domingo, 13 de enero de 2019

Solidaridad

Podemos definir a la solidaridad como el acto mediante el cual una persona realiza acciones en beneficio de otro sin recibir nada a cambio. La solidaridad es, realmente, la base de la sociedad humana si se tiene en cuenta que cuidándonos unos a otros es que podemos sobrevivir. Sin embargo, en los días actuales la solidaridad suele pasar desapercibida o no ocupar tanto espacio en nuestras vidas debido a todas las ocupaciones y temas a resolver que solemos tener.

Esto hace que el fenómeno de la solidaridad sea muy particular: hay situaciones o circunstancias en las que los habitantes de una comunidad se activan y ponen en juego la solidaridad más elemental (por ejemplo, cuando se organizan para ayudar a los damnificados por una catástrofe climática) pero también hay situaciones en las que el individualismo prima y cuesta ver al otro que sufre, solo, en la calle, sin amparo de nadie.

Muchas veces se sostiene que la solidaridad es un buen modo de paliar situaciones dolorosas en las que el Estado demostró su ausencia o no actuó correctamente. Así, la organización popular frente al abandono de los gobiernos muchas veces termina siendo muy efectivo. Sin embargo, debemos marcar que esto no es suficiente ya que es responsabilidad de los Estados y de quienes administran los recursos actuar correctamente para evitar catástrofes o situaciones de abandono pero también para contrarrestarlas cuando las mismas se dan.

Es común ver gente en la calle, libradas a la suerte de la falta de protección y si bien muchas personas pueden organizarse para ayudar, esto es un deber del Estado que cualquier ciudadano debería poder reclamar y exigir que se cumpla.

Como ciudadanos es también responsabilidad nuestra exigir que tales obligaciones se cumplan no sólo para nosotros sino cuando vemos a alguien desamparado. Es a partir de la idea de solidaridad con el otro que surgen las ONGs, organizaciones no gubernamentales que buscan solidaria y desinteresadamente solucionar problemas allí donde el Estado no está presente.

La solidaridad es un acto humano de ayudar al otro y contribuye al desarrollo social

La importancia de la solidaridad tiene que ver entonces directamente con el desarrollo social. En este sentido, es importante aclarar que por solidaridad entendemos cualquier acto desinteresado que pueda significar un beneficio para un tercero y que en el fondo también supone algún nivel de satisfacción para aquel que lo lleva acabo.

Si bien normalmente la idea de solidaridad se relaciona con la noción de grupos sociales humildes o desprivilegiados, hay muchas acciones que uno puede realizar durante el día que son solidarias, como por ejemplo ayudar a un anciano a cruzar la calle, participar en algún proyecto de voluntariado, etc. Siempre que existe la solidaridad existirá alguien necesitado y alguien que pueda cubrir esas necesidades, la difícil tarea será lograr que esas necesidades se vean cumplidas en todo momento y no por un rato o un período de tiempo breve.

La solidaridad es sin dudas importante ya que a partir de ella la sociedad funciona más armoniosamente. Esto es así ya que toda aquella persona que actúe solidariamente tiene que tener necesariamente algún nivel de conciencia sobre la situación des privilegiada que el otro está pasando y elegir concientemente a partir de allí ayudarlo realizando diverso tipo de acciones que puedan colaborar para que esa situación cambie.

Hay muchas maneras de ser solidario y si bien algunas personas participan de manera constante y mucho más activamente (como por ejemplo alguien que organiza un comedor para niños, lo cual requiere una presencia permanente), uno también es solidario cuando realiza una acción particular que puede no tener continuidad en el tiempo (como por ejemplo cuando se colabora en alguna colecta social). Lo importante es tener en cuenta que todos los aportes que uno pueda hacer servirán para mejorar la calidad de vida de aquellos que no tienen todo y que entonces, la solidaridad puede fácilmente convertirse en un medio para dar solución o ayuda a quienes más lo necesitan y también para que nos sintamos parte de un todo que es la sociedad, una sociedad que debe ser vivible para todos sus miembros y habitantes.




Asertividad


La asertividad es una estrategia de comunicación basada en decir las cosas sin agredir ni someter la voluntad del otro, defendiendo los propios deseos y opiniones. Pero decir lo que realmente se piensa, dándose a valer y sin “pisar” al otro no es siempre una tarea fácil. No obstante, es fundamental para establecer relaciones sanas y también para ser feliz manifestar las propias convicciones y defender los propios derechos.

La asertividad es una forma de expresión consciente, directa y equilibrada cuyo objetivo es defender la ideas, deseos y sentimientos propios sin perjudicar u ofender al otro. Para ello, es necesario tener autoconfianza y autocontrol, así como evitar dejarse llevar por las emociones.

Si quieres ser asertivo, debes evitar estos errores en tu comunicación con los demás. Combinados, estos tres puntos dificultan enormemente la comunicación con los demás:

No  digas “siento que” como si fuera una declaración de tus sentimientos o una afirmación sobre ti mismo. Ejemplo: Siento que eres un pésimo oyente cuando me interrumpes cuando hablo.
No acuses al otro conjeturando lo que crees que quiere hacer. Ejemplo: Me siento como si quisieras iniciar una pelea.
No interpretes los comportamientos del otro. Ejemplo: Creo que no me llamaste para salir ayer porque ya no te intereso.

Para superar los errores anteriores y poder mantener relaciones sanas, evitando las malas interpretaciones, las siguientes claves son muy útiles para aprender a decir lo que piensas y para que el otro sepa qué quieres decir.

Habla en primera persona tantas veces como sea posible. El otro no se pondrá a la defensiva y mantendrá la atención para ver qué tiene que hacer para cambiar sin sentirse atacado. La clave es la descripción de los propios sentimientos y de por qué se han desencadenado los mismos. Ejemplo: Me duele que no me hayas preguntado qué tal me ha ido el día.

Describe por qué te sientes así, cuál es la causa de tu estado anímico. No se trata de acusar, sino de explicar qué te pasa cuando ocurre algo con claridad y sin dar lugar a malas interpretaciones. Ejemplos: “Me asusto cuando gritas”, “me entristece que no digas nada cuanto te cuento mis problemas”…

Pide lo que necesitas para solucionar el problema. Sin pedir lo que quieres, solo estás expresando tus sentimientos, pero no estás dándole al otro las claves para mejorar la situación. Dar por supuesto que el otro sabe lo que tiene que hacer es un mal hábito. Pon el énfasis en lo que sientes y en lo que el otro puede hacer para ayudarte o mejorar. Ejemplo: “Me duele que no me hayas preguntado qué tal me ha ido el día. Me siento mejor cuando te interesas por mí.”…

Para comunicarte de forma asertiva, el profesor Craig Malkin, de la Universidad de Harvard, propone una sencilla estructura de comunicación: “Me siento A (sentimiento), cuando haces B (acción). Me sentiría mejor si C (petición).”


Parece fácil, aunque lleva un poco de tiempo hacerlo de forma automática. La buena noticia es que funciona. Solo hace falta practicar para que la asertividad a la hora de decir las cosas sea una conducta diaria.

Luces Y Sombras

Luces y sombras habitan en nuestro interior. Forman parte de lo que somos, de lo que no queremos ser y de lo que puede que seamos. Son la lucha entre lo que reconocemos, lo que evitamos, lo que admitimos y lo que ignoramos o no queremos ver. Y en este pequeño, pero costoso equilibrio, tratamos de pasar nuestros días sin que ninguna de las partes domine nuestra vida.

