miércoles, 23 de enero de 2019

Entrometidos

Sobra decir que preocuparnos por los demás en un grado saludable es bueno. Los niños necesitan a toda costa nuestros cuidados, los amigos agradecen que les preguntemos por su vida, conviene estar enterados de los problemas de nuestra comunidad por si podemos echar una mano y a cualquier empresario le preocupa resolver los problemas de sus clientes.

Cuando la preocupación es saludable buscamos el bien de la otra persona (no el propio), asumimos que nuestras opiniones son discutibles y pretendemos dar más apoyo que consejos. Hasta ahí bien.

Sin embargo, hay un tipo de preocupación que se vuelve obsesiva y soberbia. Obsesiva porque nos pasamos las horas, los días y las semanas, rumiando los asuntos de otras personas (lo cual es una forma de pensar en bucle inútil e improductivo). Y soberbia porque pensamos que la solución al problema de tal o cual persona no la va a encontrar ella misma sino que lo haremos nosotros (¡qué casualidad!)

En este artículo vamos a revisar tres motivos por los que es inútil y contraproducente inmiscuirnos en los asuntos de los demás cuando no nos han pedido ayuda. El mero hecho de comprender, profundamente, que esta forma de actuar no trae beneficios a nadie puede abrirnos los ojos para dejar de hacerlo.

Y si en tu caso te sientes atacad@ por personas que no dejan de entrometerse en tu vida y darte consejos que no les has pedido te recomiendo tres cosas:

Paciencia
Poner límites (diles que NO trae beneficios a nadie ese comportamiento,
Prestar atención a tu comportamiento porque si has vivido con personas entrometidas o que te repetían en todo momento “lo mucho que se preocupaban por ti” es más que probable que tú tiendas a hacer lo mismo con los demás…  aunque sea sin darte cuenta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario