El historiador y documentalista británico Laurence Rees
(Ayr, 1957) ha publicado en castellano el libro El
Holocausto. Las voces de las víctimas y de los verdugos(Crítica),
que resume una vida profesional tratando de entender el momento más negro de la
historia humana, la Segunda Guerra Mundial y el exterminio de los
judíos de Europa. Rees es autor de numerosos documentales, convertidos también
en libros, como El holocausto asiático, Auschwitz,
los nazis y la solución final o El oscuro
carisma de Hitler.
Sus investigaciones no se basan solo en el trabajo
documental, también en entrevistas a las víctimas del terror nazi y a los
perpetradores. Por eso, porque se escuchan las voces sin arrepentimiento de los
asesinos, resulta tan impresionante su trabajo. Su nuevo ensayo, de casi 600
páginas, arranca en 1919 con una carta de Hitler en la que ya atribuía todos
sus males, y los de la nación alemana, a los judíos y acaba con la caída del
Tercer Reich y la liberación de los campos.
Tras haber pasado su vida estudiando el Holocausto y el nacimiento
del nazismo, ¿hasta qué punto le preocupa el resurgir de la ultraderecha?
"Mucho. De hecho, escribí un pequeño ensayo sobre advertencias
específicas que nos está enviando la historia y dirigí hace 20 años la
serie Nazis: un aviso de la historia. Sin embargo, creo que debemos
observar la historia con humildad, que cuanto más estudiamos las comparaciones
son más difíciles" No se puede decir esto es como Trump, como el Brexit: las
comparaciones directas no funcionan, pero sí las conceptuales. Por ejemplo, una
de las cosas más importantes que he comprendido sobre la condición humana tras
estudiar el ascenso del nazismo es lo tremendamente frágiles que son las
instituciones, mucho más frágiles de lo que queremos creer. En 1928 en
Alemania, los nazis lograron el 2,6 por ciento de los votos, eran una broma, no
había ningún problema con la democracia.
Cuatro años más tarde, en 1932, una
mayoría de alemanes votó a favor de comunistas o nazis que defendían
públicamente la destrucción de la democracia. ¿Qué ocurrió? ¿Se había
convertido Hitler en un personaje más carismático? No, fue la catástrofe
económica, el desempleo, el hundimiento de la clase media. La gente creyó que
necesitaba un cambio y se puso a buscar políticos sin experiencia. Recuerdo que
en una entrevista a un alemán le pregunté: ‘¿cómo pudo votar por Hitler si no
tenía ninguna experiencia en política y no creía en la democracia?’ y me
respondió: ‘Mire dónde nos llevaron los políticos con experiencia.
Necesitábamos un cambio’.
Se pueden trazar paralelismos con lo que estamos viviendo…
Sin duda, pero prefiero que sean los lectores los que establezcan
las comparaciones, no yo.
¿Le preocupa el poder de la propaganda? En su libro usted mantiene
que la propaganda desempeñó un papel esencial en que el Holocausto fuese
posible.
"Una cosa muy interesante sobre el antisemitismo es que, en 1928,
cuando logró el 2 por ciento de los votos, Hitler era muy duro con los judíos
en sus discursos, pero no logró apoyos. En las siguientes elecciones los
descafeinó. Solo cuando llega al poder, y tiene en sus manos el sistema
educativo, las radios y todo lo demás, se lanza por completo al antisemitismo,
que tiene efectos sobre todo en los jóvenes. He conocido a mucha gente que era
joven en los años treinta y que estaba convencida de que los judíos eran un
auténtico peligro porque se lo repetían constantemente desde los tres años. Los
seres humanos son increíblemente maleables."
¿Cree que hay cosas en el Holocausto que estarán siempre más allá
del entendimiento humano, como los Sonderkommando, los judíos obligados a
ayudar a los nazis en el exterminio?
"La persona más importante que he conocido en mi vida fue
precisamente un Sonderkommando que me dijo: ‘Los seres humanos nunca podremos
saber de lo que somos capaces’. Y creo que también se ha subestimado el poder
del sadismo. Creo que hay una parte muy oscura en la humanidad."
Christopher
Browning mantenía que es muy significativo que nunca haya fracasado un
genocidio en la historia por la falta de personas dispuestas a asesinar.
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