Cuando la verdad nos dice que el equilibrio entre lo que conocemos y lo que no admitimos es difícil de lograr. Para poder vivir con nosotros mismos tenemos que tomar una buena dosis de aceptación de la realidad: estamos hechos de luces y de sombras y por eso mismo habrá partes de nosotros que no querremos aceptar.

La aceptación de nuestras sombras puede implicar dolor pero también implica evolución, cambio y aceptación de nuestro yo. Implica, por lo tanto, conocerse a uno mismo y desarrollar una sana autoestima ante la vida. No todo son luces, ni las luces siempre iluminan nuestra vida, las luces en ocasiones nos ciegan el camino y las sombras puede que nos den las respuestas.

“No es posible despertar la conciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad”.
-Carl Jung-

Carl Jung definía a nuestras sombras como el conjunto de las frustraciones, experiencias vergonzosas, dolorosas, temores o inseguridades que se alojan en lo inconsciente. La sombra contiene todo lo negativo de la personalidad que el yo no está siempre en condiciones de asumir y que, por lo mismo, puede llegar a frenar la manifestación de nuestra auténtica forma de ser y de sentir.

La maldad, el egoísmo, la envidia, la cobardía, los celos, la avaricia y muchas de nuestras emociones y nuestros miedos son nuestras sombras. Muchas veces nos damos cuenta de ellas cuando nos llevan a conflictos con los demás. En otras ocasiones se expresan en sentimientos de culpa o hasta en depresiones inexplicables, reflejando una imagen en la que no nos reconocernos.

Incluso, somos capaces de proyectar estas sombras en los otros con tal de no asumir que estos sentimientos, juicios o ideas nos pertenecen. Estamos programados desde pequeños para esconder los fracasos, la desesperación y lo negativo de nuestras vidas. Así, solo por el hecho de ser humanos, guardamos sombras en nuestro interior, al igual que luz.

“Un hombre que no ha pasado el infierno de sus pasiones nunca las ha superado. Hasta donde podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz en la oscuridad del mero ser”
-Carl Jung-

Las luces que nos componen, que nos rodean y que nos iluminan desde el interior son todas aquellas cualidades, virtudes, emociones, comportamientos o deseos que nos gusta mostrar. Son las máscaras que con las que nos disfrazamos en cada ocasión como si fueran nuestra única y verdadera identidad.
Podemos elegir ser bromistas, inteligentes, comprensivos, sociables, tímidos o valientes, podemos elegir qué queremos mostrar ante el gran escenario social. Actualmente, las luces de nuestra personalidad las hacemos brillar más con el uso de las apariencias en las redes sociales. 

Vivimos una segunda vida en las que las sombras no solo se esconden, sino que hacemos como si no existieran. Esto que en un principio puede parecer una ventaja, una manera de protección ante las miserias de nuestra vida, en realidad se convierte en el epicentro de la expresión del narcisismo moderno. 

Nos dejamos cegar por nuestras luces, nos obsesionamos tanto porque sean nuestro verdadero foco de expresión hacia el exterior, que dejamos de ser humanos para ser máquinas de sonrisas en las fotos que guardan grandes vacíos en el interior.


Por eso resulta tan importante conocer nuestras sombras, porque nos ayudan a mantener el equilibrio interior. Somos falibles, sentimos celos, envidia o culpa, pero también nos recomponemos. Somos humanos y aceptarlo viviendo la realidad y no una historia de cuento, nos ayudará a desarrollar una autoestima sana y a vivir una vida mejor y más plena. No niegues tus sombras, acéptalas; no te ciegues con las luces, busca tu equilibrio interior.

Hagamos Lo Que Hay Que Hacer

Una mala compañera llamada ansiedad nos lleva a ansiar que todo suceda rápidamente, por arte de magia y que en un abrir y cerrar de ojos todo funcione. El ímpetu de los comienzos es apasionante, pero en esa fuerza corremos el riesgo de atropellarnos. Las metas necesitan de dos patas inseparables: objetivos claros y paciencia.

Cumplir un sueño, está más lejos del cuento de hadas y más cerca de la realidad del sacrificio. En una época signada por la cultura de lo instantáneo, creemos que es posible lograr metas a corto plazo, pero generalmente sucede bastante poco.

El peligro de tener una visión exitista y rápida, es que la tolerancia a la frustración será escasa. Entonces, apenas nos atraviese el mínimo problema se tenderá al abandono de los objetivos y aquel sueño que proyectamos corre el riesgo de quedar sólo como un mal recuerdo.

No es un mal de unos pocos. La escasa proyección a planes de largo plazo, es el mal de la época. Para pensar en la cultura del trabajo debemos remontarnos a aquellos inmigrantes de principios del siglo XX que comenzaron su trayectoria laboral como obreros o trabajadores incansables y de a poco, con sacrificio extremo y dedicación plena iniciaron su camino hasta lograr una estabilidad.

Entonces, no debería separarse el contexto de la tendencia. Sin dudas, muchos valores e instituciones están en crisis y por lo tanto, no es casual que los proyectos, las metas o los sueños quieran lograrse de un día para el otro, sin tener en cuenta la búsqueda, el camino, los aciertos y los fracasos que implica poder obtener alguna aspiración.

¿Cuáles son algunos de los valores ausentes que conllevan esta tendencia a pensar en el resultado sin tener él cuenta el proceso?

Uno de ellos es el compromiso. La responsabilidad como parámetro es fundamental para lograr una meta: ser coherente entre lo que se dice y se hace con uno mismo y con las personas involucradas; ser ordenado en los objetivos y que el principal involucrado en la meta demuestre su esfuerzo trabajando igual o más que sus compañeros.

Otro valor fundamental es el sacrificio. Todos podemos ser creadores o tener excelentes ideas, pero el arte más admirable es llevarlas a cabo ¿Cuántos creyeron ser los ideólogos de enormes sueños pero ante el gran trabajo que conllevan quedaron en palabras? Es que ser creativo es sólo una parte de la tarea. El 90 por ciento de un sueño se basa en lo que hacemos por él y no en lo que decimos del mismo.

Recuperar los valores perdidos quizá sea le primer paso para pensar un sueño. El ser y el hacer son inseparables para poder lograr nuestros objetivos. Proyectar a largo plazo a través de la cultura del trabajo será la mejor forma que aquellas ideas de las deseamos vivir se conviertan en hechos.

Los ideales se concretan  haciendo.

sábado, 12 de enero de 2019

La Capacidad De Sentir

Sentir, ese verbo tan conocido pero tan lejano para la mayoría de la gente. Sentimientos, sensaciones, emociones… Son palabras que usas a diario en muchos contextos. Estás familiarizado con ellas y las sabes expresar, pero seguramente no sabes cómo vivirlas de verdad. Y no es por nada, sino porque la mayoría de la gente no sabe hacerlo. Para unos hablar de las emociones es síntoma de debilidad, para otros es algo demasiado místico, incluso de locos... Al final el consejo es que lo dejes fluir, que lo observes y que lo investigues, ¿el qué?, el sentir.

