domingo, 27 de enero de 2019

Cultura De Integración

Siempre hemos pensado que la escuela es un lugar muy peculiar por un hecho muy sencillo: todos y cada uno de nosotros hemos pasado por ella en algún momento de nuestra vida, cuando menos como alumnos. 

Eso la convierte en la institución social por excelencia, aquella sobre la que todos nos sentimos con derecho a opinar. Hombres y mujeres de distintas profesiones y ocupaciones la conocen, pues le dedicaron su asistencia o "abstinencia" durante bastantes años de su infancia. Pero curiosamente pocos ciudadanos ajenos a la pedagogía y la didáctica hablan de la escuela del siglo xxi con propiedad, ya que afortunadamente y desde algún tiempo la escuela se encuentra en una profunda transformación.
 

En este artículo vamos a abordar los cambios que ha sufrido la escuela durante los últimos años, en los que poco a poco se han ido elaborando una serie de estrategias metodológicas útiles para atender a la diversidad, que la han convertido en una escuela de tipo inclusivo, en la que, en palabras de
 Stainback el objetivo es "garantizar que todos los alumnos –los discapacitados físicos y psíquicos graves y profundos, los que plantean serios problemas de disciplina, los corrientes, los superdotados y quienes están en situación de riesgo– sean aceptados en pie de igualdad, reconocidos por lo que cada uno tiene que ofrecer a la comunidad educativa y se les ofrezcan las adaptaciones curriculares necesarias para que su aprendizaje sea satisfactorio" . 

El modelo inclusivo, afán de superación de la escuela exclusiva de la educación especial, plantea metodologías y estrategias de corte constructivista y cooperativo, capaces en su definición de atender a la diversidad dentro del aula, de educar a todos los alumnos en aulas y escuelas ordinarias.
 

Esa diversidad natural, fruto de las diferencias individuales, es inicialmente asumida como característica propia de la sociedad y, por lo tanto, de la escuela. Una vez aceptada de forma natural, se afronta no con el objetivo de que todos los individuos alcancen los mismos objetivos, sino valorando en qué medida pueden alcanzarlos cada uno de ellos.
 

En palabras de Stainback y Stainback, el término "inclusión" hace referencia a la posibilidad de acoger a todos los alumnos, enseñar a todos dentro de una misma escuela. Con el objetivo de que todos los alumnos se sientan acogidos y seguros, y que se les apoye desde la escuela en los planos educativo y social, este nuevo enfoque inclusivo pretende garantizar que todos los alumnos, independientemente de sus características personales, sean aceptados en igualdad, reconocidos por lo que pueden ofrecer y ayudados a alcanzar un aprendizaje satisfactorio.
 

De este modo, el hecho de que todos los alumnos se sientan acogidos e integrados en el aula de forma normalizada, tal como se encontrarán en la sociedad, implica el punto de partida del tratamiento individualizado de sus necesidades, garantiza que sean aceptados como miembros valiosos del grupo y les concede la oportunidad de ser ayudados de forma específica.
 

Las
 comunidades inclusivas son capaces de reconocer las características personales de cada alumno, sus dificultades, fortalezas y talentos, y desarrollan métodos para estimularlos y utilizarlos, destacando el componente social del aprendizaje y estableciendo la importancia de las interacciones entre iguales. «Las personas son interdependientes» y uno de los factores más relevantes en el proceso docente es el grado en que se relacionan alumnos, padres y profesores, el nivel de compromiso que adquieren y – ¿por qué no?– los lazos de amistad que se establecen entre ellos. 

Una de las estrategias más relevantes de la escuela inclusiva es la
 metodología cooperativa, que sustenta el aprendizaje en la interacción social entre iguales y en el establecimiento de un clima adecuado que facilite múltiples aprendizajes. 

A lo largo de las próximas páginas intentaremos detallar la fundamentación teórica de esta sorprendente metamorfosis de la escuela del siglo xx que, propulsada por los cambios sociales, culturales, políticos, económicos, etc., tiene como resultado una escuela con una mayor conciencia social y una mejor preparación para la consecución de aprendizajes efectivos.
 

El resultado final de la crisálida, desde el punto de vista pedagógico y teórico, da lugar a una mayor profesionalización de los maestros. El docente está hoy técnicamente más preparado y eso hace que el momento de cambio en el que nos encontramos inmersos obedezca más a una revolución de
 carácter científico que de otra índole. 

Dentro de esta evolución de la escuela el
 aprendizaje cooperativo es, en la actualidad, una de las herramientas más poderosas que tenemos para atender a la diversidad dentro de las aulas. A la diversidad de siempre, a la diversidad de ahora y a esa «otra diversidad» de la que trata este libro: los alumnos con altas capacidades. 

Junto con la utilización de otras medidas de tipo específico, como pueden ser los programas de enriquecimiento extracurricular, el uso de métodos cooperativos en el aula puede completar, de forma adecuada, un desarrollo equilibrado del alumno con altas capacidades en múltiples aspectos, al mismo tiempo que beneficia al resto del grupo clase y mejora el clima de convivencia.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario