¿Qué tal si dejas de intentar gustar a los demás y te
esfuerzas en gustarte más a ti mismo, potenciar tu autoestima?
Esta entrada está basada en el artículo de Allison Abrams, Overcoming the need to please
Buscar la autoestima mediante la aprobación de los demás es un
esfuerzo inútil y
una forma agotadora de vivir la vida.
No puedes gustar a
todo el mundo, igual que a ti no te gustan todos.
La necesidad de amor y pertenencia, de gustar y ser querido es saludable y te
permite crear vínculos.
Sin embargo, también es un foco de conflicto cuando tu
propia valía depende de si el otro te aprueba o no.
Es importante
potenciar la autoestima, la propia fortaleza y confianza en uno mismo para
poder alcanzar mayor felicidad.
Algunos pasos para fomentar la autoestima
A veces estas conductas son evidentes, como buscar activamente la validación o evitar la confrontación.
A veces son más sutiles, como cuando somos muy obedientes o agradables.
El amor propio implica aceptar donde estás en la vida y quién eres, incluyendo
tus defectos.
En lugar de ser duro contigo mismo, consiste en
brindarte seguridad, amor y constancia.
Tener claro que incluso si los demás no te quieren, eso no
refleja tu valor como humano
Cuidado con esa necesidad de gustar, con la
necesidad de resultar aceptados, porque eso es algo que está fuera de tu control.
Tal y como muestran los estudios, cada vez que
recibes un “me gusta”, se incrementan los niveles de dopamina, lo que hace que
continúes buscando más “me gusta”, como en una adicción.
Recuerda que a menos que tu conducta haya sido
atroz, en principio lo que no le gusta a los demás de ti, habla más de ellos
que de ti mismo.
En psicología hablamos de la proyección, un mecanismo de defensa que
evita que nos enfrentemos a partes de nosotros que no nos gustan tanto.
Las personas con más niveles de autoestima, menos tiempo dedican a
criticar a los demás.
Piensa que lo que puede generar rechazo a una persona, puede
atraer a otra y por otro lado, intentar ir por la vida sin molestar
a nadie es un fracaso seguro.
¿Qué
tal si en lugar de invertir tanta energía en crear la falsa ilusión de
perfección en las redes sociales, cuidas de tu vida real?
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