Las emociones son impredecibles, nunca sabes cuándo van a llegar y te van a tirar por tierra todo. 
Crees controlarlas y la mayoría de las veces lo haces, excepto en ese momento tan intenso que no puedes contenerlas. Si eres una persona extremadamente racional en pocas ocasiones aparecerán, porque los sentimientos se bloquean muy fácilmente, demasiado fácilmente. Y esto no es nada bueno, juega en tu contra.

"Pero debes saber que el control es una de las fantasías de la mente, la mente cree controlar las cosas hasta que llega la vida y te pega un viaje y te lo echa todo por tierra"

Sentir es necesario, es vital, es imprescindible. Y muchas personas dirán: -Yo siento, yo quiero a mis hijos, a mi mujer… Yo siento… Yo me emociono con ciertas películas, me pongo triste en los entierros…-. Pero te hablo de sentir más allá de todo eso, te hablo de sentir la vida entera, te hablo de abrirte totalmente en canal y mirar profundo.

Por ejemplo ¿sientes tu vocación?. La vocación es como un marido o un hijo, se le puede querer y se le puede odiar. ¿Quieres a tu vocación?. ¿Qué es lo que te da la vida en el día a día?. ¿Qué es lo que hace que te levantes cada mañana con más y más energía?. ¿Qué es lo que hace que el tiempo pase deprisa, que pierdas totalmente esa noción?. Eso es sentir, sentir de verdad. Es emocionarte, es perderte en algo y no querer volver al mundo real. Eso es sentimiento, eso es pasión.

"Hay veces que la vocación tiene que ver con hacer lo que uno siente, no es tanto de cabeza, no es intelectual. ¿Tu vocación está relacionada con tu trabajo?. ¿Qué sientes por tu trabajo?"

Y si esa emoción tan potente no está en la vocación, ¿está en la familia? ¿está en la pareja?. Analiza si estás en comunión con tu vida, con la vida que estás viviendo en estos momentos exactos.

Recapacita, disecciónala. ¿Estás viviendo la vida que quieres?. Pueden parecer preguntas sacadas de un libro de autoayuda pero realmente la pregunta es simple, lo que no es tan simple es la respuesta. Principalmente porque tendemos a contestarla con la razón: “tengo un buen sueldo y familia” “al menos tengo trabajo y tengo novio” “tengo buenos compañeros y buenos amigos” “tengo un horario ideal en el trabajo que me permite hacer más cosas”.


Y esa no es la repuesta, porque la pregunta no es si te gusta tu vida, la pregunta es ¿SIENTES la vida que tienes?. ¿Te emociona la vida que tienes?. Y sé que mucha gente vive auténticas penurias, que tiene familiares enfermos, que ha pasado por traumas inmensos pero, a pesar de eso, fíjate un momento en ti e intenta evadirte, y vuelve a preguntarte ¿sientes la vida que tienes?.

Edades Del Tiempo


La edad cronológica puede no coincidir con nuestra edad biológica, aun en plena juventud podemos apreciar cuerpos envejecidos, y es posible tener un cuerpo pleno de vitalidad en la tercera edad. Igual ocurre con nuestros campos mental y emocional. El envejecimiento emocional, caracterizado por el desencanto con la vida, puede asociarse a una vigorosa inteligencia cognitiva

Porque estamos hechos, no de carne y hueso, sino de tiempo, de fugacidad, cuya metáfora inmediata es el agua”, José Luis Borges.

La vida ya es perfecta o imperfecta, lo importante será lo que hagamos con ella. Casi nada sabemos de su fuerza misteriosa que trasciende con mucho la mera biología.

Casi nada sabemos del ser humano que está ya a años luz de lo meramente homínido. Podríamos prolongar los años, lo que no significaría por sí mismo mejorar la calidad de la vida. Lo que al fin de cuentas cuenta no es cuánto hemos vivido sino cómo. Dar más vida a los años es el objetivo de un buen envejecimiento. Y esto depende más de cómo vivimos, de la profundidad e intensidad de nuestro tiempo, que de la cantidad de años acumulados.


El cauce del cuerpo también determina la dirección de los procesos psíquicos. No están aislados. El sentido de la vida se inscribe en los sentidos y en el cuerpo. Si jubilamos el cerebro, se jubila también la biología. Si no hacemos ejercicio se jubila el corazón. Si no dormimos no podemos contar con los mejores mecanismos de reparación dispuestos en nuestra biología. Si no nos nutrimos adecuadamente no podremos aprender el mayor propósito de la evolución que alcanza su apoteosis en lo humano. Si caemos en la prisión de la rutina, arruinamos nuestra propia inteligencia emocional. Si no conectamos la cabeza al corazón, nos habremos perdido el único aprendizaje con sentido en nuestra vida: la comprensión. 

Pues no basta entender, y querer no es suficiente. Comprender, que es entender, amar y, en síntesis, saber, es la condición para no perderse la vida. Para reinventar la vida, aprender, encender el fuego interior. La inteligencia y el amor son la materia prima de la sabiduría, esa condición que nos permite saborear la vida. Todas las edades pueden ser el tiempo de la felicidad. 

Tiempo de los instantes del alma, la presencia que nos permite experimentar la gratuidad de la gracia, ese estado de felicidad incondicional que en cada fase de la vida trae más libertad.

La Cronestesia


Nuestro cerebro es una especie de jardín secreto que guarda un sinfín de flores neurológicas. Su capacidad resulta, paradójicamente, casi imposible de concebir aún para nuestra propia mente (¿Puede nuestro cerebro autopercibirse?) y en este sentido nos remite a la paradoja que cuestiona desde una perspectiva filosófica la perfección de Dios: si dios es perfecto puede crear una piedra tan pesada que ni el mismo pueda mover, si no la puede crear, entonces no es perfecto. Si la crea y no la puede mover… tampoco.

Pero más allá de estas neuro divagaciones lo cierto es que el diseño del cerebro humano es, a pesar del escepticismo filosófico, una manifestación perfecta, incluso divina. Y por más que las neurociencias lo estudien, lo incentiven, y lo catalicen, siempre mantendrá secretos que sorprenderán a la mente que, aparentemente, lo controla.

Por lo pronto un grupo de investigadores han descubierto una nueva cualidad impresa en distintas regiones de nuestro cerebro que le permiten viajar a través del tiempo: la cronestesia. Esto se refiere a la habilidad de percibir el pasado, presente, y futuro, y de trasladarse mentalmente a través del tiempo subjetivo.

La capacidad de recordar eventos pasados o imaginar sucesos futuros influye de manera determinante en la acción de elegir, en las decisiones que un individuo adoptará a lo largo de su vida. Apoyados en imagenología de resonancia magnética, científicos han detectado regiones específicas de nuestra corteza cerebral que permiten, a través de mecanismos de neurocorrelación, el viajar mentalmente a través del tiempo.

Investigadores de las universidades de Umea (Suecia) del Sur de Illinois, y de Toronto, han publicado los resultados de su investigación sobre las aptitudes cronestésicas del cerebro humano en el diario Proceedings of The National Academy of Science. “El viajar a través del tiempo con la mente consiste en dos series independientes de procesos: unos son los que determinan el contenido de cualquier acto o “viaje” como qué es lo que ocurre, quiénes son los actores, dónde ocurre la acción; es algo parecido al contenido en una película –todo aquello que ves en la pantalla-; y en segundo lugar están aquellos que determinan el momento subjetivo en el tiempo, dentro del cual ocurren las acciones –pasado, presente, y futuro-. Afirma Endel Tulving de la Universidad de Toronto en entrevista con Physorg.

