jueves, 24 de enero de 2019

Saber En Soledad

Si me lo permiten, quiero completar esto. Pienso que el conocimiento nunca es sufrimiento. Simplemente las cosas son como son. A veces las personas están como “dormidas”. Estas son aquellas que no quieren pensar. A lo mejor no quieren ver, porque si vieran no podrían soportar en qué estado están. El conocimiento sí que tiene un inconveniente: la soledad.

Todos estamos en una llanura. Todos estamos teniendo la misma visión de lo que nos rodea porque todos tenemos el mismo campo de visión. Al fondo de la llanura hay una montaña. De repente, a un grupo se le ocurre ir a la montaña porque se sienten picados por la curiosidad. Y suben un poco la montaña. Ahora desde la altura que han alcanzado ya tienen una visión distinta de cuando estaban abajo. Pero ya no están abajo con todos los demás.

Algunos de los que han subido se sienten satisfechos con lo que están viendo. También, de repente a algunos de estos, se les ocurre ¿y por qué no subimos más? ¿Qué veremos cuando subamos más? Y deciden subir.

Ya estos están teniendo otra visión superior y distinta de los de la llanura y de los que se quedaron en el primer tramo de la montaña. Pero ya son menos.

Y al poco tiempo, algunos de estos pocos deciden subir más a lo alto. Y consiguen otra perspectiva, porque su campo de visión ha cambiado. Pero ya estos pocos están separados de los de la llanura, de los del primer tramo, de los del segundo tramo.

Nadie es mejor ni peor. Todos están en el mismo. Pero las visiones de unos y de otros han cambiado. El que está más arriba saborea más porque su visión es más amplia. Pero está más solo. Y así pasa conforme vas subiendo.

Yo me dedico a acompañar a la gente a subir a la montaña. En este sentido soy como un sherpa. Te acompaño a subir la montaña. Pero la montaña la tienes que subir tú. Y en la montaña estaremos más solos. Eso es el conocimiento.


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