jueves, 24 de enero de 2019

Valores Ético-Morales

La toma de decisiones consiste en el proceso mediante el cual un individuo escoge entre dos o más alternativas posibles. En este proceso juega un importante papel la voluntad al activar unos motivos y atenuar otros en la lucha que se establece entre ellos.

En todo momento un individuo presenta gran cantidad de necesidades y motivos entre los cuales va a existir algún tipo de contradicción ya que no va a poder satisfacerlas todas al mismo tiempo, e incluso para lograr la satisfacción de algunas debe renunciar a la satisfacción de otras. Cuando dos motivos o grupos de ellos son contradictorios o excluyentes estamos en presencia de un conflicto.

La voluntad es precisamente el proceso de selección y jerarquización de determinados motivos de la actividad con respecto a otros, lo cual significa una solución continua de conflictos mediante la inhibición de una serie de motivos y la activación de otros.

La voluntad no existe de forma independiente, sino apoyada por algún objetivo. Ella siempre debe "adherirse" a alguna otra necesidad, iniciadora del comportamiento. 

Todos los motivos y necesidades no tienen la misma intensidad ni potencial inductor de la actividad. Para realizar actividades relacionadas con motivos y necesidades que predominan sobre los demás no es necesaria la voluntad. Esta es necesaria y se expresa cada vez que resultan insuficientes las motivaciones iniciadoras de la actividad y es necesario reforzarlas, o cuando otros motivos competidores son tan fuertes que resulta necesario inhibirlos.

El eslabón inicial del acto volitivo consiste en el establecimiento y comprensión del fin; luego en tomar la decisión de actuar, en elegir los procedimientos más adecuados para dar cumplimiento a la acción.

El acto volitivo se lleva a cabo dentro de un determinado contexto con determinadas características que ofrecerá mayores o menores posibilidades de poder llevar a cabo las decisiones tomadas.
La voluntad puede ser evaluada desde el punto de vista ético moral tanto en su fuerza o debilidad como en su flexibilidad o rigidez.

La fuerza de voluntad es un requisito indispensable para que el individuo sea portador de valores ético morales, fundamentalmente de aquellos relacionados con el autocontrol o fortaleza espiritual. Un componente sumamente importante de estos valores es el compromiso emocional con objetivos, y es en función de ellos que el individuo puede ser paciente, perseverante o valiente.

Si la voluntad es débil el individuo se encuentra a merced de las influencias del medio y de sus propios impulsos y deseos. Generalmente, en estos casos lo que ocurre es que el individuo carece de objetivos con los cuales se encuentra emocionalmente comprometido.


Si en el ejercicio de la voluntad no se tiene en cuenta los cambios que se producen en el medio y en el propio individuo, fundamentalmente cuando estos imposibilitan o aumentan el tiempo y el esfuerzo necesario para el cumplimiento de la decisión tomada, existiendo otras formas menos costosas, estaremos en presencia de la obstinación.

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