“Dentro de la ciencia neurocognitiva, sabemos bastante sobre el espacio percibido, recordado, conocido, e imaginado. Pero esencialmente desconocemos todo sobre el tiempo percibido, recordado, conocido, e imaginado.

Cuando recuerdas algo que hiciste la noche anterior estás conciente no solo de que el suceso ocurrió y de que tu estabas “ahí”, como un observador o participante activo (¿memoria episódica?), pero también sabes que sucedió ayer, es decir, en un tiempo que ya no es más. La pregunta que estamos haciendo es ¿Cómo sabes que ocurrió en un momento que no es el ahora?”


El punto del estudio es develar cual es, específicamente, la habilidad que tiene nuestro cerebro para navegar a través del tiempo subjetivo sin perder la brújula temporal. Y al parecer la respuesta esta en su capacidad cronestésica. Cuando transmitimos información a través de neuroconexiones esto se hace de manera indistinta, hablando desde un punto de vista totalitariamente objetivo. 

Pero entonces ¿Cómo es nuestro cerebro capaz de percibir y posteriormente indicarnos que esa escena o sensación que estamos proyectando es parte de un episodio pasado, presente, o futuro? ¿Cómo dilucida en un fascinante proceso automatizado si se trata de una percepción impresa en el ahora, o si por el contrario es un recuerdo archivado o una proyección futura?

La respuesta, según este grupo de investigadores es relativamente sencilla: nuestra mente puede viajar en el tiempo y regresar al “ahora” para compartirnos la información que recabó en otros puntos de la dimensión temporal… todos somos crononautas!

Pintar Con Colores Nuevos

La vida no es como otros la pintan, es como tú la coloreas. Porque será siempre nuestra actitud la que actúe como el mejor pincel, ese capaz de ofrecernos tonalidades de luz cuando más lo necesitamos. Mientras que nuestra voluntad, será quien elija pintar los días con sonrisas antes de que nos destiña la amargura…

Algo que tenemos claro es que en ocasiones, es la propia vida quien gusta traernos días grises

Momentos de oscuridad absoluta. Son instantes en que a pesar de creer tenerlo todo controlado y de autopercibirnos casi como fabulosos estrategas de la adversidad, siempre ocurre algo que nos recuerda lo vulnerables que podemos llegar a ser.

No quiero besos en blanco y negro, quiero una vida de colores. Ya me cansé de las tonalidades grises, de personas de corazones de tormenta: ahora, solo ansío ser como esa mariposa capaz de renacer con vivos colores de fiesta.

El  neurólogo, psiquiatra y etólogo francés Boris Cyrulnik, nos ofrece a través de sus libros y entrevistas un concepto realmente útil e interesante sobre la vulnerabilidad personal y la felicidad. Hablamos ante todo de ese bienestar que uno/a alcanza después de haber conocido cada gama de los claroscuros en nuestras paletas existenciales.

Nadie está preparado/a para el sufrimiento. Una infancia feliz no garantizará que el día de mañana seamos inmunes al dolor emocional. Asimismo, una niñez traumática tampoco debe determinar nuestra madurez y nuestro futuro, tal y como el propio Cyrulnik nos explicó en su libro “Los patitos feos y la resiliencia”.

La vida puede ser muy oscura en cualquier momento, lo sabemos. Lo hemos vivido. Sin embargo, lejos de someternos a esos hechos, a esos traumas, hemos de dejar de ser víctimas de nuestras circunstancias y trabajar día a día en estas realidades personales. Porque todos somos dignos de ser amados, de ser felices. Todos debemos elegir los mejores colores con los que pintar nuestro horizonte.

No nos damos cuenta, sin embargo, todos tenemos un modo muy particular de “pintar” nuestra cotidianidad. Hablamos cómo no, de nuestra actitud y de esos recursos psicológicos tan particulares con los encaramos la adversidad, interpretamos la realidad y a la vez, la creamos.

No obstante, es aquí donde aparece el dilema de siempre. A menudo suele decirse aquello de que es el componente genético quien nos confiere esas raíces que nos empujan con más o menos frecuencia hacia el abatimiento. Hacia la depresión o hacia esa visión sesgada, el la que solo se ven días grises cuando lo que brilla es un sol sincero, inmenso y reluciente.

Hemos de tenerlo claro: la genética predispone pero no determina. Lo que vale es la voluntad y nuestra actitud. Tanto es así, que la doctora Rafaela Santos, autora de “Levántate y Anda”, nos indica que la resiliencia es una combinación de factores genéticos, sociales y psicológicos. Sin embargo, no hay nada más poderoso que ese entrenamiento consciente y constante donde poder enfrentarnos de forma positiva a las situaciones adversas.

Todo ello nos anima sin duda a reflexionar sobre alguna que otra realidad personal. Se sabe, por ejemplo, que los hijos pueden heredar la predisposición a la ansiedad y la depresión de sus padres. Lo hacen compartiendo una característica fisiológica: un circuito cerebral sobre activado.

Lo que nos determina no es una estructura en sí, sino unas funciones metabólicas que pueden modificarse. Con una actitud adecuada, estrategias psicológicas y ese entrenamiento consciente antes citado, pintaremos la vida a nuestra manera.


La resiliencia es como ese muelle que impulsa la vida. Es el arte que nos confiere cierta sensación de control frente a las dificultades. Asimismo, lejos de quedar eternamente desvalidos por esa infancia injusta, por esa pérdida dramática o ese fracaso imborrable, tenemos la oportunidad de elegir colores nuevos con los que dar forma a nuestro horizonte. .

Se Escurre La Vida




Estamos tan inmersos en la búsqueda de la felicidad, ese ideal de vida, de cuerpo, de amores, de amistades, de profesión, de posesiones materiales, que muchas veces somos incapaces de identificar lo que ya es ideal en nuestras vidas.

Ni bien logramos ascender un escalón en nuestra búsqueda, ya estamos automáticamente luchando por el siguiente escalón. ¿Está mal? No necesariamente, pero ¿y si el escalón al que llegamos ya es el ideal y la lucha por subir al siguiente no nos permite disfrutar?

Supongo que me dirán que es inherente al ser humano, siempre queremos más. Y es posible. Pero así como ejercitamos otras habilidades, no podríamos dedicarnos un poco a disfrutar de donde estamos, lo que conseguimos y dejar de vivir corriendo tras ideales que muchas veces no van a completar más esa felicidad esquiva. Porque esa felicidad está dentro nuestro, es mi capacidad de encontrarla y hacerla protagonista en mi día a día la que me permite disfrutarla. Convertirla en una actitud frente a la vida más que en una persecución activa que me impide disfrutar hoy de mi presente (regalo, obsequio) obsesionado por un futuro mejor siempre.

Qué pasa si hoy de manera objetiva, intento descubrir en qué aspectos me siento pleno, en el escalón correcto y en cuáles no, así me enfoco y trabajo exactamente ahí donde necesito, mientras ¡disfruto! Sin culpas. De todo el amor que me rodea, de la gente que me quiere bien (gracias) y esquivando a los que me quieren mal (lo siento, la vida es demasiado corta para enredarnos en odio y amarguras, a otra cosa mariposa).

