completamente
igualitario. De hecho, los privilegios y las jerarquías sociales han existido
incluso desde las primeras formas de organización social que surgieron en la
antigüedad.
La lucha contra la desigualdad social ha transcurrido paralelamente
a la aparición de los derechos fundamentales. La Declaración
de los Derechos del Hombre, en 1789, y la aprobación de la Carta de
los Derechos Humanos, en 1948, son dos acontecimientos
esenciales en este sentido.
Ambos textos elaboraron el marco necesario para el
reconocimiento de los derechos
inherentes a la condición humana, entre ellos, el de la igualdad
y sus diferentes manifestaciones: social, política, económica o
cultural.
Hoy día, pese a que los Derechos Humanos constituyen un
concepto general al cual se han adherido casi todas las naciones del mundo, la
situación de desigualdad social no está del todo erradicada.
Por el contrario, existen indicios claros de que en los
últimos años ha ido en aumento, lo cual le convierte en uno de los principales
retos para la gobernanza mundial en el siglo XXI.
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