Todos estamos en una llanura. Todos estamos teniendo la
misma visión de lo que nos rodea porque todos tenemos el mismo campo de visión.
Al fondo de la llanura hay una montaña. De repente, a un grupo se le ocurre ir
a la montaña porque se sienten picados por la curiosidad. Y suben un poco la
montaña. Ahora desde la altura que han alcanzado ya tienen una visión distinta
de cuando estaban abajo. Pero ya no están abajo con todos los demás.
Algunos de los que han subido se sienten satisfechos con lo que
están viendo. También, de repente a algunos de estos, se les ocurre ¿y por qué
no subimos más? ¿Qué veremos cuando subamos más? Y deciden subir.
Ya estos están teniendo otra visión superior y distinta de
los de la llanura y de los que se quedaron en el primer tramo de la montaña.
Pero ya son menos.
Y al poco tiempo, algunos de estos pocos deciden subir más a
lo alto. Y consiguen otra perspectiva, porque su campo de visión ha cambiado.
Pero ya estos pocos están separados de los de la llanura, de los del primer
tramo, de los del segundo tramo.
Nadie es mejor ni peor. Todos están en el mismo. Pero las
visiones de unos y de otros han cambiado. El que está más arriba saborea más
porque su visión es más amplia. Pero está más solo. Y así pasa conforme vas
subiendo.
Yo me dedico a acompañar a la gente a subir a la montaña. En
este sentido soy como un sherpa. Te acompaño a subir la montaña. Pero la
montaña la tienes que subir tú. Y en la montaña estaremos más solos. Eso es el
conocimiento.
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