Hay veces que debemos plantearnos y plantarnos! Detrás de esa búsqueda incesante, debemos accionar. Identificar qué, hacer un plan, seguirlo y modificar ese algo que empaña mi vida. Y el foco, en lo lindo, en lo que me apasiona, en el amor, en la amistad de verdad, en las risas espontáneas, en saludar a desconocidos por la calle, en regalar sonrisas solo por el hecho de que sabemos que alguien nos va a devolver otra, en cambiar de planes sin pensarlo demasiado, en hacer locuras que arranquen carcajadas a las personas que queremos. Vivir felices es una obligación nuestra, propia. No podemos dejarla en manos de otro. No vale la pena vivir en blanco y negro, vivir de recuerdos o de lo que hubiera sido si… construyamos esa vida que queremos y seamos las personas que queremos ser, la huella que queremos dejar cuando no estemos.

Desde La Infancia


Cuando hablamos de infancia, nos referimos a la etapa que transcurre desde el nacimiento hasta la madurez del niño. Dentro de esta fase existen diferentes momentos que marcan el ritmo del desarrollo de cada niño según sus características físicas, psicológicas y sociales. Es por eso por lo que se dice que cada niño es un mundo y no todos son iguales.

La infancia es un periodo de aprendizaje para el niño donde va a adquirir las capacidades básicas para poder interactuar con el mundo en el que viven. Esto supondrá una serie de cambios cada vez más complejos en las áreas principales del desarrollo de los pequeños: el área cognitiva, el área del lenguaje, el área socio-emocional y el área motora. Y que conllevan la adquisición progresiva de habilidades.

Después de que el niño haya pasado por la fase neonatal, el niño comenzará la segunda de las etapas en su desarrollo evolutivo: la infancia. Durante el desarrollo de este periodo podemos distinguir dos fases:

- La primera infancia o infancia temprana que va desde el primer año hasta los 6 años del niño.
- La segunda infancia o niñez que va desde los 6 hasta 12 años precediendo la adolescencia.
A lo largo de la infancia fase y a través de estas dos fases los niños experimentarán una evolución física, cognitiva y lingüística muy rápida, la adquisición de una mayor autonomía, se iniciará el desarrollo del autoconcepto y de identidad y, además, se iniciará la sociabilización.

Qué ocurre en cada una de las etapas de la infancia
Para entender mejor cómo piensan, actúan y sienten los niños en la etapa de la infancia podemos hacer una clasificación más específica de los periodos por los que va pasando el niño durante su desarrollo. Estos son:

La primera infancia (1-3 años). Este periodo suele coincidir con la etapa en la que los niños asisten a la escuela infantil. Su evolución en las diferentes áreas será la siguiente:
- Área cognitiva. En esta etapa el pensamiento es egocéntrico y le cuesta mucho imaginarse lo que piensan o creen los demás.
- Área del lenguaje. Locución y expresión verbal. Los niños empiezan a controlar el uso del lenguaje propiamente dicho. Al principio es un lenguaje telegráfico con palabras sueltas y más tarde tendrá la capacidad de generar frases simples con incorrecciones.
- Área socio-emocional. El niño sigue jugando en paralelo. A finales de esta fase comienza a compartir sus juegos con otros iniciando así la socialización.
- Área motora. El niño siente curiosidad y explora que será el motor de aprendizaje. En cuanto a los cambios físicos, el niño sigue creciendo aunque lo hace mucho más lento que en las etapas anteriores.

La primera infancia (3-6 años). En esta segunda fase el niño ha ido evolucionando en las diferentes áreas del desarrollo:
- Área cognitiva. En esta etapa el niño gana la capacidad de la Teoría de la mente, es decir, la habilidad de atribuir intenciones, creencias y motivaciones únicas a los demás.
- Área del lenguaje. Mejora el control en el uso del lenguaje propiamente. Se apoyan en él para la total comunicación.
- Área socio-emocional. La capacidad de la Teoría de la mente enriquece mucho las relaciones sociales, aunque también permite que la mentira resulte más útil y eficaz como recurso. El niño disfruta de la compañía de otros niños con los que crece y aprende a compartir juegos y logros de forma natural. Aceptan pactos y soluciones intermedias cuando se dan conflictos entre iguales.
- Área motora. Dominan el control de esfínteres y adquieren más independencia de movimiento.

Segunda infancia (6-12 años). Es la última etapa antes de dar paso a la adolescencia. En cuanto al desarrollo en las diferentes áreas:
- Área cognitiva. Su capacidad para pensar en términos abstractos y matemáticos se desarrolla mucho pero no llega a su máximo.
- Área del lenguaje. A medida que el niño crece va mejorando el uso del lenguaje y de la comunicación.
- Área socio-emocional. La imagen que tiene de sí mismo adquiere mucha importancia y trata de ganar amistad de quienes considera importantes. El círculo social de iguales configuran su identidad y se empiezan a quebrantar las normas familiares.

- Área motora. Es a partir de esta etapa cuando el niño es capaz de aprovechar las nuevas formas de control de su cuerpo. La maduración casi definitiva del sistema nervioso permite al niño a realizar más movimientos.

viernes, 11 de enero de 2019

La Impostergable Superación


La seguridad y autoestima son dos conceptos estrechamente relacionados. Una persona con una gran autoestima también tendrá una gran seguridad en sí misma y en sus posibilidades, será capaz de afrontar los retos que le plantea la vida mientras que una autoestima baja está asociada a la inseguridad. Por eso, si entre tus objetivos está superarte a ti mismo debes ganar autoestima, algo que no siempre es fácil. Para afrontar estos retos con una perspectiva optimista todos deberíamos aprender a ganar seguridad en nosotros mismos.

Lo primero que debes hacer para ganar seguridad en ti mismo es trabajar tu autoestima, dejar atrás esas inseguridades que tanto nos influyen: el miedo a quedar mal, a ser rechazados o al ridículo suele producirse por temores infundados, pero lo más grave es que en vez de afrontar esos miedos nos encerramos, creamos una coraza para protegernos que no hace más que generarnos un tipo de autoestima que todos deberíamos conocer: falsa autoestima. La solución al problema es simple, cambiar nuestra mentalidad y empezar a valorar los valores que a veces tenemos ocultos.

Quizá lo de repetirte a ti mismo mensajes positivos para tratar de subirte la autoestima y hacer que ganes seguridad tenga un efecto contraproducente. Su efecto será pasajero, o incluso puede reforzar la falsa autoestima; pero el primer paso para construir la seguridad en ti mismo es afrontar la vida desde una perspectiva positiva... y realista. Por eso, en vez de repetirnos a diario lo buenos que somos y lo bien que hacemos las cosas deberíamos proponernos en serio ese cambio de enfoque.

Y eso pasa por un cambio de actitud, por ejemplo defendiendo siempre nuestro punto de vista pese a que quienes nos rodean puedan tener una opinión diferente. Puedes empezar con la familia, luego expandir esa afirmación en uno mismo en tu círculo de amigos, luego pasar al trabajo... La clave está en que al falsear la realidad para gustar no somos nosotros mismos, creándonos una autoestima falsa. Tu opinión o tus ideas son tan importantes como los de los demás, y tener confianza en uno mismo es la clave. Por muy distintas que nuestras ideas puedan parecer al resto.

Otra de las recomendaciones habituales para reforzar la autoestima es el fijarse pequeños objetivos a corto, medio y largo plazo, metas que seas consciente que puedes alcanzar. Es una estrategia muy útil, ya que a medida que vamos alcanzando objetivos nuestra seguridad en nosotros mismos crece, reforzándose la autoestima y permitiéndonos enfrentarnos a retos y objetivos más importantes cada vez. Además, en el caso de no cumplir con el objetivo siempre podemos investigar dónde estuvo el fallo para evitar que se repitan los errores.


Si se llama zona de confort es porque en ella nos sentimos cómodos y nos manejamos sin dificultades, pero a la hora de conseguir la superación personal es necesario salir de ella. De hecho, entre la zona de confort y el éxito se interponen dos zonas intermedias. Considerando la zona de confort el núcleo de nuestra seguridad, si salimos de ella esta seguridad se convertirá en temor, en miedo: estamos en la zona del miedo, donde nos sentimos incómodos

El miedo no puede bloquearnos, tenemos que vencer a los miedos porque no podemos dejarnos llevar por la inseguridad.

Aprender A Los Golpes



William Shakespeare dejó escrito que no hay otro camino para la madurez que aprender a soportar los golpes de la vida.

Porque la vida de cualquier hombre, lo quiera o no, trae siempre golpes. Vemos que hay egoísmo, maldad, mentiras, desagradecimiento. Observamos con asombro el misterio del dolor y de la muerte. Constatamos defectos y limitaciones en los demás, y lo constatamos igualmente cada día en nosotros mismos.

Toda esa dolorosa experiencia es algo que, si lo sabemos asumir, puede ir haciendo crecer nuestra madurez interior. La clave es saber aprovechar esos golpes, saber sacar todo el oculto valor que encierra aquello que nos contraría, lograr que nos mejore aquello que a otros les desalienta y les hunde.


¿Y por qué lo que a unos les hunde a otros les madura y les hace crecerse? Depende de cómo se reciban esos reveses. Si no se medita sobre ellos, o se medita pero sin acierto, sin saber abordarlo bien, se pierden excelentes ocasiones para madurar, o incluso se produce el efecto contrario. La falta de conocimiento propio, la irreflexión, el victimismo, la rebeldía inútil, hacen que esos golpes duelan más, que nos llenen de malas experiencias y de muy pocas enseñanzas.

La experiencia de la vida sirve de bien poco si no se sabe aprovechar. El simple transcurso de los años no siempre aporta, por sí solo, madurez a una persona. Es cierto que la madurez se va formando de modo casi imperceptible en una persona, pero la madurez es algo que se alcanza siempre gracias a un proceso de educación –y de autoeducación–, que debe saber abordarse.

La Oportunidad De Aprender

El aprendizaje es una herramienta para no caer dos veces en el mismo error. A pesar de que con los seres humanos nunca se sabe, lo cierto es que gracias a las nociones que vamos agregando, nos hacemos cada vez un poco más sabios. En este artículo queremos hablar de lo positivo de añadir conocimientos sobre cualquier tema. ¿Has reparado tú en la importancia de aprender?

Aprender es una necesidad que tenemos todos los seres humanos para adaptarnos al medio. Conocer el entorno que nos rodea y poder decidir sobre él nos hace mucho más sensatos y nos da la oportunidad de sentirnos más libres que cuando ignorábamos ese detalle en concreto.

Existen muchas maneras de fomentar el aprendizaje y todas ellas cuentan con un denominador común que es añadir conocimientos para que poco a poco, sepamos desenvolvernos mejor. Gracias a los pequeños detalles y a la atención que ponemos en el día a día, conseguimos que nuestro entusiasmo sea cada vez más grande.


La frase el saber te hará libre podría ir agarrada de la mano del aprendizaje. Cuando uno sabe algo es porque lo ha aprendido antes y si valora lo que en ese momento conoce, con el tiempo se dará cuenta de la importancia que tiene algo tan valioso como lo que ya no se nos olvidará. 

Libertad De Pensamiento

Todo el mundo habla y predica y dialoga sobre la libertad de conciencia-consciencia-pensamiento-expresión-publicación. Pero casi todo el mundo, si examina seria y profundamente, ese pensar y ese pensar en libertad. Cuándo se encuentra con un pensamiento, no digo acto o acción, más libre o diferente, todo el mundo o casi todo el mundo le cierra las puertas.

Todo el mundo, por lo general, se le llena la boca de alabanzas a la libertad de pensamiento, pero cuándo se encuentra con una persona, que piensa sobre algo de forma diferente, no digo que realice actos diferentes, sino solo hablar de forma diferente o pensar de forma diferente, se le cierran puertas, muchas puertas, muchas veces, se le toman y destrozan los dedos de la mano. Se le silencia y se le margina en la existencia. Y esto ocurre, no solo en países-sociedades-culturas no democráticas, no libres, o medianamente libres, sino en países democráticos y sociedades-culturas democráticas y libres.

Quizás, le esté sucediendo a su vecino o vecina, incluso una persona que cumple con todas las leyes morales de su sociedad, con las leyes legales de su época, con las leyes espirituales. E incluso cumpliendo eso, o incluso cumpliendo más que la media. Incluso así, es rechazado el producto cultural de esa persona, incluso esa persona…

- No concibo la libertad de pensamiento que no busque la verdad y la bondad y la racionalidad y la prudencia. Es decir, la libertad de pensamiento va unida a esas realidades o entidades cognoscitivas.

No sirve cualquier libertad… Porque si no va unida a la verdad-bondad-prudencia, no es libertad, es esclavitud…

- En cierto modo he fracasado, porque sin saltarme las leyes jurídicas y morales de mi sociedad y país y Estado y cultura, si he buscado nuevas formas de pensar y de datos y de concebir la realidad y de pensamiento y de búsqueda de nuevas soluciones.

En cierto modo he fracasado porque mi sociedad, en sus estratos culturales, ni educativos, ni sociales, aceptan nada o casi nada, de todo el producto cultural que he ofrecido o mostrado, que se ha concretizado en una obra, que he denominado-titulado Enciclopedia o Cuadernos o Pensamientos…

- Uno, puede y debe pensar que al creer una ideología, atarse a una ideología, sea la que sea, cree tener la verdad o el mayor grado de verdad y de bondad y de utilidad y de racionalidad, pero uno debe, debe al mismo tiempo plantearse constantemente si todos los puntos o conceptos de esa ideología es de verdad la más verdadera.

Debe cada sujeto, por qué ha creído en esa ideología y no en otra, porqué en esos puntos concretos o conceptos o prácticas concretas cree que son verdaderas, y por qué las contrarias no lo son.

Lo que uno cree, los conceptos e ideas y prácticas que uno cree que son verdaderas condicionan ostensiblemente, toda la existencia de un ser humano. Aunque en la práctica se salte dichas normas, en la teoría, al aceptarlas como verdaderas tinta toda su vida, su pensamiento y en gran parte su práctica, pero además también la de los demás. Por lo cual, uno tiene ante si mismo la obligación de analizar, en la medida que pueda, poco a poco, todas sus ideas y prácticas, y por consecuencia, su ideología o sus pensamientos o sus ideas y sus formas de actuar.

- Por lo general, una persona, cuando le llega una nueva interpretación sobre algo, digamos sobre un tema equis, lo acepta o lo niega según si está en consonancia y en armonía, con todas las creencias-ideas-conceptos-vivencias-intereses que tiene-dispone anteriormente.

Si concuerda o armoniza lo acepta, si se diferencia en algún matiz, pues quizás, se plantee, cambiar alguna idea anterior, que forma el sistema a priori de pensamiento o ideas o vivencias que tiene anteriormente, o no acepta el nuevo pensar o la nueva práctica.

De ahí, lo esencial que es, para un individuo o colectivo o ideología, analizar de forma correcta un nuevo concepto o una nueva práctica, y ver, armonice o congenie, con sus ideas anteriores y prácticas anteriores, si tiene realidad demostrativa suficiente o no lo tiene. Por lo cual, hay que analizar cada idea o práctica nueva o de nueva interpretación, en sí, con el saber ortodoxo de que disponemos hoy, que es en gran parte la ciencia, y en gran parte filosófico racional, y después que se haya analizado y contrastado esa idea o forma de actuar en si mismo, y con esos parámetros, habría que después analizarla a la luz del “sistema o subsistema teórico y práctico” que como individuo o comunidad o colectividad o sociedad o cultura dispone o cree o entiende o siente…

- Debemos ser conscientes que las ideas-conceptos-enunciados, afirmaciones o negaciones, que creemos son verdaderas y son bondadosas y son racionales, tanto a nivel teórico o a nivel de la práctica o teórico-práctico, no solo condicionarán, en bueno o en menos bueno, nuestra vida personal e individual, sino también el de nuestras familias, el de nuestros colectivos o sociedades o culturas. E incluso tendrán importancia, en mayor o menor grado sobre generaciones futuras. Porque las generaciones futuras, en muchos sentidos también heredan, entre otras herencias las ideas de las generaciones anteriores… 

Por lo cual, es esencial, que cada individuo, colectivo, sociedad, comunidad, región, comarca, vaya aceptando las ideas más verdaderas, rechazando las ideas-conceptos menos verdaderos, tanto a nivel teórico, como en la forma de actuar…

La Motivación Diaria


No subestimes a la vida. No te subestimes a ti mismo.
Donde sea que vayas hay oportunidades para generar nuevas riquezas. En todo lo que haces hay una manera de marcar una diferencia.

Nada en la vida es simple u ordinario, por el simple hecho de que la vida misma resulta tan extraordinaria. Tienes vida, y la posibilidad de llevar a cabo cosas hermosas, increíbles con ella, aquí y ahora.

El camino particular que has recorrido jamás ha sido recorrido en la historia de todo el universo. Siente el valor de esa perspectiva especial, y utilízala para darle al mundo un nuevo sentido.

Sea lo que sea que pueda haber ocurrido en tu pasado, tienes un futuro particularmente prometedor. Hoy tienes en tus manos la oportunidad de empezar a vivir ese futuro, de experimentar la concreción de esa promesa.


Sueña en grande, espera lo mejor, y luego pon tu mayor esfuerzo al servicio de esos sueños y expectativas. Actúa como si la más grandiosa magnificencia de la vida fuese tuya para que la vivieses, porque lo es, en el preciso instante en que tú así lo decidas.

Conocer Lo Que Se Dice

Conocer es averiguar por medio de capacidades intelectuales la naturaleza, cualidad y relaciones de las cosas. La palabra conocer proviene del vocablo latino cognoscĕre, formado por el prefjo co- (del latín cum), que significa 'com', y el verbo gnōscere, que expresa 'saber o tener noción'.

El conocer es una acción que realiza el sujeto con el fin de tener una noción o idea de algo o de alguien y, así poder decidir y actuar en relación a ello. El conocer se basa en investigar para obtener información y conocimiento sobre un asunto, materia o ciencia. Asimismo, es distinguir una cosa sobre otra.

La palabra conocer alude al relacionamiento con alguien, persona con la que no se mantiene propiamente una amistad, por ejemplo: conozco al Ministro, conozco a la cantante Shakira. En el ámbito del Derecho, la palabra conocer es entender un asunto con facultades legítimas para ello.
Existen diferentes tipos de conocimientos como: científicos, empírico, artístico, cultural, teológico, ente otros. Especialmente el conocimiento empírico, conocido como conocimiento vulgar, es aquel que se adquiere por medio de las vivencias y experiencias propias, es un tipo de conocimiento que no se obtiene por estudio ni por método.

Es de suma importancia, que un individuo o empresa, especialmente aquellos que emprenden un negocio o trabajan para el mundo del espectáculo se hagan a conocer, con el fin de adquirir reputación y contar con su público.
Por otro lado, se relaciona con el término conocer a tener relaciones íntimas con una persona.

El filósofo Sócrates, expresó “conócete a ti mismo”, esto indica que el individuo debe de analizar y reflexionar sobre sí mismo, sus cualidades, debilidades, fortalezas, para así comprender cuáles son sus límites y, descubrir el sentido de la vida y para que estamos llamados a ser.

Por último, los sinónimos de conocer son: comunicar, relacionar, familiarizar, intimar, etcétera. Lo contrario de conocer es: ignorar, omitir.


Pensamiento Humano

Nunca se ha podido describir verdaderamente lo que es el pensamiento humano, pero se cree que es un mecanismo automático del cerebro para poder realizar las cosas que están relacionadas directamente con la realidad.

La inteligencia está directamente relacionada con el pensamiento, pero lo más importante es algo que no se toma mucho en cuenta “las palabras”. Que nacen a partir de la conciencia humana, y al ir creciendo la persona se crea la inteligencia, pero a partir de la base más importante, que son las palabras.

Se podría decir que una persona que tenga una  amplia gama de palabras, es una persona inteligente.

Porque las palabras son las que conforman principalmente el pensamiento, trayendo consigo la conciencia y la conducta.

En la vida diaria, hablamos de la “conciencia religiosa”, de la “conciencia moral”, de la “conciencia cívica”, etc., conforme a la actitud que adoptamos frente a la vida, religiosa, moral, ciudadana, etc. 

También hablamos de “conciencia psicológica”.
Con el fin de aclarar el concepto de la conciencia psicológica nos serviremos de nuestra experiencia diaria. Observamos, por ejemplo, una puesta de sol. Una serie de sensaciones, de percepciones, de imágenes, de recuerdos, de afectos nos invaden. Nos sentimos felices. 

Todo esto constituye en ese momento nuestra conciencia psicológica. Podemos, pues, legítimamente, decir que la conciencia psicológica es un conjunto de experiencias psíquicas inmediatas y actuales que en un cierto momento aprehendemos de nuestro yo.

Para determinar la noción de la conciencia moral, acudiremos una vez más a nuestra propia experiencia.
a) Es un hecho que nadie de nosotros juzga las acciones de un vegetal o de un animal irracional como acciones morales o inmorales. Sólo un ser humano es sujeto de actos morales o inmorales. Podemos por tanto, concluir que “la conciencia moral es una función de la persona humana”.

b) La experiencia nos enseña que ciertas personas observan una determinada conducta moral y que otras se conducen de forma inmoral. En consecuencia “la conciencia moral no es algo añadido a la persona, sino que es la misma persona, el sujeto de la conducta moral”. 

“La conciencia moral es una realidad dinámica que capacita al hombre para captar y vivir los valores morales”. Su desarrollo y perfección dependen del desarrollo y de la perfección de la personalidad de cada hombre.

jueves, 10 de enero de 2019

Filosofía: El Misticismo Griego

Durante el período del pensamiento griego existía un crisol  de cuestiones filosóficas, científicas y religiosas, cuyo pensamiento giraba en torno a las creencias sobre mitos. La mayoría de la población griega basaba sus afirmaciones en supersticiones, rituales, leyendas heroicas de poder sobrenatural. Sin embargo, la vida religiosa, de carácter politeísta, tenía un peso muy arraigado en sus vidas cotidianas.

El griego común vibraba en sintonía con las obras de Hesíodo Homero, y en ese sentido les llevaba hasta el cenit de sus pensamientos más profundos, a direccionar su esfera más íntima hacia el mito.

Detrás de cualquier mito griego se esconde un mensaje metafísico, de calado cósmico que, obviamente, no llegaba a toda la red social griega, sino a un sector privilegiado de conocimientos espirituales, una fuente de sabiduría que ha ido emanando desde otras civilizaciones, tales como la egipcia,  e influidas también por corrientes orientales. La hondura de este pensamiento ha llegado a nosotros, hoy día,  a través de la cultura, el arte, la música, incluso en nuestro argot popular existen infinidades de referencias hacia la cultura griega que nos es muy distintivo en nuestra sociedad.
En la cultura griega se produce una escisión en los siglos V y VI a.C. con interrogantes sobre la naturaleza, el hombre, el destino, el universo, la muerte, entre los temas más destacados, que debían ser evaluados por un conocimiento más racional. Se creó un ambiente intelectual cuyo rango principal era despejar la membrana pagana que giraba en torno a la sociedad griega. Sin herir sensibilidades y con el máximo respeto hacia el pueblo, los filósofos presocráticos fueron los pioneros en abrir una brecha entre mito y filosofía.

Parte de la dificultad que se encuentra en el estudio del pensamiento griego anterior al siglo IV a.C. es la escasez de fuentes documentales directos; de hecho, el pensamiento y la tradición más  antiguas han llegado hasta nosotros por referencias y alusiones de autores posteriores.

Los problemas de los antiguos pensadores griegos surgen a partir de tres eslabones que se relacionan directamente con los sucesos de la vida humana y que siempre han ocupado el interés de los hombres, desde el más humilde, hasta el docto más reconocido: nacimiento-desarrollo-muerte.

El hombre ha estado bajo una nube de interrogantes, dudas, crisis, que se hallan ligadas en un sistema de mitos y creencias, cuya función, a menudo no explícita, es canalizar y , en última instancia, disipar las poderosas y perturbadoras emociones de alegría y de pena, de esperanza y de temor. Pero a veces, cualquiera sea la razón de ello, queda en la mente una especie de emoción residual, un sentido del misterio de la vida, que es la curiosidad o asombro en los cuales los filósofos veían el comienzo de la filosofía.

Indagar en nuestro ser más íntimo y personal era la asignatura pendiente de la filosofía griega, demostrando un especial interés sobre el alma, de comprender el posicionamiento del hombre en el universo, su relación directa con la divinidad, el contacto con seres sobrenaturales y, sin declinar, la apertura del más allá, después de la muerte.

Estas cuestiones no son una huella original de la filosofía, pues también podemos encontrar en las obras más consolidadas de Homero y Hesíodo.


Mi tema principal se centra en el alma al ocupar un lugar determinante en la filosofía de los grandes pensadores de la civilización griega y que además supuso una notable influencia no sólo entre los filósofos cristianos sino en las corrientes filosóficas venideras. La importancia del alma no es casualidad. El hombre ha estado llamado a reconocer su verdadera naturaleza a través de los tiempos, y ese palpitar por despertar y nacer de nuevo ha sido una tarea constante, metódica y reflexiva.

La Oportunidad De Hacer El Bien


Hacer el bien a nuestros semejantes es una de las singulares oportunidades ofrecidas por la vida, y de nuestra actitud y posición adoptada depende el efecto que tendrá en nosotros el gesto del o los beneficiarios.

Como máximo ejemplo de ofrecimiento desinteresado recordé el de los padres con sus hijos, quienes lo dan  todo por sus descendientes sin esperar nada a cambio, solo les basta ver feliz, dichosos y encaminados a sus sucesores.

Con estas ideas quiero aclarar que no apruebo la descortesía y la ingratitud ante los detalles dirigidos hacia nosotros. Pero si esperamos algo a cambio de un gesto caritativo, podemos sufrir por no recibirlo, por eso hace años tengo como axioma: “Para el que nada espera, lo mucho o lo poco es suficiente”.

timos el dolor punzante de un desaire, es necesario recordar que el único modo de ser feliz no es esperar gratitud, sino dar por el placer mismo.


Al realizar acciones desinteresadas de forma continuada y a lo largo de nuestra existencia, aprendemos que cuando eres bueno para los demás, eres mejor para ti mismo, y en ello radica la mayor retribución y premio.

El Esfuerzo Por Agradar


¿Qué tal si dejas de intentar gustar a los demás y te esfuerzas en gustarte más a ti mismo, potenciar tu autoestima?
Esta entrada está basada en el artículo de Allison Abrams, Overcoming the need to please
Buscar la autoestima mediante la aprobación de los demás es un esfuerzo inútil y una forma agotadora de vivir la vida.

No puedes gustar a todo el mundo, igual que a ti no te gustan todos.

La necesidad de amor y pertenencia, de gustar y ser querido es saludable y te permite crear vínculos.
Sin embargo, también es un foco de conflicto cuando tu propia valía depende de si el otro te aprueba o no.

Es importante potenciar la autoestima, la propia fortaleza y confianza en uno mismo para poder alcanzar mayor felicidad.

Algunos pasos para fomentar la autoestima
A veces estas conductas son evidentes, como buscar activamente la validación o evitar la confrontación.
A veces son más sutiles, como cuando somos muy obedientes o agradables.
El amor propio implica aceptar donde estás en la vida y quién eresincluyendo tus defectos.
En lugar de ser duro contigo mismo, consiste en brindarte seguridad, amor y constancia.
Tener claro que incluso si los demás no te quieren, eso no refleja tu valor como humano
Cuidado con esa necesidad de gustar, con la necesidad de resultar aceptados, porque eso es algo que está fuera de tu control.

Tal y como muestran los estudios, cada vez que recibes un “me gusta”, se incrementan los niveles de dopamina, lo que hace que continúes buscando más “me gusta”, como en una adicción.
Recuerda que a menos que tu conducta haya sido atroz, en principio lo que no le gusta a los demás de ti, habla más de ellos que de ti mismo.

En psicología hablamos de la proyección, un mecanismo de defensa que evita que nos enfrentemos a partes de nosotros que no nos gustan tanto.

Las personas con más niveles de autoestima, menos tiempo dedican a criticar a los demás.
Piensa que lo que puede generar rechazo a una persona, puede atraer a otra y por otro lado, intentar ir por la vida sin molestar a nadie es un fracaso seguro.


¿Qué tal si en lugar de invertir tanta energía en crear la falsa ilusión de perfección en las redes sociales, cuidas de tu vida real?